Siete d¨ªas que llevaron a la UE de la incredulidad al escalofr¨ªo
La invasi¨®n rusa de Ucrania empuja a la Uni¨®n a un salto sin precedentes en su pol¨ªtica exterior y de defensa. ¡°Entramos en aguas turbulentas que nunca hab¨ªamos navegado¡±, dice Schinas
La mayor crisis de seguridad en el Viejo Continente desde el final de la Segunda Guerra Mundial marca un antes y un despu¨¦s en la historia de la Uni¨®n Europea. El club ha pasado repentinamente del escepticismo sobre la posibilidad de un ataque de Rusia a la incredulidad ante los actos de agresi¨®n de Vlad¨ªmir Putin. Y enseguida lleg¨® el escalofr¨ªo tras el estallido del primer conflicto entre dos grandes naciones europeas en casi 80 a?os y las continuas amenazas de Mosc¨² de recurrir a su arsenal nuclear. Lejos de amilanarse, la UE ha optado por organizar un zafarrancho de combate para ayudar a Ucrania mientras intenta frenar a Mosc¨² mediante unas represalias comerciales sin precedentes. EL PA?S reconstruye, sobre la base de testimonios p¨²blicos y privados, los ocho d¨ªas que, entre el 24 de febrero y el 3 de marzo, cambiaron para siempre la faz del Viejo Continente y forzaron a la UE a dar un estir¨®n acelerado en su talla geopol¨ªtica.
Los miembros de la Comisi¨®n Europea recibieron un correo electr¨®nico de la presidenta Ursula von der Leyen a las seis de la ma?ana del jueves 24 de febrero en el que se les convocaba para una reuni¨®n urgente ese mismo d¨ªa en el Berlaymont, la sede del organismo en Bruselas. Solo unas horas antes, los tanques rusos hab¨ªan empezado a entrar en Ucrania. Y las bombas del ej¨¦rcito de Putin desfiguraban una parte de Europa con cicatrices tan dolorosas como las de los peores tiempos de su historia.
¡°Esta semana quiz¨¢ hemos visto el nacimiento, siempre postergado, de la Europa geopol¨ªtica¡±, resum¨ªa el pasado martes Josep Borrell, jefe de la diplomacia comunitaria y uno de los grandes protagonistas de la transformaci¨®n que la UE est¨¢ viviendo como consecuencia del desaf¨ªo armado de Putin. En un vibrante discurso ante el Parlamento Europeo, el espa?ol lamentaba tambi¨¦n que las ¨²ltimas jornadas hayan visto ¡°el retorno a Europa de la tragedia¡±. Pero ante el violento avance de las fuerzas rusas, afirmaba: ¡°No debe atemorizarnos, sino unirnos¡±.
La cita urgente del Berlaymont fue la primera prueba de fuego para una reacci¨®n europea cuyo alcance no estaba garantizado de antemano. La UE y Estados Unidos llevaban semanas amenazando a Putin con un castigo enorme y de costes elevad¨ªsimos para la econom¨ªa rusa si invad¨ªa Ucrania. Pero entre bastidores cruj¨ªan las dudas de varios socios europeos. Todas las fuentes consultadas coinciden, sin embargo, en que la muerte y la destrucci¨®n sembrada por el presidente ruso contribuy¨® a despejar cualquier complicidad con el Kremlin.
¡°Todos los comisarios presentes en la reuni¨®n extraordinaria del jueves sab¨ªamos que est¨¢bamos a punto de cruzar el Rubic¨®n y de entrar en unas aguas turbulentas en las que nunca hab¨ªamos navegado¡±, recuerda Margaritis Schinas, vicepresidente de la Comisi¨®n Europea. Schinas, probablemente el comisario con m¨¢s experiencia comunitaria por sus a?os como funcionario, parlamentario y ahora miembro de la Comisi¨®n, asegura: ¡°Solo ha sido la segunda vez que he tenido la sensaci¨®n de estar asistiendo a una cita realmente hist¨®rica¡±.
Para Schinas, el anterior hito trascendental fue en mayo de 2020, cuando la Comisi¨®n propuso un fondo financiado con deuda europea para responder a la crisis provocada por la pandemia. Ese salto fiscal adelante fue calificado como un momento hamiltoniano de la UE, en alusi¨®n a un paso similar en la construcci¨®n federal de EE UU. ¡°Creo que ahora estamos en el segundo momento hamiltoniano de la Uni¨®n, porque hemos dado otro paso federalizante¡±, pronostica Schinas.
La reuni¨®n de comisarios fue de emergencia, pero no por sorpresa. Las alarmas por el ataque ruso ya se hab¨ªan disparado el d¨ªa antes, apunta una fuente europea. El mi¨¦rcoles, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, telefone¨® a los dirigentes comunitarios para informarles de que el movimiento de tropas rusas hacia Ucrania se iniciar¨ªa en cuesti¨®n de horas.
El telefonazo aceler¨® la reacci¨®n de Bruselas. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, convoc¨® esa misma tarde una cumbre extraordinaria para el d¨ªa siguiente, jueves 24. La carta de invitaci¨®n de Michel a los l¨ªderes europeos ya afirmaba que ¡°el uso de la fuerza y la coerci¨®n para modificar las fronteras no tiene sentido en el siglo XXI¡±. El pulso de las instituciones europeas comenzaba a acelerarse.
Aun as¨ª, Bruselas no parec¨ªa calibrar todav¨ªa la magnitud del golpe que Putin se dispon¨ªa a asestar al tablero de la seguridad europea. El d¨ªa antes de la guerra, la UE se teme lo peor en la zona este del pa¨ªs, pero espera que el presidente ruso se limite a concentrar ah¨ª su ataque. ¡°Las rep¨²blicas fantasmas reconocidas por Mosc¨² [en el este de Ucrania] solo ocupan el 30% del territorio [de la regi¨®n del Donb¨¢s]. Y tememos que los siguientes pasos sean la anexi¨®n de esa parte y luego la reivindicaci¨®n manu militari del 70% restante¡±, se?alaba Borrell en una entrevista con EL PA?S realizada solo unas horas antes del estallido de las primeras bombas.
El sombr¨ªo pron¨®stico de Borrell se cumpli¨®. Pero para estupor de Bruselas, la ofensiva golpe¨® a casi toda Ucrania, con entrada de tropas tambi¨¦n desde el norte, por Bielorrusia, y por el sur, desde Crimea. Adem¨¢s, Mosc¨² declaraba su objetivo de tomar Kiev, la capital del pa¨ªs, para deponer al presidente ucranio, Volod¨ªmir Zelenski. Putin trituraba as¨ª de un golpe todas las l¨ªneas rojas de los acuerdos pol¨ªticos y legales que conformaban hasta ahora la seguridad de Europa (Acta de Helsinki, Carta de Par¨ªs, Memor¨¢ndum de Budapest, acuerdo Rusia-OTAN). El 24 de febrero, Putin enterr¨® la postguerra fr¨ªa en los campos de Ucrania.
Bruselas decide reaccionar tambi¨¦n con un castigo que va m¨¢s all¨¢ de lo esperado incluso por los partidarios de mano dura con el Kremlin. ¡°Desde el primer momento, decidimos que no pod¨ªa ser una reacci¨®n al uso¡±, afirma una fuente comunitaria, conclusi¨®n corroborada por varias voces. ¡°La respuesta no pod¨ªa consistir en admitir nuestras limitaciones sino en demostrar que todo era posible¡±, apuntan esas mismas fuentes. Y la consigna se cumpli¨®.
Desde el comienzo de la guerra, rara ha sido la jornada en que Europa no ha dado una lecci¨®n de rapidez y unidad frente a la brutal agresi¨®n rusa. Los hitos hist¨®ricos y la superaci¨®n de tab¨²es anclados en el ADN del club comunitario se han sucedido a una velocidad inusitada.
El pasado lunes, la UE aprobaba un fondo de 450 millones de euros para subvencionar por primera vez los env¨ªos nacionales de armamento por parte del creciente n¨²mero de socios comunitarios que est¨¢n ayudando a Ucrania a defenderse, entre ellos, Espa?a. El jueves, en una decisi¨®n tambi¨¦n sin precedentes, se activaba la directiva de protecci¨®n internacional para garantizar la acogida en buenas condiciones de los millones de ucranios que previsiblemente intentar¨¢n ponerse a salvo en Europa de los bombardeos de Putin.
Y durante la semana entraban en vigor una bater¨ªa de sanciones que han dado en toda la l¨ªnea de flotaci¨®n a la econom¨ªa rusa, hasta el punto de que el expresidente ruso y actual vicepresidente del comit¨¦ de seguridad nacional, Dmitri Medvedev, ha recomendado a Occidente que ¡°no olvide que las guerras comerciales a menudo acaban en guerras reales¡±.
La unidad europea parec¨ªa imposible hace solo unas semanas cuando la mayor¨ªa de los socios de la Uni¨®n se manten¨ªan en estado de negaci¨®n sobre el riesgo de una invasi¨®n rusa en Ucrania. Algunos por su alta dependencia energ¨¦tica, como Alemania. Otros, como el primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, por sus estrechos lazos pol¨ªticos y econ¨®micos con el Kremlin. Y el resto porque prefer¨ªa confiar en una soluci¨®n negociada con Putin o porque desconfiaban de los servicios de espionaje de EE UU, que de manera repetida anunciaban un ataque ruso inminente.
El giro de los europeos comenz¨® a fraguarse el viernes 11 de febrero, cuando EE UU comparti¨® con los aliados informaci¨®n confidencial muy precisa sobre la posible ofensiva e incluso puso fecha a su comienzo: 16 de febrero. La UE y, sobre todo, la OTAN pasaron a un estado de alerta constante. ¡°La consigna fue estar todo el fin de semana pendientes del m¨®vil sin perderlo de vista ni un minuto¡±, apunta una fuente aliada. ¡°Y no desplazarse de Bruselas m¨¢s all¨¢ de una distancia que permitiera llegar a la sede de la OTAN en menos de dos horas¡±, a?ade la misma fuente.
La tensi¨®n se mascaba esos d¨ªas en los pasillos de las instituciones internacionales en la capital europea. Y el rostro de los dirigentes de la UE o de la OTAN que comparecieron en p¨²blico con frecuencia mostraba a las claras que todos ellos se sent¨ªan ante uno de los episodios m¨¢s trascendentales de toda su carrera.
El primer desaf¨ªo del Kremlin llega solo 24 horas despu¨¦s de que terminasen en Pek¨ªn los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno. Algunos analistas creen que Putin est¨¢ dispuesto a usar armas nucleares de corto alcance en la guerra de Ucrania, pero no se atrevi¨® a amargarle la cita ol¨ªmpica al presidente chino, Xi Jinping, uno de los poqu¨ªsimos apoyos internacionales que le queda.
Al d¨ªa siguiente, los ministros de Exteriores, bajo presidencia de Borrell, aprueban en Par¨ªs una primera ronda de sanciones financieras y anuncian la preparaci¨®n de otra. ¡°Demasiado blandas todav¨ªa para un momento tan grave¡±, juzga una fuente involucrada en la negociaci¨®n.
Los mort¨ªferos bombardeos de Putin logran que de la noche a la ma?ana los 27 socios de la Uni¨®n cierren filas como pocas veces a lo largo de su historia. Pero el camino no fue sencillo. La cumbre europea del d¨ªa de la guerra todav¨ªa arroja un consenso fr¨¢gil sobre el castigo a Putin.
El presidente del Consejo, Charles Michel, redobla la presi¨®n invitando a participar en la cumbre, por v¨ªa remota, a Volod¨ªmir Zelenski. El presidente ucranio implora ayuda y emociona a los l¨ªderes europeos con su advertencia de que puede ser la ¨²ltima vez que le vean con vida. Reclama armas y dr¨¢sticas sanciones, como la expulsi¨®n de los bancos rusos del sistema de transmisi¨®n de pagos Swift, la imprescindible ca?er¨ªa electr¨®nica del sistema financiero mundial. Pero Zelenski sale de la cita frustrado y furioso. ¡°Nos han dejado solos para defender Ucrania, los grandes poderes del mundo observan desde lejos¡±, acusar¨¢ al d¨ªa siguiente.
El final de la cumbre, en la madrugada del s¨¢bado, deja agotadas a las delegaciones de los Veintisiete, reconoce una fuente europea implicada en la organizaci¨®n del encuentro. Diplom¨¢ticos y funcionarios llevan semanas en tensi¨®n, ultimando los detalles de la reacci¨®n a los posibles movimientos de Putin y pugnando por mantener una unidad que el Kremlin busca romper una y otra vez con aparentes gestos de distensi¨®n, ofertas de negociaci¨®n y continuas campa?as de desinformaci¨®n. En los ¨²ltimos siete d¨ªas, adem¨¢s, se han preparado tres cumbres (dos europeas y otra de la UE con ?frica), dos consejos de ministros de Exteriores y decenas de reuniones t¨¦cnicas.
Bruselas acepta conceder una pausa y aplazar al domingo (27 de febrero) los siguientes consejos de ministros extraordinarios, de Exteriores e Interior en concreto. ¡°Veinticuatro horas para asimilar todo lo ocurrido y pensar en lo que viene¡±, apunta una fuente diplom¨¢tica. Pero la maquinaria no se detiene. Ese mismo s¨¢bado Michel telefonea a Zelenski y le promete la preparaci¨®n de una nueva bater¨ªa de sanciones. Y una promesa hist¨®rica: la UE financiar¨¢ en parte el env¨ªo de armamento para ayudar al presidente ucranio a defender su pa¨ªs.
Borrell se pone de inmediato manos a la obra para asestar el golpe de las nuevas sanciones antes de la apertura de los mercados del lunes. Y el espa?ol intenta lo que parece imposible: el apoyo de los 27 socios, incluidos pa¨ªses tradicionalmente antimilitaristas como Irlanda o Austria, al env¨ªo de armamento pagado en parte con dinero europeo.
El alto representante de Exteriores dispone de apenas 24 horas para lograr la unanimidad. Borrell se pega al tel¨¦fono para sumar una capital tras otra al consenso. ¡°O, en los casos m¨¢s reticentes, que acepten una abstenci¨®n constructiva¡±, detalla una fuente europea. Es decir, que no ejerzan el temido veto.
A media tarde el acuerdo sobre sanciones y armamento parece inalcanzable. ¡°Todav¨ªa hab¨ªa reticencias de algunos a las sanciones, parece incre¨ªble¡±, suspira una fuente diplom¨¢tica. Pero en esos momentos, las televisiones de todo el mundo retransmit¨ªan la brutal destrucci¨®n causada por Putin en Ucrania, unas escenas no vistas en Europa desde la implosi¨®n de Yugoslavia.
Fuentes comunitarias reconocen que la indignaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica europea ¡°jug¨® a favor de mover la posici¨®n de los pa¨ªses reacios a un castigo masivo¡±. Y la presencia de Zelenski en Kiev, a pesar de que la propaganda rusa difunde su supuesta huida de la capital, sirve tambi¨¦n de catalizador para lograr la unanimidad en el consejo de la UE. La ma?ana del domingo se roza ya el pacto, que ir¨¢ mucho m¨¢s lejos de lo esperado.
¡°El discurso de [Olaf] Scholz ante el Bundestag tambi¨¦n contribuy¨® a decantar las posiciones¡±, apunta una fuente presente en las negociaciones en alusi¨®n a la intervenci¨®n del canciller alem¨¢n ante el Parlamento de su pa¨ªs en la ma?ana del domingo. Scholz anuncia un presupuesto de 100.000 millones de euros para llevar a cabo el mayor rearme de Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Berl¨ªn rompe con siete d¨¦cadas de arrepentimiento pacifista por los horrores del nazismo. Y la defensa europea, siempre en vuelo bajo con Francia como ¨²nico motor podr¨ªa contar pronto con un segundo y potente impulsor. ¡°Para Alemania esta guerra s¨ª que ha sido un antes y un despu¨¦s¡±, se?ala una fuente de la OTAN. ¡°Ha pasado de enviar 3.000 cascos a Ucrania a anunciar un fondo de 100.000 millones para llevar a cabo el mayor rearme del ej¨¦rcito alem¨¢n desde 1945¡å, a?ade la misma fuente.
El tridente de Zelenski, Scholz y opini¨®n p¨²blica derriba las ¨²ltimas resistencias y abre un torrente de decisiones hist¨®ricas cuyo alcance todav¨ªa est¨¢ por determinar. En la tarde del domingo pasado, Von der Leyen y Borrell anuncian una tras otra medidas consideradas impensables solo unos d¨ªas antes: 450 millones de euros para subvencionar el env¨ªo de armamento a Ucrania, corte de Swift a algunos bancos rusos, congelaci¨®n de una buena parte de las reservas del Banco de Rusia, prohibici¨®n de las emisiones de los canales rusos de televisi¨®n RT y Sputnik.
Poco despu¨¦s, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, anuncia que se activar¨¢ una directiva nunca usada para abrir de par en par las fronteras europeas y ofrecer protecci¨®n a todos los ucranios que busquen refugio. En pocos d¨ªas, m¨¢s de un mill¨®n de personas salen del pa¨ªs para protegerse de las bombas de Putin.
La sensaci¨®n de tarea cumplida cunde en Bruselas. ¡°En solo 24 horas cayeron varios tab¨²es¡±, se felicita un alto cargo comunitario. Los diplom¨¢ticos nacionales, a menudo reticentes con la labor de sus colegas comunitarios, no ahorran elogios hacia las huestes de Michel, Von der Leyen y Borrell. ¡°Han trabajado d¨ªa y noche durante semanas para sacar adelantes unos acuerdos que no parec¨ªan al alcance de la UE¡±, reconoce una fuente diplom¨¢tica.
Todas las fuentes coinciden en que la semana pasada supuso para la UE un salto en pol¨ªtica exterior comparable al que la respuesta a la pandemia provoc¨® en pol¨ªtica fiscal. Pero en este caso no habr¨¢ foto de celebraci¨®n, como el famoso codazo covidiano entre Michel y Von der Leyen que remat¨® el pacto sobre el fondo de recuperaci¨®n en julio de 2020. A nadie se le escapa que, en este caso, el salto se hace espoleado por una guerra m¨¢s propia de otros tiempos y por la mayor amenaza de guerra nuclear que ha afrontado el Viejo Continente desde la invenci¨®n de la bomba incre¨ªble, como llam¨® Pedro Salinas al arma definitiva. ¡°?Y todos, ahora, todos, qu¨¦ naufragio total, en este escombro!¡±, escrib¨ªa el poeta en 1949 en Cero, sus compungidos versos ante el riesgo de una destrucci¨®n deliberada del planeta.
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