Un nuevo salvavidas en el Mediterr¨¢neo
EL PA?S acompa?a a M¨¦dicos Sin Fronteras en su primera misi¨®n del a?o para rescatar migrantes a la deriva frente a las costas libias
En esta ¨¦poca del a?o, con la llegada del buen tiempo, las pateras vuelven a salir al mar Mediterr¨¢neo. Miles de migrantes, v¨ªctimas de las mafias, suben a endebles embarcaciones desde las costas de Libia y T¨²nez hacia Europa, arriesgando su vida en una de las rutas migratorias m¨¢s peligrosas (la del Mediterr¨¢neo central), en la que solo en lo que va de a?o 632 personas han muerto, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM). Pero esta es tambi¨¦n la ¨¦poca del a?o en la que las ONG humanitarias, como M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF), se movilizan para salvar vidas. La organizaci¨®n, que lleva operando en esta zona desde 2015, vuelve esta vez al mar con un nuevo barco, el Geo Barents, un enorme buque de 76,95 metros de eslora cargado con toneladas de ropa, comida y medicinas para asistir a quienes encuentren a la deriva, aterrados, en la ruta migratoria m¨¢s mort¨ªfera hacia el Viejo Continente.
Esta semana, la actividad en el Geo Barents bulle. El buque, que parti¨® el 13 de mayo de Alesund (Noruega), surc¨® las aguas del Atl¨¢ntico y borde¨® el noroeste de Europa, las costas francesas, y la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Amarr¨® en el puerto de Algeciras para por fin poner rumbo a la zona de rescate (llamada SAR por las siglas inglesas de Search and Rescue, B¨²squeda y Rescate), frente a las costas libias. Estos d¨ªas de relativa calma, la tripulaci¨®n aprovecha para estudiar, repasar y volver a comprobar los protocolos de salvamento. Pero tambi¨¦n para terminar de familiarizarse con la enorme nave, que en su d¨ªa se dedicaba a buscar gas y petr¨®leo en las profundidades del golfo de M¨¦xico, pero que ahora ha sido reciclada para buscar migrantes en la inmensidad del mar.
El Geo Barents es el barco m¨¢s grande de los seis en los que ha trabajado la ONG hasta ahora. Tiene capacidad para m¨¢s de 300 personas y lleva un cargamento de una tonelada de medicinas, 1.200 mantas y 12,5 toneladas de comida para poder aguantar semanas en alta mar. Barbara Deck, una canadiense de 33 a?os que ha trabajado en pa¨ªses como Sud¨¢n y Siria, lidera la misi¨®n de MSF. Cada ma?ana a las 8.30, puntual, re¨²ne a todo su equipo (19 personas entre m¨¦dicos, logista, mediador cultural y rescatistas) para organizar el resto del d¨ªa. ¡°[Los migrantes] Pasan tantas penurias que es fundamental que se sientan a salvo¡±, explica Katrin Brubakk, responsable de salud mental de la ONG.
Si el tiempo es bueno, toca simular un rescate con dos lanchas r¨¢pidas (RHIB). La jefa de los salvamentos, Ani Montes, controla desde el puesto de mando las maniobras, junto con Salah Dusuki, el mediador cultural que habla ¨¢rabe ¡ªadem¨¢s de ingl¨¦s y noruego¡ª. A bordo de cada lancha van cuatro rescatistas. En la proa de la RHIB 2, el l¨ªder da las instrucciones al resto para que la embarcaci¨®n se mantenga estable cuando suban los migrantes desde las pateras, y posteriormente les acerquen al Geo Barents, donde ya por fin estar¨¢n a salvo. Este par de lanchas ¡ªcon capacidad para unas 35 personas¡ª van cargadas con dos grandes sacos en los que hay 30 chalecos salvavidas. Comienza el simulacro.
Un mu?eco del tama?o de un adulto ¡ªvestido con un mono naranja mojado (para que pese m¨¢s porque los migrantes est¨¢n empapados despu¨¦s de horas a la deriva) y una boya haciendo las veces de cabeza¡ª es arrojado al agua. Una de las lanchas aumenta la velocidad y vira para rescatarlo a toda prisa. David Molina y Julie Melichar, que van en la lancha, le levantan por las axilas para subirlo a bordo y poder continuar con la siguiente fase.
Una vez en las lanchas, los rescatistas recuerdan que en este momento es fundamental mantener la calma para poder acercar a los migrantes hasta el Geo Barents sin incidentes. Cuando las lanchas se aproximen a uno de los laterales del buque, los rescatados deber¨¢n sacar el ¨²ltimo suspiro que les queda de fuerzas para subir a cubierta por una escalerilla met¨¢lica. All¨ª les esperar¨¢n Madeleine Habib y ?ngel Lizama Sierra, que est¨¢ sujeto con un arn¨¦s. Todo indica, incluido en este simulacro, que su mano es la que recibir¨¢n los inmigrantes cuando suban al barco. Cuando termina el ejercicio, se analiza lo que ha salido bien y lo que se puede mejorar. Todo tiene que quedar claro porque, adem¨¢s, este a?o la ONG tiene la dificultad a?adida de mantener a raya a la covid-19 por si hubiera alg¨²n rescatado contagiado.
Curso de mascarillas
Stephanie, la jefa del equipo m¨¦dico que prefiere no dar su apellido, aprovecha estos momentos de preparaci¨®n para dar un peque?o cursillo de mascarillas: la FFP2 para atender a los migrantes; las higi¨¦nicas para las rondas de vigilancia; y una de tela blanca y lavable para los reci¨¦n rescatados. Mientras, la doctora Georgina Woolveridge explica el largo y cuidadoso proceso que conlleva ponerse y quitarse el Equipo de Protecci¨®n Individual (EPI) que tiene que llevar toda la tripulaci¨®n. ¡°Ten¨¦is que imaginaros que est¨¢is cubiertos por un l¨ªquido y no quer¨¦is salpicar a nadie¡±, enfatiza. Y Silvia Kennedy, una enfermera brit¨¢nica con experiencia tratando a pacientes de coronavirus, ense?a a identificar algunas enfermedades como la sarna, muy com¨²n entre los migrantes por las condiciones en las que han vivido en pa¨ªses como Libia.
MSF, que en sus misiones de rescate ha atendido ya a 81.540 personas, ha trazado un recorrido que divide el barco en tres zonas: roja, amarilla y verde. En caso de que haya alguien con s¨ªntomas compatibles con la covid-19, hay preparada un ¨¢rea de aislamiento. Se ha habilitado un camarote espec¨ªfico donde los rescatistas dejar¨¢n su ropa para desinfectarla y lavarla de inmediato. Nada m¨¢s subir al barco, los m¨¦dicos tomar¨¢n la temperatura de los migrantes, que ser¨¢n distribuidos en dos cubiertas, una encima de la otra. Arriba estar¨¢n las mujeres y los ni?os; abajo, los hombres. Durante el d¨ªa se podr¨¢n visitar unos a otros, pero por las noches, no.
En lo que va de a?o, han llegado a las costas italianas alrededor de 13.757 migrantes, en comparaci¨®n con los 4.237 del mismo periodo del a?o anterior, seg¨²n el Ministerio de Interior italiano. ¡°Esto supone un aumento en la salida de embarcaciones, pero tambi¨¦n un aumento en las p¨¦rdidas de vidas¡±, se lamenta Deck. Es imposible hacer predicciones sobre lo que va a ser esta misi¨®n, pero lo que es seguro es que habr¨¢ mucha actividad.
Inesperado primer rescate
A su paso por el estrecho de Gibraltar antes de enfilar hacia el Mediterr¨¢neo, el Geo Barents hizo una parada t¨¦cnica en la costa de Algeciras para recoger un cargamento de suministros. El barco no atrac¨® en el puerto, sino que la carga fue trasferida de otro bote m¨¢s peque?o con bandera espa?ola. Mientras los operarios estaban subiendo con la gr¨²a la carga, algo llam¨® la atenci¨®n de una de las tripulantes de MSF y en segundos se encendi¨® la alarma al grito de las palabras m¨¢s temidas: man overboard (hombre al agua). Todo era un poco confuso. ?Se hab¨ªa ca¨ªdo alguien? ?Podr¨ªan ser migrantes? La respuesta fue inmediata. El bote de salvamento del propio barco zarp¨® en segundos hacia lo que parec¨ªan desde cubierta tres cabezas. Los rescatistas y el personal m¨¦dico salieron a cubierta. MSF inform¨® a las autoridades espa?oles de que hab¨ªa encontrado a tres personas nadando a la deriva y fueron transferidas a un barco de la guardia costera espa?ola. Se puede decir que el Geo Barents realiz¨® su primer rescate mucho antes de llegar a la zona SAR (de rescate). Desde el buque se pod¨ªa trazar un tri¨¢ngulo con la mirada: a un lado Espa?a, de frente el Reino Unido, al otro, ?frica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.