El Congreso prueba que Trump ¡°decidi¨® no actuar¡± para detener la violencia en el Capitolio
La comisi¨®n que investiga el 6 de enero ofrece un relato minuto a minuto de esa d¨ªa en la Casa Blanca y un v¨ªdeo in¨¦dito en el que el expresidente afirma: ¡°No quiero decir que la elecci¨®n ha acabado¡±
Entre las 13.10 y las 16.17 del 6 de enero de 2021 pasaron 187 minutos. Poco m¨¢s de tres horas. Minuto arriba o abajo, lo que dura El padrino. Como el tiempo es relativo, debi¨® de resultar una eternidad para los agentes que estaban ese d¨ªa defendiendo el Capitolio, especialmente para los 140 que resultaron heridos, y para los congresistas y senadores que hab¨ªan acudido a certificar el triunfo electoral de Joe Biden y terminaron escondidos de la turba, temiendo por sus vidas. Tambi¨¦n para el vicepresidente Mike Pence, que tuvo que ser evacuado dos veces mientras escuchaba a la muchedumbre pedir a gritos, tan cerca como a una docena de metros, que lo colgaran. Donald Trump, que hab¨ªa instigado a los suyos para que marcharan hacia la sede de la democracia estadounidense aun a sabiendas de que muchos de ellos iban armados, pas¨® esas tres horas, despu¨¦s de tratar de colocarse sin ¨¦xito a la cabeza de la manifestaci¨®n, dedicado a tres de sus pasatiempos favoritos: ver Fox News en el comedor contiguo al Despacho Oval, tuitear y deso¨ªr los consejos de su c¨ªrculo m¨¢s cercano.
La comisi¨®n del Congreso que investiga aquellos hechos dedic¨® este jueves por la noche, en horario de m¨¢xima audiencia, 165 minutos a analizar minuciosamente aquellos 187 minutos durante la octava (y, de momento, ¨²ltima, hasta septiembre) de las sesiones en las que sus nueve miembros est¨¢n compartiendo con el p¨²blico los frutos de una investigaci¨®n de un a?o y medio.
Demostraron que el a¨²n presidente ¡°decidi¨® no actuar¡± durante ese tiempo para detener el asalto al Capitolio, pese a que fue consciente de la violencia desde el principio y a que fue testigo en directo a trav¨¦s de la televisi¨®n por cable del terror sembrado por sus seguidores. Tambi¨¦n probaron que sus familiares y colaboradores le imploraron que mandara a la gente de vuelta a casa, dado que ¨¦l era ¡°la ¨²nica persona en el mundo con capacidad para eso¡±. Que ech¨® ¡°gasolina al fuego¡± sin parar e incit¨® con un tuit la ira contra su vicepresidente y que acab¨® el d¨ªa dirigi¨¦ndose a los suyos con un discurso en el que se neg¨® a leer el guion que le hab¨ªan escrito. A cambio, les dijo: ¡°Sois especiales. Os amo¡±.
El 7 de enero, grab¨® otro video, con la misma ret¨®rica inequ¨ªvocamente trumpiana, de la que se sirve para surfear la realidad con medias verdades. El comit¨¦ emiti¨® por primera vez las tomas falsas de ese clip. En una de ellas, Trump est¨¢ leyendo un discurso de una pantalla que ve a duras penas, cuando manda parar. ¡°No¡±, dice, ¡°no pienso decir eso. No quiero decir que la elecci¨®n ha acabado¡±.
¡°Suprema violaci¨®n de su juramento constitucional¡±
Con otra monta?a de pruebas incriminatorias como esa, el comit¨¦ demostr¨® en definitiva que falt¨® a su deber como comandante en jefe e incurri¨® en una ¡°suprema violaci¨®n de su juramento constitucional¡±, por el que estaba obligado a proteger la integridad del poder legislativo estadounidense. Hasta su yerno, Jared Kushner, estuvo de acuerdo en eso, como se pudo ver en una grabaci¨®n emitida en la pantalla del sal¨®n del edificio del Congreso donde se celebran las sesiones.
Este jueves, la comisi¨®n volv¨ªa al horario de m¨¢xima audiencia, atenci¨®n que hab¨ªan reclamado solo una vez antes, en la audiencia inaugural. As¨ª que a las 20.00, en mitad de la mayor expectaci¨®n vivida hasta la fecha y con el sal¨®n lleno hasta los topes, Liz Cheney (Wyoming), una de los dos republicanos de un comit¨¦ del que es vicepresidenta y que completan siete dem¨®cratas, dio por iniciada la sesi¨®n en ausencia del presidente, el dem¨®crata Bennie Thompson (Misisipi), que el martes dio positivo por coronavirus y compareci¨® brevemente en una peque?a pantalla al principio y al final. ¡°Donald Trump opt¨® por no responder a las s¨²plicas del Congreso, de su propio partido y de todo el pa¨ªs para detener la violencia¡±, sentenci¨® Cheney en su parlamento inaugural. ¡°Se neg¨® a defender nuestra naci¨®n y nuestra Constituci¨®n. Se neg¨® a hacer lo que cualquier presidente estadounidense habr¨ªa hecho¡±.
Los congresistas escogidos para llevar las riendas del interrogatorio fueron Elaine Luria, dem¨®crata de Virginia, y Adam Kinzinger, republicano de Illinois, que ya las tom¨® durante la quinta sesi¨®n. Acaso no por casualidad, ambos son veteranos del Ej¨¦rcito (ella lleg¨® comandante de la armada; ¨¦l sirvi¨® en la fuerza a¨¦rea), como otro de los protagonistas de la velada, Matthew Pottinger, exmarine. Los dos testigos que se ha guardado el comit¨¦ para la ¨²ltima de las sesiones, que han seguido un guion propio de una serie, con sus ganchos estrat¨¦gicamente colocados, eran, de nuevo, dos trabajadores de la confianza de Trump en los estertores de su mandato: Sarah Matthews, ayudante de la portavoz de la Casa Blanca, y el citado Pottinger, viceconsejero de Seguridad Nacional.
A ambos, que estaban aquel d¨ªa en el Ala Oeste de la Casa Blanca, les une, adem¨¢s de ser ¡°republicanos de toda la vida¡± y de haber demostrado repetidamente su lealtad al expresidente, la reacci¨®n a un tuit de Trump, una de las piezas clave del 6 de enero. Lo envi¨® a las 14.24, en plena refriega (y lo borr¨® a las 19.15, cuando todo hab¨ªa terminado). Dec¨ªa: ¡°[El vicepresidente] Mike Pence no tuvo el coraje de hacer lo que deber¨ªa haber hecho para proteger nuestro pa¨ªs y nuestra Constituci¨®n, dando a los Estados la oportunidad de certificar un conjunto de hechos revisados, no los fraudulentos o inexactos que se les pidi¨® que certificaran previamente. ?Estados Unidos exige la verdad!¡±. A los dos testigos ese mensaje les bast¨® para convencerse de la obligaci¨®n de dimitir para no ser c¨®mplices de un golpe de Estado.
Guiados por los recuerdos de Pottinger y Matthews, el comit¨¦ ofreci¨® un minuto a minuto de lo que pas¨® aquel d¨ªa en la Casa Blanca que puede resumirse a la manera de un directo de un encuentro deportivo:
13.21. Minuto 11. Trump est¨¢ en el Despacho Oval, reci¨¦n llegado de la Elipse, el recinto al sur de la Casa Blanca en el que acaba de ofrecer el incendiario mitin para miles de sus seguidores llegados de todo el pa¨ªs que desat¨® la violencia. Viene, como probaron nuevos testimonios, de discutir hasta llegar a las manos con su seguridad para que lo dejen marchar con los suyos. El comit¨¦ aport¨® una foto de ese momento, en la que el a¨²n presidente no ha tenido tiempo de quitarse el abrigo, pero ya sabe, seg¨²n los testigos, que ¡°la cosa se est¨¢ yendo de madre¡±. Es la ¨²nica foto del d¨ªa, porque Trump ordena que no se le retrate a partir de ese momento, cosa rara en ¨¦l. Tampoco hay rastro en los registros de la Casa Blanca de las llamadas que hizo ese d¨ªa entre las 11.17 y las 18.54. ?Permaneci¨® callado? Es poco probable (y adem¨¢s hay pruebas de que se comunic¨® con varios senadores republicanos). Trump pas¨® los 176 minutos siguientes en el comedor, siguiendo el espect¨¢culo por televisi¨®n como un pir¨®mano contempla el incendio que ha provocado.
13.49. Minuto 39. Mientras la polic¨ªa declara oficialmente lo que est¨¢ pasando en el Capitolio como una ¡°revuelta¡±, Trump tuitea el fragmento del discurso previo en el que incita a las masas. ?Llama a alguien, por ejemplo, en el Departamento de Seguridad Nacional, de Defensa o de Justicia, para intervenir en lo que est¨¢ pasando u ofrecer su ayuda? Varios testigos coinciden en que no. M¨¢s o menos entonces empiezan las s¨²plicas de los suyos, de su hija Ivanka Trump al consejero Pat Cipollone, para que mande a los insurrectos a casa. Trump ¡°decide activamente no hacer nada¡±. En lugar de eso, se pone a llamar a un pu?ado de senadores republicanos; a esas alturas, a¨²n segu¨ªa empe?ado en que pod¨ªan entorpecer el proceso de certificaci¨®n de los votos electorales. Uno de ellos, Tommy Tuberville (Alabama), tuvo que dejarlo con la palabra en la boca para salir corriendo a refugiarse. Esa imagen fue uno de los gags de la noche. El otro lleg¨® al contemplar a Josh Hawley (Misuri) saludar con el pu?o en alto a los manifestantes cuando llegaba al Capitolio y, a las pocas horas, verlo corriendo por los pasillos como alma que llevaba el diablo para ponerse a salvo de los insurrectos a los que antes hab¨ªa animado.
14.24. Minuto 74. Llega el tuit de Mike Pence, que surte un efecto inmediato en la turba en el Capitolio. Sarah Matthews, que demostr¨® en su testimonio un aplomo inoxidable e ingres¨® este jueves en la galer¨ªa de memorables personajes de estas audiencias, explic¨® al comit¨¦ que, como participante en la campa?a para la reelecci¨®n de Trump, recorri¨® ¡°todo el pa¨ªs con ¨¦l¡±, lo suficiente para saber el enorme impacto que sus palabras tienen en cierta gente. ¡°Tuitear eso fue echar gasolina al fuego¡±, sentenci¨®. En calidad de exempleada del gabinete de comunicaci¨®n, le preguntaron cu¨¢nto habr¨ªa tardado Trump en grabar un v¨ªdeo para calmar a sus seguidores si hubiese escogido en ese momento hacerlo desde la sala de prensa del complejo, ¡°con un equipo de televisi¨®n listo las 24 horas¡±. Esta respondi¨®: ¡°Unos 60 segundos¡±. Trump tardar¨ªa a¨²n casi dos horas en registrar y enviar su mensaje apaciguador, y lo har¨ªa finalmente desde la Rosaleda de la Casa Blanca.
14.38 Minuto 88. Nuevo post de Trump en Twitter, red social en la que al final de ese d¨ªa le hab¨ªan suspendido la cuenta. Dec¨ªa: ¡°Por favor, apoyad a nuestra polic¨ªa del Capitolio y a las fuerzas del orden. Est¨¢n verdaderamente del lado de nuestro pa¨ªs. ?Seguid pac¨ªficamente!¡±. El tuit lleg¨® 20 minutos despu¨¦s de que el presidente supiera por el directo de Fox News que sus partidarios ya hab¨ªan empezado a romper las ventanas y hab¨ªa comenzado la evacuaci¨®n de los legisladores. Este jueves se supo que se resisti¨® todo lo que pudo a emplear la palabra ¡°pac¨ªficamente¡± y que solo lo hizo presionado por su hija Ivanka. En v¨ªdeos aportados por el comit¨¦ se escuch¨® a miembros de la milicia de extrema derecha Proud Boys interpretar ese tuit de la siguiente manera: ¡°Dice que cuidemos a los agentes, ?pero no dice que no podamos hacer da?o a los congresistas!¡±, a los que les llaman ¡°hijos de puta¡±. Un testigo que prefiri¨® mantenerse en el anonimato y declar¨® con la voz alterada, explic¨® que miembros del equipo de seguridad de Pence temieron aquel d¨ªa ¡°por sus vidas¡± y que llamaron a sus familias ¡°para despedirse¡±.
15.11. Minuto 121. Trump habla con Kevin McCarthy, l¨ªder de los republicanos en la C¨¢mara de Representantes, que le pide que haga algo por detener la violencia. Trump responde: ¡°Bueno, supongo que est¨¢n m¨¢s cabreados por el robo electoral que t¨²¡±. Desesperado, McCarthy llama a la hija y al yerno del presidente para pedir ayuda. Trump a¨²n tardar¨ªa casi una hora en mover un dedo.
16.17. Minuto 187. Desde la Rosaleda de la Casa Blanca, el mandatario graba el famoso mensaje en el que dice aquello de: ¡°Sois especiales. Os amo¡±. El comit¨¦ mostr¨® v¨ªdeos de los insurrectos en los que se ve a algunos de ellos, como al cham¨¢n de QAnon, que se convirti¨® en el s¨ªmbolo de la revuelta con sus cuernos de bisonte y el pecho descubierto, gritar ayudado por un meg¨¢fono que el presidente les est¨¢ pidiendo que lo dejen. Entonces, Trump da por terminado el d¨ªa, y lo ¨²ltimo que le dice a uno de sus colaboradores antes de retirarse es: ¡°Mike Pence me ha defraudado¡±. Todav¨ªa tuvo tiempo de otro tuit, pasadas las 18.00: ¡°Esto es lo que pasa cuando una sagrada victoria aplastante es arrebatada sin ceremonias y con sa?a de las manos de grandes patriotas tratados mal e injustamente durante tanto tiempo. Idos a casa con amor y en paz¡±. Uno de sus ayudantes dijo que los trabajadores de la Casa Blanca se sintieron ¡°emocionalmente agotados¡± despu¨¦s de eso. Se escucharon tambi¨¦n cr¨ªticas a la tibieza de los mensajes.
Despu¨¦s de eso, la violencia no par¨® inmediatamente. El comit¨¦ aport¨® metraje in¨¦dito de una reuni¨®n en un despacho sin atributos del Capitolio celebrada a las 16.15 entre los l¨ªderes de ambos partidos, Chuck Schumer (dem¨®crata) y Mitch McConnell (republicano), con la presencia de la presidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi.
Se los ve¨ªa hablando por tel¨¦fono con el altavoz puesto con el secretario de Defensa en funciones, Christopher Miller, para preguntarle cu¨¢nto cre¨ªa que ser¨ªa razonable esperar para poder salir de sus escondites, una vez el edificio estuviera completamente asegurado. Algunos de los agentes presentes sobre el terreno les hab¨ªan hablado de ¡°cuatro o cinco d¨ªas¡±. Miller les dijo que cre¨ªa que ser¨ªan m¨¢s bien ¡°cuatro o cinco horas¡±. Bien entrada la noche, pudieron retomar el tr¨¢mite y confirmaron el triunfo de Biden. Muchos de esos influyentes republicanos aprovecharon esas horas para cargar contra la conducta de Trump durante ese aciago d¨ªa. Son los mismos que ahora prefieren callar ante el secuestro al que el expresidente tiene sometido al partido conservador.
Al t¨¦rmino de la sesi¨®n, llegaron los apasionados discursos de los congresistas Luria y Kinzinger, que ech¨® mano de las palabras reservadas a las grandes ocasiones: ¡°Nosotros, el Pueblo¡±, dijo, ¡°debemos exigir m¨¢s de nuestros pol¨ªticos en nosotros mismos. Los juramentos importan, el car¨¢cter importa, la verdad importa. Si no renovamos nuestra fe y compromiso con estos principios, este gran experimento nuestro, este faro brillante en una colina, se apagar¨¢¡±.
La ¨²ltima palabra le qued¨® a Cheney, a la que el azar del coronavirus de Thompson le ha permitido coronar de la mejor manera posible un mes y medio que la ha colocado en el centro de los focos de unas sesiones hist¨®ricas, la ha convertido en la archienemiga del trumpismo y muy probablemente le pasar¨¢ factura en las primarias de Wyoming, su Estado, del 16 de agosto. Se despidi¨® citando a Margaret Thatcher y pregunt¨¢ndose: ¡°?Se le puede volver a confiar un puesto de autoridad en nuestra gran naci¨®n a un presidente que est¨¢ dispuesto a tomar las decisiones que tom¨® Donald Trump durante la violencia del 6 de enero?¡±. Ocho largas sesiones despu¨¦s, est¨¢ claro que este comit¨¦ ya ha decidido cu¨¢l es su respuesta a esa pregunta. Est¨¢ por ver qu¨¦ opina ese ¡°pueblo estadounidense¡± al que se han dirigido durante este tiempo en horario de m¨¢xima audiencia.
Mike Pence y el futuro de la vicepresidencia
Esta semana, un grupo de senadores de ambos partidos (cosa rara en los tiempos que corren en Washington) ha llegado a un acuerdo para avanzar en un cambio legislativo que aclare el papel de un vicepresidente en la transferencia de poder presidencial.
Donald Trump y los suyos trataron de explotar en los meses que siguieron a la cita de noviembre de 2020 la confusa redacción de una ley de 1887 para presionar al entonces vicepresidente, Mike Pence, para que bloqueara la certificación de las elecciones de 2020. La ley en proceso, que se prevé que esté lista para finales de año, serviría para degradar a meramente simbólico el papel del segundo de a bordo en el recuento de votos electorales, y endurecería los requisitos para que un miembro del Congreso pueda impugnar un resultado.
Pence ha tomado un inesperado protagonismo durante las sesiones de la comisión del 6 de enero, lo que ha elevado las apuestas en torno a sus perspectivas de una posible carrera presidencial en 2024.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.