La b¨²squeda de alternativas a la energ¨ªa rusa empuja a Occidente a estrechar lazos con reg¨ªmenes autoritarios

El enfrentamiento con Mosc¨² por la guerra de Ucrania obliga a Occidente a asegurarse alternativas al suministro de energ¨ªa rusa. La b¨²squeda de nuevos socios ha empujado a la Uni¨®n Europea a estrechar lazos con reg¨ªmenes autoritarios y a obviar reparos pol¨ªticos ante pa¨ªses que violan los derechos humanos. Estados Unidos, por su parte, ha dado un giro en su relaci¨®n con Arabia Saud¨ª y ha suavizado las sanciones a Venezuela.

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Macron recibe al pr¨ªncipe heredero saud¨ª en el Palacio del El¨ªseo

Rusia cubr¨ªa hasta ahora el 40% de las importaciones de gas en Europa, con una transferencia de unos 155.000 millones de metros c¨²bicos al a?o, lo que da idea de la tit¨¢nica tarea que tiene el club comunitario para encontrar r¨¢pidamente una alternativa. La b¨²squeda se ha concentrado en el mercado de gas natural licuado, que llega por barco, y en los gasoductos procedentes de pa¨ªses europeos como Noruega o Reino Unido. Pero el mayor aumento, de hasta el 70%, se ha producido en la llegada de gas procedente del ¨¢rea del mar Caspio, donde la mayor¨ªa de los suministradores presentan un curr¨ªculum bastante pobre en cuanto a valores democr¨¢ticos y de derechos humanos.

Este mismo mes de julio, la Comisi¨®n lograba un acuerdo con Azerbaiy¨¢n para doblar las importaciones de gas desde ese pa¨ªs del Caspio, que pasar¨ªan de los 8.100 millones de metros c¨²bicos anuales en 2021 a 20.000 millones en 2027. Ya en este a?o, seg¨²n el acuerdo, se espera alcanzar los 12.000 millones. El organismo comunitario ha hecho caso omiso de las quejas de organizaciones no gubernamentales que acusan al Gobierno de Bak¨² de ejercer una represi¨®n descomunal sobre las fuerzas opositoras del pa¨ªs.

La UE tampoco ha dudado en firmar un memor¨¢ndum con Egipto e Israel para importar gas de esos dos pa¨ªses o de otros de la zona a trav¨¦s de la infraestructura egipcia de regasificadoras. ¡°Bajo el Gobierno del presidente Abdelfat¨¢ al Sisi, Egipto est¨¢ viviendo una de las peores crisis de derechos humanos en d¨¦cadas¡±, es la evaluaci¨®n de la organizaci¨®n Human Rights Watch sobre el nuevo aliado energ¨¦tico de la UE. En el caso de Israel, la misma organizaci¨®n denuncia cr¨ªmenes contra la humanidad contra millones de palestinos, lo cual no ha sido ¨®bice para que la UE se haya planteado este mes retomar las reuniones del Acuerdo de Asociaci¨®n con ese Estado, abandonadas hace una d¨¦cada.

Los c¨¢lculos de la Comisi¨®n Europea apuntan a que el gas supondr¨¢ el 22% del consumo energ¨¦tico de la Uni¨®n al menos hasta 2030, por lo que necesita suministros para pasar el resto de la d¨¦cada. Qatar es otro pa¨ªs identificado como un proveedor esencial para garantizar la seguridad de suministro a pesar de las cr¨ªticas a las condiciones laborales y sociales que rigen en ese pa¨ªs, especialmente duras para la poblaci¨®n inmigrante.

No es la primera vez, sin embargo, que la UE pr¨¢ctica la realpolitik sin miramientos. En el campo migratorio, los 27 socios europeos tampoco dudaron en alcanzar un acuerdo millonario con Turqu¨ªa para que el presidente, Recep Tayyip Erdogan, impidiera el paso de refugiados sirios hacia el territorio comunitario. Y Bruselas ha financiado el control de la migraci¨®n en Libia a pesar de las continuas denuncias sobre el trato inhumano a las personas subsaharianas que intentan cruzar el Mediterr¨¢neo desde la costa del pa¨ªs africano.

El conflicto con Rusia tambi¨¦n ha llevado a la Administraci¨®n de Joe Biden a dar un giro en su relaci¨®n con algunos pa¨ªses, especialmente Arabia Saud¨ª y Venezuela. Durante la campa?a que lo llev¨® a la Casa Blanca en 2020, Biden fue claro en su postura sobre el reino del desierto al prometer durante uno de los debates presidenciales que lo convertir¨ªa en un ¡°Estado paria¡±. ?El motivo? La relaci¨®n directa, probada por los servicios de inteligencia estadounidenses, entre su l¨ªder de facto, el pr¨ªncipe heredero, Mohamed Bin Salm¨¢n (conocido como MBS), y el descuartizamiento en Estambul en 2018 del columnista de The Washington Post Jamal Khashoggi, ciudadano saud¨ª residente en Estados Unidos.

Biden tuvo que tragarse sus palabras el d¨ªa 15 durante una pol¨¦mica gira por Oriente Pr¨®ximo, en la que hizo parada en Yeda (Arabia Saud¨ª) para verse con miembros del r¨¦gimen, con la desestabilizadora amenaza de la expansi¨®n de las capacidades nucleares de Ir¨¢n flotando en el ambiente. El encuentro produjo la imagen de Biden chocando los pu?os con MBS, que pasar¨¢ a la historia de las relaciones exteriores de su Administraci¨®n y de la realpolitik. Lo que hab¨ªa cambiado entre uno y otro momento fue la guerra de Ucrania y la emergencia energ¨¦tica global desatada por esta.

En el nuevo escenario, Estados Unidos ¡ªdonde la gasolina ha registrado en los ¨²ltimos meses unos precios r¨¦cord, realmente impopulares en un pa¨ªs azotado ya por la inflaci¨®n y tan dependiente del autom¨®vil¡ª tambi¨¦n necesita desesperadamente buscar petr¨®leo donde antes solo hab¨ªa tensi¨®n geopol¨ªtica. En aquella reuni¨®n en Yeda, entre medidas para suavizar las relaciones saud¨ªes con Israel, declaraciones de apoyo a la fr¨¢gil tregua en Yemen y anuncios de cooperaci¨®n tecnol¨®gica y de defensa, la Casa Blanca declar¨®, oculto tras el eufemismo de moda en Washington, ¡°seguridad energ¨¦tica¡±, que Arabia Saud¨ª se hab¨ªa comprometido a un ¡°aumento de los niveles de producci¨®n en un 50% por encima de lo previsto para julio y agosto¡±. Eso permitir¨ªa, seg¨²n Washington, ¡°estabilizar los mercados considerablemente¡±.

Y es cierto que a poco m¨¢s de 100 d¨ªas de las elecciones legislativas de noviembre, en las que los dem¨®cratas podr¨ªan perder el control de las dos C¨¢maras en el Capitolio, los precios de la gasolina parecen haberse moderado. El promedio nacional de lo que se paga por un gal¨®n (3,78 litros) ha ca¨ªdo 70 centavos de d¨®lar desde su pico, que se situ¨® por encima de los cinco d¨®lares (4,92 euros) a principios de junio. Los analistas esperan que los precios contin¨²en bajando hasta fin de a?o (aunque siguen 1,17 d¨®lares por encima de los de hace un a?o).

Como parte de esa misma pol¨ªtica de b¨²squeda de insospechados compa?eros de cama en mitad de una crisis energ¨¦tica sin precedentes en las ¨²ltimas d¨¦cadas, funcionarios de la Administraci¨®n de Biden viajaron en marzo a Caracas para reunirse con el Gobierno del presidente Nicol¨¢s Maduro, tan pronto como qued¨® claro que el crudo venezolano hab¨ªa adquirido mayor valor en el tablero mundial tras la imposici¨®n de sanciones a Rusia por la guerra. Pocos d¨ªas despu¨¦s de esa visita, se anunci¨® el veto de Estados Unidos al petr¨®leo de Mosc¨².

A ese viaje siguieron gestos por parte de Washington para suavizar las relaciones con el r¨¦gimen de Maduro. Estados Unidos, que sigue reconociendo al opositor Juan Guaid¨® como presidente leg¨ªtimo, afloj¨® algunos de sus castigos a Venezuela para, seg¨²n afirm¨® un alto funcionario de la Casa Blanca, tratar de favorecer el di¨¢logo con la oposici¨®n.

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