El rompecabezas de la oposici¨®n venezolana
Las elecciones dejan a¨²n m¨¢s fracturado a los grupos cr¨ªticos con Maduro, con tres bloques que dif¨ªcilmente tienen encaje
La oposici¨®n venezolana ha dado muestras de descomposici¨®n tras las elecciones del domingo. Su fragmentaci¨®n ha abonado la victoria del chavismo, que ha contado adem¨¢s con el control de las instituciones y la apat¨ªa de los votantes. El presidente Nicol¨¢s Maduro no ha necesitado de un hiperliderazgo ni una popularidad como la de Hugo Ch¨¢vez para imponerse. Sus adversarios deben ahora recomponer el tablero si no quieren que se mantenga en el Palacio de Miraflores hasta 2024 o incluso m¨¢s all¨¢.
En Venezuela se juega siempre a varias bandas. Que los principales partidos de la oposici¨®n aceptaran en la mesa de negociaci¨®n de M¨¦xico presentarse a unos comicios regionales y municipales, despu¨¦s de que el chavismo hiciera un par de concesiones, no era solo una forma de retar a Maduro y demostrar que el chavismo ha menguado hasta convertirse en una opci¨®n minoritaria, sino de poner en cuesti¨®n el liderazgo de Juan Guaid¨®, l¨ªder a quien decenas de pa¨ªses reconocieron como mandatario interino en 2019 y principal baza de Estados Unidos. Es decir, convocar una especie de primarias de la que salieran nuevos liderazgos que acabaran con su prominencia. Estos opositores consideran que Guaid¨® no ha logrado el objetivo despu¨¦s de tres a?os, que no era otro que derrocar a Maduro con el apoyo de una parte de la comunidad internacional.
Guaid¨® se hizo con ese puesto de presidente en 2019 cuando su partido era el minoritario dentro de una alianza. El cargo, en teor¨ªa, era rotatorio. El ¨¦xito inicial de la aventura hizo que se quedara en ¨¦l de manera permanente. Pasado el tiempo, los otros tres partidos que forman parte de la Mesa de la Unidad Democr¨¢tica (MUD) creen que se ha agotado su tiempo. ¡°El Gobierno interino se ha quedado para manejar activos venezolanos en el exterior y para relaciones diplom¨¢ticas, pero su incidencia en el interior del pa¨ªs es muy limitada¡±, explica Luis Vicente Le¨®n, analista pol¨ªtico.
La MUD trat¨® de aglutinar en esta cita electoral el antichavismo, sin ¨¦xito a la vista de los resultados. El partido oficialista del Gobierno tuvo toda la maquinaria del Estado para hacer campa?a, fue una pelea desigual. Aunque lo fue a¨²n m¨¢s por las decisiones que tomaron los adversarios del Gobierno. La MUD representaba a los partidos tradicionales y no quiso establecer alianzas con l¨ªderes regionales m¨¢s consolidados en algunos Estados por considerarlos cercanos al chavismo. A estos se les conoce como alacranes por sus chanchullos con el oficialismo para mantener sus cuotas de poder. La MUD, sin embargo, no calcul¨® bien el poder real de algunos de estos caciques regionales.
La oposici¨®n perdi¨® varias regiones en las que claramente eran superiores al chavismo. La MUD prefiri¨® colocar a gente de su entorno que dejar la candidatura en manos de estos otros de los que desconfiaba. Alianza Democr¨¢tica, la otra fuerza opositora, s¨ª recogi¨® estos liderazgos y obtuvo mejores resultados en esos lugares en concreto, aunque insuficiente. La fragmentaci¨®n ayud¨® al partido del Gobierno. ¡°Se destruy¨® la capacidad de triunfo y tiraron varios estados por la borda por no tejer acuerdos inteligentes¡±, concluye Le¨®n.
Llegados a este punto, toca reconfigurar el tablero. La uni¨®n de la MUD y Alianza es casi un imposible. El chavismo ha pedido incluir a los segundos en la mesa de negociaci¨®n de M¨¦xico, lo que puede caldear a¨²n m¨¢s los ¨¢nimos. Y el Gobierno interino de Guaid¨®, el tercer actor, no ha apoyado directamente estas elecciones. No ha legitimado esa v¨ªa. El Departamento de Estado emiti¨® un comunicado al d¨ªa siguiente en el que mostraba su desconfianza en el proceso. Era una muestra clara de apoyo a su apuesta en Venezuela, este joven abogado que solo ten¨ªa 35 a?os cuando se dio a conocer al mundo. Mientras Estados Unidos est¨¦ detr¨¢s, ¨¦l seguir¨¢ siendo un l¨ªder claro de la oposici¨®n. Ese respaldo no solo hay que leerlo en clave interna. Dif¨ªcilmente, sin otra cabeza visible que destaque, el presidente Joe Biden le dar¨¢ la espalda a Guaid¨®, muy popular entre la comunidad latina de Florida.
La oposici¨®n utilizar¨¢ los dos primeros trimestres del pr¨®ximo a?o para recomponerse. Benigno Alarc¨®n, director del Centro de Estudios Pol¨ªticos y de Gobierno de la Universidad Cat¨®lica Andr¨¦s Bello, en Caracas, intuye que quedar¨¢ dividida en dos, b¨¢sicamente. Un ala m¨¢s radical que no va a asociarse con los que ellos consideran alacranes y que intentar¨¢ actyar antes de 2024, la fecha de las pr¨®ximas elecciones presidenciales. Este bando no conf¨ªa en el camino electoral como forma de desalojar al chavismo del poder. Cree que en ning¨²n caso Maduro se prestar¨¢ a unos comicios con todas las garant¨ªas y aceptar¨¢ una derrota. Conf¨ªan en la investigaci¨®n de la Corte Penal Internacional contra Maduro por cr¨ªmenes de lesa humanidad y las detenciones de Alex Saab y el Pollo Carvajal, dos operadores del chavismo, para desestabilizar al r¨¦gimen. De este lado se cuenta a Leopoldo L¨®pez, Maria Corina Machado o el propio Guaid¨®.
En el otro, una facci¨®n m¨¢s moderada que se entender¨¢ a veces con estas fuerzas difusas y que negociar¨¢ con el Gobierno, dispuestas a tener paciencia y esperar hasta 2024. Se encomiendan a esa fecha para asaltar el poder a trav¨¦s de las urnas. Los l¨ªderes m¨¢s destacados de los moderados son Stalin Gonz¨¢lez y Henrique Capriles. El suyo es un problema de popularidad. Guaid¨® ha insinuado en ocasiones que estar¨ªa dispuesto a competir en unas primarias por el liderazgo de la oposici¨®n. Seg¨²n una encuesta de Consultores 21 que manejan los partidos pero que han visto todos los partidos, Guaid¨® contin¨²a siendo el pol¨ªtico m¨¢s valorado entre los antichavistas.
?Sin la uni¨®n de estas dos fuerzas opositoras se puede derrotar a Maduro? ¡°Depende del liderazgo que logre posicionarse y c¨®mo. La baja participaci¨®n (41,8%) tiene que ver con la di¨¢spora, se han ido millones de compatriotas, pero tambi¨¦n es un voto de castigo a la oposici¨®n. No ha sido coherente¡±, explica Alarc¨®n. Ni siquiera ha habido unidad a la hora de pedir el voto. Los que lo hicieron llevaban tres a?os pidiendo a la gente que no votaran. Ahora les dec¨ªan que era lo mejor. Muchos venezolanos, confundidos, optaron el domingo por irse a jugar beisbol o matar el d¨ªa en el tranco de su puerta.
A falta de esa unidad o ese liderazgo que sea capaz de articular todo el descontento con el chavismo, Maduro contin¨²a en el cargo apoyado por los militares y una minor¨ªa de venezolanos leales. La desuni¨®n de sus adversarios le apuntala en el poder.
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