Calma en los mercados y paz en el partido: los retos del nuevo primer ministro
Rishi Sunak dispondr¨¢ de un breve plazo para intentar evitar un adelanto electoral
En el primer mensaje a la naci¨®n de Rishi Sunak, nada m¨¢s ser ungido como nuevo l¨ªder del Partido Conservador por sus compa?eros diputados, habl¨® del ¡°profundo desaf¨ªo econ¨®mico¡± al que hac¨ªa frente el Reino Unido, y de la ¡°estabilidad y unidad¡± que necesitaban tanto el pa¨ªs como su propia formaci¨®n. Ser¨¢ este martes cuando Carlos III encargue a Sunak la formaci¨®n de un Gobierno en su nombre, a pesar de que no haya pasado por las urnas. Esa era la preocupaci¨®n que, previamente a hablar a los brit¨¢nicos, el futuro inquilino de Downing Street hab¨ªa transmitido a sus compa?eros tories, sin las c¨¢maras delante: la necesidad de evitar a toda costa un adelanto electoral ¨Del que reclama la oposici¨®n laborista¨D que, seg¨²n todas las encuestas, arrasar¨ªa a los conservadores. El ¨²ltimo sondeo expr¨¦s publicado por YouGov indica que un 56% de los brit¨¢nicos desea que se convoquen ya las urnas, frente a un 29% que prefiere que los conservadores sigan gobernando.
Una tarea herc¨²lea para la que Sunak dispondr¨¢ de muy poco tiempo, y cuyos principales jueces ser¨¢n los mercados y los propios miembros de su grupo parlamentario. Si bien ha conquistado el poder con el aval de 193 parlamentarios, el grupo lo componen 357 diputados, y cualquier conato de rebeld¨ªa, ya sea de unas pocas decenas de ellos, lo convierte en ingobernable.
La misi¨®n econ¨®mica
Sigue en pie la voluntad de Jeremy Hunt, a quien es muy posible que Sunak confirme como ministro de Econom¨ªa, de presentar el pr¨®ximo lunes un plan de responsabilidad fiscal, sobre el que recaer¨¢ la atenci¨®n de los mercados y los inversores. Hunt ya logr¨® cierta calma al tumbar todas las rebajas de impuestos anunciadas previamente por Liz Truss, as¨ª como al recortar en el tiempo el plan de ayudas directas a hogares y empresas para hacer frente a las facturas del gas y la luz. Sunak deber¨¢ confirmar esas decisiones, as¨ª como respaldar previsibles recortes adicionales en el gasto p¨²blico que irritar¨¢n a los ciudadanos y a los propios diputados tories, muy centrados ya en asegurar su reelecci¨®n ¨Dlas pr¨®ximas elecciones generales est¨¢n previstas a m¨¢s tardar para enero de 2025¨D.
Sunak pudo explicar en detalle sus planes econ¨®micos durante las primarias del pasado verano, que perdi¨® frente a Truss, pero ha permanecido en silencio desde entonces, y nadie sabe si respalda un incremento de las pensiones de acuerdo con la inflaci¨®n, que ya es del 10,1%, o prefiere una subida m¨¢s moderada, ajustada al crecimiento medio de los salarios. O si est¨¢ a favor de aplicar tambi¨¦n el ritmo de subida del IPC a las prestaciones y ayudas sociales, una parte important¨ªsima del presupuesto. En su d¨ªa, muchos ministros de Truss anunciaron que se rebelar¨ªan si no se produc¨ªa ese incremento.
Los conservadores se han aferrado a Sunak como a un clavo ardiendo, pero a medida que vaya anunciando algunas medidas, la rebeli¨®n est¨¢ cantada. Algunos impuestos deber¨¢n incluso subir, y eso ser¨¢ motivo seguro de irritaci¨®n entre la fracci¨®n del partido m¨¢s liberal y thatcheriana.
Una casa dividida
Fue el presidente estadounidense Abraham Lincoln quien dijo aquello de que ¡°nadie puede gobernar sobre una casa dividida¡±. Sunak ha logrado alcanzar el poder gracias a un apoyo mayoritario del grupo parlamentario, pero no cuenta con el respaldo compacto, completo e incondicional del que disfrut¨® Boris Johnson despu¨¦s de ganar las elecciones generales en 2019. Cada iniciativa legislativa ser¨¢ una carrera cuesta arriba para evitar que la votaci¨®n sea interpretada como una moci¨®n de confianza sobre un Gobierno d¨¦bil. El Grupo de Investigaciones Europeas (ERG, en sus siglas en ingl¨¦s), la corriente interna que agrupa a los euroesc¨¦pticos, ya le ha dejado claro a Sunak que no tolerar¨¢ desviaci¨®n alguna en la batalla declarada a Bruselas en torno al Protocolo de Irlanda del Norte. Ya est¨¢ en su fase final la tramitaci¨®n de la ley que impuls¨® la propia Truss ¨Dcon el benepl¨¢cito de Johnson¨D para anular de modo unilateral la parte fundamental de un tratado que fue el m¨¢s delicado en todas las negociaciones del Brexit.
Si el nuevo primer ministro se planteara alg¨²n tipo de flexibilidad, para evitar una guerra comercial con la UE que no conviene en el actual momento de debilidad e incertidumbre econ¨®mica, deber¨ªa enfrentarse a una parte del grupo parlamentario con capacidad suficiente para hacer da?o. Igual que si impulsara la idea, acariciada por la propia Truss, de ser m¨¢s generoso con los criterios de entrada de mano de obra inmigrante, para ayudar a sectores clave del Reino Unido.
Rishi Sunak ha conquistado Downing Street porque sus compa?eros le han visto como la ¨²ltima oportunidad de aferrarse al poder y no ser barridos en las urnas. Su situaci¨®n es de debilidad extrema. No hay una corriente de sunakistas en el partido que le arrope; su elecci¨®n no ha sido acogida con agrado por la mayor¨ªa de los ciudadanos, que preferir¨ªan votar; y los mercados, a pesar de sus credenciales econ¨®micas, no parecen dispuestos a tratarle como a uno de los suyos. Los bonos del Tesoro han subido de valor nada m¨¢s conocerse la elecci¨®n de Sunak, y eso es buena se?al, porque los inversores interpretan un regreso a la senda de la responsabilidad presupuestaria. Pero siguen manteniendo bajo vigilancia intensiva a un pa¨ªs que, hoy por hoy, se ha convertido en el enfermo de Europa.
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