Carlos Chamorro, desde su exilio en Costa Rica: ¡°Ortega quiere rehenes para negociar¡±
El periodista relata la estrategia represiva que esconde la oleada de detenciones emprendida por el presidente de Nicaragua de cara a las elecciones de noviembre
El periodista Carlos Fernando Chamorro (Managua, 1956), director de Confidencial y ¨²ltimo premio Ortega y Gasset de periodismo, regres¨® a Nicaragua para hacer el oficio que lleva desempe?ando toda su vida, pero la cacer¨ªa contra opositores pol¨ªticos, sociales o period¨ªsticos ¡ªy sus familias¡ª que est¨¢ llevando a cabo el Gobierno de Daniel Ortega lo han obligado a un nuevo exilio. Su hermana, la candidata presidencial que encabezaba las encuestas, Cristiana Chamorro, est¨¢ detenida y aislada en su casa y solo unas horas despu¨¦s de esta entrevista se anunci¨® la detenci¨®n de otro hermano, Pedro Joaqu¨ªn, tambi¨¦n hijo del hist¨®rico periodista que provoc¨® el alzamiento contra Somoza. Desde su exilio en Costa Rica, Carlos Fernando atiende v¨ªa telef¨®nica a El PA?S para decir que tuvo que salir de Nicaragua para poder seguir haciendo periodismo.
Pregunta. ?Hacia d¨®nde va esta estrategia? ?Qu¨¦ tiene en la cabeza Daniel Ortega con esta oleada de detenciones masivas?
Respuesta. El objetivo es hacer un despliegue de fuerza para no dejar ninguna duda de su prop¨®sito: cerrar el espacio pol¨ªtico, cerrar la competencia pol¨ªtica y cerrar la posibilidad de que le rebase la protesta c¨ªvica, porque no solo han eliminado candidatos que ser¨ªan competidores en una elecci¨®n, est¨¢n eliminando a l¨ªderes relacionados con el movimiento de protestas de 2018.
P. Entre los detenidos este mes hay militares, miembros de la sociedad civil, periodistas, precandidatos¡ ?Cu¨¢l es el mensaje?
R. Es un mensaje de terror a la sociedad, a los liderazgos pol¨ªticos, al sector empresarial, al liderazgo de la Iglesia cat¨®lica y al pueblo en general. Al mismo tiempo, es un mensaje a la comunidad internacional. A Estados Unidos, a la Organizaci¨®n de Estados Americanos y a la Uni¨®n Europea. B¨¢sicamente Ortega est¨¢ diciendo: ¡°Ya estamos en 2022¡±. Es decir, las elecciones de noviembre no ser¨¢n justas, ni transparentes, ni habr¨¢ competencia pol¨ªtica, pero, en todo caso, hablaremos despu¨¦s del 7 de noviembre [fecha de los comicios], sobre estos 21 rehenes [en referencia a los l¨ªderes pol¨ªticos, sociales o periodistas detenidos] y los otros 120 presos pol¨ªticos que tenemos. Es decir, Ortega asumi¨® los costos de la dictadura y el costo de las masacres de abril de 2018 que siguen en la impunidad y que forman parte del hoyo en el que entraron ¨¦l, su esposa, Rosario Murillo, y la c¨²pula gobernante. Ortega ratifica que su r¨¦gimen se atornilla por la fuerza al poder y se prepara para las reacciones de la comunidad nacional e internacional, para lo cual tiene capturados a esos rehenes.
P. Ortega ha despreciado los intentos de mediaci¨®n de Espa?a, M¨¦xico y Argentina. ?Querr¨¢ hacerlo con Estados Unidos?
R. S¨ª, pero la negociaci¨®n ser¨¢ despu¨¦s de su reelecci¨®n, ahora quiere mandar este mensaje de poder y para ello necesita a los detenidos. Ortega no est¨¢ pensando en estatizar la econom¨ªa o en imponer un modelo tipo Cuba o Venezuela, su modelo sigue siendo una dictadura pol¨ªtica con mercado, una dictadura pol¨ªtica con un sector empresarial no solo nicarag¨¹ense, sino tambi¨¦n regional que se adapta a ese r¨¦gimen de dictadura pol¨ªtica, y ese es el mensaje que quiere enviar, hacia eso vamos y m¨¢s adelante negociaremos sobre el resto. Los intentos de mediaci¨®n de Espa?a, Argentina y M¨¦xico fueron despreciados por el r¨¦gimen, pero supe tambi¨¦n que hubo un amago de la diplomacia norteamericana por abrir un canal de di¨¢logo con Ortega y este contest¨®: ¡°No, aqu¨ª no hay nada de que hablar hasta despu¨¦s de las elecciones¡±. Entonces, el concepto de rehenes, de la radicalizaci¨®n y del cierre del espacio pol¨ªtico no es para negociar nada antes del 7 de noviembre. En todo caso, despu¨¦s de su reelecci¨®n.
P. En 2018 las protestas tomaron las calles, pero ahora da la impresi¨®n de que triunf¨® el miedo
R. Hay un estado de indefensi¨®n total. Hay un despliegue masivo de patrullas policiales fuertemente armadas, y no se trata solo de lo ocurrido en este ¨²ltimo mes de detenciones, es decir, de manera preventiva se ha detenido a gente que sale a la calle con una bandera nacional, por ejemplo. Hay muchos ejemplos al respecto contra cualquiera que exprese un gesto patri¨®tico. Est¨¢ documentado el caso de Jorge Luis Rugama, que lo mataron en la Trinidad el 19 de julio del 2020 porque grit¨®: ¡°Viva Nicaragua libre¡±, y en una caravana de sandinistas se baj¨® un tipo del carro y le peg¨® un balazo en la cabeza y lo mat¨®. Es decir, hay un r¨¦gimen de terror que no se hizo en este mes, sino que act¨²a desde hace tiempo a manos de fuerzas paramilitares que persiguen y secuestran. Ha impuesto un estado de miedo generalizado que ahora se nota en el hecho de que la gente tiene miedo a opinar y a los periodistas independientes nos est¨¢n encerrando las fuentes o estas huyen al exilio para protegerse.
P. Con esta estrategia, ?qu¨¦ tiene Ortega en la cabeza, impedir una derrota electoral como la de 1990 o las revueltas de 2018?
R. Claramente 2018. Lo que est¨¢ presente es la rebeli¨®n del pueblo cuando tom¨® las calles y lo coloc¨® al borde de una crisis total. En aquel entonces la gente gritaba ¡°Ortega y Somoza son la misma cosa¡±. O sea, la maquinaria del fraude electoral no se invent¨® ahora, Ortega se prepar¨® para no perder nunca una elecci¨®n, pero lo que Ortega dijo el otro d¨ªa fue: ¡°Lo que yo estoy reprimiendo, lo que nunca voy a permitir es que el pueblo recupere las calles¡±, ese es el mensaje que est¨¢ lanzando.
P. La comunidad internacional ha sido despreciada en sus intentos de mediaci¨®n, ?qui¨¦n puede influir en Ortega?
R. Nadie de la izquierda democr¨¢tica latinoamericana, incluyendo a Lula [da Silva, expresidente de Brasil, del Partido de los Trabajadores], tiene inter¨¦s en levantar un puente de influencia o de comunicaci¨®n sobre Ortega. Hay coincidencia ideol¨®gica con Cuba y Venezuela, pero lo que Ortega considera el poder real es Estados Unidos, y esa es la relaci¨®n primordial para ¨¦l.
P. ?La de Ortega parece una estrategia suicida o hay algo que no vemos?
R. Ortega est¨¢ jugando recio y su estrategia es de d¨ªa a d¨ªa, de corto plazo, y ganar en noviembre. ?Qu¨¦ viene despu¨¦s? Lo ¨²nico que puede recomponer su manera de gobernar es reconstruir la alianza con el capital y con el sector privado, y eso me parece uno de los mayores errores que est¨¢ cometiendo con represi¨®n generalizada. Ortega est¨¢ quemando cualquier posibilidad de tender puentes con el sector privado porque es una confrontaci¨®n y una amenaza la que est¨¢ planteando al capital por razones pol¨ªticas. Es cierto que no est¨¢ amenazando con que va a confiscar a los bancos o que va a cerrar o que se va a tomar las empresas, pero lo que les est¨¢ diciendo es: ¡°Este es un pa¨ªs sin viabilidad pol¨ªtica, sin viabilidad democr¨¢tica¡±, y yo no creo que el sector privado, por muy pragm¨¢tico que sea en materia de negocios y con su visi¨®n regional, est¨¦ dispuesto a colaborar. O sea, una cosa es convivir con una realidad con la que no quieren vivir y otra darle legitimidad a ese r¨¦gimen como de hecho se hizo entre 2009 y 2018.
P. ?El Ej¨¦rcito podr¨ªa desequilibrar la situaci¨®n?
R. Mientras el liderazgo del Ej¨¦rcito est¨¦ bajo el control del general [Julio Cesar] Avil¨¦s y la actual c¨²pula militar, el Ej¨¦rcito no mover¨¢ un dedo. Es decir, el Ej¨¦rcito est¨¢ pol¨ªticamente alineado y cooptado por esta dictadura familiar. Yo no veo al Ej¨¦rcito asumiendo ning¨²n riesgo, aunque institucionalmente tendr¨ªa espacio para hacer cosas como desarmar a los paramilitares. Eso ser¨ªa chocar frontalmente con Ortega, que es el jefe de los paramilitares, y eso no lo va a hacer el Ej¨¦rcito. El Ej¨¦rcito, me atrever¨ªa a decir, tiene una actitud muy parecida a la del gran capital y es que no van a tomar la iniciativa en una crisis. Por lo tanto, del Ej¨¦rcito no se puede esperar nada, por lo menos a corto plazo en esta crisis no.
P. ?Se puede esperar una candidatura de unidad en la oposici¨®n?
R. Con el arresto de estos cinco precandidatos es muy dif¨ªcil pensar en un liderazgo electoral esperanzador que unifique a la naci¨®n y la oposici¨®n. El primer problema est¨¢ en el partido Ciudadanos por la Libertad, que es el ¨²nico partido que tiene personalidad jur¨ªdica y que podr¨ªa liderar una candidatura ¨²nica.
P. ?Habla de la derecha de Kitty Monterrey?
R. S¨ª, porque los mensajes que este partido est¨¢ dando en esta crisis no se corresponden con la naturaleza de la misma. Es una crisis de unidad nacional y de lucha entre democracia y dictadura, y la lideresa de este partido est¨¢ hablando de conflictos entre izquierda y derecha en un contexto que divide.
P. ?Qu¨¦ le parece la teor¨ªa del aterrizaje suave, que especula con un relevo tranquilo en el poder?
R. Me parece que se convirti¨® como en un mito, en una leyenda, nunca hubo realmente un proceso de negociaci¨®n con la dictadura. Se fabricaron muchas suposiciones falsas, como que alguien le dar¨ªa a Ortega impunidad o que Estados Unidos va a negociar. La verdad es que nunca ha habido una negociaci¨®n de nada. Con Ortega nunca se negoci¨® siquiera la reforma electoral. Nunca ha habido un intercambio. Nunca se ha mencionado la palabra justicia en una discusi¨®n. Yo creo que son coyunturas y especulaciones de analistas y polit¨®logos, pero sinceramente nunca he visto un proyecto as¨ª, porque eso supondr¨ªa creer que hay fuerzas que est¨¢n en di¨¢logo o en contacto con la dictadura con un di¨¢logo del tipo ¡°ofrezco esto a cambio de lo otro o esta es la ruta para llegar a eso¡±. Y eso nunca ha existido. Sinceramente, nunca ha existido.
P. A nivel personal, ?c¨®mo est¨¢ viviendo este segundo exilio? Insiste mucho en seguir haciendo periodismo
R. Bueno, esa es la motivaci¨®n que me mueve al final a preservar mi libertad y exiliarme. Yo regres¨¦ y sinceramente la primera vez [en enero de 2019, despu¨¦s de que el r¨¦gimen asaltara su redacci¨®n] nunca me imagin¨¦ que iba a tener que salir exiliado, pero regres¨¦ con la determinaci¨®n, con la convicci¨®n de que ese era mi ¨²ltimo exilio, nunca m¨¢s tendr¨ªa que volver a confrontarme con esta situaci¨®n. En todo caso, mi motivaci¨®n es, en efecto, seguir haciendo periodismo y no aceptar nunca que nos puedan silenciar.
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