Claudia Allegrini: ¡°Cuando Lorenzo desapareci¨®, me part¨ª en dos¡±
La viuda del desaparecido argentino Lorenzo Vi?as espera desde hace 22 a?os que la justicia italiana llegue adonde no lo ha hecho la brasile?a. El militar responsable de asesinar a su marido en 1980, vive libre en Brasil
Claudia Allegrini espera desde hace 22 a?os que la justicia italiana llegue donde no lo ha hecho la brasile?a: a condenar por cr¨ªmenes de lesa humanidad a militares de Brasil que participaron en la Operaci¨®n C¨®ndor. En 1999, Allegroni present¨® cargos en Italia contra cuatro uniformados brasile?os por el secuestro y las torturas infligidas al italo-argentino Lorenzo Vi?as Gigli. Hijo del escritor y cr¨ªtico literario David Vi?as, Lorenzo era su marido y su beb¨¦ a¨²n no hab¨ªa cumplido el mes cuando fue detenido y desaparecido. ¡°Italia permite que se pueda juzgar en ausencia¡±, cuenta al explicar por qu¨¦ eligi¨® la justicia de ese pa¨ªs.
El juicio comenz¨® en 2001 y Allegrini viaj¨® para declarar en 2016. La sentencia se esperaba para una fecha cercana, pero las nuevas restricciones impuestas por la pandemia han vuelto a dilatarla. ¡°Es una verg¨¹enza, estoy indignada. Por la demora ya murieron tres, solo queda vivo Atila Rohrsetzer¡±, lamenta. El acusado se desempe?aba como director de la Divisi¨®n Central de Informaciones de Rio Grande do Sul, regi¨®n brasile?a fronteriza con Argentina y Uruguay, cuando ocurrieron los hechos juzgados.
El 26 de junio de 1980, Vi?as subi¨® a un autob¨²s en la ciudad argentina de Santa Fe con destino a R¨ªo de Janeiro. Hac¨ªa un a?o que ¨¦l y su esposa hab¨ªan regresado a Argentina del exilio para participar de la contraofensiva de la guerrilla Montoneros contra la dictadura, pero se hab¨ªan desconectado de la organizaci¨®n y quer¨ªan volver a salir del pa¨ªs. Ten¨ªan una hija reci¨¦n nacida y, para evitar riesgos, ¨¦l se adelant¨®. Nunca lleg¨® a R¨ªo. Seg¨²n la querella, militares brasile?os lo detuvieron en cuanto cruz¨® la frontera y lo torturaron durante cuatro d¨ªas antes de devolverlo a Argentina, en manos de sus colegas del pa¨ªs vecino.
¡°Hace a?os, Atila dio una entrevista a un medio brasilero y habl¨® de Lorenzo. ?l presenci¨® las torturas en esos cuatro d¨ªas que lo tuvieron en Brasil¡±, asegura Allegrini en un caf¨¦ de Buenos Aires. De una bolsa saca las libretas que tiene ordenadas por pa¨ªses suramericanos. Como empleada de la secretar¨ªa de Derechos Humanos de Argentina y tambi¨¦n a t¨ªtulo personal ha visitado cada uno de ellos en busca de pruebas sobre la Operaci¨®n C¨®ndor, el pacto establecido en 1975 entre seis dictaduras del continente para intercambiar informaci¨®n y colaborar en secuestros y asesinatos de disidentes pol¨ªticos.
Al dejar de tener noticias de ¨¦l, su esposa lo busc¨® por todos lados, con la beb¨¦ a cuestas, sin ning¨²n resultado. ¡°Cuando Lorenzo desapareci¨® me part¨ª en dos. Cri¨¦ a mi hija y lo busqu¨¦¡±, recuerda. Ha venido a la entrevista con la ¨²ltima fotograf¨ªa que se tomaron los tres: ¡°A pesar de que a la vuelta de la esquina ten¨ªamos la muerte, viv¨ªamos con una gran felicidad. Confi¨¢bamos en lo que est¨¢bamos haciendo¡±. El mundo que so?aban para sus hijos era mucho mejor que el actual, ¡°donde seis de cada diez ni?os argentinos son pobres¡±, subraya. Tiene 62 a?os y habla pausado, con una voz firme que a ratos se quiebra por el dolor de los recuerdos evocados.
Allegrini tard¨® catorce a?os en tener noticias de Vi?as. El 18 de julio de 1994, la misma ma?ana en que estall¨® la bomba contra la mutual jud¨ªa AMIA en Buenos Aires, Allegrini ten¨ªa en sus manos el testimonio de Silvia Tolchinsky, superviviente de la dictadura militar. ¡°Lo le¨ª una sola vez. No pude volver a leerlo nunca m¨¢s¡±, asegura Allegrini. ¡°Ella escuch¨® sus gritos cuando lo torturaban. Lo vio encadenado con grilletes en los tobillos y las mu?ecas. Lo ten¨ªa todo gangrenado¡±, se?ala. Seg¨²n Tolchinsky, las torturas ocurrieron en una casa cerca de la guarnici¨®n militar de Campo de Mayo, la m¨¢s grande de Argentina.
¡°Silvia ten¨ªa hijos y Lorenzo le preguntaba por ellos para imaginarse qu¨¦ har¨ªa la nuestra¡±, contin¨²a. Lo tuvieron detenido de forma ilegal durante tres meses. Como tantos otros secuestrados, se sospecha que lo asesinaron arroj¨¢ndolo al R¨ªo de la Plata drogado en los llamados ¡°vuelos de la muerte¡±.
Allegrini logr¨® que se hiciese justicia en Argentina. El secuestro y desaparici¨®n de Vi?as fue uno de los casos por los que se conden¨® a la plana mayor del Batall¨®n de Inteligencia 601 en 2007, en el primer juicio tras la abolici¨®n de las leyes de Obediencia debida y Punto final. ¡°Me dio medianamente paz¡±, expresa. Desde entonces, se dictaron 250 sentencias en juicios por cr¨ªmenes de lesa humanidad y 1.013 personas han sido condenadas, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Procuradur¨ªa especializada en estos delitos.
Con la causa abierta en Italia, esta investigadora pelea para que la justicia se extienda a toda la regi¨®n: ¡°Se est¨¢n beneficiando otros pa¨ªses de los juicios que aqu¨ª se ha hecho¡±. En casa, sin embargo, cree que el trabajo pendiente es ¡°investigar las violaciones de derechos humanos perpetradas hoy, en democracia¡±.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.