Europa se enreda con la fragmentaci¨®n pol¨ªtica

El mapa pol¨ªtico de Europa se resquebraja. Con la llamada democracia Spotify, los votantes disfrutan de una oferta electoral cada vez m¨¢s personalizada; y la fragmentaci¨®n parlamentaria ha hecho que los gobiernos monocolor casi desaparezcan del continente. La fragilidad y heterogeneidad de los ejecutivos nacionales repercuten de manera inevitable en el funcionamiento de la UE porque las instituciones comunitarias carecen a menudo de interlocutores s¨®lidos y estables. Solo entre febrero de 2020 y diciembre de 2021, han cambiado 10 de los 27 presidentes de Gobierno que se sientan en el Consejo Europeo, el m¨¢ximo ¨®rgano de direcci¨®n pol¨ªtica de la UE. A pesar de ello, Bruselas est¨¢ acostumbr¨¢ndose a gestionar un club multicolor y la experiencia de la pandemia muestra que es posible alcanzar grandes acuerdos.

Los analistas identifican varias causas para la dispersi¨®n del voto. Desde la diluci¨®n de las clases sociales tradicionales a la desafecci¨®n con unos partidos pol¨ªticos que han sufrido una sangr¨ªa de votos y afiliados o hasta, parad¨®jicamente, el deseo de probar f¨®rmulas alternativas gracias a la tranquilidad que da un Estado de bienestar construido por democristianos y socialdem¨®cratas. En todo caso, la democracia a la carta se ha extendido por todo el continente y ha terminado, de momento, con el men¨² electoral que apenas ofrec¨ªa dos platos para elegir.

¡°La fragmentaci¨®n pol¨ªtica, antes que nada, es un hecho, m¨¢s all¨¢ de cualquier juicio de valor¡±, se?ala el eurodiputado Dom¨¦nec Ruiz-Devesa, ponente del proyecto de reforma de la ley electoral europea que, si llega a concluirse a tiempo, regir¨¢ los comicios de 2024 para el Parlamento Europeo. Ruiz-Devesa reconoce que la mayor diversidad ideol¨®gica ¡°hace m¨¢s dif¨ªcil la toma de decisiones¡±. Pero considera que la multiplicaci¨®n de actores ¡°tambi¨¦n pone en valor la necesidad de llegar a consensos que tengan un respaldo social m¨¢s amplio¡±.

Sophie Pornschlegel, analista s¨¦nior del European Policy Centre (EPC) especializada en el mapa pol¨ªtico europeo, coincide en que ¡°la fragmentaci¨®n electoral en s¨ª misma no es buena ni mala, todo depende del contexto¡±. Y apunta como prueba el caso de Alemania, donde la existencia de una cultura favorable a la negociaci¨®n y al consenso genera mayor¨ªas amplias y gobiernos cohesionados.

La analista del EPC apunta, en cambio, que ¡°en la UE se necesitan gobiernos estables porque si se produce un relevo continuo, como estamos viendo en Rumania o Bulgaria, la posici¨®n de esos pa¨ªses en los debates comunitarios deja de estar clara y puede impactar en el funcionamiento de las instituciones europeas¡±.

Fuentes comunitarias reconocen que los continuos vaivenes en algunas capitales hacen chirriar los engranajes de la UE y pueden lastrar el impulso que requieren las iniciativas comunitarias. Las alambicadas coaliciones, con la suma de partidos con intereses a veces muy contrapuestos, tambi¨¦n provoca, seg¨²n esas fuentes, que los negociadores del Gobierno de turno lleguen a Bruselas sin una posici¨®n clara sobre los temas m¨¢s pol¨¦micos.

La rotaci¨®n en la mayor¨ªa de las capitales alcanza tal velocidad que en el Consejo Europeo actual solo se sientan seis de los 27 miembros (sin contar al Reino Unido) que hab¨ªa a finales de 2016 (a?o del refer¨¦ndum del Brexit). Tras la salida de Angela Merkel, el m¨¢s veterano ha pasado a ser el h¨²ngaro Viktor Orb¨¢n, que lleg¨® al poder en 2010, solo unos meses antes que el holand¨¦s Mark Rutte, el segundo l¨ªder m¨¢s resistente.

Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor en el departamento de Ciencia Pol¨ªtica y Relaciones Internacionales de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, recuerda que hasta los a?os noventa el Consejo Europeo estaba formado por ¡°l¨ªderes estables, con mandatos electorales muy amplios¡±. En la era de Helmut Kohl o Fran?ois Mitterrand apenas hab¨ªa relevos en las sillas del Consejo ¡°y eso permit¨ªa establecer lazos de confianza y acuerdos del hoy por ti, ma?ana por m¨ª, que ahora son casi imposibles porque la continuidad es muy dudosa¡±, apunta Molina.

S¨¢nchez, en tres a?os, ya uno de los veteranos

El investigador apunta como ejemplo de la volatilidad reinante el hecho de que en el Consejo Europeo ¡°durante los tres primeros a?os y medio de Felipe Gonz¨¢lez como presidente del Gobierno espa?ol, solo cambio el primer ministro de Italia. Durante los tres a?os y medio de Pedro S¨¢nchez, ha cambiado un tercio de los 27 miembros y el primer ministro espa?ol ya es casi uno de los veteranos¡±.

Los gobiernos no solo suelen durar menos sino que, adem¨¢s, requieren m¨¢s partidos para sumar la mayor¨ªa parlamentaria necesaria. Alemania ha estrenado en diciembre el primer Gobierno tripartito en seis d¨¦cadas. Espa?a cuenta desde 2020 con la primera coalici¨®n desde la restauraci¨®n democr¨¢tica. Bulgaria ha necesitado este a?o tres elecciones para llegar la semana pasada a un Gobierno con cuatro partidos que, aun as¨ª, solo cuenta con una mayor¨ªa parlamentaria muy apretada. Austria va por el und¨¦cimo canciller en 20 a?os. Y Holanda, en cuyo Parlamento de 150 esca?os se sientan 19 partidos, ha tardado nueve meses en alcanzar un acuerdo para un Gobierno de coalici¨®n tras las elecciones de marzo de este a?o y no se espera un nuevo Ejecutivo hasta enero de 2022.

Pawel Zerka, analista del instituto de estudios ECFR (European Council on Foreign Relations), califica el fen¨®meno como ¡°democracia Spotify¡±, en alusi¨®n a la plataforma digital que ha revolucionado el sistema de distribuci¨®n musical con una oferta casi ilimitada. Zerka considera que a¨²n es pronto para saber si la actual fragmentaci¨®n pol¨ªtica es ¡°una tendencia a largo plazo o solo es coyuntural¡±.

El analista cree que la fragmentaci¨®n podr¨ªa evolucionar hacia ¡°una consolidaci¨®n en torno a los antiguos partidos o a los nuevos¡±, o bien, convertirse en un rasgo permanente de los sistemas democr¨¢ticos. ¡°Igual que la gente ha comenzado a diversificar sus gustos y preferencias, podr¨ªamos ver un mundo en el que las simpat¨ªas pol¨ªticas se diversifiquen a una velocidad mucho mayor que en el siglo XX¡±.

La atomizaci¨®n parlamentaria es visible en casi todos los pa¨ªses, con independencia de sus modelos institucionales o sistemas electorales. En Francia se ha pasado de los cuatro grupos parlamentarios durante el primer mandato del presidente Fran?ois Mitterand (1981) a los nueve grupos de la Asamblea con la que lidia el Gobierno de Emmanuel Macron.

En Alemania, democristianos (CDU/CSU) y socialdem¨®cratas (SPD) sumaron casi el 82% de los votos en las elecciones de 1987, las ¨²ltimas antes de la reunificaci¨®n del pa¨ªs. Y en 2003 todav¨ªa acaparaban 499 esca?os de los 603 del Bundestag. Ambos partidos, adem¨¢s, se alternaban en el poder y solo en una ocasi¨®n tuvieron que unir sus fuerzas en una gran coalici¨®n durante la segunda mitad del siglo (en 1966) ante la imposibilidad de formar Gobierno por su cuenta con otros aliados.

Durante la era de Angela Merkel (2005-2021), sin embargo, la canciller se vio forzada a formar una gran coalici¨®n durante tres de sus cuatro mandatos, a pesar del resquemor que esa f¨®rmula provoca entre muchos electores por considerar que vac¨ªa de sentido la competencia democr¨¢tica. En las elecciones del pasado septiembre, adem¨¢s, las dos principales fuerzas no sumaron siquiera el 50% de los votos. Y el nuevo canciller, el socialdem¨®crata Olaf Scholz, llega al poder con un respaldo electoral del 25,7% y la necesidad de formar un Ejecutivo a tres bandas con verdes y liberales.

Tripartito a la fuerza

En las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, las dos grandes familias pol¨ªticas, democristianos (PPE) y socialdem¨®cratas (S&D) por primera vez se quedaron por debajo del 50%. Y se vieron forzados a contar con los votos del tercer grupo pol¨ªtico, los liberales de Renew, para alcanzar la mayor¨ªa de esca?os necesaria para el nombramiento de la nueva Comisi¨®n Europea con Ursula Von der Leyen (PPE) al frente.

El eurodiputado socialista Ruiz-Devesa considera que ese tripartito europeo no es una mala se?al para el funcionamiento de la UE, sino todo lo contrario. ¡°A diferencia de antes, ahora hay que contar como m¨ªnimo con los liberales y, a veces, con los verdes, lo cual es mejor porque las medidas aprobadas tienen un mayor respaldo social y, por tanto, estamos reforzando el proyecto europeo¡±, se?ala Ruiz-Devesa, miembro de la Comisi¨®n de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo. Y a?ade que esa alianza de fuerzas moderadas podr¨ªa ser tambi¨¦n la respuesta adecuada en muchos espacios electorales nacionales.

Lo cierto es que ni la inestabilidad de los miembros del Consejo Europeo ni la fragmentaci¨®n del Parlamento Europeo han impedido una contundente respuesta comunitaria a la pandemia de covid-19, que golpe¨® nada m¨¢s comenzar la legislatura europea (2019-2024). La UE aprob¨® en tiempo r¨¦cord una red de seguridad de 540.000 millones de euros, incluidos 100.000 millones en pr¨¦stamos para financiar la regulaci¨®n temporal de empleo (Espa?a ha recibido 21.300 millones). Y los Veintisiete doblaron el marco presupuestario de la UE (hasta dos billones de euros) con la creaci¨®n de un fondo de recuperaci¨®n dotado con 800.000 millones de euros (Espa?a ya ha recibido 19.000 millones, el 27% de los subsidios que le corresponden).

La Comisi¨®n Europea tambi¨¦n ha coordinado una compra conjunta de vacunas sin precedentes, que ha permitido reservar 4.200 millones de dosis de los que ya se han distribuido 1.000 millones. El certificado covid para acreditar la vacunaci¨®n durante los viajes, tambi¨¦n aprobado en tiempo r¨¦cord, ya ha sido reconocido por 60 pa¨ªses y se han expedido 1.000 millones de ejemplares.

La emergencia sanitaria y econ¨®mica ha contribuido a propiciar un consenso vital frente a una crisis sin precedentes. Y la irrupci¨®n de fuerzas euroesc¨¦pticas extremas, que hicieron que la UE tocase fondo con el refer¨¦ndum del Brexit en 2016, tambi¨¦n ha facilitado que los partidos pol¨ªticos m¨¢s o menos tradicionales cierren filas en torno al proyecto europeo.

?Renovada fuerza europe¨ªsta?

Pero el investigador Ignacio Molina advierte que a¨²n es pronto para calibrar si esa renovada fortaleza del europe¨ªsmo es algo m¨¢s que un mero espejismo. ¡°Cuando el centro-derecha y el centro-izquierda se agrupan en torno a una idea europe¨ªsta y liberal, se deja el monopolio de la oposici¨®n a los extremos y pueden ganar fuerza¡±, se?ala el analista de Elcano.

En el hemiciclo europeo actual los euroesc¨¦pticos ya suman unos 147 esca?os, lo que les permitir¨ªa llegar a formar el tercer grupo m¨¢s potente de la C¨¢mara. Pero esas fuerzas tambi¨¦n sufren la disgregaci¨®n y, al menos de momento, no han logrado agruparse en torno a un proyecto y un liderazgo com¨²n.

Los extremos del arco pol¨ªtico sufren, precisamente, tendencias centr¨ªfugas en las que cada nueva facci¨®n es m¨¢s fundamentalista que la anterior y arrastra una parte del voto. Varios pa¨ªses de la UE fijan un umbral m¨ªnimo de porcentaje de votos para acceder al esca?o y evitar as¨ª una multiplicaci¨®n de grupos ¨ªnfimos en los parlamentos. Y los Veintisiete pactaron en 2018 que el umbral oscilase entre el 2% y el 5% en el caso de las elecciones al Parlamento Europeo, pero esa decisi¨®n nunca entr¨® en vigor porque Alemania y Espa?a no la han ratificado.

El nuevo proyecto de ley electoral europea, con Ruiz Devesa como ponente, suprime la referencia al porcentaje m¨ªnimo de votos, aunque el eurodiputado se?ala que ¡°de facto, en todos los pa¨ªses hay un tipo de umbral, sea expl¨ªcito o por v¨ªa indirecta entre el n¨²mero de esca?os y las f¨®rmulas de asignaci¨®n fijadas¡±.

El analista Pawel Zerka alerta contra la tentaci¨®n de aprovechar las normas electorales para intentar dejar fuera del juego parlamentario a ciertas formaciones. ¡°Fijar umbrales altos u otras limitaciones puede hacer que mucha gente perciba que no est¨¢ representada o que la estructura del Parlamento no se corresponde con la verdadera divisi¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs, lo cual lleva a sentirse frustrados con la democracia¡±, se?ala Zerka. La investigadora Sophie Pornschlegel cree que, en cualquier caso, Europa ¡°no va a volver a los a?os 1950 o 1960 con partidos dominantes¡± y recomienda ¡°acostumbrarse a lidiar con los nuevos partidos¡±.

Ignacio Molina lamenta que la explosividad electoral de los ¨²ltimos a?os haya inoculado en los gobernantes ¡°el miedo a asumir un liderazgo que pueda acarrearles un castigo en las urnas, por lo que el cortoplacismo marca las decisiones¡±. Pero el investigador espa?ol tambi¨¦n concluye que ¡°la pol¨ªtica se ha vuelto m¨¢s dif¨ªcil, pero no imposible¡±. O como dir¨ªa Daniel Innerarity, citado por Zerka, ¡°la democracia es el sistema de gobierno m¨¢s capaz de gestionar la complejidad¡±.

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