La eutanasia se abre paso en Colombia entre la campa?a electoral y los sectores ultraconservadores
El procedimiento suspendido en el ¨²ltimo minuto a una mujer que padece esclerosis lateral amiotr¨®fica (ELA) reaviva la discusi¨®n
La eutanasia agita una vez m¨¢s el debate p¨²blico en Colombia, un pa¨ªs que a pesar de su reglamentaci¨®n de vanguardia a¨²n aprende a convivir con el derecho a una muerte digna. En medio de una incipiente campa?a electoral, esa vieja discusi¨®n se ha renovado por el caso de Martha Sep¨²lveda, una mujer de 51 a?os que padece esclerosis lateral amiotr¨®fica (ELA). Ella ten¨ªa todo listo para ser la primera persona en acceder a ese derecho en el pa¨ªs andino sin que su muerte fuera inminente, el pasado domingo, pero en el ¨²ltimo minuto un comit¨¦ m¨¦dico cancel¨® el procedimiento que ya le hab¨ªa autorizado.
La decisi¨®n gener¨® indignaci¨®n y desconcert¨® a la familia, que ya adelanta acciones legales para proteger sus derechos, pues la lucha de Sep¨²lveda se sustenta en una decisi¨®n de la Corte Constitucional, que ampli¨® la eutanasia a pacientes no terminales desde julio. El Ministerio de Salud se escud¨® en que todav¨ªa no se conoc¨ªa el fallo ¡°en su integralidad¡±, que el alto tribunal public¨® este lunes. La Corte exhorta una vez m¨¢s al Congreso a que ¡°avance en la protecci¨®n del derecho fundamental a morir dignamente, con miras a eliminar las barreras a¨²n existentes para el acceso efectivo a dicho derecho¡±. El debate jur¨ªdico es tambi¨¦n pol¨ªtico.
Cuando ya comienza el ambiente de campa?a para las elecciones presidenciales de mayo ¨Cprecedidas por las legislativas de marzo¨C, algunos candidatos se han posicionado en rechazo a lo ocurrido con Martha Sep¨²lveda. ¡°Nadie, ni el Estado, ni la sociedad, tiene derecho a condenar a un ser humano a una vida de tortura, dolor y angustia¡±, manifest¨® Juan Manuel Gal¨¢n, una de las cabezas del Nuevo Liberalismo que hace parte de la Coalici¨®n de la Esperanza que agrupa a varias fuerzas en el centro del espectro pol¨ªtico. ¡°La libertad suprema de vivir incluye esa misma libertad suprema de morir dignamente. Es un acto de respeto a la dignidad humana. Ni las religiones ni las burocracias deber¨ªan tener el poder de impedir decisiones libres en la plenitud de un libre albedr¨ªo consciente¡±, apunt¨® el exnegociador de paz Humberto de la Calle, tambi¨¦n de la Coalici¨®n de la Esperanza.
Otro de los aspirantes ha estado estrechamente vinculado a ese debate. ¡°La muerte digna hace parte de la vida digna¡±, trin¨® Alejandro Gaviria, una frase que suele usar y hace eco de la recordada ponencia del magistrado Carlos Gaviria, que ha calificado como ¡°un manifiesto liberal¡±. Despu¨¦s acompa?¨® su mensaje con el video de un conversatorio sobre ¡°el derecho a la muerte¡± de comienzos del 2018, cuando todav¨ªa era ministro de Salud. Tanto desde la cartera como desde la academia, el exrector de la Universidad de los Andes ha sido un defensor a ultranza de ese derecho. En su gesti¨®n estableci¨® las reglas de juego para los casos de los menores de edad y facilit¨® los requisitos para presentar la voluntad anticipada ¨Cuno de los primeros pasos¨C.
El silencio de Gustavo Petro, el candidato de izquierdas que lidera todas las encuestas, ha sido llamativo. Ese tipo de antecedentes le han permitido a Gaviria, un economista ateo que de momento ha optado por una candidatura independiente, asegurar que en realidad ¨¦l es m¨¢s progresista que Petro, e incluso ha sugerido que su rival electoral se opone al aborto. En una campa?a que podr¨ªa estar marcada por los temas que provocan choques de valores, Petro, que encabeza su propia coalici¨®n, el Pacto Hist¨®rico, que ha tenido acercamientos con iglesias cristianas, de momento ha optado por no posicionarse en el reavivado debate sobre la eutanasia.
Ha sido un largo camino. En Colombia, un estado laico pero con una marcada tradici¨®n cat¨®lica, la eutanasia se legaliz¨® desde hace m¨¢s de 20 a?os, pero solo se reglament¨® para los adultos desde 2015. Aunque muchos ven all¨ª un triunfo de la empat¨ªa y la compasi¨®n, los sucesivos avances normativos se han topado con el rechazo de los sectores m¨¢s religiosos y conservadores. Esas fuerzas suelen congregarse en torno al Centro Democr¨¢tico, el partido de Gobierno fundado por el expresidente ?lvaro Uribe, con un amplio historial de enfrentamientos con las altas cortes. ¡°El valor de la vida debe estar por encima de las decisiones judiciales¡±, expres¨® la senadora Mar¨ªa del Rosario Guerra en uno de los pocos pronunciamientos desde el uribismo.
En esa historia de cambio social, el Constitucional despenaliz¨® en 1997 la muerte asistida, con una sentencia considerada una elocuente defensa de las libertades individuales. ¡°El derecho a vivir en forma digna implica tambi¨¦n el derecho a morir dignamente¡±, reza la ponencia del magistrado Carlos Gaviria. ¡°Nada tan cruel como obligar a una persona a sobrevivir en medio de padecimientos oprobiosos, en nombre de creencias ajenas¡±, argumentaba el fallecido jurista, que despu¨¦s fue candidato presidencial de izquierdas.
Ese hito se qued¨® en el papel por m¨¢s de una d¨¦cada hasta que, ante la inacci¨®n legislativa, un nuevo fallo oblig¨® al Ministerio de Salud a reglamentar la eutanasia en el 2015. La historia de Martha Sep¨²lveda ha recordado lo ocurrido con la primera eutanasia en Colombia, la de Ovidio Gonz¨¢lez Correa, un zapatero de 79 a?os al que un agresivo c¨¢ncer en la boca estaba dejando sin rostro. El entonces procurador, Alejandro ?rdo?ez, hoy embajador ante la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) del Gobierno de Iv¨¢n Duque, intent¨® a toda costa evitar ese hito. Tambi¨¦n en su caso, un comit¨¦ m¨¦dico detuvo el procedimiento sobre la hora, lo que aplaz¨® varios d¨ªas el ¨²ltimo adi¨®s de don Ovidio.
Como ha ocurrido con otras libertades individuales, la eutanasia ha avanzado gracias al impulso de la Corte Constitucional, que surgi¨® de la carta pol¨ªtica de 1991. La muerte digna ha llegado en m¨²ltiples ocasiones al alto tribunal, que en cada una de sus sentencias le ha pedido al Congreso legislar sobre el tema. Y los congresistas, como lo han hecho tambi¨¦n con otras discusiones que provocan choques de valores, como el aborto o los derechos de las parejas del mismo sexo para casarse o adoptar, han tendido a esquivar la discusi¨®n.
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