T¨²nez vota en refer¨¦ndum una Constituci¨®n a medida del presidente
La mayor¨ªa de la oposici¨®n ha llamado a boicotear la consulta, por lo que la participaci¨®n medir¨¢ la popularidad de Kais Said, que hace un a?o se arrog¨® plenos poderes y cerr¨® el Parlamento
A pocas horas para la apertura de los colegios electorales, apenas alg¨²n p¨®ster recordaba en las calles de la capital tunecina la celebraci¨®n este lunes de un refer¨¦ndum sobre la nueva Constituci¨®n patrocinada por el presidente Kais Said. Se debe en parte a que la mayor¨ªa de la oposici¨®n ha llamado a boicotear la consulta, por lo que nadie duda de la victoria del s¨ª. La ¨²nica inc¨®gnita gira alrededor de la participaci¨®n, que servir¨¢ para medir la legitimidad de la nueva Carta Magna y la popularidad de Said, quien hace exactamente un a?o se arrog¨® plenos poderes iniciando una deriva autoritaria que amenaza con poner fin al ¨²nico experimento democr¨¢tico surgido de las Primaveras ?rabes.
Seg¨²n analistas y expertos juristas, el proyecto de Constituci¨®n dise?a un sistema hiperpresidencialista, hecho a medida de las ambiciones de Said. ¡°La concentraci¨®n de poderes en manos del presidente es muy significativa, y no existe ning¨²n mecanismo real de control [de sus acciones] ... El presidente puede decidirlo virtualmente todo¡± sostiene Zaid al Ali, asesor en procesos constitucionales del think tank IDEA. A diferencia de la Constituci¨®n de 2014, la primera en la historia del pa¨ªs magreb¨ª elaborada en democracia, el borrador propuesto no recoge ning¨²n mecanismo para que el Parlamento pueda cesar al presidente. En cambio, ¨¦ste s¨ª puede disolver las c¨¢maras de manera discrecional.
Said, pol¨ªtico independiente de 64 a?os, fue elegido presidente en 2019 con m¨¢s del 70% de los votos. Con fama de ¨ªntegro y austero, en su campa?a denunci¨® la clase pol¨ªtica ¡°corrupta¡± y prometi¨® romper con una d¨¦cada de decepciones en una transici¨®n democr¨¢tica que no logr¨® mejorar el nivel de vida de la poblaci¨®n. Nadie imagin¨® entonces que osar¨ªa recurrir al art¨ªculo 80 de la Constituci¨®n, reservado para situaciones de emergencia, para gobernar por decreto y disolver el Parlamento, una decisi¨®n que la oposici¨®n calific¨® de ¡°golpe de Estado¡±.
Desde entonces, el presidente ha ido neutralizando todas las instituciones que pod¨ªan representar una cortapisa, incluido el Consejo Superior de la Magistratura, encargado de velar por la independencia judicial. La tensi¨®n con la judicatura provoc¨® que los jueces se declararan en huelga durante junio, despu¨¦s de que Said prejubilara a 57 magistrados. Adem¨¢s, algunos opositores y periodistas cr¨ªticos han sido procesados de manera arbitraria, en algunos casos en tribunales militares, tal como ha denunciado Amnist¨ªa Internacional en un reciente informe.
Una judicatura dependiente
La falta de garant¨ªas en la protecci¨®n de los derechos humanos y las libertades civiles es una de las cr¨ªticas m¨¢s punzantes que recoge una evaluaci¨®n sobre el borrador de Carta Magna elaborado por la Comisi¨®n Internacional de Juristas, titulado ¡°Codificando la autocracia¡±. ¡°El texto patrocinado por el presidente Said encarna la cristalizaci¨®n de la mayor¨ªa de medidas ileg¨ªtimas que ha adoptado desde el 25 de julio de 2021¡å, reza el documento, muy cr¨ªtico con la nula separaci¨®n de poderes del nuevo sistema. De hecho, la judicatura es considerada ¡°una funci¨®n del Estado¡±, no un poder independiente.
Aunque el cargo de presidente continuar¨¢ siendo sometido a las urnas, el texto plantea dudas sobre la naturaleza democr¨¢tica del nuevo orden pol¨ªtico. Para empezar, el jefe de Estado ser¨¢ quien dicte la ley electoral para las elecciones legislativas, previstas para el pr¨®ximo 17 de diciembre. Los diputados no gozar¨¢n de inmunidad y podr¨¢n ser revocados por medio de un mecanismo vagamente recogido. Respecto al papel del islam, la nueva Carta Magna ya no define a T¨²nez como ¡°un pa¨ªs musulm¨¢n¡±, pero s¨ª lo considera parte de la umma o ¡°naci¨®n isl¨¢mica¡±, atribuye al Estado la responsabilidad de conseguir ¡°objetivos¡± del islam y exige que el presidente profese esta religi¨®n. El redactado ha decepcionado a los seguidores m¨¢s laicistas de Said.
Los principales actores de la sociedad civil tunecina han censurado el texto no solo por su contenido, sino por su proceso de gestaci¨®n. ¡°Este proyecto de Constituci¨®n es fruto de un proceso unilateral y excluyente. No ha sido consultado con la sociedad civil o los partidos pol¨ªticos ... sino que refleja solo la visi¨®n del presidente de la Rep¨²blica¡±, se?ala Romdhane Ben Amor, portavoz del Foro Tunecino para los Derechos Econ¨®micos y Sociales. El pasado viernes, la polic¨ªa disolvi¨® de forma violenta una manifestaci¨®n contraria a la Constituci¨®n convocada por entidades de la sociedad civil que acab¨® con varios heridos y nueve detenidos.
Tras una consulta en l¨ªnea en la que participaron apenas medio mill¨®n de los 12 millones de ciudadanos del pa¨ªs, el presidente nombr¨® a dedo una comisi¨®n de juristas para redactar la nueva ley fundamental. El presidente de la comisi¨®n, Sadok Belaid, ha advertido de que el redactado final es bastante diferente del que present¨® a Said ¨Dque es profesor de Derecho Constitucional¨D y se ha desmarcado de ¨¦l.
La gran mayor¨ªa de partidos pol¨ªticos, entre ellos los cinco m¨¢s votados en las ¨²ltimas elecciones legislativas, rechaza tanto el proyecto de Carta Magna como el proceso pol¨ªtico que le ha dado forma. Por esta raz¨®n y por la falta de confianza en la Junta Electoral, cuyos miembros fueron reemplazados por Said en primavera, han apostado por boicotear el refer¨¦ndum. ¡°Si Kais Said nos llevara a su terreno de juego, sin duda perder¨ªamos¡±, opina Samira Chaouachi, vicepresidenta del Parlamento disuelto y l¨ªder Qalb Tunis. Este partido populista, al igual que el hist¨®rico movimiento islamista Ennahda, integra el opositor Frente de Salvaci¨®n Nacional. Otros varios partidos menores, como el liberal Afek Tunes, han optado por el no.
Tan solo un reducido grupo de partidos panarabistas y de extrema izquierda, como el Movimiento Popular, apoya la agenda presidencial desde que Said decret¨® sus ¡°medidas excepcionales¡± el pasado verano. En sus apariciones en los medios de comunicaci¨®n, sus representantes han argumentado la necesidad de poner fin al sistema semi-presidencialista actual, parecido al franc¨¦s, por haber llevado al bloqueo pol¨ªtico ante las habituales discrepancias entre el Jefe del Estado y el legislativo. Said, por su parte, ha negado pretender instaurar una dictadura y ha defendido la necesidad de aprobar una nueva Constituci¨®n para transformar un sistema corrupto.
Al no haber un umbral de participaci¨®n m¨ªnimo, la movilizaci¨®n del electorado ser¨¢ sobre todo ¨²til para medir la popularidad del presidente. ¡°El apoyo a Said se ha erosionado respecto al a?o pasado, pero mantiene el respaldo de un n¨²cleo de seguidores y, si hubiera elecciones presidenciales, las volver¨ªa a ganar¡±, cree el analista Mohamed Dhia Hammami. El mejor aliado del presidente es el rechazo que suscita la clase pol¨ªtica tradicional, sobre todo los islamistas de Ennahda, que han estado presentes de una forma u otra en la decena de Gobiernos posrevolucionarios. Por ello, m¨¢s que beneficiar a la oposici¨®n, el creciente desencanto con Said ha multiplicado la apat¨ªa pol¨ªtica entre los tunecinos.
El contexto de dificultades econ¨®micas y de un probable ajuste estructural pactado con el FMI apunta a que la UGTT, el gran sindicato tunecino, se convierta en el principal polo de oposici¨®n a Said. ¡°De momento, la UGTT est¨¢ paralizada por las divisiones internas, por eso ha dado libertad de voto a sus afiliados¡±, desliza Dhia Hammami. Al igual que a la UGTT, el proyecto de Said provoca una divisi¨®n de la sociedad tunecina que el refer¨¦ndum amenaza con agravar.
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