C¨®mo Xi Jinping tom¨® la decisi¨®n m¨¢s crucial para China en la crisis de la pandemia
El tsunami de contagios y la saturaci¨®n de los hospitales en el gigante asi¨¢tico avivan las cr¨ªticas contra Pek¨ªn por su falta de previsi¨®n tras el final de la pol¨ªtica de covid cero
Muy pocos tienen acceso a lo que sucede dentro del n¨²cleo de la toma de decisiones en la pol¨ªtica china, de modo que a menudo todo lo que ocurre resulta imprevisible. Cuando a principios de diciembre muchos se preparaban para un nuevo confinamiento masivo en Pek¨ªn, al estilo del vivido en Shangh¨¢i durante m¨¢s de dos meses en primavera, pas¨® justo lo contrario. Igual que de un d¨ªa para otro China decidi¨® el 23 de enero de 2020 sellar la ciudad de Wuhan ante la mirada de asombro del resto del planeta, el pasado 7 de diciembre el Gobierno comunista termin¨® de forma s¨²bita con la f¨¦rrea pol¨ªtica antipand¨¦mica que hab¨ªa regido la vida de sus ciudadanos durante casi tres a?os.
Voces dentro y fuera del pa¨ªs consideran que las cosas pudieron hacerse mejor, con mayor acopio de recursos m¨¦dicos, una campa?a de inmunizaci¨®n acelerada entre las personas m¨¢s vulnerables ¡ªsolo el 42,3% de los mayores de 80 a?os tienen la dosis de refuerzo¨D y una estrategia gradual, en la que quiz¨¢ hubiera sido conveniente esperar a que pasara el invierno y el A?o Nuevo chino, un periodo festivo que arranca el 22 de enero y supone el mayor movimiento migratorio del planeta, con millones de urbanitas regresando a sus tierras de origen, donde los medios sanitarios suelen ser m¨¢s exiguos.
Pero a¨²n est¨¢ por ver si el giro y la consiguiente ola de salida pasar¨¢n factura al presidente del pa¨ªs, Xi Jinping, coronado en octubre para un tercer mandato como secretario general en el XX Congreso del Partido Comunista, y muy bien acompa?ado en la c¨²pula de poder por un elenco de pol¨ªticos de su facci¨®n. Para Willy Lam, profesor de la universidad china de Hong Kong, el abrupto cambio demuestra que a la Administraci¨®n Xi ¡°no le importa la enorme p¨¦rdida de vidas humanas¡±. Willy cita estudios que predicen la muerte de m¨¢s de un mill¨®n de personas, ¡°en su mayor¨ªa ancianos¡±, en los pr¨®ximos meses. La consultora sanitaria Airfinity estima que fallecer¨¢n 1,7 millones para abril de 2023.
Este analista concede que hay una ¡°enorme opini¨®n p¨²blica¡± a favor del levantamiento de las restricciones, sobre todo entre los j¨®venes, ¡°hartos de tres a?os de pol¨ªticas de bloqueo extremo¡±. Pero cree que fue una decisi¨®n incorrecta: ¡°Xi Jinping deber¨ªa haber elegido una ocasi¨®n mejor, despu¨¦s del invierno y tras los preparativos adecuados¡±. En su opini¨®n, en el golpe de tim¨®n influy¨® la concentraci¨®n de poder de Xi, sin precedentes desde Mao Zedong, y la asfixia econ¨®mica tras un 2022 plagado de disrupciones: se espera que el crecimiento del PIB ronde el 3%, lejos del 5,5% que se hab¨ªa propuesto Pek¨ªn.
¡°La direcci¨®n del partido estaba muy ansiosa por los malas cifras econ¨®micas¡±, seg¨²n Willy. Ahora esperan que se reanime la actividad en las f¨¢bricas y esto permita a los j¨®venes encontrar trabajo. En 2022, el paro juvenil ha alcanzado registros hist¨®ricos, rozando el 20%. Pero la decisi¨®n, concluye, ¡°no se consult¨® ni siquiera a los funcionarios del partido, y mucho menos a la opini¨®n p¨²blica¡±. ¡°El prestigio y la autoridad del partido y de Xi se han visto muy perjudicadas¡±.
Cambio de rumbo s¨²bito
Pocos supieron anticipar el cambio de rumbo. Solo nueve d¨ªas antes del fin de la pol¨ªtica de covid cero, por ejemplo, la misi¨®n diplom¨¢tica estadounidense en China alertaba a sus ciudadanos de que las autoridades estaban ampliando las restricciones, las cuales podr¨ªan incluir ¡°cuarentenas residenciales, pruebas masivas, cierres, interrupciones del transporte, confinamientos y posible separaci¨®n de familias¡±; les animaba a mantener un suministro de medicamentos, agua embotellada y alimentos que durara 14 d¨ªas.
La capital, de 22 millones de habitantes, acababa de sentir el zarpazo de unas protestas sociales de una magnitud pol¨ªtica desconocida en la era Xi; una revuelta contra las restricciones en la que se lleg¨® a reclamar la ca¨ªda del presidente. Hubo otros chispazos poco antes, pero sin el calado pol¨ªtico: entre los trabajadores migrantes (venidos de otras provincias) confinados en Guangzhou, uno de los vectores industriales del pa¨ªs, y entre los asalariados de la mayor f¨¢brica de iPhone del planeta, en Zhengzhou, afectada por los cierres. Tambi¨¦n en la remota provincia de Xinjiang, tras la muerte a finales de noviembre de una decena de personas en el incendio de un edificio, que muchos ciudadanos atribuyeron al exceso de celo de las medidas sanitarias. En esa provincia vive la minor¨ªa uigur, contra la cual la ONU cree que Pek¨ªn podr¨ªa estar cometiendo ¡°cr¨ªmenes contra la humanidad¡±, seg¨²n un informe publicado en verano.
El c¨®ctel de agraviados y su potencial explosivo comenzaba a ser inmanejable para Pek¨ªn, considera un profesor de una universidad que aplica las herramientas de an¨¢lisis marxista para describir la contestaci¨®n social contra un Gobierno ¡°autoritario¡±: estaban los capitalistas, los peque?oburgueses y tambi¨¦n la clase trabajadora, adem¨¢s de las minor¨ªas ¨¦tnicas. En opini¨®n de este intelectual, que ense?a en Pek¨ªn y prefiere guardar anonimato, las manifestaciones fueron la clave para el cambio. Pero la propaganda, concluye, se ha encargado de cambiar el relato enseguida, atribuyendo la reapertura a otros factores, como el descenso en la virulencia de la covid y la econom¨ªa.
Pek¨ªn respondi¨® con un contundente despliegue policial. Luego, con t¨ªmidos gestos de reapertura. Y cuando finalmente dej¨® caer el muro antipand¨¦mico ni siquiera hubo una comparecencia del presidente. Aquel 7 de diciembre, el mismo d¨ªa del cambio de pol¨ªtica, Xi viaj¨® a Arabia Saud¨ª para reunirse, entre otros, con el rey Salm¨¢n Bin Abulaziz al Saud. El silencio sobre una pol¨ªtica central unida a su figura result¨® sorprendente para muchos. Tard¨® m¨¢s de tres semanas en pronunciarse. ¡°Nuestro pa¨ªs es grande¡±, dijo al fin en su tradicional discurso de A?o Nuevo, el 31 de diciembre. ¡°Es natural que distintas personas tengan preocupaciones diferentes o defiendan puntos de vista distintos sobre una misma cuesti¨®n¡±. Muchos interpretaron estas palabras como una referencia a las protestas. Y a?adi¨®: ¡°Hemos entrado en una nueva fase de la respuesta a la covid en la que persisten duros retos¡±.
Casi de un d¨ªa para otro, China ha pasado de la covid cero a lo que podr¨ªa denominarse el covid total, con un tsunami de contagios, un aluvi¨®n de hospitalizaciones y, presumiblemente, de muertos. Las cifras oficiales solo recogen 32 fallecidos por coronavirus en el mes transcurrido desde el giro: una media de poco m¨¢s de un muerto al d¨ªa en un pa¨ªs de 1.400 millones de personas. Las autoridades, en cambio, manejan de forma interna cifras astron¨®micas, de hasta 250 millones de infectados solo en las tres primeras semanas de diciembre, seg¨²n las notas de una reuni¨®n de la Comisi¨®n Nacional de Salud reveladas por Bloomberg.
Falta de transparecencia
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud lleva semanas criticando a Pek¨ªn por la falta de transparencia en los datos de hospitalizaciones y fallecidos, lo que ha provocado el enfado de China, que asegura que comparte informaci¨®n ¡°de forma abierta¡±. Las restricciones que han comenzado a imponer a los viajeros procedentes de China pa¨ªses como Estados Unidos, Jap¨®n, Italia y Espa?a, adem¨¢s de la recomendaci¨®n de hacerlo por parte de la Uni¨®n Europea, amenazan con abrir un nuevo frente en las disputas entre China y Occidente.
Los datos que comunica Pek¨ªn son ¡°pura mierda¡±, valora una fuente sanitaria occidental radicada en la capital china que conoce de primera mano el testimonio de personal m¨¦dico del pa¨ªs. ¡°No hay duda de que hay una ola masiva con tasas de infecci¨®n muy, muy altas¡± y ¡°una sobremortalidad enorme entre los ancianos¡±. Seg¨²n le cuentan sus colegas chinos: ¡°Por supuesto que la gente est¨¢ muriendo. Por supuesto que los pabellones est¨¢n completamente desbordados. Por supuesto que han transformado todas las otras salas en salas de covid y han detenido todo tipo de intervenci¨®n selectiva. Por supuesto, habr¨¢ personas que sufrir¨¢n por ello, porque no podr¨¢n recibir la atenci¨®n que necesitan para otras afecciones¡±.
A pesar de la ausencia de una comunicaci¨®n fiable y sistem¨¢tica, en las redes sociales y en los medios occidentales circulan im¨¢genes de hospitales abarrotados, morgues repletas y crematorios que no dan abasto. Incluso el diario chino Shanghai Daily, de propiedad estatal, ha llegado a publicar este viernes un v¨ªdeo con crudas im¨¢genes de un hospital en la capital financiera que recibe 1.700 pacientes diarios. ¡°Hay demasiados pacientes cr¨ªticos¡±, dice una enfermera.
Aparente normalidad
Pek¨ªn, al menos en apariencia, recupera la normalidad. Los lagos helados est¨¢n repletos de gente desliz¨¢ndose, los ni?os han vuelto al colegio, de noche hay un barullo considerable a la puerta de bares y discotecas y el tr¨¢fico en hora punta ha recobrado ese lento y pesado vigor. Pero hay fogonazos que revelan que algo sigue pasando bajo la superficie. ¡°Trabajamos sin parar¡±, dice el jueves una sanitaria a punto de abordar el veh¨ªculo de emergencias junto a sus compa?eros. Acaban de salir de un hotel y centro de convenciones ubicado a las afueras, reconvertido estos d¨ªas en una especie de centro de emergencias. A la puerta, hay unas 20 ambulancias aparcadas. El equipo se sube a una, enciende las luces y abandona el aparcamiento.
¡°Es un caos. Los hospitales est¨¢n sufriendo un colapso sist¨¦mico, est¨¢n bajo una enorme oleada de nuevas infecciones por coronavirus, se est¨¢n quedando sin camas¡±, describe un artista pekin¨¦s treinta?ero que particip¨® en las protestas de los folios en blanco. En su opini¨®n la gente no est¨¢ demasiado contenta por la reapertura. ¡°No tenemos vacunas de ARN mensajero y tampoco podemos conseguir Paxlovid y Veklury [medicamentos occidentales para tratar la covid]. Es extremadamente dif¨ªcil conseguir Ibuprofeno o algo similar. Si coges la covid solo puedes esperar a que se cure o a que empeore¡±.
Deng Libo, de 45 a?os, un trabajador migrante que encadena empleos en Pek¨ªn y vive en un peque?o habit¨¢culo a las afueras (por el que paga una renta mensual de unos 70 euros), se muestra en cambio a favor del giro en la estrategia. Con los confinamientos, reconoce, la vida era ¡°muy limitada¡± y sus ingresos, bastante ¡°inestables¡±. ¡°Pero reabrir tambi¨¦n conlleva costes¡±. Con la cercan¨ªa de las fiestas del A?o Nuevo chino, Deng ha regresado a la peque?a aldea de la que es originario, en la provincia de Jilin. Conf¨ªa en que a la vuelta las cosas estar¨¢n ¡°mucho mejor¡± en t¨¦rminos de ingresos.
La ola de contagios, seg¨²n la fuente sanitaria occidental, podr¨ªa haber comenzado a bajar en la capital. Pero la afluencia de enfermos graves a¨²n no ha remitido, a?ade. Para este experto todo se resume en un punto: ¡°Nunca hubo una estrategia de reapertura¡±, dice. ¡°El mayor error es que durante un a?o no planificaron para lo que iba a pasar¡±, a?ade. ¡°No estaban preparados y podr¨ªan haberlo estado. Estaba muy claro que hab¨ªa que construir los diferentes pilares de la respuesta. Solo se centraron en uno, detener el virus, pero nunca se ocuparon de proteger a la gente con vacunas, reforzar la capacidad hospitalaria, cambiar el funcionamiento de los hospitales¡¡±.
La pregunta clave es si todo esto le pasar¨¢ factura a Xi. Esta fuente sopesa la respuesta en un popular caf¨¦ del barrio diplom¨¢tico de Pek¨ªn; se oye un animado ajetreo en las mesas contiguas. ¡°Tendremos que ver¡±, replica. ¡°Creo que hay sectores de la poblaci¨®n que han perdido mucha confianza y fe en el sistema y en los dirigentes, y ahora m¨¢s a¨²n. ?Supone esto una amenaza para el sistema actual, para el l¨ªder? No lo s¨¦. La sociedad china ha pasado por olas incre¨ªbles de¡ pura mierda¡±.
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