El yaguaret¨¦ regresa al chaco argentino
A 70 a?os del avistamiento del ¨²ltimo ejemplar, la Fundaci¨®n Rewilding Argentina ultima la reinserci¨®n de cinco ejemplares en los Esteros del Iber¨¢
Tania tiene tres patas. Perdi¨® una cuando era cachorra, v¨ªctima de un tigre que la atac¨® desde una jaula contigua en el zool¨®gico de Bat¨¢n, en el suroeste de Buenos Aires. Fue un problema entre parientes. Tania parece una tigresa africana, pero es una yaguaret¨¦ ("gran felino", en la lengua guaran¨ª), su equivalente americano.
Tania es una superviviente. Se sobrepuso al ataque y luego al encierro. Desde hace dos a?os vive en la isla San Alonso, en el coraz¨®n del Parque Nacional Iber¨¢ ("aguas que brillan", en guaran¨ª), 700.000 hect¨¢reas de humedales alimentados solo por agua de lluvia en la provincia de Corrientes (a 800 kil¨®metros al noreste de Buenos Aires). Tania se cruz¨® en la isla con Chiqui, un macho llegado desde Paraguay, y fue madre. Sus dos cr¨ªas, Mbarete y Arami, son la avanzada del regreso del yaguaret¨¦ a esos pantanos v¨ªrgenes, donde desapareci¨® hace 70 a?os v¨ªctima de la caza. La reinserci¨®n de Mbarete, Arami y otros tres ejemplares adultos corona siete a?os de trabajo de relojer¨ªa realizado por Rewilding Argentina, una fundaci¨®n que trabaja en el rescate de especies amenazadas.
Argentina ha sido hostil al yaguaret¨¦. Apenas quedan unos 200 en Misiones, una provincia selv¨¢tica que linda con Brasil y Paraguay. En los esteros del Iber¨¢, al sur de Misiones, el yaguaret¨¦ se extingui¨® en los cincuenta, v¨ªctima de los ganaderos que tem¨ªan por sus vacas y los cazadores ¨¢vidos de pieles. Hab¨ªa entonces unos 1.000 ejemplares. ¡°En el pico de la demanda de pieles, Europa lleg¨® a pagar hasta 10.000 d¨®lares por animal cazado en el Iber¨¢¡±, dice la bi¨®loga y directora ejecutiva de Rewilding Argentina, Sof¨ªa Heinonen.
Rewilding Argentina es heredera de CLT Argentina, una organizaci¨®n ecologista creada por el fil¨¢ntropo estadounidense Douglas Tompkins, que amas¨® una gran fortuna gracias a marcas como North Face y Esprit. En diciembre de 2015, Tompinks muri¨® en una accidente de canotaje (deporte de remo) en Chile y la fundaci¨®n qued¨® en manos de su esposa, Kristine McDivitt Tompkins. Fue ella quien complet¨® el sue?o de Douglas: restaurar y donar m¨¢s de un mill¨®n de hect¨¢reas de tesoros naturales a los estados de Argentina y Chile, que, a cambio, deb¨ªan convertirlos en zonas protegidas. El a?o pasado, Iber¨¢ sum¨® 150.000 hect¨¢reas compradas por Tompkins. En esos terrenos, cuna de una riqueza natural insuperable, donde confluyen lagunas, embalses, palmerales, bosques y pastizales, los yaguaret¨¦s esperan su regreso a la vida natural.
La reinserci¨®n de una especie en un nuevo h¨¢bitat es un trabajo met¨®dico, divido en fases de laboratorio. De eso se hacen cargo bi¨®logos como Heinonen y Sebasti¨¢n Di Martino, director de conservaci¨®n del proyecto de Rewilding Argentina. El proceso comienza con ejemplares en cautiverio que har¨¢n de reproductores, como Tania y Chiqui. Esos yaguaret¨¦s nunca ser¨¢n salvajes, pero sus cr¨ªas si podr¨¢n serlo. En la fase dos, los cachorros crecen en corrales sin contacto con el hombre. Se los monitorea mediante c¨¢maras y se los alimenta con presas vivas, como carpinchos o ciervos. ¡°Lo importante es que no asocien al hombre con nada bueno, por eso no deben ver cu¨¢ndo introducimos su alimento en el corral¡±, explica Di Martino.
En la fase dos tambi¨¦n se trabaja sobre ejemplares que fueron salvajes y por alg¨²n motivo dejaron de serlo. En la isla San Alonso hay tres yaguaret¨¦s llegados desde Brasil, dos hembras y un macho, que est¨¢n en ese proceso de readaptaci¨®n a la libertad. Uno de ellos es Jatobazinho, un macho silvestre que apareci¨® en septiembre al norte de Corumb¨¢ deshidratado y desnutrido. El d¨ªa que EL PA?S visit¨® el centro de monitoreo de los corrales en la isla San Alonso, Jatobazinho dorm¨ªa pl¨¢cidamente bajo un tinglado de madera oculto en unos matorrales, luego de un almuerzo abundante.
Los bi¨®logos de Rewilding Argentina est¨¢n ya en condiciones de iniciar la fase tres: los cinco yaguaret¨¦s ser¨¢n liberados en los pr¨®ximos meses en un corral de 30 hect¨¢reas donde deber¨¢n valerse por s¨ª mismos, sin ayuda humana. Luego llegar¨¢ la liberaci¨®n definitiva. Jatobazinho ser¨¢ ¡°el ¨²nico macho libre, y la idea es que se cruce con Juruna y Mariua¡±, dos hembras que junto con los chachorros de Tania forman la familia que poblar¨¢ de nuevo el Iber¨¢, dice Di Martino.
La vuelta del yaguaret¨¦ devolver¨¢ el equilibrio al humedal, hoy saturado de carpinchos, monos y yacar¨¦s (cocodrilos), animales que perdieron su predador natural. ¡°La restauraci¨®n del predador tope permitir¨¢ recomponer la riqueza y diversidad del entorno y asegurar¨¢ la continuidad gen¨¦tica en todo el pa¨ªs¡±, dice Hainonen. La reinserci¨®n, sin embargo, no es el principal desaf¨ªo. Si no cambian las condiciones que hace 70 a?os produjeron la extinci¨®n del yaguaret¨¦ en Iber¨¢, la descendencia de Tania y Chiqui vivir¨¢ muy poco.
¡°Hay que lograr que la gente tenga una percepci¨®n econ¨®mica positiva del yaguaret¨¦. Si es algo bueno, no lo matar¨¢¡±, explica Hainonen. La soluci¨®n est¨¢ en el ecoturismo. La fundaci¨®n argentina se inspir¨® en el trabajo de la On?afari, una organizaci¨®n ambientalista que trabaja en el Pantanal de Brasil, h¨¢bitat natural del yaguaret¨¦ en el sur de ese pa¨ªs. ¡°La clave es que el hacendado encuentre un r¨¦dito econ¨®mico en la protecci¨®n del yaguaret¨¦¡±, dice Leonardo Sartorello, bi¨®logo de On?afari que viaj¨® a Iber¨¢ para compartir experiencias con sus colegas de Rewilding Argentina. ¡°Una vaca comida por un yaguaret¨¦ vale 250 d¨®lares; un veh¨ªculo de avistamiento transporta a 10 turistas que pagan cada uno 250 d¨®lares por d¨ªa. La cuenta es fant¨¢stica. El ganadero sigue criando sus vacas, compensa las p¨¦rdidas con el ecoturismo y, lo m¨¢s importante, preserva al yaguaret¨¦ porque ya no precisa cazarlo¡±, explica Sartorello.
La fundaci¨®n argentina ha avanzado mucho de su lado de la frontera. Luego de ocho a?os de trabajo, ha convencido al poder pol¨ªtico de la importancia del yaguaret¨¦ como atracci¨®n tur¨ªstica de la provincia de Corrientes. Uno de los m¨¢s convencidos es el senador Sergio Flinta, presidente del Comit¨¦ Provincial Iber¨¢. ¡°Hace tres a?os ingresaban al parque 22.000 visitantes y lo hac¨ªan solo desde Colonia Pellegrini [uno de los pueblos que sirven de ¡°portal¡± al Iber¨¢]. Hoy son m¨¢s de 80.000, desde cinco pueblos diferentes¡±, dice Flinta.
El uso del yaguaret¨¦ como imagen de la provincia potenci¨® los emprendimientos de las comunidades rurales que rodean al estero. Familias que antes apenas ten¨ªan trabajo hoy dan alojamiento o se ofrecen como gu¨ªa de turismo. Se trata, en el fondo, de lograr una convivencia pac¨ªfica entre el yaguaret¨¦ y el su principal predador, el hombre.
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