La tensi¨®n geopol¨ªtica y la pandemia desgastan a marchas forzadas a la c¨²pula de la UE
En poco m¨¢s de un a?o en sus cargos, Michel, Von der Leyen y Borrell acumulan errores y tropiezos en medio de un escenario pol¨ªtico y econ¨®mico marcado por grandes dificultades
Los llamados top jobs de la UE se ocuparon hace apenas 18 meses, pero algunos de sus titulares acusan ya un desgaste pol¨ªtico m¨¢s propio de un final de mandato que de la primera parte de una legislatura que terminar¨¢ en 2024. La tensi¨®n geopol¨ªtica reinante y la crisis sanitaria y econ¨®mica provocada por la pandemia de covid-19 han erosionado al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; a la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, y al Alto Representante de Pol¨ªtica Exterior, Josep Borrell. Los tres han cometido, adem¨¢s, importantes errores de c¨¢lculo pol¨ªtico y han librado una sorda pero dura batalla por el protagonismo internacional que les ha reportado m¨¢s da?o que credibilidad.
Este mismo lunes Michel y Von der Leyen deber¨¢n dirimir ante el Parlamento Europeo las diferencias que quedaron de manifiesto durante su reciente visita a Ankara por un fallo de protocolo sospechosamente machista que releg¨® a la presidenta de la Comisi¨®n sin que el presidente del Consejo hiciera nada por impedirlo. Ese choque llegaba unas semanas despu¨¦s de que Borrell protagonizase en Mosc¨² otro viaje desastroso para la imagen internacional de la UE. Hasta ahora, de los cuatro altos cargos elegidos en 2019 solo la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha salido casi indemne del primer a?o y medio de mandato, aunque tambi¨¦n ha tenido alg¨²n resbal¨®n.
Lagarde llevaba poco m¨¢s de cuatro meses en Fr¨¢ncfort cuando cometi¨® el error de asegurar: ¡°No estamos aqu¨ª para frenar las primas de riesgo, no es la funci¨®n del BCE¡±. La frase alter¨® bruscamente los mercados en pleno estallido de la pandemia y se interpret¨® como el final de la era de Mario Draghi, marcada por el intervencionismo del BCE para contener los ataques especulativos contra la zona euro y contra sus miembros m¨¢s vulnerables.
Lagarde rectific¨® inmediatamente y desde entonces se ha afianzado en un cargo donde Draghi hab¨ªa dejado el list¨®n muy alto. A favor de la francesa ha jugado su menor exposici¨®n p¨²blica, con poco m¨¢s de una rueda de prensa al mes y solo un pu?ado de medios establecidos de manera permanente en Fr¨¢ncfort.
Peor suerte ha corrido el resto del cuarteto seleccionado en 2019. Michel se estren¨® con una cumbre sobre presupuestos que fracas¨® estrepitosamente (en febrero de 2020) y su valoraci¨®n se ha situado en m¨ªnimos tras el choque con Von der Leyen durante el encuentro con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
Mientras, la presidenta de la Comisi¨®n sufri¨® a principios de este a?o su mayor patinazo, con la aprobaci¨®n de un proyecto de Reglamento sobre control de exportaciones que puso en peligro el reci¨¦n logrado acuerdo de post-Brexit con el Reino Unido. La alemana dio marcha atr¨¢s de inmediato. Pero el fallo, achacado a la falta de consulta con otros comisarios, revel¨® las carencias de un liderazgo encerrado en s¨ª mismo y sin la complicidad de una buena parte de la Comisi¨®n Europea.
El mayor batacazo de Borrell lleg¨® en Mosc¨², durante una rueda de prensa en la que el jefe de la diplomacia europea fue vapuleado por un ministro ruso de Exteriores, Sergu¨¦i Lavrov, que aprovech¨® la falta de preparaci¨®n del viaje por parte de la delegaci¨®n europea. Fuentes comunitarias creen que el espa?ol a¨²n no se ha recuperado de aquel choque y ha agravado los problemas de imagen de un vicepresidente que desde su llegada a Bruselas no ha logrado consolidarse como un peso pesado dentro del entramado comunitario.
Las fuentes consultadas en Bruselas reconocen que la actual c¨²pula de la UE se ha enfrentado a una coyuntura geopol¨ªtica y econ¨®mica de una dificultad con pocos precedentes. Al tremendo impacto sanitario y social de la pandemia se ha sumado una creciente tensi¨®n con la Rusia de Vlad¨ªmir Putin y continuos roces con la Turqu¨ªa de Erdogan. Solo el fin de la era de Donald Trump y la r¨¢pida llegada de las vacunas contra la covid-19 ha ofrecido cierto alivio a los dirigentes comunitarios.
Se apunta tambi¨¦n en Bruselas que algunos de los tropiezos se han debido a la propia complejidad de la UE, con estructuras que se solapan y competencias no siempre bien delimitadas. Pero no falta quien achaque los problemas a un sistema de selecci¨®n de los altos cargos que, en aras del consenso, a veces renuncia a los nombramientos m¨¢s adecuados y se conforma con los perfiles menos inc¨®modos.
La Uni¨®n no tiene un director de reparto, sino 27, tantos como jefes de Estado o de Gobierno se sientan en el Consejo Europeo. Ese fue el foro del que sali¨® elegida la actual c¨²pula comunitaria tras una largu¨ªsima cumbre europea (en julio de 2019) que lleg¨® a los cuatro nombres sobre la base de descartar las primeras opciones que hab¨ªa sobre la mesa. Los equilibrios de g¨¦nero, color pol¨ªtico y nacionalidad completaron los criterios para encajar a golpe de regateo y concesiones las cuatro piezas del rompecabezas comunitario.
La eurodiputada Iratxe Garc¨ªa, l¨ªder del grupo socialista en el Parlamento Europeo, cree que ¡°no hubo un problema de casting, todas las personas elegidas tienen una gran capacidad de trabajo y de an¨¢lisis¡±. Pero en el camino se quedaron apuestas iniciales para la presidencia de la Comisi¨®n como el eurodiputado y l¨ªder del grupo popular (PPE), Manfred Weber; o el socialista Frans Timmermans y la liberal Margrethe Vestager, ambos con un lustro de experiencia en la Comisi¨®n Europea. Los tres hab¨ªan sido cabezas de lista de sus respectivas formaciones en las elecciones al Parlamento Europeo, ganadas por el PPE de Weber. Pero fueron rechazados por una buena parte del Consejo.
El regateo por los otros puestos tambi¨¦n elimin¨® a Michel Barnier, exitoso negociador europeo del Brexit, a Kristalina Georgieva, recolocada finalmente al frente del Fondo Monetario Internacional, o al presidente del Bundesbank, Jens Wiedmann, que sigue al frente del banco central alem¨¢n.
¡°Al final se opt¨® por tener una Comisi¨®n m¨¢s d¨¦bil poniendo al frente a Von der Leyen, cuyo peso pol¨ªtico en aquellos momentos era limitado¡±, diagnostica Ernest Urtasun, eurodiputado del grupo de los Verdes. Urtasun cree que a ello se a?ade ¡°un problema estructural, con dos presidencias, la del Consejo y la de Comisi¨®n, compitiendo a veces por ocupar el mismo espacio¡±.
El diplom¨¢tico belga Fran?ois Roux, que fue jefe de gabinete de Michel durante los primeros meses de su mandato, considera que el llamado sofagate ha sacado a la luz de forma brutal las divergencias internas en la UE respecto a las relaciones exteriores. ¡°El incidente diplom¨¢tico de Ankara [Von der Leyen fue relegada a un sof¨¢, a otro nivel que Michel y Erdogan] ha da?ado la credibilidad de ambos presidentes y tambi¨¦n de la UE¡±, concluye Roux, ahora miembro del centro de estudios Egmon Institute, en un an¨¢lisis publicado la semana pasada.
Pero la rivalidad entre el belga y la alemana parece ir m¨¢s all¨¢ de un mero conflicto competencial y el incidente en torno a la silla de Ankara ha revelado una inquina que ha sorprendido en Bruselas. El tinte sexista del encontronazo entre Michel y Von der Leyen ha complicado a¨²n m¨¢s la b¨²squeda de una salida negociada.
Iratxe Garc¨ªa ha defendido que en el debate parlamentario de este lunes se separase el an¨¢lisis de la relaci¨®n con Turqu¨ªa del incidente entre Michel y Von der Leyen, para poner de relieve el car¨¢cter machista del sofagate. Pero populares, liberales y verdes han cerrado filas para fusionar ambos asuntos y evitar a Michel un inc¨®modo rifirrafe sobre su actitud durante el encuentro con Erdogan. ¡°El Tratado no se va a cambiar as¨ª que Michel y Von der Leyen tendr¨¢n que pasar p¨¢gina y aprender a convivir¡±, zanja una fuente diplom¨¢tica de uno de los pa¨ªses m¨¢s poblados de la Uni¨®n.
La acumulaci¨®n de roces y tropiezos han provocado un acelerado deterioro de la c¨²pula de la UE. Michel es el que se encuentra en una posici¨®n m¨¢s delicada porque su mandato inicial es de dos a?os y medio y necesita el visto bueno del Consejo Europeo, por mayor¨ªa cualificada, para completar los cinco a?os de la legislatura.
Von der Leyen en principio tiene garantizado el cargo hasta 2024, salvo que el Parlamento Europeo optase por una moci¨®n de censura, algo impensable en estos momentos. Borrell tambi¨¦n tiene pr¨¢cticamente blindado su mandato como vicepresidente de la Comisi¨®n, aunque su cargo como Alto Representante puede ser revocado por el Consejo por mayor¨ªa cualificada.
Pero los tres disponen todav¨ªa de amplio margen para reivindicar su labor en Bruselas. Michel cuenta en su haber con el hist¨®rico acuerdo del a?o pasado sobre el fondo de recuperaci¨®n contra la pandemia. Von der Leyen se ha puesto al frente de unas campa?as de vacunaci¨®n que tras los traqueteos iniciales han logrado ya una importante velocidad de crucero. Borrell, por su parte, parece a punto de resucitar el acuerdo nuclear con Ir¨¢n tras la salida de Trump de la Casa Blanca.
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