Netanyahu se transforma en ¡®Abu Yair¡¯ para captar el voto ¨¢rabe en Israel
El primer ministro se presenta en campa?a como ¡°padre de Yair¡±, su primog¨¦nito, y promete mejorar las condiciones de vida de la principal minor¨ªa del pa¨ªs para impedir la victoria del bloque de oposici¨®n
Los carteles electorales que flanquean la autopista del norte de Israel cerca de Um al Fahm son id¨¦nticos a los del resto del Likud, pero el texto en caracteres ar¨¢bigos de la propaganda del partido conservador de Benjam¨ªn Netanyahu lo presenta como Abu Yair (el padre de Yair). En la tradicional sociedad ¨¢rabe, es muestra de respeto ser invocado como padre asociado al nombre del primog¨¦nito. Tras 12 a?os de dar la espalda desde el Gobierno a la principal minor¨ªa del pa¨ªs, que representa a un 20% de la poblaci¨®n, el jefe del Ejecutivo, padre de ...
Los carteles electorales que flanquean la autopista del norte de Israel cerca de Um al Fahm son id¨¦nticos a los del resto del Likud, pero el texto en caracteres ar¨¢bigos de la propaganda del partido conservador de Benjam¨ªn Netanyahu lo presenta como Abu Yair (el padre de Yair). En la tradicional sociedad ¨¢rabe, es muestra de respeto ser invocado como padre asociado al nombre del primog¨¦nito. Tras 12 a?os de dar la espalda desde el Gobierno a la principal minor¨ªa del pa¨ªs, que representa a un 20% de la poblaci¨®n, el jefe del Ejecutivo, padre de Yair Netanyahu, ha emprendido una ins¨®lita campa?a entre los ¨¢rabes de Israel ¡ªherederos de los palestinos que permanecieron en sus tierras tras el nacimiento del Estado jud¨ªo en 1948¡ª, a quienes promete mejorar sus condiciones de vida, y en particular poner fin a la inseguridad ciudadana que ensangrienta sus comunidades.
Por su similitud con Nablus, capital del norte de Cisjordania, Um al Fahm (56.000 habitantes) fue el escenario elegido para rodar los exteriores de Fauda, la serie emitida por Netflix cuya sincopada acci¨®n se desarrolla entre tiros en el marco de la ocupaci¨®n israel¨ª. Sus abigarradas edificaciones, que se dispersan por lomas y vaguadas, bordean el pared¨®n de cemento en la L¨ªnea Verde de separaci¨®n con el territorio palestino, 75 kil¨®metros al noreste de Tel Aviv. Junto con el resto de las poblaciones ¨¢rabes de Israel, esconde un arsenal de m¨¢s de 170.000 armas de fuego, muchas de ellas robadas al Ej¨¦rcito, en manos de clanes familiares que se reparten el control territorial y de bandas de delincuentes que se disputan todo tipo de tr¨¢ficos il¨ªcitos.
¡°El Likud pretende recabar votos entre los ¨¢rabes y hay sondeos que pronostican que puede obtener hasta dos esca?os suplementarios¡±, precisa a las afueras de Um al Fahm el analista Thabet Abu Rass, ¡°pero su principal objetivo ha sido dividir a la coalici¨®n Lista Conjunta ?rabe, y lo ha logrado¡±. La escisi¨®n de uno de los partidos integrados en esa alianza, que constituye la tercera fuerza de la Kneset (Parlamento), amenaza con dejar a la oposici¨®n a Netanyahu sin opciones para conformar una mayor¨ªa de bloqueo a su reelecci¨®n tras las legislativas de este martes.
El veterano primer ministro, con la maquinaria electoral perfectamente engrasada despu¨¦s de cuatro comicios generales en apenas dos a?os, propici¨® la salida del Partido Raam ¡ªala religiosa y conservadora de la Lista Conjunta¡ª, tras convencer a su l¨ªder, Mansour Abbas, de que podr¨ªa obtener mejores servicios p¨²blicos para sus votantes si contaba con el respaldo del nuevo Gobierno. ¡°No es de prever que Mansur entre en el Ejecutivo, pero, a cambio de una ruptura con el resto de la oposici¨®n, puede recibir la presidencia de una comisi¨®n parlamentaria clave en la distribuci¨®n de ayudas a las comunidades locales¡±, apunta Abu Rass, codirector de Iniciativa de Abraham, ONG enfocada en la integraci¨®n social de la comunidad ¨¢rabe. ¡°La cuesti¨®n que se debate en el fondo es si hay que solucionar primero los problemas reales de los ciudadanos¡±, concluye este experto, ¡°y dejar de considerar la ocupaci¨®n (israel¨ª) como el asunto prioritario¡±.
La elevada tasa de criminalidad en los distritos ¨¢rabes del norte y el sur de Israel, abandonados en gran medida a su suerte por el Gobierno central, ha acabado por indignar a la poblaci¨®n de origen palestino, que sufre un marcado d¨¦ficit en servicios, como vivienda y educaci¨®n, que le alejan del nivel de vida medio de la mayor¨ªa jud¨ªa no ultrarreligiosa. La muerte de un adolescente por una bala perdida en una refriega entre bandas rivales desat¨® a comienzos de este mes una movilizaci¨®n de rechazo con escasos precedentes, que culmin¨® con marchas a las que asistieron decenas de miles de personas. En lo que va de a?o, han perdido la vida 26 ¨¢rabes y palestinos ¡ªel ¨²ltimo, en la madrugada de este viernes en la comarca de El Tri¨¢ngulo, en torno a Um al Fahm¡ª en acciones violentas registradas en territorio israel¨ª. La polic¨ªa se limita a llevar la cuenta de los cr¨ªmenes, a pesar de que nueve de cada diez tiroteos se producen en las zonas habitadas por la principal minor¨ªa del pa¨ªs.
¡°El mismo Netanyahu, que ha discriminado con su pol¨ªtica a las comunidades ¨¢rabes de Israel y que impuls¨® la aprobaci¨®n de la Ley del Estado Naci¨®n Jud¨ªo, la norma que dej¨® de considerar el ¨¢rabe como lengua oficial, quiere sacar partido en las urnas de la ola de violencia¡±, advierte el diputado Yusef Yabarin, situado en el polo laico y de izquierdas de la Lista Conjunta. ¡°Bibi (apodo del primer ministro) solo quiere tener la mayor¨ªa en la Kneset para gobernar y gozar de inmunidad frente a las imputaciones por corrupci¨®n¡±, sentencia, tras recordar que en los ¨²ltimos tres meses ha visitado 15 ciudades ¨¢rabes en campa?a, cinco veces m¨¢s que en los 12 a?os anteriores.
Nacido en Um al Fahm, el profesor de derecho Yabarin reconoce que la decisi¨®n del islamista Abbas de romper con la alianza electoral ¨¢rabe puede hacerles perder m¨¢s de una tercera parte de sus esca?os. ¡°Los partidos ¨¢rabes no entraremos en un Gobierno de coalici¨®n de mayor¨ªa jud¨ªa sionista¡±, zanja de entrada. ¡°Sin embargo, podemos bloquear a Netanyahu y apoyar desde fuera una alternativa, como ya hicimos en 1992 en la investidura del laborista Isaac Rabin con un programa de acuerdo de paz con los palestinos¡±, precisa. Defiende que la creaci¨®n de una polic¨ªa propia para la comunidad ¨¢rabe puede ser la compensaci¨®n exigida por el respaldo parlamentario al frente anti Netanyahu: ¡°Aqu¨ª nadie se f¨ªa de la polic¨ªa israel¨ª. Para acabar con la inseguridad necesitamos agentes que no dependan del Ministerio de Seguridad P¨²blica (con competencia policial exclusiva en Israel).
¡±Si el partido Raam (acr¨®nimo hebreo de Lista Unida ?rabe) de Mansur supera el list¨®n del 3,25% de los votos nacionales, como apuntan las ¨²ltimas encuestas, y logra entrar en la Kneset con un m¨ªnimo de cuatro esca?os, puede jugar la baza de la colaboraci¨®n con el Likud y propiciar la reelecci¨®n de Netanyahu sin necesidad de integrarse en la coalici¨®n gubernamental. La participaci¨®n electoral ser¨¢ clave para decantar el sentido del voto ¨¢rabe. Cuando se presentan todos los partidos unidos en la Lista Conjunta suele superar el 65% del censo, ligeramente por debajo de la media israel¨ª. Cuando hay divisi¨®n ante las urnas, como ocurri¨® en los comicios de septiembre de 2019, la abstenci¨®n se dispara entre sus tradicionales electores.
Uniformado de negro como un chef de las mejores cocinas de Tel Aviv, Ahmed Hasgan Daud, de 39 a?os, prepara una especialidad de pollo en el restaurante Maadab, que dirige en el centro de Um al Fahm. ¡°Nosotros luchamos por defender nuestra presencia en esta tierra, y despu¨¦s de m¨¢s de 70 a?os no ha habido integraci¨®n en Israel. Los palestinos no tenemos ninguna influencia en la Kneset¡±, justifica Daud su decisi¨®n de abstenerse en las legislativas del martes. ¡°Nuestra sociedad est¨¢ abandonada por el Gobierno israel¨ª. No le importamos nada¡±, reflexiona en voz alta, mientras responsabiliza a la Lista Conjunta de su desencanto de la pol¨ªtica. ¡°Mansur, al menos, act¨²a con pragmatismo y no oculta lo que va a hacer¡±.
La tradicional autoridad de los clanes palestinos sobre sus miembros se ha ido desvaneciendo conforme se modernizaba la sociedad ¨¢rabe de Israel. Ese vac¨ªo ha sido ocupado por el crimen organizado en ausencia de las fuerzas de seguridad. Las bandas ofrecen adem¨¢s a muchos j¨®venes una salida que no hallan en el mercado de trabajo. ¡°El fracaso es compartido por el Gobierno, que no invierte en esta zona; la polic¨ªa, que no previene los delitos, y la sociedad, que no asume la responsabilidad de educar sus hijos¡±, admite el alcalde de Um al Fahm, el independiente Shamir Mahamid.
¡°La gente se siente insegura en su propia casa. La violencia se vive a diario, desde una simple pelea por una plaza de aparcamiento hasta llegar a las amenazas de familias mafiosas¡±, precisa el regidor, quien recuerda con escepticismo las promesas de equipamientos p¨²blicos y despliegue policial que Netanyahu le hizo en una reciente visita a la ciudad. ¡°Tenemos que aprovecharlo. Es ahora o nunca. Al menos habr¨¢ m¨¢s comisar¨ªas. Pero nuestros grandes problemas son la educaci¨®n y los servicios sociales: de los 18.000 alumnos del municipio, 8.500 pertenecen a familias desestructuradas, sin empleo fijo y con carencias de vivienda¡±.
El abogado Taufik Said Yabarin, de 53 a?os, seguir¨¢ votando a la Lista Conjunta, pese a reconocer que vive una situaci¨®n de desigualdad, de ciudadano de segunda clase. ¡°En estas elecciones, los palestinos de Israel lidiamos con la paradoja de tener que elegir entre lo malo conocido, el statu quo de Netanyahu, y lo peor por conocer, con la presencia de otros l¨ªderes radicales de la derecha nacionalista¡±, razona ante su despacho de Um al Fahm, donde se atisba en la pared un mapa de la Palestina hist¨®rica del mandato brit¨¢nico anterior al Estado jud¨ªo, desde el r¨ªo Jord¨¢n hasta el mar Mediterr¨¢neo, que muchos ¨¢rabes de Israel siguen a?orando. En las legislativas de 2015, las ¨²ltimas que gan¨® con claridad, Netanyahu moviliz¨® a sus partidarios en la misma jornada electoral con el ancestral grito de alarma de los kibutz jud¨ªos: ¡°?Que vienen las hordas ¨¢rabes (a votar)!¡±. Ahora les corteja sin recato en pos de su sufragio.