De Mr. Hyde al Doctor Jekyll: el relevo en el Ministerio de Econom¨ªa de un Reino Unido hundido en una crisis sin precedentes
Jeremy Hunt, con fama de moderado y centrista, sustituye a Kwasi Kwarteng, soberbio y apegado a su pensamiento neoliberal
A primera vista, podr¨ªa dar la impresi¨®n de que Liz Truss ha reemplazado a Mr. Hyde por el Doctor Jekyll. Si el dimitido Kwasi Kwarteng pas¨® a?os en las cavernas ideol¨®gicas del Partido Conservador, escribiendo an¨¢lisis para los centros de pensamiento m¨¢s neoliberales del Reino Unido y rumiando su asalto al poder, su sustituto, Jeremy Hunt, ha ocupado en la ¨²ltima d¨¦cada los puestos de ministro de Sanidad y de Exteriores, y representa el ala m¨¢s moderada, centrista y proeuropea de los tories.
Pero la ambici¨®n viste a veces distintos ropajes, y en pol¨ªtica, el ¨¢ngel del presente tambi¨¦n ha podido ser el demonio del pasado. Como secretario de Estado de Negocios, Industria y Energ¨ªa, Kwarteng se gan¨® los elogios del sector y de muchas de las delegaciones europeas con las que tuvo que negociar. Como ministro de Sanidad, Hunt concit¨® la animadversi¨®n de todos los m¨¦dicos y enfermeros del Servicio Nacional de Salud, a los que intent¨® fijar unas condiciones laborales draconianas, cuando se impuso en todo el pa¨ªs la austeridad posterior a la crisis financiera de 2008.
Kwarteng estudi¨® en el elitista colegio de Eton, y gracias a una beca prosigui¨® sus estudios en Cambridge y Harvard. Hunt estudi¨® Filosof¨ªa, Pol¨ªticas y Econ¨®micas en Oxford. Lleg¨® incluso a presidir, como hizo en su d¨ªa Boris Johnson, el prestigioso club de debate Oxford Union. Ambos, Kwarteng y Hunt, proceden de un entorno educativo estrictamente brit¨¢nico y selectivo.
Su principal diferencia, probablemente, no es ideol¨®gica, sino una cuesti¨®n de actitud y personalidad. La soberbia desplegada por el amigo y aliado de la primera ministra Truss ¨Dson incluso vecinos, viven en la misma calle londinense¡ª, durante el breve espacio de tiempo en que ha ocupado el Ministerio de Econom¨ªa, ha sido notoria. Solo a rega?adientes comenz¨® a dar marcha atr¨¢s en su rebaja de impuestos, a pesar de las turbulencias de los mercados, y horas antes de ser destituido aseguraba que no se iba a ning¨²n lado.
Poca cintura pol¨ªtica
Cuando logr¨® finalmente acceder al poder, Kwarteng demostr¨® tener muy poca cintura pol¨ªtica y escasa capacidad para entender por d¨®nde soplaba el viento de la historia. Se empe?¨® en aplicar a toda costa las recetas neoliberales que llevaba a?os defendiendo en la sombra en el peor momento econ¨®mico posible, con una inflaci¨®n galopante, una recesi¨®n en ciernes, un Partido Conservador en horas bajas y una poblaci¨®n hastiada. No entendi¨® que, pese a que ¨¦l creyera que bajar los impuestos a las rentas m¨¢s altas pod¨ªa provocar un efecto econ¨®mico positivo, esta decisi¨®n era social y pol¨ªticamente insoportable.
Hunt, que tuvo que sufrir en 2016 el desaf¨ªo de cientos de trabajadores sanitarios que fueron a la huelga frente a sus injustos recortes, ha tenido tiempo de aprender y rectificar. Desde su esca?o de diputado corriente, fue una de las voces m¨¢s cr¨ªticas con el desastroso modo en que Boris Johnson gestion¨® la pandemia, y exigi¨® antes que nadie que se aceleraran tanto el confinamiento como las medidas de distanciamiento social.
Su despacho est¨¢ lleno de fotos de ¨¦l mismo con grandes personalidades de la pol¨ªtica, muchas de ellas logradas durante el tiempo en que ocup¨® la cartera de Exteriores, con la entonces primera ministra, Theresa May. Es evidente que posee grandes dosis de vanidad, pero ha sabido camuflarla cuando ha sido necesario, y ha bebido hasta en dos ocasiones el c¨¢liz de la derrota sin dar muestras de desesperaci¨®n. Lleg¨® a la ronda final de las primarias en las que Johnson result¨® vencedor, y qued¨® en la imagen de muchos diputados conservadores como el ¨²ltimo vestigio de civilizaci¨®n de un partido que, con el Brexit, se hab¨ªa tirado al monte.
Como otros muchos, Hunt era partidario de la permanencia del Reino Unido en la UE, pero ha sabido hacer las paces con la nueva realidad y abrazarla. El problema, tanto con Johnson como con Truss ¨Dcontra la que tambi¨¦n compiti¨® en la lucha por el liderazgo¨D, es que las maneras amables y acomodaticias de Hunt no llegaron a encajar con unas bases que apoyaban mensajes duros y transgresores, como los de sus dos rivales (Johnson, con el Brexit; Truss, con la rebaja de impuestos). ¡°Una Theresa May con pantalones¡±, se refer¨ªan a ¨¦l despectivamente muchos de los diputados conservadores, porque, como ella, estaba m¨¢s preocupado por acomodarse a los deseos de todo el mundo que a dar un pu?etazo en la mesa.
Kwarteng, sin embargo, no tuvo ning¨²n problema en dar el pu?etazo con las dos manos, aunque la mesa ¨Den este caso, la credibilidad econ¨®mica del Reino Unido¨D quedara hecha pedazos. Su paso al frente del ministerio ha sido fugaz, de poco m¨¢s de un mes. Hunt llega ahora como la voz del sentido com¨²n y la experiencia para un Gobierno desnortado y a punto de sucumbir. En pol¨ªtica, como en casi todo, se sobrevive m¨¢s tiempo con sentido de la oportunidad y paciencia que con convicciones rocosas.
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