Costa Rica se debate entre la tradici¨®n y el cambio en unas elecciones con 25 candidatos
Los costarricenses acuden este domingo a las urnas con altos niveles de indecisi¨®n. El expresidente Figueres es el ¨²nico que parece tener garantizado un cupo en la probable segunda vuelta, seg¨²n las encuestas
En Costa Rica le llaman ¡®feria del agricultor¡¯ a los mercadillos de frutas y verduras los fines de semana en cada municipio. Comercian, claro, pero tambi¨¦n socializan y se miden los humores populares. Se palpa el costo de la vida, bromean sobre el f¨²tbol, reparten bendiciones o piropos y en campa?a electoral tampoco le zafan a la pol¨ªtica, sea en broma o en serio. Es un peque?o laboratorio que confirma el des¨¢nimo de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n con los partidos pol¨ªticos que compiten por el poder en las elecciones de este domingo, o al menos por entrar a una inevitable segunda vuelta: nunca ha habido tantas candidaturas ¡ª25¡ª y nunca una campa?a tan difusa y con tan altos niveles de indecisi¨®n, seg¨²n reflejan las encuestas.
De alguna manera, la campa?a electoral ha sido el Partido Liberaci¨®n Nacional (PLN), el m¨¢s grande del pa¨ªs fundado apenas despu¨¦s de la ¨²ltima guerra que vivi¨® Costa Rica, en el ombligo del siglo XX, con el expresidente Jos¨¦ Mar¨ªa Figueres (1994-1998) al frente, contra un men¨² variad¨ªsimo y confuso de 25 candidatos. En ¨¦l hay desde partidos reci¨¦n hechos, tr¨¢nsfugas persistentes, emprendedores de nicho y aspirantes sacados del sombrero al ver frente a s¨ª un amplio terreno de nadie. Este vac¨ªo se refleja en la enorme masa de indecisos que se reportaba a¨²n cinco d¨ªas antes de las elecciones: 32% de los decididos a votar, de los cuales un tercio probablemente llegue a resolver su voto solamente cuando tenga la papeleta en la mano, con el instinto.
Por eso, los analistas insisten en se?alar la gran incertidumbre sobre los resultados, acentuada por los escasos m¨¢rgenes de apoyo de las candidaturas que escoltan a Figueres y rivalizan con ¨¦l: cinco nombres que oscilan entre los 13 puntos y los cinco puntos de apoyo en los sondeos, peque?os sacos de apoyo electoral que, sin embargo, pueden alterarse por cientos de miles de votos que se decidir¨¢n ¡®in extremis¡¯ por las razones m¨¢s variadas.
Vuelve el predicador evang¨¦lico Fabricio Alvarado
En las urnas y sin sospechas de fraudes o violencia, la norma en la resistente democracia costarricense, se medir¨¢ de nuevo el poder de los movimientos evang¨¦licos con el candidato Fabricio Alvarado, (el predicador que sorprendi¨® a todos en 2018) y la a?oranza por el bipartidismo con Figueres y con Lineth Sabor¨ªo (una conservadora del Partido Unidad Social Cristiana con propuestas ambiguas que se resumen en ¡®unir a Costa Rica¡¯), pero tambi¨¦n la cr¨ªtica populista al sistema pol¨ªtico mismo, encarnado por un raro pol¨ªtico llamado Rodrigo Chaves, que ha crecido en las ¨²ltimas semanas y activa las alertas.
Chaves es un economista de 61 a?os que en las ¨²ltimas encuestas mostr¨® una tendencia al alza hasta un 8% de respaldo, suficiente para presentarse como una de las opciones para la segunda vuelta. Crece a pesar de que fue sancionado por conductas inapropiadas sexuales cometidas cuando fue funcionario en el Banco Mundial, justo antes de renunciar y volver a Costa Rica para un fugaz paso como ministro de Hacienda en el Gobierno actual. Todo en los ¨²ltimos dos a?os. Su partido se llama Progreso Social Democr¨¢tico (PSD), tan nuevo como desconocido, pero importa poco porque el peso de imagen lo lleva una periodista famosa llamada Pilar Cisneros, voz ¨¢cida contra la clase pol¨ªtica, quien que va de candidata a diputada y parece tener garantizado a partir de mayo uno de las 57 esca?os de la Asamblea Legislativa unicameral, elecci¨®n sobre la que hay m¨¢s incertidumbre que en la presidencial.
Angie Monge es una de las vendedoras de fruta de la feria. Los fines de semana lleva al centro del pa¨ªs los aguacates, fresas y manzanas que produce su familia en Copey de Dota, una regi¨®n monta?osa al suroeste de San Jos¨¦, que por d¨¦cadas ha sido un fuerte del tradicional del PLN. Representa a los grupos que quieren cambios, c¨®mo no, pero ¡®a la tica¡¯, es decir, paulatinos, sin remezones. Sus padres y abuelos fueron liberacionistas cuando ello significaba apoyar la socialdemocracia, la centro izquierda o todas esas ideas que abogaban por un Estado fuerte y protag¨®nico en la econom¨ªa. Ella, en cambio, ha crecido en tiempos de reconfiguraci¨®n pol¨ªtica y apoya al Frente Amplio, el ¨²nico partido de izquierda con representaci¨®n legislativa. ¡°Tiene las ideas m¨¢s frescas y PLN es algo a?ejo, pero si tengo que votar en segunda ronda por PLN cierro los ojos y lo hago, para que no queden otros¡±, dice alzando los hombros, como resignada.
Votar por el PLN es votar por el candidato Figueres, que parece tener ya un pie en la segunda vuelta programada para abril. Es votar por la carta m¨¢s tradicional del juego, la m¨¢s cuestionada por su largo pasado, pero tambi¨¦n la menos chocante para un sector del pa¨ªs poco dado a cambios abruptos. Es el partido m¨¢s ubicado al centro del espectro ideol¨®gico con el que se identifica la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, una bandera que defiende el papel de las instituciones p¨²blicas a pesar de las cr¨ªticas populares por su ineficiencia. Y es, sin embargo, una de las agrupaciones m¨¢s rechazadas en un clima de enojo por la corrupci¨®n y por el deterioro de las condiciones de vida de la gran clase media de la que se ufanaba Costa Rica, bien representada en vendedores y compradores de las ¡®ferias del agricultor¡¯.
Ya no importa sacar al impopular Partido Acci¨®n Ciudadana (PAC, progresista) del poder; ya est¨¢ liquidado en las encuestas. Ahora priman criterios como la b¨²squeda de un nuevo cambio, despu¨¦s de la desilusionante llegada del PAC en 2014, en el fin del bipartidismo de d¨¦cadas. Unos quieren un partido que defienda el Estado fuerte y otros quieren candidatos que lo limpien radicalmente, que lo intervengan o directamente que lo recorten hasta su m¨ªnimo posible, sobre todo un grupo de derecha moderna que lo considera un estorbo. Este ha sido el debate en el subsuelo de la campa?a, apenas expresado cuando se habla de impuestos, de exoneraciones o no para atraer inversi¨®n, de la obligatoriedad de la vacuna contra COVID-19 o de d¨®nde deben estar los motores que generen trabajos para bajar del 14% el desempleo.
¡°Costa Rica es un pa¨ªs que ha sabido llevar el peso de lo p¨²blico con el sector privado, pero si se impone el conflicto le ser¨¢ dif¨ªcil encontrar la salida. La soluci¨®n pasa por un nuevo paradigma de beneficio en ambos sentidos, una sinergia adaptada a las nuevas condiciones¡±, dice a EL PA?S, Daniel Zovatto, director en el continente del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), con sede en Suecia. Se refiere a la discusi¨®n de baja intensidad entre inter¨¦s p¨²blico y poder privado, aunque la conversaci¨®n electoral ha sido una nube de humo entre 25 candidaturas que solo han confundido m¨¢s al electorado.
Soluci¨®n por las urnas
Las circunstancias tampoco son exclusivas de Costa Rica. ¡°Hemos visto recientemente en Am¨¦rica Latina una tendencia de segundas vueltas, rupturas del sistema de partidos y el valor del voto-castigo, adem¨¢s de un contexto dif¨ªcil que la pandemia ha complicado m¨¢s. Hay frustraci¨®n y problemas en la casa, pero tambi¨¦n en el barrio centroamericano, aunque al mismo tiempo los costarricenses tienen en su ADN un apoyo s¨®lido a la democracia, una de las tres mejores de Am¨¦rica Latina¡±, comenta desde Panam¨¢. ¡°Ser¨¢ crucial el resultado para la gobernabilidad y evitar que los problemas acumulados lleven a turbulencias que hemos visto en otros pa¨ªses¡±, a?ade.
En la feria de las frutas y verduras se palpa ese dilema, aunque cada qui¨¦n cree que su candidato es el que puede esquivar la crisis. Sonia F., una maestra al borde de la jubilaci¨®n, cree que conviene dar un golpe de tim¨®n. ¡°Voy a votar por ella¡±, dice mientras escoge las naranjas, pero ¡°ella¡± significa ¡°ella y ¨¦l¡±. Se refiere a la periodista Cisneros que repudia a la clase pol¨ªtica y que acompa?a al economista Chaves. El populista de formas rudas atribuye a ¡°grupos econ¨®micos poderosos¡± locales la divulgaci¨®n de las denuncias en su contra por acoso sexual, publicadas tambi¨¦n en The Wall Street Journal el 18 de octubre. Sonia dice que est¨¢ harta de los pol¨ªticos de siempre, que confi¨® en el PAC hace ocho a?os y que ahora quiere apoyar a Cisneros para ver si este experimento resulta mejor. ¡°No me vengan con que hay coronavirus (Costa Rica registr¨® en esta semana la mayor cantidad de casos nuevos durante la pandemia); tenemos que ir a votar para evitar que gane Figueres. Yo soy maestra y me acuerdo bien de su Gobierno¡±, justifica.
Lo que Sonia no olvida es una gran huelga de maestros en 1995, uno de los episodios de un Gobierno pol¨ªticamente convulso del que sin embargo se enorgullece Figueres cuando recuerda tres hitos relevantes para la Costa Rica actual. No se cansa de repetir que trajo al gigante de microprocesadores Intel, que abri¨® trecho para la industria tecnol¨®gica en el pa¨ªs, que cre¨® una red de m¨¢s de mil cl¨ªnicas b¨¢sicas que han resultado vitales para enfrentar la pandemia y que ide¨® un programa de pagos estatales a finqueros que conserven el bosque, una de las pol¨ªticas aplaudidas por el mundo ecologista y bien aprovechadas por la industria del turismo.
Eso le reconocen algunos, pero a Figueres lo acompa?a la sombra de la corrupci¨®n por casos que nunca han llegado a estrados judiciales, como las millonarias consultor¨ªas que dio a la empresa francesa Alcatel denunciadas por la prensa en 2004 como actos de influencia para que el Estado le otorgara contratos de l¨ªneas telef¨®nicas. El hijo del estadista del siglo XX que aboli¨® el Ej¨¦rcito en 1948, Pepe Figueres, era ya expresidente y ejerc¨ªa como director del Foro Econ¨®mico Mundial, cargo al que renunci¨® por los cuestionamientos en Costa Rica, aunque tard¨® ocho a?os m¨¢s en regresar al pa¨ªs para intentar eso que ahora parece factible: la reelecci¨®n a pesar de su pasado, de su partido desgastado y del nuevo rompecabezas pol¨ªtico. Ni siquiera ha podido garantizarse el apoyo de su hermana Christiana, connotada l¨ªder internacional contra el cambio clim¨¢tico, con quien se enfrasc¨® en una disputa p¨²blica por la herencia familiar.
Jos¨¦ Mar¨ªa Figueres program¨® comenzar su jornada electoral votando en el pueblito llamado ¡®La lucha¡¯, en la hacienda hist¨®rica donde est¨¢ sepultado su padre, a 26 kil¨®metros de la finca de la familia de Angie. Los 2.100 centros de votaci¨®n en territorio nacional se abren a las 6 de la ma?ana y la tradici¨®n indica que los mayores votan por la ma?ana y los j¨®venes por la tarde, pero las cosas han cambiado y analistas incluso prev¨¦n que el abstencionismo supere el 34,3% de la primera ronda del 2018. Unas 50 mesas se abren tambi¨¦n en consulados fuera del pa¨ªs para atender a votantes en el extranjero, una cantidad ¨ªnfima en relaci¨®n con otros pa¨ªses latinoamericanos. Costa Rica sigue siendo sobre todo un pa¨ªs destino (migraci¨®n, turistas, inversiones), con indicadores sociales superiores a los promedios de la regi¨®n, pero con tendencias preocupantes. Por eso la vendedora de aguacates y la compradora de naranjas coinciden en recuperar algo que Costa Rica tuvo. Pero una prefiere resignada el camino de siempre y la otra prefiere seguir probando nuevos senderos, ya ver¨¢ hacia d¨®nde.
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