La izquierda italiana ya decidi¨® hace meses que prefer¨ªa perder a pactar una coalici¨®n
Sab¨ªan que acabar¨ªan as¨ª. Solo les quedaba esperar un milagro, que como t¨¢ctica es bastante arriesgada. O confiar en que el miedo a la ultraderecha les hiciera el trabajo
El triunfo de la derecha en Italia se debe, al margen naturalmente del amplio apoyo conseguido, a que ha sabido interpretar correctamente la ley electoral, que premia las coaliciones, y a que les resulta m¨¢s f¨¢cil hacer una. La han hecho y han ganado, y la izquierda no. Estaba muy claro que la victoria ser¨ªa para quien mejor aplicara esta f¨®rmula. Dicho de forma a¨²n m¨¢s simple: la divisi¨®n de la izquierda ha regalado el triunfo a la derecha. Con una gran coalici¨®n equivalente, el resultado habr¨ªa sido, como m¨ªnimo, m¨¢s ajustado en esca?os o podr¨ªa haber dado un balance distinto en cada c¨¢mara. Pero a los partidos de la alianza de derecha (Hermanos de Italia de Meloni, Liga Norte de Salvini y Forza Italia de Berlusconi) los separan menos cosas y tienen menos l¨ªneas rojas entre ellos que sus rivales. Al no ser capaces de juntarse, los partidos de la izquierda decidieron perder hace ya meses. Sab¨ªan que acabar¨ªa as¨ª, solo les quedaba esperar un milagro, que como t¨¢ctica es bastante arriesgada. O confiar sin m¨¢s en que el miedo a la ultraderecha les hiciera el trabajo.
No es nuevo, ya en 2001 la divisi¨®n de la izquierda hizo posible el triunfo de la coalici¨®n de Berlusconi, con los mismos aliados, la Liga Norte y Alianza Nacional, el partido donde estaba Meloni y antecesor del suyo. Entonces fue famosa la frase del cineasta Nanni Moretti, que al d¨ªa siguiente ten¨ªa una rueda de prensa en Cannes: ¡°Berlusconi ha dado las gracias a todos los italianos por la victoria, pero le habr¨ªa bastado dar las gracias a uno, Fausto Bertinotti¡±. Se refer¨ªa al l¨ªder de Rifondazione Comunista, que prefiri¨® ir por su cuenta y rest¨® a la izquierda votos finalmente decisivos.
Los resultados indican que la minicoalici¨®n que aglutin¨® el PD y ha sacado un 26% de los votos, en realidad suma hasta un 41% con el Movimiento Cinco Estrellas (15%). Esta alianza, es cierto, nunca lleg¨® a estar en serio sobre la mesa, entre reproches y pullas mutuas por la ca¨ªda del Ejecutivo de Draghi, pero es que nunca hubo un realismo pragm¨¢tico a la altura del desaf¨ªo, que era evitar un triunfo de la ultraderecha por primera vez en la historia, como apuntaban todas las encuestas. Tambi¨¦n es verdad que son c¨¢lculos que se hacen ahora, y de hecho Cinco Estrellas ha remontado el pobre resultado que le daban las encuestas. Los propios votantes de izquierda a menudo son tan puristas que desde?an las alianzas.
En cambio, s¨ª estuvo a punto de forjarse una coalici¨®n del PD con el llamado Tercer Polo, los dos partidos de centro de Calenda y Renzi, que han obtenido un 7%, tambi¨¦n decepcionante, pues esperaban conseguir un resultado de dos cifras. El problema es que los extremos de la izquierda se han vetado mutuamente, centristas contra comunistas, y el l¨ªder del PD, Enrico Letta, ten¨ªa una manta que no pod¨ªa estirar m¨¢s, o cubr¨ªa los pies o la cabeza, y al final el centro se qued¨® fuera. Calenda rompi¨® el pacto al d¨ªa siguiente de firmarlo, porque Letta estaba negociando con la extrema izquierda y los ecologistas para subirlos tambi¨¦n al barco. Subieron, pero por otra puerta se baj¨® el centro.
Con el Tercer Polo, el centro-izquierda habr¨ªa sumado un 33%, que sigue estando lejos del porcentaje global de la derecha, pero en todo caso la diferencia es que habr¨ªa sido una coalici¨®n mucho m¨¢s competitiva y el cuadro estar¨ªa m¨¢s equilibrado. La batalla en muchos colegios habr¨ªa estado m¨¢s re?ida. El sistema electoral es la clave: un tercio de los esca?os de las dos c¨¢maras se asignan en colegios donde el primero se lleva el esca?o. Este esquema ha sido crucial y ha beneficiado a gran escala a la coalici¨®n de Meloni, que simplemente era la lista m¨¢s votada en esos lugares, aunque la suma de sus rivales sumara m¨¢s votos. Rivales que, si hubieran ido juntos, se habr¨ªan llevado ese esca?o. Gran parte de la victoria de Meloni est¨¢ ah¨ª. El ejemplo de Roma es muy claro. Hab¨ªa 12 esca?os en juego con este sistema (9 a la C¨¢mara de Diputados y 3 al Senado), y la coalici¨®n de centroderecha se ha llevado 10. Los dos de la izquierda salen de circunscripciones donde un candidato del PD ha conseguido un logro may¨²sculo, obtener ¨¦l solo m¨¢s votos que el candidato de la derecha, que suma los de tres partidos.
Al centro-izquierda, en la oposici¨®n, ahora solo le queda esperar que la derecha caiga en su mismo vicio: pegarse entre ellos. Y en Italia nunca hay que descartarlo, en cuanto a alg¨²n socio le interese. Pero, como se vio con Berlusconi en 2001, con un Gobierno que dur¨® casi cuatro a?os y es el m¨¢s longevo de la historia reciente de Italia, el pegamento del poder es muy fuerte, ante la perspectiva tan ¨²nica en este pa¨ªs de gobernar nada menos que cinco a?os. El en¨¦simo sistema electoral, por otro lado, se pens¨® para eso: formar de una vez un Gobierno que pudiera ser estable y durar. La derecha lo ha comprendido mejor.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.