Ucrania, dispuesta a tomar la iniciativa tras medio a?o en el que Rusia no ha sabido imponerse
Putin usa el gas para que Occidente empuje a Zelenski a un acuerdo que certifique la fragmentaci¨®n del pa¨ªs. Esa ser¨¢ la clave para definir la victoria o la derrota
Probablemente sea Vlad¨ªmir Putin el m¨¢s amargado por la situaci¨®n en Ucrania, si se piensa que hace seis meses cre¨ªa que su ¡°operaci¨®n militar especial¡± le deparar¨ªa una victoria inapelable en apenas cuesti¨®n de d¨ªas, dejando a su vecino a sus pies y acrecentando su imagen internacional como l¨ªder resolutivo. Hoy la realidad es muy otra, con Volod¨ªmir Zelenski convertido en un l¨ªder virtuoso, capaz de movilizar a su poblaci¨®n no solo para resistir el envite sino incluso para so?ar con la victoria, y con buena parte de los pa¨ªses occidentales apoyando econ¨®mica y militarmente a Kiev.
Parece claro que Rusia, a pesar de su manifiesta superioridad, no est¨¢ en condiciones de imponer su dictado. Putin ha acumulado garrafales errores de c¨¢lculo sobre la previsible reacci¨®n ucrania e internacional y hoy, sin atreverse a una movilizaci¨®n general del pa¨ªs, no dispone de tropas suficientes para ir m¨¢s all¨¢ de lo ya logrado. De hecho, incluso ve c¨®mo pierde posiciones en Jers¨®n ¡ªdonde unos 25.000 soldados han quedado embolsados¡ª, c¨®mo Crimea queda bajo el alcance de la artiller¨ªa ucrania y de los partisanos all¨ª activos, y sin ser capaz de completar su dominio de Donb¨¢s.
Ucrania, por su lado, no solo ha logrado evitar la p¨¦rdida de la capital, sino que ha frenado el impulso de los invasores hasta el punto de que, desde mediados de agosto, ha pasado a tomar la iniciativa en el campo de batalla. As¨ª, con alrededor de un mill¨®n de ucranios en armas y con material cada vez m¨¢s sofisticado, ahora parece abiertamente dispuesta a lanzar una ofensiva general en Jers¨®n. Aun as¨ª, no cabe confundir un posible ¨¦xito en esa campa?a con la victoria final. Una victoria definitiva, tal como el propio Zelenski ha apuntado, supondr¨ªa la completa recuperaci¨®n del territorio ocupado por Rusia desde 2014, incluyendo Crimea; y eso es algo dif¨ªcilmente asumible por un Putin, que considera a Ucrania como un inter¨¦s vital para la seguridad de Rusia y que cuenta todav¨ªa con bazas que no ha utilizado.
En consecuencia, no puede haber duda alguna sobre la determinaci¨®n de Zelenski y los suyos para mantener el rumbo, empe?ados militarmente en expulsar a los invasores de su pa¨ªs. Pero tampoco puede haberla sobre la voluntad de Putin, con m¨¢s recursos de todo tipo a su disposici¨®n, de sacar algo en claro de su aventura militarista. De ah¨ª solo parece deducirse un empecinamiento mutuo en la v¨ªa armada para conseguir sus respectivos objetivos, alargando sine die la tragedia humana.
Es en ese punto en el que cobra extrema importancia el papel de los pa¨ªses que apoyan a Kiev. Mosc¨² sabe que, sin su implicaci¨®n, con Washington a la cabeza, Ucrania no habr¨ªa logrado llegar hasta aqu¨ª. Y eso es lo que explica su apuesta actual por utilizar decididamente su arma energ¨¦tica ¡ªgas y petr¨®leo¡ª, recortando el suministro a los pa¨ªses europeos alineados con Kiev, con el claro objetivo de provocar un generalizado descontento social que lleve a los gobiernos afectados a ceder a las pretensiones rusas, forzando a Zelenski a llegar a alg¨²n tipo de acuerdo con Mosc¨² que, en resumen, suponga certificar la fragmentaci¨®n del pa¨ªs, dejando en manos rusas el territorio que actualmente ocupa. Ah¨ª, m¨¢s que en el terreno militar, es donde est¨¢ la clave para definir la victoria o la derrota.
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