Rahaf Mohammed, activista saud¨ª: ¡°Twitter me salv¨® literalmente la vida¡±
La joven relata las palizas y humillaciones que recibi¨® en su pa¨ªs por ser mujer y lesbiana hasta que logr¨® huir a Canad¨¢ gracias a la movilizaci¨®n en la red social
Rahaf Mohammed ten¨ªa 18 a?os cuando, en diciembre de 2018, escap¨® de su familia y de su pa¨ªs. Viv¨ªa en la regi¨®n de Ha¡¯il, donde impera la interpretaci¨®n m¨¢s extrema del islam, el wahabismo, y tard¨® casi tres a?os en planificar su huida gracias a foros secretos de Internet donde otras saud¨ªes contaban c¨®mo lo hab¨ªan hecho. Aprovech¨® unas vacaciones familiares en Kuwait para hacerse con su pasaporte y volar hasta Bangkok. Los poderosos v¨ªnculos de su padre estuvieron a punto de frustrar el plan. Retenida en una habitaci¨®n de hotel, lanz¨® un llamamiento de socorro al mundo a trav¨¦s de Twitter, periodistas de distintos pa¨ªses difundieron su historia y, finalmente, obtuvo asilo en Canad¨¢. All¨ª aprende ahora a vivir en libertad. Cuando, ya en Toronto, llam¨® a su hermano mayor y le cont¨® que un conductor la hab¨ªa violado unos meses antes de huir, ¨¦l le contest¨®: ¡°Si hubieras estado en casa, no te habr¨ªa pasado¡±. Lo cuenta en Rebelde (Pen¨ªnsula), un libro desgarrador sobre las c¨¢rceles sin barrotes. Responde a la entrevista por correo electr¨®nico.
Pregunta. Naci¨® en una familia adinerada, en una gran casa con nueve dormitorios y 10 ba?os; su padre trabajaba para la familia real saud¨ª. ?Recuerda cu¨¢ndo fue la primera vez que se dio cuenta de que le faltaba algo? ?Hasta cu¨¢ndo fue su infancia similar a la de cualquier otro ni?o?
Respuesta. Ten¨ªa siete a?os cuando todo cambi¨®. Fue como si una cortina se cerrara sobre mi vida. Pas¨¦ de ser una ni?a feliz a no entender mi lugar en la familia. Me preguntaba por qu¨¦ me trataban de forma tan diferente, qu¨¦ hab¨ªa de malo en ser ni?a. A esa edad, mi madre me dijo que estaba absolutamente prohibido que hiciera ruido o levantara la voz por encima de los dem¨¢s. En cierto modo, tuve la suerte de haber cuestionado estas opiniones y haber seguido pensando por m¨ª misma. Muchos no lo hacen y viven lo que para m¨ª es una vida a medias.
P. ?Qu¨¦ cosas de las que hace en su nueva vida en Canad¨¢ supondr¨ªan en Arabia Saud¨ª palizas, detenciones o incluso riesgo de muerte?
R. Casi todo. Ahora vivo mi mejor vida: salgo con amigos, voy donde quiero, me pongo lo que me gusta. Nunca me tapo la cara. Estoy orgullosa de mi cuerpo y me hago responsable de m¨ª misma.
Me lleg¨® que obligaban a mi hermana peque?a a casarse. Mi hu¨ªda complic¨® su vida
P. Su madre sol¨ªa decirle que las mujeres que usan ba?ador en la playa son prostitutas, as¨ª como las que quieren conducir o las que se r¨ªen en p¨²blico. Tambi¨¦n le dijo que montar en bicicleta har¨ªa que perdiese la virginidad y la convertir¨ªa en lesbiana. Pero ella hab¨ªa tenido acceso a una educaci¨®n, era maestra. ?No la vio dudar, plantearse conflictos?
R. Esa es la duplicidad con la que viven las mujeres. Ella ten¨ªa acceso a Internet, como yo. Pero las mujeres que est¨¢n controladas por hombres, de alguna manera hacen tratos consigo mismas pensando que su vida es mejor si se someten. Aunque no sea as¨ª.
P. ?Todav¨ªa tiene pesadillas con ese horrible v¨ªdeo de personas ardiendo por ser homosexuales que le mostraron en la escuela despu¨¦s de verla besar a otra ni?a?
R. No a menudo. Me he esforzado mucho en dejar atr¨¢s esa parte de mi vida. S¨¦ que el video no es cierto, como muchas de las cosas que me contaron. As¨ª que puedo descartar esa tonter¨ªa. Adem¨¢s, ahora soy feliz. Estar en paz contigo misma es una buena manera de deshacerte de cosas como esos aterradores v¨ªdeos hechos para que me sintiera mal.
P. ?Cu¨¢ntos a?os ten¨ªa entonces?
R. La primera vez que me lo mostraron a¨²n no era una adolescente.
P. En su libro describe a Arabia Saud¨ª como un ¡°r¨¦gimen hip¨®crita¡±. Sol¨ªa preguntarse por qu¨¦, si eran los hombres los que no pod¨ªan controlarse, eran las mujeres las que ten¨ªan que cubrirse con ropa oscura o c¨®mo era posible que los hombres consideraran a las mujeres una amenaza y, al mismo tiempo, personas que necesitaban tutela constante . ?Su vida estaba llena de contradicciones?
R. S¨ª, mi vida estaba totalmente llena de ese tipo de contradicciones. Y desde los siete a?os me cuestionaba la l¨®gica de todas aquellas reglas asfixiantes.
P. Y el resto del mundo, el de los derechos humanos y el feminismo, ?es tambi¨¦n hip¨®crita cuando trata con Arabia Saud¨ª? ?Qu¨¦ siente cuando ve a un l¨ªder occidental estrechar la mano o hacer tratos con la familia real o cuando se organizan grandes eventos deportivos en su pa¨ªs?
R. No presto mucha atenci¨®n a esos eventos, pero aprend¨ª muy pronto la relaci¨®n entre dinero y poder. Los que lo tienen har¨¢n lo que sea para conseguir m¨¢s y quiz¨¢s hay gente que prefiere beneficios a conciencias tranquilas.
P. ?Cree en las recientes medidas anunciadas por la familia real para modernizar un poco el modo de vida y permitir a las mujeres hacer m¨¢s cosas? ?Es posible el cambio en poco tiempo teniendo en cuenta que casi la mitad de la poblaci¨®n tiene menos de 25 a?os?
R. Todo es posible. Espero que s¨ª. Incluso los pocos cambios que est¨¢n sucediendo ahora hacen que me alegre por el ¨¦xito de sus art¨ªfices. Pero s¨¦ que el cambio es f¨¢cilmente reversible. Me resulta dif¨ªcil confiar en las personas que afirman que no reprimir¨¢n a las mujeres, ni abusar¨¢n de ellas, ni las controlar¨¢n, pero celebrar¨¦ cada paso que ayude a avanzar en derechos e igualdad.
P. ?Sigue funcionando esa aplicaci¨®n de la que habla en el libro que permite a los hombres controlar cada movimiento de las mujeres en sus vidas? ?Lo favorecen las autoridades?
R. Se dice que no se utiliza, pero no me lo creo. Aunque parezca una locura, hay muchos hombres en Arabia Saud¨ª que realmente creen que hay que controlar a las mujeres porque el reino se derrumbar¨ªa si ellas fueran libres para hacer lo que consideraran mejor para s¨ª mismas.
P. Las ventanas de su antigua habitaci¨®n siempre estaban cerradas para evitar que los hombres la vieran desde fuera. Internet fue su ventana al resto del mundo. ?Cree que seguir¨ªa viva si en el aeropuerto le hubieran requisado el tel¨¦fono en lugar del pasaporte? ?Qu¨¦ importancia tuvieron Twitter e Internet en su huida?
R. Internet me permiti¨® descubrir c¨®mo escapar y Twitter y las personas que publicaban mi caso en la red me salvaron literalmente la vida.
P. ?Sigue recibiendo amenazas de muerte? ?De qui¨¦n?
R. S¨ª, pero lo mejor es no hablar de ellas.
P. ?Echa de menos a su familia? En el libro explica que, a pesar de las palizas y las humillaciones... los quiere.
R. Por supuesto. Todav¨ªa los quiero. Espero poder volver a verlos alg¨²n d¨ªa, especialmente a mi hermana peque?a. Pero decid¨ª seguir adelante. Mi vida est¨¢ llena: de amigos, de planes y de felicidad.
P. ?Qu¨¦ sabe de su hermana peque?a? ?La obligaron a casarse?
R. Me lleg¨® que la obligaban a casarse, pero no tengo noticias actualizadas. Pobrecita, tendr¨¢ que hacer lo que le digan. Se sentir¨¢ vigilada y amenazada. Me doy cuenta de que mi huida le complica la vida. Cuando me fui, de noche, de puntillas, mir¨¦ su carita dulce y dese¨¦ que no me odiara por lo que estaba haciendo. Espero de coraz¨®n que est¨¦ bien.
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