Francia se parte en tres
La ira es el principal rival al que Macron tendr¨¢ que hacer frente para ser reelegido. Ese tremendo enfado explica la abstenci¨®n y parte del traspaso de votos que ir¨¢ de M¨¦lenchon a Le Pen
¡°Cuidado con las palabras¡±, reza uno de los carteles que cuelgan por las calles de Belleville, uno de los barrios m¨¢s populares y multiculturales de Par¨ªs. Desde ese hermoso lugar cosmopolita, al noroeste de la capital francesa, Rachid elige muy bien las suyas: ¡°No votar¨¦ por ¨¦l. Prefiero preparar el terreno para la VI Rep¨²blica¡±. ?l, evidentemente, es Emmanuel Macron, que se jugar¨¢ la reelecci¨®n con la ultraderechista Marine Le Pen el pr¨®ximo domingo. Rachid, franc¨¦s de 36 a?os, es de origen argelino, pero las invectivas de Le Pen contra la inmigraci¨®n, contra Europa y sus flirteos con la Rusia de Putin ya no provocan el rechazo de anta?o.
Antiguo estudiante de la prestigiosa escuela de estudios pol¨ªticos de Par¨ªs ¡ªa la que accedi¨® gracias a un examen especial pensado para las llamadas ¡°zonas de educaci¨®n prioritaria¡± donde viven mayoritariamente familias trabajadoras¡ª, Rachid trabaja en Belleville pero vive en Romainville, en el departamento de Seine-Saint-Denis situado al noroeste del ¨¢rea metropolitana m¨¢s pobre y conflictiva de Par¨ªs. All¨ª ha arrasado M¨¦lechon: est¨¢n Macron y Le Pen, pero esa victoria de M¨¦lenchon en muchas zonas del pa¨ªs es un buen ejemplo de la llamada tercera Francia que el profesor Jacques L¨¦vy, del Departamento de Cartograf¨ªa de la C¨¢tedra de Inteligencia Espacial de la UPHF, baraja al analizar la dimensi¨®n geogr¨¢fica del voto tras la primera vuelta.
Seg¨²n el estudio presentado esta semana en la ?cole Normale Sup¨¦rieure, la elecci¨®n presidencial ha concentrado los votos en tres candidatos ¡ªLe Pen, Macron y M¨¦lenchon¡ª a los que les corresponder¨ªa su ¡°propio espacio geogr¨¢fico, su propia Francia¡±. As¨ª lo subraya el soci¨®logo Maxime Quijoux, miembro del Conservatorio Nacional de Arts et M¨¦tiers de Par¨ªs, para explicar que tanto Le Pen como M¨¦lenchon hablan directamente a las clases m¨¢s desfavorecidas. ¡°Pero no hablan a los mismos pobres¡±, dice.
Le Pen se dirige a los pobres blancos, tiene una concepci¨®n nativista de la naci¨®n, y con la ret¨®rica de las ¨¦lites lejanas activa el voto de las zonas rurales; M¨¦lenchon habla de la ¡°Rep¨²blica criolla¡±, la multicultural y diversa, m¨¢s movilizada esta vez por el miedo que el discurso del ultraderechista ?ric Zemmour ha despertado con su teor¨ªa del ¡°gran reemplazo¡±. ¡°Piensa qu¨¦ ocurrir¨ªa si en tu pa¨ªs hubiera un partido que se llamara La Reconquista¡±, afirma Quijoux. El temor a Zemmour y el discurso integrador de M¨¦lenchon han movilizado a un electorado mestizo que en las anteriores elecciones no particip¨®. La tercera Francia donde el insumiso M¨¦lenchon ha reforzado el voto es la de las grandes ciudades fuera de Par¨ªs y los suburbios de ?le-de-France, en la periferia de la capital.
Desde all¨ª, desde el coraz¨®n mismo de Par¨ªs, habla Fran?ois. ¡°En estos momentos la ira contra Macron es m¨¢s fuerte en m¨ª que el miedo a Le Pen¡±, se?ala este trabajador social que naci¨® en la capital y tambi¨¦n vot¨® por M¨¦lenchon. ¡°No s¨¦ qu¨¦ har¨¦ a¨²n. Cada d¨ªa pienso una cosa¡±. Fran?ois se siente ¡°estafado¡± porque confi¨® su voto a Macron en 2017, de acuerdo a una conciencia republicana que le dictaba la necesidad de hacer el cord¨®n sanitario frente a Le Pen. Esa conciencia parece desdibujarse a las puertas de la segunda vuelta. Fran?ois acaba de escuchar unas declaraciones del presidente en Denain, en el norte de Francia, en las que afirma, contrariamente a lo que dijo en 2017, que en ese momento no hubo frente republicano contra Marine Le Pen, que en realidad la gente vot¨® por ¨¦l. ¡°?Piensa que somos est¨²pidos o qu¨¦?¡±, espeta. Fran?ois es de los muchos que destacan estos d¨ªas la arrogancia de Macron, la distancia que proyecta en su forma de ejercer el poder. ¡°Y para colmo est¨¢ preparando el camino para volver al antiguo mandato presidencial de siete a?os. ?No es eso lo que criticamos de los pol¨ªticos populistas, que cambian las reglas del juego cuando est¨¢n en el poder para perpetuarse en el cargo?¡±.
El eco de esas palabras se escucha en otras partes de Par¨ªs, en muchos rincones del pa¨ªs. Y en las redes sociales: el abismo social y pol¨ªtico que existe hoy en Francia circula por las redes a trav¨¦s de un v¨ªdeo donde se ve a Macron visitando esas zonas del norte que hoy son los dominios de Le Pen. El viejo territorio minero e industrial recibe con abucheos y aplausos a un presidente convertido por fin en candidato. De esa multitud sobresale un hombre corpulento, de gesto ¨¢spero y maneras rudas que le grita con furia: ¡°Jam¨¢s vi a un presidente de la Quinta Rep¨²blica tan p¨¦simo como usted¡±. Si existe algo parecido a un hombre del pueblo, fuera de cualquier acepci¨®n o ret¨®rica populista, es sin duda ese lugare?o que no se cansa de insultar a Macron: ¡°Mentiroso, maquiav¨¦lico, manipulador¡±. El hombre explica que vot¨® por ¨¦l en 2017 y se siente defraudado. Macron se atreve a lidiar con esta clase de situaciones: le agarra la mano con condescendencia para aplacarlo, pero no lo consigue. Esa ira, m¨¢s que el miedo a Le Pen, es el principal rival al que Macron tendr¨¢ que hacer frente en la parte final de esta campa?a. Y ese tremendo enfado explica, muy probablemente, la abstenci¨®n y parte del traspaso de votos que ir¨¢ de M¨¦lenchon a Le Pen.
Es cierto que ambos candidatos, Le Pen y M¨¦lenchon, comparten puntos importantes que tambi¨¦n explican esa confluencia de votantes, a pesar de que ideol¨®gicamente est¨¢n en las ant¨ªpodas. El profesor L¨¦vy habla de una ¡°porosidad¡± en las dos familias protestatarias debido a su odio com¨²n por Macron, su populismo argumentativo y algunas convergencias program¨¢ticas en materia de pol¨ªticas de protecci¨®n del Estado de Bienestar, una pol¨ªtica exterior cercana al putinismo, o la idea de una Europa de naciones. ¡°Pero las cr¨ªticas que ambos candidatos hacen a Europa son distintas, a pesar de que se presenta una idea de convergencia entre los extremos que hace hablar a los expertos de un ¨²nico modelo confrontado al liberal europe¨ªsta de Macron¡±, argumenta Fran?ois. Este joven de 32 a?os no se siente c¨®modo con la figura de M¨¦lenchon, pero valora la juventud y la preparaci¨®n de sus cuadros m¨¢s pr¨®ximos. La responsable de su programa, la joven Cl¨¦mence Guett¨¦, empieza a ser popular para los insumisos; Adrien Quatennens, de 31 a?os, se baraja como el posible sucesor de M¨¦lenchon. Desde ese espacio pol¨ªtico, esa generaci¨®n tendr¨¢ que demostrar si es capaz de reconstruir la alternativa para la izquierda en la era postm¨¦lenchon y probar si, efectivamente, existe una propuesta pol¨ªtica distinta que encaja con la tercera Francia. La pregunta a la que no contestan es la de si eso ser¨¢ posible si gana Le Pen. Tal vez porque la respuesta es obvia. ¡°Cuidado con las palabras¡±, dice aquel cartel de Belleville. Y a¨²n m¨¢s cuidado con los votos.
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