El Gobierno cubano avisa de que no tolerar¨¢ la Marcha por el Cambio
D¨ªaz-Canel anuncia mano dura con la protesta de opositores del 15 de noviembre: ¡°Hay suficientes revolucionarios para enfrentar cualquier manifestaci¨®n que pretenda destruir a la Revoluci¨®n¡±
La tensi¨®n pol¨ªtica crece en Cuba en v¨ªsperas del 15 de noviembre, fecha en que activistas opositores organizados en torno a la plataforma Archipi¨¦lago han convocado una marcha pac¨ªfica ¡°por el cambio¡±, declarada ilegal por el Gobierno, pero que sus promotores insisten en realizar en varias ciudades del pa¨ªs ampar¨¢ndose en el derecho de manifestaci¨®n recogido en la Constituci¨®n. Algo sin precedentes en Cuba. Nunca antes se hab¨ªa pedido un permiso oficial para protestar contra el Gobierno desafiando abiertamente a las autoridades con movilizaciones en las calles, un pulso en el que cada d¨ªa la cuerda se tensa m¨¢s. Tras prohibir la marcha por considerarla una ¡°provocaci¨®n¡± con ¡°fines desestabilizadores¡±, el jueves pasado la Fiscal¨ªa cit¨® a los principales organizadores para notificarles que si salen a las calles el 15-N incurrir¨¢n en delitos como desobediencia, manifestaci¨®n il¨ªcita e instigaci¨®n a delinquir, y ser¨¢n juzgados con severidad. Archipi¨¦lago mantiene la convocatoria, y hasta el mism¨ªsimo presidente del Gobierno, Miguel D¨ªaz-Canel, se refiri¨® el domingo pasado a la marcha en una reuni¨®n del Partido Comunista de Cuba (PCC) advirtiendo que habr¨¢ cero tolerancia: ¡°Aqu¨ª hay suficientes revolucionarios para enfrentar (¡) cualquier tipo de manifestaci¨®n que pretenda destruir a la Revoluci¨®n¡±.
El mensaje es claro. Y da la dimensi¨®n de hasta qu¨¦ punto la llamada Marcha C¨ªvica por el Cambio, convocada en reclamo de ¡°la liberaci¨®n de todos los presos pol¨ªticos, el fin de la violencia, que se respeten todos los derechos de todos los cubanos y la soluci¨®n de las diferencias a trav¨¦s de v¨ªas democr¨¢ticas y pac¨ªficas¡±, ha movido el tablero pol¨ªtico en Cuba, que a¨²n digiere la sacudida provocada por las protestas multitudinarias del 11 de julio.
Es revelador el hecho de que D¨ªaz-Canel dedicara al asunto buena parte de su discurso en una reuni¨®n del Comit¨¦ Central del PCC, a la que asisti¨® Ra¨²l Castro. El mandatario se refiri¨® a los sucesos del 11-J, insistiendo en que ¡°no fueron m¨¢s que provocaciones y hechos vand¨¢licos¡± como parte de una estrategia de ¡°guerra no convencional¡± de EE UU. ¡°Se trata de mantener una narrativa que pretende presentar el 11 de julio como un referente de ruptura y de rechazo popular a la Revoluci¨®n, y los intentos de aprovechar las inconformidades existentes para provocar desestabilizaci¨®n¡±, afirm¨®. Pero el 11 de julio, dijo, ¡°no es un referente de ruptura; es, en todo caso, un referente de unidad, y el 11 de julio constituy¨® una victoria m¨¢s de la Revoluci¨®n Cubana. Los revolucionarios salieron a defender la Revoluci¨®n con elevada moral, con disposici¨®n a luchar y vencer. Ellos cre¨ªan que la Revoluci¨®n se derrumbaba en unas horas, como lo creyeron cuando la ca¨ªda del campo socialista, pero una vez m¨¢s se equivocaron¡±.
Sin la conmoci¨®n del 11 de julio no hubiera habido convocatoria para marchar el 15-N, que se ha convertido en un nuevo parteaguas pol¨ªtico, pues habr¨¢ que ver qu¨¦ pasa ese d¨ªa en la isla. Para el Gobierno, ambas fechas son parte de las mismas ¡°maniobras desestabilizadoras¡± de Washington. ¡°El objetivo declarado del Gobierno norteamericano es derrocar a la Revoluci¨®n Cubana. La esperanza del enemigo es que nuestras grandes dificultades materiales reblandezcan al pueblo y lo hagan ponerse de rodillas, por eso alimenta la desidia con la idea de que el pa¨ªs no puede resistir¡±, seg¨²n D¨ªaz-Canel. La estrategia¡±, afirm¨®, ¡°es crear el m¨¢ximo de descontento dentro de nuestro pa¨ªs. Fomentar la inestabilidad a trav¨¦s del empeoramiento de las condiciones de vida de la poblaci¨®n, ponernos cada vez m¨¢s dif¨ªcil la posibilidad de sobrevivir, para conducirnos al estallido de un conflicto violento¡±.
El dramaturgo Yunior Garc¨ªa, l¨ªder de Archipi¨¦lago y principal promotor de la marcha, considera que al prohibir la manifestaci¨®n el Gobierno dej¨® claro ¡°que no est¨¢ dispuesto a entablar ning¨²n tipo de di¨¢logo civilizado ni de abrir espacios pol¨ªticos a los ciudadanos¡±. Tanto ¨¦l como el resto de los artistas y activistas nucleados en torno a esa plataforma c¨ªvica rechazan las acusaciones de mercenarismo que les hacen desde el poder y defienden su derecho a manifestarse y a tratar de promover un cambio en Cuba por v¨ªas pac¨ªficas. Y afirman que no van a parar. ¡°No somos ese rosario de adjetivos con los que intentan descalificarnos. No llegamos en paraca¨ªdas para sembrar el caos y la hecatombe. Somos el fruto de nuestra realidad, dura y cruda. Somos como cualquiera que hace colas y corre detr¨¢s de una guagua y compra caf¨¦ por la izquierda, como cualquiera que comprende lo mala que est¨¢ la cosa y usa malas palabras singularmente nuestras. Pero hay algo distinto; ya no nos funciona la muela oficialista de continuismos obedientes ni dogmas irrevocables. Nos toca a nosotros hacer que la palabra revoluci¨®n vuelva a significar cambio, y que la soberan¨ªa al fin sea nuestra, de los ciudadanos¡±, dijo Garc¨ªa tras la notificaci¨®n de la fiscal¨ªa.
Todav¨ªa siguen detenidas cientos de personas que participaron en las manifestaciones del 11 de julio, y si el 15-N finalmente hay marchas en Cuba, hay riesgo de un choque. ¡°?Que sepan los imperialistas que van a tener que luchar contra un pueblo que no se deja enga?ar, un pueblo suficientemente numeroso, valiente y heroico para luchar al que no le asustan las amenazas!¡±, dijo D¨ªaz-Canel al clausurar la reuni¨®n del Comit¨¦ Central.
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