Bus gratis para votar: la lucha para facilitar la participaci¨®n a los brasile?os m¨¢s pobres
Las capitales estatales promueven transporte gratuito el domingo electoral, pero la campa?a de Bolsonaro es contraria porque cree que la medida favorece a Lula
?Ir a votar o comprar un kilo de arroz? En la mayor¨ªa de ciudades brasile?as, un viaje de ida y vuelta en autob¨²s o metro ronda los ocho reales (1,5 euros o d¨®lares). Puede parecer poca cosa, pero en un pa¨ªs con 33 millones de personas pasando hambre, el coste del transporte p¨²blico hace que muchos prefieran guardarse ese dinero para comprar algo de comida. En Brasil, el voto es obligatorio, pero la multa por no hacerlo es simb¨®lica, 3,51 reales (0,65 euros o d¨®lares). Sale m¨¢s barato pagarla que levantarse del sof¨¢ y subirse a un autob¨²s.
En la primera vuelta m¨¢s de 31 millones de brasile?os se quedaron en casa, algo m¨¢s del 20% de todos los que estaban llamados a votar. Para luchar contra la abstenci¨®n, ya entonces muchas ciudades y Estados promovieron transporte p¨²blico gratis el domingo electoral, movimiento que ha ido a m¨¢s cuando se acerca el cara a cara final entre Lula y Bolsonaro de este domingo 30 de octubre. Un total de 26 capitales de los estados del pa¨ªs tendr¨¢n buses gratis, y otras 150 ciudades tambi¨¦n se sumaron a la iniciativa. Muchas de ellas incluso pondr¨¢n refuerzos. En S?o Paulo, hogar de casi 12 millones de personas, el ayuntamiento pondr¨¢ 2.000 autobuses extra para reforzar la operaci¨®n del domingo. Es un movimiento in¨¦dito, que no ha ocurrido en elecciones anteriores.
Para Vitor Mihessen, coordinador de la Casa Fluminense, una de las m¨¢s de 70 entidades que han presionado a las autoridades a trav¨¦s de la plataforma ¡®Pase libre por la democracia¡¯, la movilizaci¨®n es una buena noticia. Recuerda que al puro coste econ¨®mico se suman las circunstancias que afectan a los m¨¢s vulnerables: ¡°Hay mucha gente en la calle, gente que ha perdido la casa, y mantiene su t¨ªtulo de elector en el sitio donde viv¨ªa antes, por ejemplo, o gente que por la crisis se ha tenido que ir a vivir a un barrio m¨¢s barato, o a una favela, y no ha actualizado su lugar de votaci¨®n¡±, explica en una conversaci¨®n telef¨®nica. No todos viven cerca del colegio electoral donde deben votar.
Adem¨¢s, el transporte p¨²blico brasile?o a¨²n sufre las consecuencias de la pandemia de la covid-19. Con la ca¨ªda del n¨²mero de pasajeros, las empresas concesionarias de autobuses (el sistema que usa la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n) cortaron muchas l¨ªneas, que no han vuelto a circular desde entonces, por lo que los problemas de movilidad se han multiplicado. Por eso, Mihessen resalta que es importante no solo garantizar que el transporte sea gratis, sino que realmente funcione. ¡°Todo esto no sirve de nada si luego llega el domingo y no hay buses, o pasan cada dos horas¡±, subraya.
A primera vista, podr¨ªa parecer que hay un consenso pol¨ªtico a favor de la participaci¨®n en la ¡°fiesta de la democracia¡±, pero no es exactamente as¨ª. Antes de la primera vuelta, el equipo de campa?a de Bolsonaro recurri¨® a la Justicia Electoral pidiendo que se impidiera la gratuidad, alegando que se trataba de una ¡°grave interferencia¡± en el funcionamiento del transporte p¨²blico que podr¨ªa beneficiar a algunos candidatos, y que muchos municipios no podr¨ªan asumir ese coste financiero.
La Justicia Electoral respondi¨® calificando esos argumentos de ¡°absurdos¡±, por comparar la universalidad del transporte p¨²blico con el transporte clandestino de grupos de electores para que voten a un determinado candidato, algo prohibido por ley. El Tribunal Supremo Federal tambi¨¦n despej¨® dudas, recalcando que los alcaldes que impulsen el transporte p¨²blico gratuito no cometer¨¢n ning¨²n delito contra la administraci¨®n, lo que dio tranquilidad y anim¨® a muchas ciudades.
Detr¨¢s de los recelos de la campa?a de Bolsonaro est¨¢ el miedo a que estas medidas beneficien a Lula. Quien viaja en autob¨²s tiene menos poder adquisitivo, y por normal general, los pobres tienden a votar m¨¢s al l¨ªder del Partido de los Trabajadores (PT) que a Bolsonaro. Ese temor se observa tambi¨¦n a nivel regional, con gobernadores o alcaldes aliados del actual presidente poniendo pegas o trabas al transporte gratis.
El conservador Gobierno del Estado de S?o Paulo, del que depende la importante red de metro y trenes, todav¨ªa no se ha pronunciado sobre este debate, a pesar de las fuertes presiones de la Fiscal¨ªa, que pide a la Justicia regional que obligue a garantizar el derecho a la tarifa cero. En R¨ªo de Janeiro pasa algo parecido; aunque la ciudad, en manos de un aliado de Lula, s¨ª garantiza los buses gratis, la red de tren y de barcos que conectan el ¨¢rea metropolitana, en manos de un gobernador bolsonarista, en principio seguir¨¢n siendo de pago.
En Minas Gerais, un Estado clave que suele decantar la balanza, el gobernador Romeu Zema, aliado de Bolsonaro, se neg¨® a la gratuidad, y aliados de Lula lo acusan de estar presionando a alcaldes de ciudades decisivas para que tampoco faciliten el voto. ¡°Zema est¨¢ pidiendo a los alcaldes que no ayuden a los electores a votar, eso es un delito. El elector de la zona rural, de baja renta, necesita de ayuda del poder p¨²blico para poder ejercer su ciudadan¨ªa¡±, dec¨ªa estos d¨ªas el senador progresista Alexandre Silveira.
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