Familiares de presos pol¨ªticos de Nicaragua: ¡°Tenemos temor, porque sabemos en manos de qui¨¦nes est¨¢n¡±
Llevan d¨ªas sin poder verlos y no saben en qu¨¦ condiciones est¨¢n. No se les permite elegir un abogado, ni comida ni medicinas
Pinita Gurdi¨¢n llor¨® durante dos d¨ªas cuando el Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN) perdi¨® las elecciones de 1990. Ella y su familia lo hab¨ªan dado todo por la revoluci¨®n sandinista: entregaron su finca familiar para la reforma agraria impulsada por el Gobierno revolucionario, sus hijos marcharon a la guerra para defender la revoluci¨®n, ella trabaj¨® como voluntaria para mejorar la vida de los pobres en un pa¨ªs empobrecido por la dictadura somocista. Y m¨¢s de 40 a?os despu¨¦s ve c¨®mo aquellos ideales fueron traicionados por una pareja que dec¨ªa defenderlos. Gurdi¨¢n es madre de Ana Margarita Vijil y abuela de Tamara D¨¢vila, dos de las presas pol¨ªticas del r¨¦gimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Desde su captura no sabe nada de ellas. No se les permite verlas, hablarles, entregarles alimentos. Tampoco se cumple con el derecho a tener un abogado contratado por la familia. ¡°Es una situaci¨®n horrible. Siento temor, porque sabemos en las manos de qui¨¦nes est¨¢n¡±, explica Gurdi¨¢n a EL PA?S. ¡°Siento una rabia inmensa. Yo no me met¨ª a la revoluci¨®n para esto¡±, afirma.
D¨¢vila fue detenida el 12 de junio. Ella es una joven feminista y activista que plant¨® cara al r¨¦gimen de Ortega desde antes de 2018, cuando estallaron multitudinarias protestas que exig¨ªan el fin del mandato del exguerrillero sandinista. Se le pod¨ªa ver siempre en las manifestaciones, con pa?uelos verdes s¨ªmbolo del movimiento feminista o la bandera azul y blanco de Nicaragua, emblema de rebeld¨ªa contra el Gobierno. El arresto fue en su casa, durante la noche. ¡°Esa noche estaba su hija (cinco a?os) con ella. A Tamara ten¨ªan tiempo de perseguirla. La polic¨ªa la segu¨ªa a donde iba y ella le dec¨ªa a la ni?a que la polic¨ªa la cuidaba, para que no se asustara. Si iba al colegio, al mercado, nunca la dejaban sola. El d¨ªa de la captura lleg¨® una cantidad enorme de oficiales. La ni?a vio todo ese movimiento, es un gran trauma para ella¡±, relata Guardi¨¢n.
Un d¨ªa despu¨¦s fue arrestada Dora Mar¨ªa T¨¦llez, hero¨ªna de la revoluci¨®n sandinista, la Comandante Dos de la m¨ªtica toma del Congreso somocista que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez inmortaliz¨® en su cr¨®nica Asalto al Palacio. Junto con ella fue detenida Ana Margarita Vijil. Esa ma?ana el r¨¦gimen despleg¨® un gran contingente en la finca de T¨¦llez, localizada en una zona rural a media hora de distancia de Managua, como si se tratara de la caza de un peligroso delincuente. Sobrevolaron drones por el inmueble. Y luego entraron con violencia. Antes de la captura, Vijil grab¨® un video para redes sociales, que terminaba con la frase ¡°?Aqu¨ª no se raja [acobarda] nadie!¡±. ¡°No sabemos c¨®mo est¨¢n. Sabemos que a Dora Mar¨ªa y Ana Margarita las golpearon. Fueron rodeadas por una cantidad enorme de veh¨ªculos, motos, paraestatales, polic¨ªas y antimotines. Ellas esperaron en la casa a que entraran. Ana Margarita me llam¨® por tel¨¦fono: ¡®No te preocup¨¦s, esto es inevitable y necesario, pero no nos van a callar¡¯¡±, cuenta Gurdi¨¢n.
Ella no sabe exactamente d¨®nde est¨¢n sus familiares, aunque sospecha que han sido encerradas en las celdas de El Chipote, una prisi¨®n que ha sido denunciada como centro de torturas por organizaciones de derechos humanos. ¡°Dora Mar¨ªa tiene problemas en la espalda y adem¨¢s sabemos que le dieron golpes en el est¨®mago. Yo he estado preocupad¨ªsima, pero con gran calma, porque s¨¦ que ellas est¨¢n limpias y hacen esto por una causa noble. Y eso me llena de una gran paz¡±. A pesar de ese sentimiento, Gurdi¨¢n no esconde su decepci¨®n por lo que considera una traici¨®n a los ideales revolucionarios. ¡°Siempre hemos cre¨ªdo en la liberaci¨®n de los oprimidos y por eso nos comprometimos con la revoluci¨®n¡±, explica. ¡°Nos comprometimos con el Frente Sandinista porque era la primera vez que se ve¨ªa la posibilidad de un cambio, de justicia. Mis tres hijos fueron al servicio militar y mis hijas participaron en las brigadas [de solidaridad]. Un hijo fue herido de gravedad en el 87 y tiene una lesi¨®n permanente en la cabeza. Fue sometido a seis operaciones. Pero siempre nos mantuvimos firmes con la revoluci¨®n, porque dijimos que era el momento de hacer lo que siempre hab¨ªamos so?ado¡±.
Como Gurdi¨¢n, Ver¨®nica Ch¨¢vez no sabe nada de su esposo, el periodista Miguel Mora. Ch¨¢vez asiste a la prisi¨®n donde cree que est¨¢ Mora los d¨ªas en que supuestamente est¨¢n previstas las visitas, pero no ha tenido suerte: no le dejan entregar la comida que con cari?o le prepara, ni las medicinas; solo le aceptan agua embotellada. Su imagen afuera de la c¨¢rcel, el rostro descompuesto por tanto desasosiego, se ha convertido en uno de los s¨ªmbolos de esta nueva ola represiva desatada por el r¨¦gimen de Ortega. ¡°Lo que quiero es que nos permitan ver a nuestros familiares, porque desde el momento que los capturaron de manera arbitraria no sabemos nada¡±, dice Ch¨¢vez. ¡°No s¨¦ si a Miguel lo han golpeado. ?l tiene problemas de visi¨®n. Necesitamos ver a nuestros familiares para saber que est¨¢n bien. Quiero asegurarme de manera personal, porque es un derecho verlo¡±, ruega la tambi¨¦n periodista.
Mora ya hab¨ªa sido encarcelado en 2018, cuando su canal, 100% Noticias, retransmiti¨® d¨ªa y noche las protestas y la represi¨®n de Ortega. Su plat¨® se convirti¨® en un foro abierto para denunciar los desmanes del r¨¦gimen y en sus editoriales hac¨ªa duras cr¨ªticas contra Ortega. Una noche de diciembre el canal fue asaltado por la polic¨ªa. Mora y su jefa de redacci¨®n, Luc¨ªa Pineda, fueron detenidos y encarcelados. La redacci¨®n fue confiscada y ahora el r¨¦gimen la ha convertido en una cl¨ªnica p¨²blica. Despu¨¦s de varios meses en prisi¨®n, Mora fue liberado, pero sigui¨® con su posici¨®n firme contra Ortega, incluso lleg¨® a postularse como candidato opositor a la presidencia, otra afrenta que el mandatario no le perdon¨® y por lo que orden¨® su detenci¨®n. ¡°No pedimos nada que no sea parte de un derecho humano¡±, dice su esposa. ¡°Est¨¢n siendo investigados de forma ilegal. Han perdido su libertad de forma ilegal, pero no sus derechos¡±, afirma Ch¨¢vez.
Desde el exilio, Berta Valle expresa su zozobra por no saber nada de su esposo, el candidato opositor F¨¦lix Maradiaga, tambi¨¦n detenido (¡°secuestrado¡±, acota ella) de forma ilegal por el r¨¦gimen. ¡°Nadie ha tenido contacto con ¨¦l. Presentamos un recurso de exhibici¨®n personal y el juez no dio lugar, aduciendo que est¨¢ bien y que se le est¨¢n respetando sus derechos. Todos estos procedimientos son arbitrarios, por lo que nosotros insistimos en que F¨¦lix se encuentra desaparecido¡±, explica Valle desde Miami, donde se exili¨® junto a su hija debido a la constante persecuci¨®n contra su esposo.
Maradiaga fue detenido el 8 de junio, despu¨¦s de comparecer ante la Fiscal¨ªa, en Managua, dentro de las investigaciones que hacen las autoridades bajo ¨®rdenes de Ortega por un supuesto lavado de dinero. ¡°Entr¨® a la Fiscal¨ªa acompa?ado de su abogado. Despu¨¦s de tres horas de entrevista abord¨® su camioneta, pero minutos despu¨¦s lo detuvieron: fue interceptado por una patrulla, lo golpearon y se lo llevaron. Desde entonces no sabemos nada de ¨¦l. Asumimos que est¨¢ en El Chipote, pero no lo hemos podido constatar. Esto es un asalto. Estoy muy preocupada, porque hay antecedentes de torturas en El Chipote¡±, comenta Valle.
A todos los detenidos se les investiga bajo el amparo de una ley aprobada en diciembre por la Asamblea Nacional, que Ortega controla. Ese reglamento pena a quienes conspiren contra el r¨¦gimen al solicitar una intervenci¨®n extranjera. Tambi¨¦n se les acusa por lavado de dinero y por terrorismo, aunque no se hayan presentado pruebas contra ellos. ¡°Esta es una angustia prolongada¡±, dice Berta Valle. Por las noches no duermo y pienso que algo malo le puede estar pasando. S¨¦ que Ortega es capaz de cualquier cosa. ?C¨®mo le explicas a tu hija de siete a?os que su pap¨¢ no le puede llamar como hac¨ªa todas las noches? Qu¨¦ doloroso es que tenga que pasar por esto¡±, agrega. Como todos los familiares de los presos del r¨¦gimen, Valle tambi¨¦n muestra un aplomo admirable a pesar de la angustia: ¡°Como madre y como esposa de un candidato presidencial debo seguir apoyando a mi esposo, ser una extensi¨®n de su voz. Debo honrar lo que ¨¦l me deleg¨®: el compromiso de luchar por la libertad de Nicaragua¡±.
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