Los republicanos se hacen por la m¨ªnima con la C¨¢mara de Representantes
La victoria, menos holgada de lo que vaticinaban las encuestas, inaugura una nueva ¨¦poca para Biden, que se enfrenta a un legislativo dividido. Los dem¨®cratas controlar¨¢n el Senado
La noche electoral acab¨® en semana electoral. Ocho d¨ªas despu¨¦s de que se cerraran las urnas para el voto presencial, las papeletas del 27? distrito de California dieron el mi¨¦rcoles por la noche el esca?o n¨²mero 218 a Mike Garcia e inclinaron el control de la C¨¢mara de Representantes del lado del Partido Republicano, que obtiene una escasa mayor¨ªa, menor de lo que vaticinaban las encuestas. El Senado, cuyo vencedor se conoci¨® el s¨¢bado pasado, lo controlar¨¢n los dem¨®cratas durante los pr¨®ximos dos a?os: tienen 50 de los 100 asientos, y a¨²n podr¨ªan ara?ar uno m¨¢s el 6 de diciembre, cuando se celebre la segunda vuelta de la disputa que enfrenta en Georgia a Raphael Warnock y Herschel Walker. El resultado de las elecciones legislativas de medio mandato en Estados Unidos supone una decepci¨®n hist¨®rica para los conservadores, que confiaban que la cita cumpliera con el guion acostumbrado y acabara en una derrota mucho m¨¢s severa para el partido en el poder.
El control republicano de la C¨¢mara tendr¨¢ enormes consecuencias, con todo, para el presidente Joe Biden, que tendr¨¢ que enfrentarse a un escenario in¨¦dito para ¨¦l: un Gobierno dividido para el resto de su legislatura. Lleg¨® a la Casa Blanca prometiendo que unir¨ªa el pa¨ªs y demostrar¨ªa que es posible trabajar desde el bipartidismo, pero el clima de confrontaci¨®n general no invita al optimismo en los dos a?os que le quedan por delante y que comenzaron este mi¨¦rcoles. Los republicanos llegan con planes de torpedear su agenda pol¨ªtica. Y para ello ya han escogido al timonel del submarino: el congresista californiano Kevin McCarthy, que, si nada se tuerce, presidir¨¢ a partir de enero la C¨¢mara de Representantes.
¡°Las elecciones de la semana pasada demostraron la fuerza y la resiliencia de la democracia estadounidense¡±, dijo Biden en un comunicado enviado por la Casa Blanca pocos minutos despu¨¦s de que AP, CNN y NBC proyectaran que el esca?o en liza, uno de los 10 que quedaban por adjudicar, hab¨ªa ca¨ªdo al fin. ¡°Felicito al l¨ªder McCarthy porque los republicanos ganaron la mayor¨ªa en la C¨¢mara y anuncio que estoy listo para trabajar con ellos para lograr resultados para las familias trabajadoras. (...) El futuro es demasiado prometedor para quedar atrapado en una guerra pol¨ªtica. El pueblo estadounidense quiere que colaboremos. Que nos concentremos en los temas que les importan y en mejorar sus vidas. Y trabajar¨¦ con cualquier persona, republicana o dem¨®crata, que est¨¦ dispuesta a caminar conmigo para lograr resultados¡±.
El lunes por la noche, los republicanos obtuvieron victorias en un pu?ado de contiendas por el Congreso en Arizona, Nueva York y California, y quedaron a un esca?o de los 218 necesarios para tomar la C¨¢mara baja (que tiene un total de 435 asientos, tantos como distritos electorales suma Estados Unidos). Mientras eso suced¨ªa, la candidata dem¨®crata a gobernadora de Arizona, Kate Dobbs, asestaba un nuevo golpe al derrotar a la estrella ascendente del trumpismo Kari Lake. Desde el martes, todas las miradas se dirigieron a Colorado y California, donde hay distritos, como el tercero, en el que el mi¨¦rcoles por la noche solo llevaban un 60% del escrutinio, a¨²n en espera de todos los votos por correo.
A falta de terminar un recuento para el que las autoridades californianas se dan un m¨¢ximo de otros 30 d¨ªas, los analistas proyectan que la mayor¨ªa republicana alcanzar¨¢ los 221 esca?os por 214 dem¨®cratas. Ese reparto les permite, como primera medida, designar al presidente de la C¨¢mara baja, y desalojar a una de las bestias negras del conservadurismo estadounidense, la veterana Nancy Pelosi, representante por San Francisco que lleva en el Congreso 35 a?os y ha sido su speaker en dos ocasiones (de 2007 a 2011, y desde 2019). El martes, los conservadores escogieron con holgura entre los suyos (188 a favor, 31 en contra) al candidato que se esperaba, Kevin McCarthy, que no lo ha tenido tan f¨¢cil como se las promet¨ªa cuando compareci¨® durante la noche electoral y proclam¨® que la cosa ya estaba hecha.
Tampoco puede descorchar el champ¨¢n todav¨ªa: la verdadera prueba llegar¨¢ en enero, cuando le votar¨¢ la C¨¢mara al completo. Algunos de sus correligionarios han prometido no pon¨¦rselo f¨¢cil: el ala m¨¢s extremista ya le ha hecho saber que solo se lo conceder¨¢n a cambio de desagradables concesiones. Inasequible al desaliento (o cegado por la cercan¨ªa de una ambici¨®n que lleva acariciando cuatro a?os), McCarthy declar¨® a la prensa: ¡°Ganamos¡±, agreg¨®, ¡°pero podr¨ªamos haber ganado m¨¢s¡±. Ciertamente: en las elecciones de medio mandato de 2018, los dem¨®cratas se llevaron 41 esca?os netos en el Congreso, mientras que en las de 2010, los republicanos arrancaron 61 a sus contrincantes.
En otra demostraci¨®n de que las legislativas han seguido un guion inesperado, las espadas tambi¨¦n se colocaron en alto en el Senado, donde Rick Scott (Florida) anunci¨® el martes su intenci¨®n de desafiar a Mitch McConnell, que ha liderado a los republicanos en la C¨¢mara alta desde 2007. McConnell, que ha estado en la diana de los cazadores de responsabilidades por el fiasco electoral durante estos d¨ªas, super¨® el mi¨¦rcoles el desaf¨ªo al reunir los votos suficientes para seguir en el puesto. Durante la campa?a, ambos senadores se enfrentaron sobre la mejor manera de financiar a los candidatos por todo el pa¨ªs en los Estados clave.
Con el control la C¨¢mara, los republicanos esperan lanzar su plan para desbaratar la agenda del presidente Joe Biden; poner en marcha investigaciones sobre asuntos como el origen del coronavirus e impeachments (entre ellos, plantean junios pol¨ªticos al propio Biden, a Kamala Harris, la vicepresidenta, o a Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional); y cerrar otras pesquisas, como la que se est¨¢ llevando a cabo en torno al ataque del 6 de enero al Capitolio y que tiene acorralado a Donald Trump. Esas ambiciones han quedado recortadas al mismo ritmo que la diferencia entre ambos partidos.
Si ha habido un lugar que ha servido el premio de consolaci¨®n de la C¨¢mara baja a los republicanos, ese lugar ha sido Nueva York, donde sus contrincantes han encajado una severa derrota: cuatro esca?os han cambiado de color, del azul liberal al rojo conservador. El m¨¢s importante de ellos es el de Patrick Sean Maloney, m¨¢ximo responsable de la campa?a nacional dem¨®crata, que en la noche del 8 de noviembre vivi¨® el mejor de los tiempos (por los frutos que dio su estrategia por todo el pa¨ªs) y el peor de los tiempos (por el varapalo personal a su campa?a). Nueva York es un Estado tradicionalmente progresista, pero las posturas demasiado liberales, a juicio de los votantes, de algunos de sus candidatos, y la apuesta republicana por poner el foco en la criminalidad acabaron pas¨¢ndoles factura, pese a que retienen algunos de los puestos m¨¢s importantes, como el de gobernadora o el de fiscal general.
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