Los claroscuros del apellido Kast en Paine, la cuna del candidato chileno
La familia del postulante de la derecha extrema es s¨ªmbolo de ¨¦xito empresarial y divisi¨®n en el municipio rural en el que naci¨®
Sobre las 10 de la ma?ana circulan a buen ritmo los s¨¢ndwiches del tama?o de un ladrillo en el Bavaria de la Panamericana Sur, uno de los restaurantes insignia de la extensa carretera chilena. Casi seis d¨¦cadas atr¨¢s, la alemana Olga Rist y su esposo de la misma nacionalidad, Miguel Kast Schindele ¨Cun veterano de la Segunda Guerra Mundial y miembro del partido nazi, seg¨²n una investigaci¨®n de AP¨C, como tantos otros germanos aterrizaron en el Cono Sur americano en busca de un nuevo comienzo. La pareja apost¨® por vender emparedados de lonjas de lomo en un quiosco ubicado a la entrada de Paine, una ciudad rural ubicada a una hora al sur de Santiago. Este martes la mayor¨ªa de los comensales del local oriente del municipio esperaban ilusionados que Jos¨¦ Antonio Kast, el menor de los 10 hijos de los fundadores de Bavaria, se convirtiera el pr¨®ximo domingo en el nuevo presidente de Chile.
La primera vuelta revel¨® que el mapa electoral est¨¢ significativamente dividido entre el votante de las grandes ciudades y el de las zonas rurales. El candidato Gabriel Boric, diputado de 35 a?os del Frente Amplio, en alianza con el Partido Comunista, logr¨® un respaldo s¨®lido en los principales n¨²cleos urbanos de Chile. Sin embargo, sus propuestas en direcci¨®n a un Estado de bienestar, y su discurso magall¨¢nico a favor de la descentralizaci¨®n fueron insuficientes para hacerse con las regiones: apenas se impuso en cuatro de los 16 territorios (una de ellas la Regi¨®n Metropolitana de Santiago, donde viven siete de los 19 millones de habitantes del pa¨ªs). Por su parte, Kast, abogado ultraconservador de 55 a?os, de la derecha extrema del Partido Republicano, consigui¨® un respaldo holgado en gran parte del sur, sobre todo en la Araucan¨ªa, una regi¨®n azotada por la violencia que desde fines de los noventa enfrenta al pueblo mapuche con el Estado chileno. Las buenas cifras de Kast se repiten en el norte con las banderas de patria y orden p¨²blico.
Boric tiene su fuerte en la regi¨®n de Santiago, pero los pueblos ubicados en el sur de la capital son otro basti¨®n de Kast, junto con la zona acomodada. Consigui¨® buenos n¨²meros en localidades peque?as con fuerte tradici¨®n campesina como San Pedro, Melipilla, Calera de Tango, Buin, Pirque y Paine, la tierra en la que se instalaron sus padres y en la que educ¨® a sus nueve hijos.
A pesar de que Paine es parte del distrito que represent¨® como diputado entre 2002 y 2014, le dio una moderada victoria de 31,8% frente a 26,5% para Boric. La distancia entre ambos contendores fue a¨²n menor en la ciudad natal del izquierdista, Punta Arenas, donde lider¨® las opciones con un 31% frente a un 27,8% para Kast. El municipio es tierra de tradiciones y agricultura, un mundo amigo de las propuestas del ultraconservador, y tambi¨¦n es el territorio donde hubo m¨¢s v¨ªctimas de derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet con relaci¨®n a la poblaci¨®n.
¡°Hay muchas cosas que se dicen de ti y tu familia¡±, advirti¨® Boric en el ¨²ltimo debate presidencial el lunes. ¡°Yo no voy a ocupar esos rumores de redes sociales para tratar de tocar tu candidatura, por ejemplo, sobre los hechos de Paine¡±, a?adi¨® el izquierdista. Seg¨²n el trabajo de investigaci¨®n del abogado de derechos humanos Luciano Fouillioux, querellante de la ¡°causa Paine¡±, ¡°la familia Kast conoci¨® desde un comienzo¡± el caso del fusilamiento de 34 campesinos en un cerro, y ¡°guard¨® silencio durante 40 a?os¡±. La Corte Suprema tiene previsto revisar ese caso en las pr¨®ximas semanas. ¡°Jos¨¦ Antonio ten¨ªa 7 a?os. Nadie lo ha responsabilizado de estar disparando, ojo¡±, aclara el abogado, que asegura haber entregado los antecedentes de ese expediente a los asesores de Boric. Kast ha negado la participaci¨®n directa de su familia en los casos de violaciones a los derechos humanos en Paine.
Fouillioux explica que Paine, al ser una localidad donde entr¨® muy fuerte la reforma agraria del presidente democristiano Eduardo Frei Montalva (1964 y 1970) y del mandatario socialista Salvador Allende, ¡°hubo mucha expropiaci¨®n y muchos sindicatos que tomaron tierras¡±. ¡°La principal represi¨®n que se hizo inmediatamente despu¨¦s del golpe fue en Paine¡±. En la reja del Memorial Paine, un lugar para recordar a los setenta ejecutados pol¨ªticos y a los detenidos desaparecidos de la localidad durante la dictadura, cuelga un lienzo que reza: ¡°Cuando pienses en el futuro, que no te falle la memoria¡±.
Sergio Deza, de 54 a?os, conoci¨® al padre de Kast, a uno de los hermanos y al propio aspirante a La Moneda, que llevaba a sus hijos al mismo colegio de Paine a donde iban los suyos. El due?o de una panader¨ªa y una f¨¢brica de pallet, al igual que todo su c¨ªrculo, va a votar por el candidato derechista porque quiere ¡°orden y estabilidad econ¨®mica¡±, afirma en el Bavaria Oriente, a los pies de la carretera. No cree, sin embargo, que vaya a salir electo. ¡°Le han dado con lo de los detenidos desaparecidos cuando Jos¨¦ Antonio no tiene nada que ver. Ten¨ªa siete a?os en 1973, igual que yo. Los trabajadores del campo hablan de ese tema. Los tienen concientizados¡±, apunta.
¡°Kast genera recuerdos del pasado. El solo apellido trae muchos recuerdos por ac¨¢. Paine sufri¨® mucho con todo lo que pas¨® el 73 [a?o del golpe militar]¡±, comenta la temporera Andrea Galdames, de 54 a?os, quien asegura tener amigos cuyos padres fueron v¨ªctimas de las violaciones a los derechos humanos. ¡°?l hace como que no ha pasado nada¡±, agrega en un banco bajo la sombra en el centro de la ciudad de 70.000 habitantes. A pesar de las cr¨ªticas a la actitud del candidato, ha sopesado votar por ¨¦l en segunda vuelta, aunque todav¨ªa no se define. Ella solo quiere seguridad, y que sus hijos y su nieto ¡°no vivan como est¨¢n viviendo¡±. En la villa en la que reside, comenta, se escuchan disparos y fuegos artificiales por las noches ¨Cs¨ªmbolos de las bandas narco¨C y confiesa que camina con miedo por las calles. El tema de la seguridad es el que m¨¢s se repite entre los habitantes de este municipio del sur de Santiago.
La mayor¨ªa de los entrevistados para este reportaje afirm¨® haber sido v¨ªctima de la delincuencia en los ¨²ltimos a?os. Ejemplos como el de ?lvaro Reyes, transportista al que han asaltado dos veces en la ruta, se repiten. ¡°Uno entra a una poblaci¨®n [chabola] y no sabe si va a salir¡±, sostuvo el votante de Kast, quien considera que el equipo de Boric son ¡°todos delincuentes¡±. A la funeraria de la familia Mart¨ªnez, cerca de la municipalidad, le cayeron unas bombas molotov en el jard¨ªn durante el estallido social de 2019. Los hermanos de 18 y 19 a?os asistieron a las primeras marchas, pero los robos y saqueos a sus propios negocios vecinos les quitaron las ganas y terminaron por hundir su adhesi¨®n al movimiento. No quieren ser fotografiados ni dar sus nombres por temor a que los funen [escrachen]. Y a menos de una semana de las elecciones, todav¨ªa no saben por qui¨¦n votar.
Uno de los principales flancos de Kast es su postura en lo que se conoce como temas val¨®ricos. Su rechazo al matrimonio entre parejas del mismo sexo o el aborto son considerados por los analistas pol¨ªticos como asuntos progresistas que tienen mayor peso a la hora del voto en las urbes que en el campo. Independiente del mapa electoral, Kast gan¨® la primera vuelta con un 27,91% de las preferencias contra un 25,83% de Boric. Durante toda la campa?a por el balotaje, los candidatos han modificado sus programas y moderado sus discursos para salir a la conquista del bols¨®n de votos de ese 46% que vot¨® por otra opci¨®n en la primera vuelta. Aunque Boric lidera varios sondeos de cara a la jornada electoral, existe una gran masa de indecisos (en torno al 20%) que no se siente representada por estos dos polos y que, si finalmente acuden a las urnas, pueden definir la elecci¨®n.
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