Los incendios arrasan casi el 10% de la provincia argentina de Corrientes

Casi el 10% de la provincia argentina de Corrientes, unas 800.000 hect¨¢reas, ha sido arrasada por el fuego. La sequ¨ªa hist¨®rica que desde hace dos a?os azota la provincia ha propiciado que las llamas devoren incluso la quinta parte de los Esteros del Iber¨¢, el mayor humedal de Argentina. Sin las barreras naturales de agua que suelen actuar como cortafuegos en esta regi¨®n, bosques nativos, pastizales, explotaciones forestales y tierras ganaderas arden fuera de control. Las escasas lluvias ca¨ªdas en las ¨²ltimas horas y los bomberos desplegados sobre el terreno son insuficientes para detener los numerosos focos activos en la provincia, que ha sido declarada en cat¨¢strofe ambiental.

¡°Frente a la tragedia que vive Corrientes, pusimos todas nuestras fuerzas para dar respuesta. Mandamos a todos nuestros bomberos, brigadistas, fuerzas de seguridad, hidrantes y helic¨®pteros¡±, dijo este lunes el presidente argentino, Alberto Fern¨¢ndez. Los incendios comenzaron a mitad de enero, pero se multiplicaron con rapidez ante la pasividad inicial de las autoridades provinciales.

¡°Al principio los incendios se normalizaron. Es normal para los correntinos ver columnas de fuego porque es una provincia con cultura ganadera donde el fuego se usa para recuperar los pastos. Pero lo at¨ªpico es esta seca extrema, porque esa pr¨¢ctica est¨¢ pensada con el humedal, que ejerce como barrera al fuego, y ahora esa barrera ha desaparecido. Solo queda agua en las lagunas¡±, explica la bi¨®loga Sof¨ªa Heinonen, directora de la fundaci¨®n Rewilding Argentina, al frente de proyectos de conservaci¨®n en los Esteros del Iber¨¢.

Las caracter¨ªsticas porosas del suelo de los Esteros, similar a la turba, permiten que el fuego se propague bajo tierra y emerja a pocos metros de donde fue extinguido si los term¨®metros superan los 35 grados, lo que hace tan dif¨ªcil combatirlos. La ausencia de caminos dentro del humedal impide tambi¨¦n el paso de camiones hidrantes. ¡°Tiene que llover, pero llover mucho. Anoche empez¨® a gotear, fueron chaparrones, pero tambi¨¦n cayeron rayos y prendieron m¨¢s los Esteros¡±, agrega Heinonen.

Hasta el momento se han quemado cerca de 150.000 hect¨¢reas de las m¨¢s de 700.000 que tiene esta gran reserva natural, dividida entre un parque nacional, uno provincial y tierras en manos privadas.

Las autoridades estiman que las p¨¦rdidas econ¨®micas superan ya los 26.000 millones de pesos (unos 232 millones de d¨®lares al cambio oficial) y el Gobierno ha anunciado ayudas para los productores que han visto desaparecer en cuesti¨®n de horas todo lo que ten¨ªan. El turismo, una fuente de ingresos provincial en alza en los ¨²ltimos a?os gracias al atractivo natural de los Esteros, ha quedado en pausa y agrava el impacto que provoc¨® la pandemia de covid-19.

V¨ªdeos de yacar¨¦s hembras con cr¨ªas encima caminando en busca de agua y de grandes extensiones de bosques nativos en llamas han conmocionado a la sociedad argentina, que ha lanzado numerosas iniciativas solidarias. La m¨¢s exitosa ha sido la del influencer Santiago Maratea, que en menos de 48 horas logr¨® recaudar m¨¢s de cien millones de pesos (casi un mill¨®n de d¨®lares) que ir¨¢n destinados a equipamiento antiincendios para los bomberos de la provincia, en su mayor¨ªa voluntarios.

¡°La fauna que m¨¢s ha sido afectada son peque?os reptiles, culebras y v¨ªboras. Hay sectores donde el fuego avanz¨® m¨¢s r¨¢pido y encontr¨¢s a carpinchos y yacar¨¦s que no pudieron escapar. Pero por lo general el fuego avanza lento y los animales tienen v¨ªas de escape porque la reserva es muy grande¡±, dice el intendente del Parque Nacional Iber¨¢, Daniel Rodano. De las 190.000 hect¨¢reas del parque, 60.000 se han visto afectadas.

Heinonen coincide en que muchos animales han encontrado refugio en zonas de la reserva natural que no se han visto arrasadas hasta el momento por el fuego, pero la fundaci¨®n que dirige ha tenido que intervenir para salvar a aquellos ejemplares que hab¨ªan sido reintroducidos hac¨ªa poco, como guacamayos rojos, y no estaban a¨²n lo suficientemente adaptados como para escapar a esta tragedia.

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