La crisis libanesa agota hasta las medicinas
El precio de los pocos f¨¢rmacos que a¨²n se pueden comprar en el pa¨ªs mediterr¨¢neo se ha multiplicado por cinco por el caos econ¨®mico, la pandemia y la explosi¨®n del puerto de Beirut
Beirut vive al d¨ªa. Al caer la noche, la ciudad se apaga en el interior de los hogares humildes. Nada m¨¢s esconderse el sol, el silencio se apropia de las callejuelas del barrio de Tanak, uno de los m¨¢s pobres. A la luz de un candil, Abdel Latif coloca sobre una mesa de madera las pastillas que tiene que tomar antes de dormir. En total, 15 f¨¢rmacos cada d¨ªa.
¡°Vine aqu¨ª hace 11 a?os. Me lo recomendaron porque estas habitaciones son muy baratas¡±, relata Latif, de 76 a?os, aquejado de una enfermedad coronaria. Vive solo en un habit¨¢culo de unos pocos metros cuadrados donde duerme, cocina y se asea. Entre sus pertenencias, hay un peque?o transistor y las fotos de lo que fue su otra vida. Durante muchos a?os trabaj¨® como camionero, hasta que enferm¨® y perdi¨® el empleo. Se qued¨® solo cuando su mujer falleci¨® al no superar una operaci¨®n de trasplante de ri?¨®n. ?l hab¨ªa sido el donante. ¡°Solo tengo a mi hijo, pero ¨¦l tiene que mantener a su familia¡±, dice, se?alando el retrato de su nieto.
¡°Vivimos tiempos de guerra, pero sin guerra¡±, define la situaci¨®n provocada por una de las peores crisis que atraviesa L¨ªbano en su historia reciente. La econom¨ªa se ha desplomado: en dos a?os la moneda local, la libra libanesa, ha perdido cerca del 90 % de su valor. Y en los ¨²ltimos meses se ha intensificado la escasez de medicinas y combustible. A esto se suman las secuelas provocadas por la pandemia de la covid-19 y la devastadora explosi¨®n en el puerto de Beirut en agosto de 2020. ¡°La crisis pol¨ªtica del pa¨ªs afecta mucho a la cr¨ªtica situaci¨®n que vivimos en el Ministerio de Sanidad. Sin Gobierno no pueden funcionar bien los ministerios¡±, afirma el ministro de Sanidad, Firass Abiad, en declaraciones a EL PA?S. ¡°Como cualquier pa¨ªs en una situaci¨®n dif¨ªcil necesitamos ayuda. Espa?a tambi¨¦n nos ha ayudado¡±, a?ade.
Los medicamentos son inaccesibles para muchas personas. Los precios de las medicinas no paran de subir. Latif ha estado toda la ma?ana deambulando por la ciudad para vender un aparato de DVD y poder comprar una caja de f¨¢rmacos que se le hab¨ªa agotado. ¡°Hace un mes este paquete de Praxilene para la circulaci¨®n arterial costaba 10.000 libras (unos cuatro euros) y ahora cuesta 100.000¡å, indica. En el ¨²ltimo a?o, los medicamentos han ido subiendo de precio de una semana a otra. Desde la Uni¨®n de Farmac¨¦uticos aseguran que el Ministerio de Sanidad ha levantado progresivamente los subsidios para comprar medicamentos y que esto ha provocado un aumento del 400% del precio de los f¨¢rmacos para las enfermedades cr¨®nicas. Las farmacias no reciben los pedidos.
Latif piensa m¨¢s en la muerte que en la vida. ¡°No me preocupa pasar hambre, lo que no soporto es el dolor que me invade al no tomar las medicinas¡±, reconoce. Su rostro refleja el infinito cansancio de una sociedad que hist¨®ricamente ha vivido una crisis tras otra y que ahora parece haber entrado en ca¨ªda libre. ¡°Este Gobierno es como Al Capone¡±, dice con iron¨ªa. Seg¨²n el ?ndice de Percepci¨®n de la Corrupci¨®n que publica la Organizaci¨®n para la Transparencia Internacional, L¨ªbano ocupa el puesto 149 de los 179, esto es, entre los que muestran una pol¨ªtica m¨¢s corrupta.
La historia de Latif es la de muchas personas mayores que se sienten abandonadas por las instituciones. No recibe pensi¨®n ni subsidio alguno. Lleva cuatro meses sin acudir a la consulta m¨¦dica porque no puede abonar un dinero que ya no tiene. Guarda las recetas de medicamentos en el bolsillo para mendigar ayuda por las calles de Beirut. La radio es su ¨²nica compa?era, a¨²n no ha perdido la referencia de su contexto: ¡°No soy el ¨²nico. El otro d¨ªa mencionaron que Naciones Unidas calcula que un 88% de la poblaci¨®n libanesa es pobre¡±.
La crisis de los medicamentos ha obligado a reorientar el trabajo de organizaciones sociales como Basecamp. Creada tras la cat¨¢strofe del puerto para ofrecer primeros auxilios o reformar las viviendas destruidas, ahora se enfoca en la atenci¨®n sanitaria. ¡°No damos ning¨²n medicamento sin receta, pero no tienen coste para los pacientes¡±, explica Melody Risie, una de las voluntarias de esta ONG.
Su registro refleja que han atendido a 1.246 personas desde el pasado agosto. Se sostienen en buena medida con la ayuda de la di¨¢spora libanesa. ¡°Sobre todo de libaneses que viven en Francia y en Dub¨¢i¡±, explica. Al otro lado de la puerta, una cola de personas aguarda su turno. Guiene Nicole es maestra y necesita medicinas para sus dos hijos. Tambi¨¦n est¨¢ Hussein Jamis, un hombre que duerme en la calle y no ten¨ªa posibilidad de ser atendido en un centro de salud. Lleg¨® alertado por una herida en la frente: ¡°Cre¨ªa que era una simple herida, luego vine aqu¨ª, me hicieron un estudio y resulta que es un c¨¢ncer¡±, asegura. Acude tres veces a la semana para que le hagan las curas.
Este proyecto solidario es sostenido por 25 personas, entre las cuales hay personal m¨¦dico, de farmacia y de enfermer¨ªa. No solo atienden urgencias, tambi¨¦n llevan a cabo el seguimiento de los pacientes. Cuentan para ello con un sistema electr¨®nico que les permite recetar medicamentos gen¨¦ricos, explican que los m¨¢s demandados son los relacionados con enfermedades como la hipertensi¨®n o la diabetes.
Las farmacias cada d¨ªa reciben a decenas de personas que preguntan por el precio y se marchan sin comprar las medicinas. Las colas tambi¨¦n han aumentado en las puertas de los laboratorios. El coste de la sanidad privada se ha disparado y la p¨²blica no da abasto. Antoinette Assaf es la coordinadora del centro de atenci¨®n primaria de la zona de Ruesat Yaida, a las afueras de la capital. Otro barrio humilde en el que el 95% de la poblaci¨®n vive bajo el umbral de la pobreza.
Este centro recibe ayuda de la Uni¨®n Nacional de J¨®venes Cristianos en L¨ªbano. Cuenta con la financiaci¨®n del Ministerio de Sanidad y el apoyo de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y la Uni¨®n Europea. Distribuye en el pa¨ªs una lista de hasta 60 medicamentos a m¨¢s de 200 ambulatorios de atenci¨®n primaria. Este proyecto ha redoblado sus esfuerzos. Sus integrantes notan un preocupante aumento en el n¨²mero de personas que lo demandan.
¡°La gente est¨¢ desesperada y los m¨¦dicos no sabemos qu¨¦ hacer. Es un r¨ªo ca¨®tico en el que tenemos que salvar vidas a cuentagotas¡±, asegura Assaf, mientras ense?a las instalaciones. ¡°Lo peor es que hay f¨¢rmacos que ya no se encuentran. Adem¨¢s, no estamos siendo precavidos y seguimos teniendo muchos problemas con la pandemia¡±, a?ade. El personal sanitario tambi¨¦n sufre una fuga: cada vez m¨¢s profesionales emigran a otros pa¨ªses. Conviven con una impotencia constante ¡ª¡±vemos mucho dolor f¨ªsico y ps¨ªquico que no podemos aliviar¡±, confiesan¡ª pero no pierden la esperanza, inspirados por el proverbio ¨¢rabe de que ¡°cada ma?ana sale el sol y los p¨¢jaros cantan¡±.
Abdel Latif con ojos cansados, manos torpes y abrigado con varias capas de ropa se prepara para dormir. Al d¨ªa siguiente seguir¨¢ busc¨¢ndose la vida con f¨®rmulas para poder comprar sus medicamentos. Durante la noche el candil se gastar¨¢ y, por unas horas, desaparecer¨¢n hasta las sombras.
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