Una red de bibliotecas rurales gana el premio anual Casa de la Literatura Peruana
La asociaci¨®n formada por campesinos voluntarios de Cajamarca administra unos 40.000 libros en casi 500 comunidades campesinas e ind¨ªgenas
Un enorme proyecto de lectura hecho por campesinos en Cajamarca, una de las zonas con mayor analfabetismo de Per¨², acaba de ganar el premio anual Casa de la Literatura Peruana. La Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, ha cumplido 50 a?os y su cofundador, Alfredo Mires Ortiz, un cosmopolita del campo y actual director de la red, ser¨¢ galardonado con un premio que ha distinguido a referentes de la cultura del pa¨ªs andino.
En una regi¨®n donde m¨¢s de 133.000 personas mayores de 15 a?os no saben leer ni escribir, la red hace un trabajo tit¨¢nico. Sus voluntarios, todos campesinos, abandonan moment¨¢neamente sus labores del campo para desplazarse horas por trochas y caminos escarpados y llevar libros hasta m¨¢s de 500 comunidades donde los esperan con ansias.
¡°Cada coordinador tiene a su cargo de 10 a 15 bibliotecas, y es un trabajo intenso, porque no son solo repartidores de libros: tienen que dejar el trabajo de la chacra (tierra) y a veces caminar muchas horas o d¨ªas y quedarse en la comunidad para reunirse con los ni?os, ver qu¨¦ poblaci¨®n hay de ni?os con discapacidad, ense?ar c¨®mo realizar un c¨ªrculo de lectura¡±, explica Mires a EL PA?S.
Y no siempre lo logran, agrega el cofunfador: ¡°El equipo es peque?o y alcanza (geogr¨¢ficamente) hasta donde podamos salir porque no tenemos unidades m¨®viles. No tenemos financiamiento internacional, sino de peque?os grupos familiares que nos echan una manito¡±. Lo que ocurre entonces es que las comunidades se enteran del servicio y les env¨ªan solicitudes de libros.
Sin embargo, cuando los coordinadores vencen las dificultades y hacen encuentros de lectura ocurren cosas extraordinarias como que aquellos que no saben leer ni escribir se suman a los c¨ªrculos y se ubican cerca para mirar el dedo de quien lee y va marcando en el libro el avance sobre las palabras.
Uno de los m¨¢s antiguos coordinadores de bibliotecarios es Javier Huam¨¢n, de 59 a?os, campesino de la comunidad de Luychocolpa. Desde la ciudad de Cajamarca hasta su casa el recorrido es de tres horas en autob¨²s a Bambamarca (provincia de Hualgayoc) y desde ah¨ª, una caminata de cuatro horas. ¡°Antes de la pandemia, sal¨ªa tres d¨ªas para hacer coordinaciones en mi zona: para llevarles los nuevos libros y recoger los otros, los libros rotan como las personas, como los alimentos¡±, asegura por tel¨¦fono.
Sin embargo, aunque afirma que la pandemia los afect¨® gravemente, ha sido un tiempo para aprender de tecnolog¨ªa y acompa?arse ¡°manteniendo el protocolo¡± sanitario. Han seguido con reuniones virtuales, pero no ha sido f¨¢cil porque muchos de sus compa?eros no tienen tel¨¦fonos inteligentes ni con memoria suficiente para otra cosa que no sean llamadas, o donde viven no llega la se?al de internet.
En esencia, estos coordinadores siguen siendo trabajadores de la tierra. ¡°En nuestra capacitaci¨®n de bibliotecas est¨¢ el jam¨¢s dejar de trabajar y convivir con nuestra chacrita para tener nuestros cultivos. Esta pandemia nos ha dado una lecci¨®n: no renunciar a nuestra propia identidad cultural, a nuestra vida comunitaria, hay que estar juntos para estar amparados¡±, expresa Huam¨¢n convencido del valor del agua y la tierra limpias y la importancia de la salud comunitaria.
El trabajo como coordinador de bibliotecarios le ha dado un discernimiento ¡°que puede ayudar a vivir con un esp¨ªritu sano¡± pese a que no ha tenido la posibilidad de estudiar en la universidad. ¡°Hemos ido a primaria y secundaria y ah¨ª nos hemos quedado. Pero cuando leemos los libros de la literatura de C¨¦sar Vallejo, de Jos¨¦ Mar¨ªa Arguedas y Ciro Alegr¨ªa ¡ªde las historias con los terratenientes¡ª o de Manuel Scorza ¡ªde la vida con la minera en el campo¡ª la mayor¨ªa nos identificamos no solo por la situaci¨®n en Cajamarca, sino en otras partes del mundo¡±, afirma el campesino.
De acuerdo con Mires, la red hoy incluye a 50 escuelas y se ha expandido a los departamentos vecinos de Amazonas, La Libertad y Lambayeque. En cada comunidad han nombrado bibliotecarios responsables de administrar un lote de libros que reciben de la oficina central ubicada en la ciudad de Cajamarca. Los libros permanecen en la casa del bibliotecario elegido por cada comunidad y ¨¦l los presta a los pobladores por una semana ¡ªsujeto a renovaci¨®n¡ª. Sin embargo, hay algunos libros, como los diccionarios, que no salen de su vivienda. ¡°Porque puede ser que alguien llegue a buscarlo y no lo encuentre disponible¡±, detalla Mires.
La forma de renovar los ejemplares es canjeando con los que tenga otra biblioteca de la red, aunque la central repone con nuevos t¨ªtulos que publique o adquiera la central, pues a veces ¡°los libros se accidentan¡±, dice Mires aludiendo al deterioro por el uso. La Casa de la Literatura Peruana concede el premio porque asegura que ¡°a lo largo de sus 50 a?os, la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca ha promovido nuevas din¨¢micas para la creaci¨®n y la circulaci¨®n del libro¡±, pero adem¨¢s ha contribuido a la ¡°recuperaci¨®n y revaloraci¨®n de la memoria comunitaria y las tradiciones orales a trav¨¦s de la Enciclopedia Campesina¡±.
Y es que la red tambi¨¦n publica libros escritos por campesinos. ¡°Este proyecto cuestiona y reinventa la din¨¢mica recopilatoria de los saberes comunitarios, proponiendo nuevas formas de valorar la palabra po¨¦tica y publicaciones hechas desde la comunidad y para la comunidad¡±, dice el jurado del Premio Casa de la Literatura Peruana 2021.
¡°Con el tiempo, los profesores se han ido enterando de esta propuesta. Antes ¨¦ramos solo los comuneros, cosa curiosa porque la escuela formalmente no incorporaba ni la lectura como una cuesti¨®n vital ni los libros nuestros ¡ªde corte campesino, escritos con en el habla nuestra y que la educaci¨®n formal calificar¨ªa de barbarismo¡ª. Hay docentes que se han ido comprando el pleito¡±, anota Mires, un autodidacta de la bibliotecolog¨ªa desde que era un campesino adolescente en la costa en los a?os 70.
Por eso, del total de libros que env¨ªan a las comunidades, el 60% son publicaciones propias. ¡°En la colecci¨®n campesina ya hemos sobrepasado los 200 t¨ªtulos: la gran mayor¨ªa escritos por la propia gente, con los nombres de la propia gente. Los otros son el diccionario, la Constituci¨®n, el C¨®digo Civil, el C¨®digo Penal, y literatura¡±, se?ala Mires.
Campesinos cosmopolitas
Mires se sum¨® a la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca cuando a¨²n no hab¨ªa terminado la secundaria, a los 14 ¨® 15 a?os, y era un movimiento educativo no pastoral del sacerdote ingl¨¦s Juan Medcalf, ya fallecido. El director de la asociaci¨®n civil sostiene que uno de los retos m¨¢s importantes del trabajo ha sido responder a las ¡°demandas de lectura de cosmopolitas rurales¡± pues en la ciudad de Cajamarca no hay librer¨ªas.
?Pero por qu¨¦ son cosmopolitas rurales y qu¨¦ encuentran en los libros? ¡°Hay mucho inter¨¦s en conocer mucho m¨¢s all¨¢ de las fronteras, eso va contra esa idea estereotipada de que viven en su chacra y no les interesa nada m¨¢s¡±, responde Mires. ¡°Un ejemplo es Pascual S¨¢nchez Montoya, un compa?ero nuestro de la comunidad de Chuco (provincia de San Marcos), es un experto en historia medieval inglesa que se ha especializado porque es un lector empedernido y no se ufana. Tiene cuarto a?o de primaria y en una conversaci¨®n con un sacerdote fue muy impresionante su dominio para contar lo que ha pasado en las cortes inglesas como si fueran sus vecinos¡±, asegura.
Hasta antes de la pandemia, la red realizaba dos o tres asambleas por a?o: la ¨²ltima se desarroll¨® en marzo de 2020, en v¨ªsperas de que el Gobierno ordenara s¨²bitamente la cuarentena estricta. Era un evento importante en la vida de la instituci¨®n que empezaba con una ceremonia en la que agradec¨ªan a las monta?as y a los difuntos: en las asambleas, por ejemplo, eleg¨ªan por consenso a los coordinadores. Esa fue la ¨²ltima vez que se encontraron todos. Durante la emergencia sanitaria, las bibliotecas han puesto m¨¢s atenci¨®n en los ni?os, debido a que el Ministerio de Educaci¨®n opt¨® por clases a distancia por medios digitales escasos en las comunidades rurales.
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