Svalbard, la zona cero del calentamiento global
El archipi¨¦lago noruego, una de las zonas pobladas m¨¢s septentrionales del planeta, sufre las consecuencias de un vertiginoso aumento de las temperaturas
A Rudolf Denkmann le cuesta cada vez m¨¢s reconocer el archipi¨¦lago que le tiene embelesado desde que lo pis¨® por primera vez, hace casi 15 a?os. Este cient¨ªfico, que roza la cincuentena y tiene dos d¨¦cadas de experiencia en la recopilaci¨®n de datos meteorol¨®gicos en zonas polares, observa abrumado c¨®mo el cambio clim¨¢tico est¨¢ transformando a toda velocidad las nueve islas principales que forman Svalbard, un territorio noruego situado a unos 1.000 kil¨®metros del Polo Norte.
Ninguna parte del planeta se calienta m¨¢s r¨¢pido que Svalbard. Desde 1971, la temperatura media anual se ha elevado en torno a cuatro grados cent¨ªgrados, y casi siete si lo que se analizan son los meses invernales. El ritmo del calentamiento es hasta seis veces m¨¢s pronunciado que en la media del planeta, y mayor que en el resto del ?rtico. Los efectos de la dr¨¢stica subida de temperaturas ya son m¨¢s que evidentes.
Este vasto archipi¨¦lago, terra incognita hasta finales del siglo XVI, se ha convertido en un gigantesco laboratorio natural al que llegan centenares de cient¨ªficos de todos los continentes especializados en m¨²ltiples disciplinas: climat¨®logos, glaci¨®logos, expertos en corrientes oce¨¢nicas, o incluso investigadores del campo magn¨¦tico de la Tierra atra¨ªdos por las auroras boreales. Svalbard es un microcosmos: una inmensidad de hielo y monta?as nevadas, sin ¨¢rboles, donde las carreteras y las infraestructuras son pr¨¢cticamente inexistentes. Es territorio de osos polares ¡ªhay m¨¢s que personas¡ª, morsas, focas, renos y zorros ¨¢rticos; una regi¨®n en la que algunos glaciares retroceden m¨¢s de 20 metros cada d¨ªa y los desprendimientos en las costas se han convertido en frecuentes.
Denkmann trabaja desde enero en el Sistema de Observaci¨®n Integrado de Svalbard (SIOS, por sus siglas en ingl¨¦s), un centro de investigaci¨®n en Longyearbyen, la mayor localidad del archipi¨¦lago. ¡°Vuelves tras pasar cuatro a?os fuera y percibes much¨ªsimos cambios a tu alrededor¡±, cuenta el cient¨ªfico franc¨¦s, que el pasado invierno regres¨® a Spitsbergen, la ¨²nica isla de Svalbard con poblaci¨®n permanente. ¡°Algunos glaciares pueden haberse desplazado m¨¢s de un kil¨®metro¡±, a?ade el experto, de barba profusa y ritmo pausado, en una entrevista en su despacho, durante un viaje financiado por el Parlamento Europeo.
El SIOS, ubicado en las instalaciones de la peque?a Universidad de Svalbard, dispone de una amplia red de instrumentos para la medici¨®n de datos meteorol¨®gicos desplegados por distintos puntos clave del archipi¨¦lago. Junto a casi tres decenas de instituciones cient¨ªficas m¨¢s, participa en el proyecto europeo Arctic Passion, que ha sido dotado con 15 millones de euros de fondos comunitarios para promover la integraci¨®n de los sistemas internacionales de observaci¨®n medioambiental para el ?rtico.
Con m¨¢s de 1.500 glaciares y una superficie ocho veces mayor que la de las islas Canarias, el paisaje se transforma irremediablemente en Svalbard, un territorio en el que la actividad econ¨®mica se limit¨® durante unos siglos a la caza de ballenas, y posteriormente a la miner¨ªa de carb¨®n, un sector que hoy est¨¢ en plena fase de desmantelamiento.
El archipi¨¦lago tiene poco m¨¢s de 2.500 habitantes. El Tratado de Svalbard ¡ªque reconoce la soberan¨ªa noruega y se firm¨® en Par¨ªs en 1920¡ª permite que cualquier persona se establezca en las islas sin tener que cumplir los requisitos de residencia que se aplican en el resto de Noruega. Ciudadanos de m¨¢s de 50 nacionalidades viven en la remota regi¨®n, la gran mayor¨ªa en Longyearbyen, principalmente atra¨ªdos por las ofertas de empleo de la floreciente industria tur¨ªstica. Uno de ellos es Jaime Andr¨¦s Bonilla, un colombiano de 29 a?os que lleg¨® a la pintoresca localidad hace casi un decenio. Bonilla recuerda bien el 25 de julio de 2020, el d¨ªa que se registr¨® la temperatura m¨¢xima de Svalbard: 21,7 grados cent¨ªgrados. ¡°Fue incre¨ªble, todo el mundo en manga corta por las calles de Longyearbyen; lo nunca visto. Y en las casas, ?qu¨¦ calor hac¨ªa!¡±, relata.
Los efectos del calentamiento se han convertido en un quebradero de cabeza para los habitantes de Longyearbyen. El cambio clim¨¢tico ya se ha cobrado sus primeras v¨ªctimas mortales. Desde 2015, varias personas han fallecido en Svalbard a causa de las avalanchas de nieve o los deslizamientos de tierra. El r¨¢pido derretimiento del permafrost ¡ªel terreno que permanece congelado durante todo el a?o¡ª tambi¨¦n trae graves consecuencias. En torno al 10% de las viviendas de la localidad han tenido que ser reubicadas en zonas m¨¢s seguras en los ¨²ltimos a?os, ya que el deshielo ha da?ado la d¨¦bil cimentaci¨®n de las casas de madera multicolores.
El fiordo en el que se asienta Longyearbyen no se ha congelado en m¨¢s de un decenio, algo inimaginable a mediados del siglo pasado. En una escarpada ladera se encuentra un peque?o cementerio, con decenas de sencillas cruces blancas de madera. En Svalbard no ha habido ning¨²n enterramiento desde los a?os cincuenta; fueron prohibidos por las autoridades despu¨¦s de que se detectara que la capa de hielo que rodeaba los ata¨²des provocaba que los cuerpos no se descompusieran. Hoy, la reducci¨®n del permafrost amenaza con sacar los f¨¦retros del subsuelo.
El Banco Mundial de Semillas, uno de los s¨ªmbolos de Svalbard, tambi¨¦n ha padecido ya las consecuencias del cambio clim¨¢tico. Construido a 120 metros de profundidad en una monta?a arenisca, y dise?ado para resistir un terremoto o un ataque nuclear, este almac¨¦n que alberga millones de simientes de todo el planeta sufri¨® en 2017 unas inundaciones provocadas por la reducci¨®n del permahielo. El Gobierno de Noruega ha invertido m¨¢s de 10 millones de euros en las reparaciones.
La informaci¨®n recopilada a trav¨¦s de centros como SIOS y proyectos como Arctic Passion permiten dise?ar proyecciones sobre la modificaci¨®n del clima en el archipi¨¦lago. El informe Svalbard 2100, elaborado por la Agencia Medioambiental de Noruega, dibuja un panorama muy pesimista. La temperatura media anual de las islas puede elevarse hasta siete grados cent¨ªgrados m¨¢s antes de que termine el siglo. Las heladas se reducir¨¢n de unas 250 anuales a en torno a la mitad. Las precipitaciones aumentar¨¢n de manera notable (al menos un 45%), pero lo har¨¢n sobre todo en forma de lluvia, incluso durante el invierno, algo que ya ha dejado de ser extraordinario. ¡°A veces, sales afuera en diciembre o enero, a una latitud de 80 grados Norte, en plena noche polar, y deber¨ªa hacer mucho fr¨ªo; pero no, est¨¢ lloviendo. Resulta muy impactante¡±, comenta en una videollamada Marion Maturilli, coordinadora cient¨ªfica de una base francoalemana de investigaci¨®n ¨¢rtica situada en la isla de Spitsbergen.
Hace m¨¢s de 20 a?os que Maturilli lleg¨® por primera vez a Ny-?lesund, el asentamiento permanente m¨¢s septentrional del mundo (unos 35 habitantes en invierno y algo m¨¢s de un centenar en verano), 115 kil¨®metros al noroeste de Longyearbyen. La alemana, que es investigadora del Instituto Alfred Wegener y ha dedicado a?os de estudio a la llamada ¡®amplificaci¨®n ¨¢rtica del cambio clim¨¢tico¡¯, describe c¨®mo durante d¨¦cadas la comunidad cient¨ªfica crey¨® que Blomstrandhalv?ya, un islote frente a Ny-?lesund, era una pen¨ªnsula. ¡°Estaba plenamente cubierto por un glaciar; ahora el hielo ha retrocedido tanto que incluso se puede navegar por el estrecho¡±, lamenta.
El acelerad¨ªsimo calentamiento en la zona se debe a m¨²ltiples factores, uno de los principales es el propio deshielo de las ¨²ltimas d¨¦cadas. En el Oc¨¦ano Glacial ?rtico se ha derretido en los ¨²ltimos 18 a?os en torno a un tercio de su masa congelada, sobre todo en los alrededores de Svalbard y en el mar de Barents. La p¨¦rdida de decenas de miles de kil¨®metros cuadrados de hielo, en los que antes se reflejaba la radiaci¨®n solar, genera la aparici¨®n de masas de agua oscuras que pasan a absorber la energ¨ªa del Sol, elevando a¨²n m¨¢s la temperatura.
El incremento del volumen de agua l¨ªquida en torno a las costas de Svalbard deriva a su vez en una mayor evaporaci¨®n; muchas m¨¢s nubes en la zona. La cobertura nubosa act¨²a como una capa retenedora del calor de la superficie terrestre y suaviza todav¨ªa m¨¢s la temperatura. Tambi¨¦n influyen en el calentamiento de estas islas noruegas las alteraciones en la circulaci¨®n atmosf¨¦rica. Las borrascas y los anticiclones se desplazan de manera diferente a la de las ¨²ltimas d¨¦cadas, provocando que masas de aire caliente alcancen regiones muy septentrionales.
Las alteraciones del clima de Svalbard no solo afectan a la regi¨®n. Nils Torvalds, eurodiputado finland¨¦s del grupo liberal Renew Europe, destaca por tel¨¦fono que el derretimiento del permafrost en las islas noruegas o en Laponia ¡°es una se?al de alarma incluso para Espa?a; para toda Europa. Tendr¨¢ distintas consecuencias en cada zona: inundaciones, sequ¨ªas, olas de fr¨ªo¡±. La sueca Malin Bj?rk, europarlamentaria desde 2014 y miembro del Grupo de la Izquierda Unitaria Europea (GUE/NGL), coincide a trav¨¦s de un correo electr¨®nico: ¡°El deshielo del ?rtico es un asunto con grav¨ªsimas consecuencias para toda la poblaci¨®n europea, al margen de donde se resida¡±.
La transformaci¨®n de Svalbard ha provocado que rutas que hace 15 a?os solo eran accesibles en motos de nieve o trineos tirados por perros hoy sean navegables para peque?os cruceros. Los turistas pueden observar c¨®mo el ?rtico se derrite a unos pocos metros, rodeados por peque?os icebergs, en uno de esos d¨ªas en los que el Sol no llega ni a aproximarse al horizonte y el tiempo parece detenerse en Svalbard; pero las horas corren, y el paso del tiempo sigue siendo una bomba de relojer¨ªa para su poblaci¨®n, su fauna y su fr¨¢gil ecosistema.
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