Marine Le Pen apela a la Francia del ¡°pueblo¡± contra ¡°la casta y la oligarqu¨ªa¡±
La candidata de extrema derecha se dirige en su primer mitin a abstencionistas y a votantes del izquierdista M¨¦lenchon para derrotar a Macron el 24 de abril
Los de abajo contra los de arriba, los trabajadores contra las ¨¦lites, la naci¨®n contra la globalizaci¨®n... Marine Le Pen sac¨® el jueves el manual populista en su primer mitin electoral del ¨²ltimo tramo de la campa?a para las presidenciales francesas. La candidata de la extrema derecha defini¨® las elecciones en las que se enfrenta al centrista Emmanuel Macron como un duelo entre el ¡°pueblo¡±, cuya representaci¨®n se arroga, y la ¡°casta¡± y la ¡°oligarqu¨ªa¡± que, seg¨²n ella, encarna el actual presidente de la Rep¨²blica.
¡°Hay que cerrar el paso a esta casta que nos gobierna con arrogancia, este poder de unos pocos al beneficio de unos pocos, este poder del compadreo en el que reina la cooptaci¨®n y el nepotismo¡±, clam¨® Le Pen ante miles de personas en un pabell¨®n en el Parque de Exposiciones en las afueras de Avi?¨®n, en el sur de Francia. ¡°La cita del 24 de abril pone frente a frente al bloque popular contra el bloque de la ¨¦lite¡±, continu¨®. Y a?adi¨®: ¡°Resumiendo, al pueblo contra la oligarqu¨ªa¡±.
Le Pen quiere desmentir a los sondeos, que dan todos a Macron como ganador en la segunda vuelta dentro de 10 d¨ªas. La candidata de extrema derecha se encuentra en una situaci¨®n ins¨®lita en esta campa?a. Por primera vez, todos los focos se centran en ella, y no en su competidor en el campo ultra, el tertuliano ?ric Zemmour, eliminado en la primera vuelta. Periodistas, comentaristas y rivales pol¨ªticos desmenuzan su programa ¡ªen Francia los programas cuentan¡ª y se?alan sus incoherencias. Sondeo a sondeo, el presidente ampl¨ªa levemente su ventaja.
¡°A los abstencionistas les digo: ¡®Venga a votar, si el pueblo vota, el pueblo gana¡¯¡±, dijo Le Pen. ¡°A todos, patriotas de derechas, de izquierdas, o de otros lugares, les digo: ¡®En esta elecci¨®n que nos une para levantar el pa¨ªs, nuestro ¨²nico partido es Francia, nuestro ¨²nico motor, los franceses y nuestro ¨²nico objetivo, la naci¨®n¡±.
El ambiente en el Palacio de Congresos era el¨¦ctrico. El mar de banderas. La Marsellesa a capela y a grito pelado. El calor, el sudor. Los simpatizantes de Le Pen coreando, como en un estadio, ¡°vamos a ganar¡± y ¡°Marine presidenta¡±. El entusiasmo de hombres y mujeres, mayores y j¨®venes de todas las edades, que daban una imagen bastante afinada de la sociolog¨ªa del votante de Le Pen.
¡°Estamos hartas de Macron¡±, dec¨ªa Amandine Pommier, de 32 a?os y asistente m¨¦dica de Ard¨¨che, 130 kil¨®metros al norte de Avi?¨®n. Desde all¨ª, para ver a Le Pen, hab¨ªa venido con su madre, Brigitte Betrand, de 66. Pommier se quejaba de que, en contra de su voluntad, la hubiesen obligado a vacunarse contra la covid para seguir trabajando. Echaba en cara al presidente que la polic¨ªa hubiese reprimido con mano dura las manifestaciones de los chalecos amarillos, en las que ella particip¨®. Bertrand se quejaba de que se acaba de jubilar y su pensi¨®n se elevaba a 1.184 euros netos. ¡°Macron desprecia a la gente como nosotras, la clase media, a los obreros¡±, dec¨ªa la hija. ¡°A los jefes de empresa les va bien¡±. Ambas estaban convencidas de la victoria de ¡°Marine¡±, como la llaman todos.
La base lepenista son las personas con menos ingresos y menos diplomas, los peque?os empleados y los obreros, los habitantes de la Francia de las ciudades de provincias que sienten que la Francia a la que le va bien les mira por encima del hombro, les desprecia. Todos estaban en el Palacio de Congresos de Avi?¨®n, ciudad donde el m¨¢s votado en la primera vuelta fue Jean-Luc M¨¦lenchon, candidato de la izquierda populista. La ciudad se encuentra en el departamento de Vaucluse, feudo de Reagrupamiento Nacional, el partido de Le Pen.
Captar los votos de M¨¦lenchon
En toda Francia, M¨¦lenchon qued¨® tercero el pasado domingo, muy cerca de Le Pen. Por eso hoy los m¨¢s de siete millones de votantes m¨¦lenchonistas son el objeto de deseo m¨¢s preciado en Francia. Ellos y los abstencionistas ¡ªsi alguien consigue movilizarlos¡ª decidir¨¢n el vencedor dentro de diez d¨ªas.
Macron y Le Pen cortejan a estos votantes. Macron se?ala que Le Pen es de extrema derecha, etiqueta que ella rechaza. Avisa de que es incompetente para gobernar Francia. Y ofrece su perfil m¨¢s progresista tras haberse inclinado hacia el centro-derecha.
Le Pen intenta hacer olvidar su identidad ideol¨®gica, la extrema derecha. En el mitin carg¨® contra la inmigraci¨®n, pero no era el tema que m¨¢s interesaba al p¨²blico. Los aplausos estallaban cuando esgrim¨ªa la ret¨®rica populista y social: bajada del IVA para el carburante y su eliminaci¨®n para 100 productos b¨¢sicos, aumento de un 10% de los salarios, eliminaci¨®n del impuesto sobre la renta para los menores de 30... Nadie sabe c¨®mo financiar¨¢ estas medidas, pero la candidata cree que el mensaje puede funcionar. Y en los m¨ªtines funciona.
Tiene algo de caricatura, pero si un mitin es un reflejo m¨¢s o menos ajustado de un pa¨ªs, la Francia de Le Pen es la de los que no hablan como en Par¨ªs, de los hombres que llevan tatuajes y pendientes, los j¨®venes con trabajos precarios o las mujeres que trabajan en hospitales o en supermercados y les cuesta llegar a final de mes. Y esta Francia estaba bien representada en Avi?¨®n y aplaud¨ªan a Le Pen porque, aunque ella es la rica heredera del clan pol¨ªtico de Jean-Marie Le Pen, sab¨ªa c¨®mo hablarles. Un mitin de Macron es otro universo: se?ores encorbatados, alg¨²n joven universitario, jubilados y clases medias acomodadas, empresarios de provincias o burgueses de las grandes ciudades que viven conectados con el mundo global.
¡°La visi¨®n mundialista de Emmanuel Macron promueve la desregulaci¨®n y esclaviza al hombre bajo l¨®gicas econ¨®micas y contables, a las leyes del mercado y el dinero-rey¡±, dijo la candidata. ¡°La visi¨®n nacional que yo represento defiende la naci¨®n como un espacio protector que postula que la econom¨ªa est¨¢ al servicio de las personas y de la naci¨®n, y no al contrario: el hombre no solo un agente econ¨®mico, sino un ser afecci¨®n, de filiaci¨®n, de transmisi¨®n¡±.
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