La prolongaci¨®n de la guerra pone a prueba la cohesi¨®n de Occidente ante Rusia
La UE ha acelerado su integraci¨®n, Alemania se est¨¢ transformado, EE UU regresa a Europa, pero todo es fr¨¢gil y provisional en un mundo de desequilibrios crecientes
Hay pol¨ªticos con olfato para captar los miedos profundos de una sociedad, y explotarlos. El 2 de agosto, en su ¨²ltima rueda de prensa antes de la pausa estival, un periodista pregunt¨® a Marine Le Pen por las sanciones de la Uni¨®n Europea a la Rusia de Vlad¨ªmir Putin desde que hace seis meses invadi¨® Ucrania. ¡°Las sanciones¡±, respondi¨® la jefa de la extrema derecha francesa, ¡°no sirven para nada, si no es para hacer sufrir a los pueblos europeos y al pueblo franc¨¦s¡±.
Y as¨ª es c¨®mo Le Pen, reforzada tras las elecciones de la pasada primavera en Francia, dio en la tecla m¨¢s temida estos d¨ªas en algunas capitales occidentales, y en Kiev. Es la tecla de la divisi¨®n y el des¨¢nimo por una guerra que se prolonga, la tecla de un oto?o y un invierno en el que, seg¨²n las peores previsiones, los europeos pasar¨¢n fr¨ªo porque Rusia cortar¨¢ el gas, los precios se disparar¨¢n y los votantes abrazar¨¢n a los candidatos populistas y extremistas.
La agresi¨®n rusa a Ucrania el 24 de febrero, y desde entonces, la resistencia de este pa¨ªs ante los misiles de Putin, ha transformado lo que llamamos Occidente. La OTAN, desorientada desde la ca¨ªda del imperio sovi¨¦tico hace tres d¨¦cadas, ha redescubierto su raz¨®n de ser. Estados Unidos llevaba desentendi¨¦ndose de Europa desde antes de los a?os de Donald Trump: ahora ha regresado al continente. La Uni¨®n Europea ha dado un salto adelante en la integraci¨®n y financia armamento para Ucrania. En ning¨²n otro lugar se ha hecho tan visible el giro como en Alemania, que ha iniciado lo que los alemanes llaman un cambio de ¨¦poca con m¨¢s gasto en armamento y una carrera para desengancharse del gas ruso.
La guerra, seg¨²n el ge¨®grafo y diplom¨¢tico Michel Foucher, ¡°acelera tendencias¡±, como tambi¨¦n las aceler¨® la pandemia en 2020. No todas positivas. S¨ª, la UE da un salto adelante en la UE y EE UU vuelve, y lidera, pero, en el explosivo ambiente pol¨ªtico y social de este pa¨ªs, es un regreso probablemente provisional. ¡°Persiste la onda de choque de Trump, ligada a la crisis profunda de la democracia americana¡±, sostiene Foucher. ¡°En China y quiz¨¢ en Rusia, esto alimenta la sensaci¨®n de un declive de Occidente, lo que es una subestimaci¨®n azarosa¡±. Otra tendencia, a?ade, es ¡°el resentimiento del antiguo Tercer Mundo respecto a los occidentales¡±. En la Asamblea General de la ONU, recuerda Foucher, 35 pa¨ªses se abstuvieron en la condena a Rusia: aunque son menos de un 20% de los miembros, incluyen a China, India y una quincena de pa¨ªses africanos, y representan cerca de la mitad de la poblaci¨®n mundial. Putin no est¨¢ aislado.
Danielle Pletka, del laboratorio de ideas conservador American Enterprise Institute en Washington, no teme tanto que los europeos vayan a relajar las sanciones a Rusia, sino que le preocupa el resto. ¡°El tema¡±, se?ala, ¡°son estos pa¨ªses que no est¨¢n imponiendo sanciones a Rusia y que han sido un conducto de dinero en efectivo para Putin. Piense en China, en muchos en Oriente Pr¨®ximo, y en otros¡±.
Arancha Gonz¨¢lez Laya, decana de la Escuela de Relaciones Internacionales en el Sciences Po en Par¨ªs, y exministra espa?ola de Exteriores, mira m¨¢s all¨¢ de Ucrania: ¡°Hemos pasado de un mundo que viv¨ªa en un equilibrio muy fr¨¢gil a un mundo con desequilibrios sist¨¦micos: uno geopol¨ªtico y otro clim¨¢tico. A esto debemos dar respuesta¡±. ?Nueva guerra fr¨ªa? ?Democracias contra pa¨ªses autoritarios? ¡°Debemos evitar la v¨ªa que nos llevar¨ªa a la construcci¨®n de bloques con los grandes actores que intentan reclutar al resto de pa¨ªses en su postura¡±, responde Gonz¨¢lez Laya, ¡°porque esto nos llevar¨¢ a un callej¨®n sin salida, no nos ayudar¨¢ a afrontar los desequilibrios que, al ser sist¨¦micos, necesitan a todo el mundo en la mesa¡±.
El mundo cambia, y un espectro lo recorre: el del cansancio ante el impacto econ¨®mico de la guerra y la ausencia de un final en el horizonte. Lo intuyen Le Pen y otros populistas. Lo sabe Putin.
¡°No son las sanciones lo que nos cuesta hoy: nos cuesta la agresi¨®n rusa¡±, avisa Gonz¨¢lez Laya. Y a?ade: ¡°Renunciar a responder a esa agresi¨®n supondr¨ªa plegarnos a un chantaje ruso¡±.
El calendario de los pr¨®ximos seis meses es un campo pol¨ªticamente minado. El 25 de septiembre hay elecciones en Italia. En julio cay¨® el Gobierno de Mario Draghi cuando tres socios filorrusos le retiraron el apoyo. Los sondeos dan ganadora a la ultra Giorgia Meloni. El 8 de noviembre, Estados Unidos renueva la C¨¢mara de Representantes y un tercio del Senado en las elecciones de medio mandato, y los dem¨®cratas del presidente Joe Biden ven amenazadas sus mayor¨ªas. Por las mismas fechas se celebra del XX Congreso del Partido Comunista Chino y la reelecci¨®n de Xi Jinping.
¡°Imaginemos que Xi obtiene un tercer mandato y Biden pierde las elecciones de medio mandato¡±, adelanta Foucher, autor de Ucrania-Rusia. Mapa mental del duelo y Ucrania, una guerra colonial en Europa. ¡°En el lado americano, existir¨¢ la tentaci¨®n de decirles a los ucranios: ¡®Miren, hasta ahora les hemos ayudado, pero ahora tenemos otras cosas de las que ocuparnos: China. De modo que ustedes van a negociar y a hacer concesiones territoriales¡¯. Es un riesgo¡±.
Desde Washington, Pletka recuerda que, tras las elecciones de medio mandato, empieza otra campa?a: la de las presidenciales de 2024, ¡°y el pobre se?or Biden afrontar¨¢ sus propias batallas para demostrarle a su partido y electorado que puede estar a la altura de la tarea cuatro a?os m¨¢s¡±. ¡°Esto¡±, a?ade, ¡°significar¨¢ una cierta imprevisibilidad tanto en la seguridad nacional como en la pol¨ªtica econ¨®mica, que puede tener implicaciones negativas¡±.
La tentaci¨®n del repliegue no es solo, ni principalmente, estadounidense. ¡°No es solo Biden: es un Biden debilitado, una sociedad europea agotada, tocada por la inflaci¨®n...¡±, reflexiona Foucher. ¡°El fin de este a?o ser¨¢ cr¨ªtico¡±.
La fatiga no es nueva: planea desde los d¨ªas posteriores a la invasi¨®n. El 10 de marzo, mientras los l¨ªderes de la UE se reun¨ªan en Versalles, en los apartamentos de Mar¨ªa Antonieta conversaban Emmanuel Bonne y Jens Pl?ttner, consejeros diplom¨¢ticos, respectivamente, del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron y del canciller alem¨¢n, Olaf Scholz.
Pl?ttner: ¡°Si renunciamos al gas, petr¨®leo y carb¨®n, el resultado ser¨ªa una fuerte recesi¨®n en Alemania, y quien dice recesi¨®n en Alemania dice recesi¨®n en Europa.¡±
Bonne: ¡°Sabemos que las sanciones le hacen da?o [a Putin] y sabemos que nos hacen da?o a nosotros¡±.
El di¨¢logo, filmado para el documental Un presidente, Europa y la guerra, es una radiograf¨ªa del momento. La inc¨®gnita es la dimensi¨®n del da?o ¡ªincomparablemente menor al que sufre Ucrania¡ª y la capacidad para asumirlo.
El viernes, cerca de Marsella, Macron esboz¨® su versi¨®n del churchilliano ¡°sangre, sudor y l¨¢grimas¡±, que ¨¦l y otros l¨ªderes europeos podr¨ªan verse obligados a repetir en los pr¨®ximos meses. ¡°Pienso en nuestro pueblo¡±, dijo, ¡°al que le har¨¢ falta un alma fuerte para mirar de cara al tiempo que viene, resistir a las incertidumbres y a veces a lo f¨¢cil, y a lo adverso. Y, unidos, aceptar pagar el precio de nuestra libertad y nuestros valores¡±.
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