La escasez de camioneros provoca el cierre de gasolineras en el Reino Unido
Johnson, dispuesto a dar su brazo a torcer y permitir la contrataci¨®n de conductores de la UE, en la primerar marcha atr¨¢s de la era post Brexit
Los diarios tabloides del Reino Unido siempre a?aden un punto de exageraci¨®n a cualquier crisis. En esta ocasi¨®n, se han inventado el t¨¦rmino Invierno del Descontento 2.0, para traer a la memoria de los lectores m¨¢s veteranos aquel 1978 de racionamiento en las gasolineras e inflaci¨®n desatada que impuls¨® la llegada al poder de Margaret Thatcher. La petrolera BP, que tiene m¨¢s de 1.200 estaciones de servicio por todo el pa¨ªs, ha tenido que cerrar esta semana casi un centenar de ellas ante la falta de abastecimiento de al menos una de las categor¨ªas de combustible que ofrece. La medida, previa al fin de semana, ha provocado inmensas colas de conductores temerosos de quedarse con sus dep¨®sitos vac¨ªos, sobre todo en la zona de Londres y del sureste de Inglaterra.
?? Queues to get into @Tesco petrol station in #Ferndown this morning. Access down Spinneys Lane is currently blocked by traffic ?? #panicbuying #PaniceAtThePumps pic.twitter.com/lPc7otPeU0
— Dorset View (@Dorset_View) September 24, 2021
La raz¨®n del cierre de las gasolineras es la misma que ha llevado a muchos supermercados a tener parte de sus estanter¨ªas vac¨ªas, a que McDonald¡¯s haya reducido su oferta de bebidas o a que la cadena de restaurantes portugueses Nando¡¯s cerrara algunos de sus locales por falta de pollo: la escasez de conductores de camiones. Es una crisis desatada en varios pa¨ªses y acelerada por la salida de la pandemia, pero que en el Reino Unido se ha convertido en una tormenta perfecta al juntarse con la aplicaci¨®n pr¨¢ctica del Brexit. Las nuevas leyes brit¨¢nicas restringen enormemente la contrataci¨®n de inmigrantes ¡ªlos ciudadanos comunitarios ya no tienen prioridad sobre ning¨²n otro tercer pa¨ªs¡ª, y el Gobierno de Boris Johnson se hab¨ªa resistido, hasta ahora, a flexibilizar la norma para que la industria pueda contratar temporalmente conductores rumanos, polacos, espa?oles o portugueses.
Los c¨¢lculos actuales estiman en unos 90.000 los camioneros que se necesitar¨ªan para recuperar la normalidad en el abastecimiento. Rod McKenzie, uno de los directivos de la Asociaci¨®n de Transporte por Carretera del Reino Unido, ha asegurado: ¡°No podemos responder a la demanda actual como hac¨ªamos habitualmente. No tenemos suficientes conductores. Es un problema global, pero el Gobierno necesita hacer algo con urgencia¡±.
En el seno del Gobierno de Johnson hab¨ªa surgido una divisi¨®n entre los que defienden una relajaci¨®n temporal de las restricciones del Brexit, para contratar m¨¢s camioneros, y los que insist¨ªan en cargar la responsabilidad sobre las industrias transportistas y exigirles que aceleren las contrataciones y paguen mejores salarios. Hasta ahora, el Ejecutivo brit¨¢nico se estaba limitando a agilizar las pruebas y ex¨¢menes para otorgar nuevas licencias de conducci¨®n. Paul Scully, el secretario de Estado para la Peque?a y Mediana Empresa, ha dicho: ¡°Mantenemos una comunicaci¨®n fluida con la industria para ver c¨®mo podemos incrementar el n¨²mero de ex¨¢menes y el suministro de nuevos conductores. Pero tambi¨¦n queremos ver lo que el sector del transporte puede hacer por su parte para solucionar esta crisis¡±.
Boris Johnson ha dado ¨®rdenes tajantes a sus ministros, reunidos este viernes de urgencia para abordar la crisis, de encontrar una soluci¨®n inmediata. No tiene inconveniente en saltarse toda la doctrina defendida durante a?os en torno al Brexit y el control de la inmigraci¨®n, y se ha mostrado dispuesto a abrir la cuota temporal de trabajadores comunitarios en puestos clave. Fuentes de Downing Street cifran en 10.000 los inmigrantes de la UE que el Gobierno brit¨¢nico estar¨ªa dispuesto a recibir temporalemente -hasta seis meses- para paliar la escasez de camioneros. Johnson ha regresado de su viaje rel¨¢mpago a Estados Unidos, donde se reuni¨® con el presidente, Joe Biden, y pudo dirigirse a la Asamblea General de la ONU, para enfrentarse a una realidad dom¨¦stica mucho m¨¢s prosaica y preocupante. La escasez de mano de obra, agravada por las nuevas restricciones del Brexit, y el aumento desorbitado de los precios del gas han provocado la tormenta perfecta en el pa¨ªs.
Durante varios d¨ªas, las dos principales plantas de fertilizantes del Reino Unido, propiedad de una empresa estadounidense, han parado su actividad porque no pod¨ªan hacer frente a la subida del precio del gas. La consecuencia derivada de la decisi¨®n fue el desabastecimiento nacional de di¨®xido de carbono. Cerca del 60% del que se consume en el Reino Unido proced¨ªa de esas dos instalaciones. Y los brit¨¢nicos han tenido que aprender aceleradamente que esa producci¨®n resulta fundamental para mantener la cadena del fr¨ªo en el transporte de alimentos, para adormecer a los cientos de miles de animales sacrificados diariamente en los mataderos, o para mantener frescos por m¨¢s tiempo los productos envasados en pl¨¢stico de los supermercados. Consecuencia: una nueva causa para agravar el desabastecimiento en la cadena de suministro.
Junto a los problemas en supermercados y gasolineras, el Gobierno de Johnson tambi¨¦n sufre la crisis energ¨¦tica que afecta a otros pa¨ªses, pero con sus peculiaridades propias. La liberalizaci¨®n del mercado minorista de la energ¨ªa que se despleg¨® a principios de la d¨¦cada de los noventa, combinada con el energy price cap (l¨ªmite del precio de la energ¨ªa) impuesto en 2019 por la entonces primera ministra, Theresa May, ha convertido en dif¨ªcilmente gestionable la crisis actual. Al menos una decena de peque?as comercializadoras han echado ya el cierre, incapaces de asumir los nuevos precios mayoristas del gas, y han dejado en la estacada a millones de consumidores. Las grandes energ¨¦ticas se ven forzadas a recibir a todos ellos a los precios que contrataron. Y en este forcejeo entre Gobierno y empresas, los analistas ya apuntan a una subida descomunal del precio de gas y electricidad que los consumidores acabar¨¢n pagando en los pr¨®ximos meses.
El tabloide The Sun decidi¨® llevar en 1979 a su portada el t¨ªtulo de un ¨¢lbum del grupo Supertramp: Crisis? What crisis? (?Crisis? ?Qu¨¦ crisis?), con el rostro en primera p¨¢gina del entonces primer ministro laborista, James Callaghan. Nunca lleg¨® a pronunciar esas palabras, pero para la historia qued¨® el recuerdo de un pol¨ªtico incapaz de reconocer el Invierno del Descontento surgido bajo su mandato. Johnson aseguraba esta semana a la BBC, en Nueva York, que el alza en los precios de la energ¨ªa era un ¡°problema a corto plazo¡± provocado ¡°por el despertar a la vida de la econom¨ªa global¡± despu¨¦s de una larga pandemia. El Banco de Inglaterra, sin embargo, ha anticipado esta semana una inflaci¨®n al cierre del a?o que podr¨ªa llegar al 4%.
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