El centro derecha brasile?o espera el desgaste de Bolsonaro para abrazar a Lula da Silva
La idea de un gran frente democr¨¢tico contra la reeleccion del presidente ultraconservador est¨¢ lejos de materializarse
El centro de R¨ªo de Janeiro estaba a rebosar la noche del jueves. Decenas de miles de personas acudieron a ver de cerca al expresidente Lula da Silva en su primer acto de pre-campa?a en la ciudad. En un clima festivo entre tambores y banderas, repleto de emocionadas arengas micr¨®fono en mano, una breve participaci¨®n sobre el escenario destac¨® entre el resto: ¡°Lo que vemos en Brasil es un gran movimiento. ?Vuelve la esperanza, vuelve Lula presidente de Brasil!¡±.
No sali¨® de la boca de ning¨²n reconocido l¨ªder de la izquierda, ni de ning¨²n curtido sindicalista, sino del exgobernador de S?o Paulo Geraldo Alckmin, hist¨®rico nombre de la centro derecha brasile?a conservadora y ahora candidato a vicepresidente en la f¨®rmula con Lula. Los aplausos de la platea, una marea roja que a?os atr¨¢s le hubiera abucheado, son una buena met¨¢fora de los esfuerzos de Lula por construir una alianza por fuera de la izquierda para derrotar al presidente Jair Bolsonaro en las urnas en octubre.
Entre los fervorosos fans lulistas, el acercamiento a la derecha genera alg¨²n reparo, pero se ve como ¡®un mal necesario¡¯. ¡°Al principio todos ten¨ªamos un poco de recelo, pero esas uniones son importantes por un bien mayor, por la democracia de este pa¨ªs. Ahora hay que hacer alianzas para sacar a esa extrema derecha, esa gente nociva, para reconstruir el pa¨ªs. Y eso se hace dialogando¡±, dec¨ªa Cl¨¢udia Gargaes, presente en el mitin. A su lado, sus amigas asent¨ªan convencidas.
Para Esther Solano, especialista en sociolog¨ªa pol¨ªtica y profesora de la Universidad Federal de S?o Paulo (UNIFESP), el fichaje de Alckmin ayuda a Lula a presentarse como ¡°el gran estadista que viene a reunificar Brasil¡±, una persona capaz de olvidar las peleas ideol¨®gicas en pro de la unidad nacional y de sacar el pa¨ªs adelante. ¡°Eso manda un mensaje muy poderoso¡±, apunta, destacando adem¨¢s que ayuda a abrir puertas en ambientes m¨¢s hostiles para el Partido de los Trabajadores (PT), como el mundo financiero, el interior del estado de S?o Paulo (el m¨¢s poblado del pa¨ªs y clave para ganar las elecciones), el sector del ¡®agronegocio¡¯ o los votantes m¨¢s religiosos.
A¨²n as¨ª, recorrer Brasil de la mano del viejo rival no es suficiente: hasta ahora, la campa?a de Lula ha tejido la mayor alianza de partidos desde 1989 (PT, PSOL, Rede, PV, PSB, PCdoB y Solidariedade), pero todos ellos son de izquierda, a excepci¨®n del ¨²ltimo. Es una uni¨®n con pocas sorpresas. El lema de la campa?a es ¡®Vamos juntos por Brasil¡¯, pero la idea de un gran frente democr¨¢tico contra Bolsonaro a¨²n est¨¢ lejos de materializarse.
Alckmin, de momento, es una excepci¨®n. Su antiguo partido, el PSDB, hist¨®rico antagonista del PT desde la derecha moderada, fue eclipsado por el bolsonarismo y vive una grave crisis interna. Su candidato a la presidencia, el exgobernador de S?o Paulo Jo?o Doria, tir¨® la toalla al ver que no despegaba en las encuestas y que ni siquiera ten¨ªa el apoyo de su partido. Es dif¨ªcil que Lula consiga el respaldo formal de sus viejos rivales (al menos por ahora), aunque pesos pesados del partido, como el expresidente Fernando Henrique Cardoso, ya ha admitido apoyar a Lula frente a Bolsonaro.
La campa?a de Lula lo tiene un poco m¨¢s f¨¢cil en formaciones de centro, como el MDB. La candidata oficial, Simone Tebet, no crece m¨¢s all¨¢ del 2% de intenci¨®n de voto y se espera que deje la carrera presidencial en cualquier momento. El partido, bastante dividido en funci¨®n de la regi¨®n de Brasil, podr¨ªa entonces decantarse por la candidatura de Lula.
Otros partidos menores, conocidos como el ¡®centr?o¡¯ y sin una ideolog¨ªa definida, normalmente se arriman al sol que m¨¢s calienta: de momento, sostienen a Bolsonaro por inter¨¦s, pero podr¨ªan bajarse del barco si en los pr¨®ximos meses se confirma el desgaste del presidente.
Seg¨²n la prensa brasile?a, el equipo de Lula ya est¨¢ negociando discretamente con Neri Geller, importante empresario ruralista, diputado por el estado de Mato Grosso, el granero de Brasil. Esta alianza podr¨ªa ser clave para acercar la candidatura de Lula al todopoderoso grupo de presi¨®n agropecuario y al centro-oeste del pa¨ªs, que es mayoritariamente bolsonarista.
Las encuestas no se mueven desde hace meses. Lula supera con ventaja a Bolsonaro, que a su vez tiene alrededor de un 30% de fieles. Para ser reelegido, el l¨ªder de la extrema derecha tiene que crecer si quiere pisarle los talones a Lula, pero lo tiene dif¨ªcil. Su alto ¨ªndice de rechazo (el 55% dice que no le votar¨ªa de ninguna manera, frente al 35% que piensa lo mismo de Lula, seg¨²n un reciente sondeo del instituto Datafolha) hace que lo tenga complicado para avanzar fuera de su burbuja, comenta el analista de la consultora de riesgo pol¨ªtico Dharma, Creomar de Souza.
¡°Las ¨²ltimas encuestas muestran que m¨¢s del 70% de los brasile?os ya tienen su voto decidido, no cambiar¨¢n; as¨ª que seguramente ser¨¢n los electores de Ciro Gomes los que decidir¨¢n si Lula va al segundo turno o si gana a la primera¡±, apunta.
Seg¨²n las reglas electorales, si en el primer turno un candidato tiene m¨¢s del 50% de los votos v¨¢lidos, es declarado autom¨¢ticamente presidente, sin necesidad de ir a la segunda vuelta. Ciro Gomes, del PDT, fue ministro de Lula, es un respetado nombre del centro-izquierda, sobre todo en su estado natal, Cear¨¢, y est¨¢ en tercer lugar en las encuestas, variando entre el 8% y el 10% de votos. Lleva a?os intentando construir, sin ¨¦xito, una alternativa a Lula en el campo progresista. Su rivalidad ha ido a m¨¢s en los ¨²ltimos tiempos y sus diferencias ahora parecen irreconciliables.
Es muy poco probable que Gomes renuncie a su candidatura para apoyar a Lula, pero los analistas consideran que sus electores s¨ª podr¨ªan decantarse por el voto ¨²til si perciben que Bolsonaro crece y es una amenaza real. Los ¡®ciristas¡¯, como se les denomina en Brasil, pueden ser decisivos, tanto o m¨¢s que las alianzas que Lula construya hacia la derecha.
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