Los errores de inteligencia que impidieron prever la tragedia del 11-S
Diferencias de criterio y falta de coordinaci¨®n, retrasos e insuficientes recursos hicieron que Washington no previniera la masacre pese a las advertencias de la CIA


Arabia Saud¨ª, pa¨ªs aliado y socio preferente de Estados Unidos, acapara todas las sospechas como rampa de lanzamiento, ideol¨®gica y material, del 11-S. As¨ª lo creen los 1.800 familiares y amigos de v¨ªctimas del cu¨¢druple atentado de 2001 en su reclamaci¨®n de transparencia al presidente Joe Biden, mediante la desclasificaci¨®n de material confidencial sobre la conexi¨®n saud¨ª. Pero el comp¨¢s de la duda traza un c¨ªrculo m¨¢s amplio, hasta abarcar a un sinf¨ªn de sospechosos habituales. Las preguntas alcanzan tambi¨¦n al papel de las agencias de inteligencia a la hora de prever la masacre.
A muchos analistas les sorprende que los servicios de inteligencia de Estados Unidos parecieran no reparar en lo que se tramaba en Egipto y Pakist¨¢n, otros dos pa¨ªses aliados como Arabia Saud¨ª. No era ning¨²n secreto la arraigada actividad islamista en El Cairo o la efervescencia en Peshawar (Pakist¨¢n), cuartel general de los llamados ¨¢rabes afganos, la legi¨®n de voluntarios que en los a?os ochenta luch¨® junto a los muyahidines en Afganist¨¢n contra el invasor sovi¨¦tico y que, una vez terminada la guerra ¡ªsi es que ha terminado alguna vez¡ª, regresaron a sus pa¨ªses de origen y esparcieron la yihad globalmente. De Argelia a Irak, de Siria a los suburbios de Bruselas colonizados por la barbarie del ISIS, se extendi¨® una derivada ulterior de la inestabilidad que la guerra contra el terrorismo de George W. Bush provoc¨® en la regi¨®n.
Desde la conclusi¨®n de la comisi¨®n oficial de investigaci¨®n del 11-S, en 2004, ¡°se han hallado muchas pruebas que demuestran el apoyo de funcionarios saud¨ªes a los ataques¡±, explica la carta de los familiares a Biden, ¡°pero el Departamento de Justicia y el FBI han intentado mantener esa informaci¨®n en secreto e impedir al pueblo estadounidense saber toda la verdad¡±. La misiva, cuyo contenido fue revelado en agosto por la cadena televisiva NBC, hace referencia a otra investigaci¨®n que se prolong¨® hasta 2016 y que apuntar¨ªa directamente a Riad, a¨²n clasificada.
Intereses comerciales ¡ªpetr¨®leo; venta de armamento en un mercado muy competitivo...¡ª alimentaban la fluida relaci¨®n bilateral entre Washington y Riad, hasta que la presidencia de Joe Biden imprimi¨® un giro, en febrero pasado, al desclasificar un informe de inteligencia sobre la implicaci¨®n del pr¨ªncipe heredero saud¨ª, Mohamed bin Salm¨¢n, en el atroz asesinato y descuartizamiento del disidente Jamal Khashoggi, a la saz¨®n correligionario y buen amigo de Osama Bin Laden en sus a?os de juventud. El cambio de rumbo de la relaci¨®n podr¨ªa propiciar una mayor transparencia sobre la investigaci¨®n, seg¨²n distintas fuentes.
Los nombres de los sospechosos habituales, del caudillo saud¨ª al egipcio Ayman al Zawahiri o Jalid Sheij Mohamed, presunto cerebro del 11-S, eran desde hac¨ªa a?os conocidos por los servicios de inteligencia de la zona, lo que parece corroborar la inicial desatenci¨®n de EE UU. Un funcionario del FBI llamado Dan Coleman fue enviado a principios de los noventa a la sede de la CIA, donde encontr¨® un amplio dosier sobre una red de financiaci¨®n ¡°de causas isl¨¢micas¡± liderada por Bin Laden, seg¨²n cuenta Lawrence Wright en su libro La torre elevada. Para muchos analistas en esa ¨¦poca, el saud¨ª era solo un financiero, como recuerdan fuentes de inteligencia en el documental Punto de inflexi¨®n: 11-S y la guerra contra el terrorismo, reci¨¦n estrenado. Coleman avis¨® a sus superiores de que algo se urd¨ªa, pero su advertencia cay¨® en saco roto, hasta que se le encomend¨® liderar un equipo conjunto FBI-CIA en 1996 para seguir la pista al saud¨ª.
Solo un a?o despu¨¦s Coleman propuso un plan para sacar por la fuerza a Bin Laden de Afganist¨¢n, pero la misi¨®n no fue aprobada por sus mandos, seg¨²n la comisi¨®n oficial de investigaci¨®n del 11-S. Por eso tampoco pudieron impedirse los salvajes atentados contra las embajadas de EE UU en Kenia y Tanzania en 1998, atribuidos a Al Qaeda. El rastreo de las actividades de los yihadistas prosigui¨® con desiguales resultados, como demuestra la infinitud de cables desclasificados por el Archivo de Seguridad Nacional, de la Universidad George Washington.
Entre todos ellos destaca uno especialmente premonitorio. ¡°Los documentos publicados por la CIA detallan la meticulosidad del complot de Al Qaeda contra EE UU y los intentos de la agencia de contrarrestar la creciente amenaza terrorista. Un informe de inteligencia que se convirti¨® en la base de la informaci¨®n transmitida el 4 de diciembre de 1998 al presidente [Bill Clinton] se?ala que cinco a?os antes del ataque real [del 11-S], operativos de Al Qaeda hab¨ªan burlado con ¨¦xito la seguridad en un aeropuerto de Nueva York para probar su vulnerabilidad¡±, reza un documento de diciembre de 1998, publicado por el Archivo en 2012, y cuyo t¨ªtulo se puede traducir por ¡°Planificaci¨®n de Osama bin Laden para secuestrar un avi¨®n de EE UU y elusi¨®n exitosa de medidas de seguridad en el aeropuerto¡±.

En el mismo documento se explicaban las razones por las que las agencias de inteligencia de EE UU ¡ª18, no siempre bien coordinadas entre s¨ª¡ª no pudieron parar el golpe. ¡°A pesar de las crecientes advertencias sobre Al Qaeda, los documentos publicados hoy ilustran c¨®mo antes del 11 de septiembre, las unidades antiterroristas de la CIA carec¨ªan de fondos para perseguir agresivamente a Bin Laden¡±. El colof¨®n a los errores de c¨¢lculo e interpretaci¨®n cometidos antes de 2001 tuvo su demostraci¨®n m¨¢s palmaria este mismo a?o, ante la miop¨ªa sobre el vertiginoso avance de los talibanes en Afganist¨¢n, la primera ¡ªy ¨²ltima¡ª consecuencia del 11-S.
Del decidido apoyo financiero de EE UU a los muyahidines afganos que combatieron a los sovi¨¦ticos ¡ªel postrer conflicto enconado de la Guerra Fr¨ªa¡ª se infiere asimismo que la movilizaci¨®n radical no era un secreto para Washington. El tiempo perdido, las lagunas de informaci¨®n y coordinaci¨®n, se volvieron como un bumer¨¢n contra Occidente. ¡°Los errores del FBI y la CIA al no detectar y prevenir el complot del 11 de septiembre, a pesar de las amplias advertencias, alimentaron la desconfianza del p¨²blico en las agencias de inteligencia. La informaci¨®n deficiente sobre armas de destrucci¨®n masiva inexistentes en Irak socav¨® la confianza p¨²blica no solo en los gobiernos que propalaron esas afirmaciones¡±, sosten¨ªa la analista Barbara Keys en un art¨ªculo publicado en 2018, en pleno apogeo de las fake news bajo el mandato de Donald Trump. ¡°El resultado ha sido un clima de desconfianza generalizada hacia la autoridad¡±, proclive al populismo, concluye.
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