El testimonio de un soldado ruso desertor: ¡°Si Putin muere ma?ana, la guerra se acaba¡±
P¨¢vel Fil¨¢tiev, exiliado en Par¨ªs, ofrece en su libro ¡®Zov¡¯ la primera cr¨®nica de un participante en la invasi¨®n de Ucrania de febrero
¡°Y, entonces, me dije que yo ya no pod¨ªa seguir participando en esto¡±. P¨¢vel Fil¨¢tiev, soldado ruso que en febrero de 2022 particip¨® en la invasi¨®n de Ucrania y despu¨¦s se arrepinti¨®, encadena un cigarrillo tras otro en el jard¨ªn de un coqueto hotel en el centro de Par¨ªs. Este exparacaidista de 34 a?os cuenta la confusi¨®n en la que vivi¨® aquellos d¨ªas y las dudas que se acumulaban en su cabeza. Y recuerda el momento en que dijo basta: ¡°Lo m¨¢s dif¨ªcil, psicol¨®gicamente, fue darse cuenta de que aquella guerra era in¨²til, la decisi¨®n era la m¨¢s est¨²pida posible, era nefasta para Ucrania y tampoco iba a traer nada bueno para Rusia¡±.
No le gusta que lo llamen desertor. Lo que hizo fue abandonar el ej¨¦rcito aprovechando que hab¨ªa sido evacuado del teatro de combate por una poco heroica conjuntivitis: le entr¨® un trozo de tierra en el ojo durante un bombardeo. Era abril y llevaba dos meses en la guerra. En vez de reincorporarse, puso por escrito su experiencia, la difundi¨® en una red social y una web de Rusia y, ayudado por la ONG rusa New Dissidents Foundation, en agosto escap¨® de su pa¨ªs. Acab¨® en Francia, donde est¨¢ a la espera que le concedan el estatuto de refugiado pol¨ªtico. Dice que en Rusia podr¨ªa exponerse a 15 a?os de prisi¨®n.
¡°Como la mayor¨ªa de la gente en Rusia y en Ucrania, yo tampoco cre¨ªa que una guerra fuese posible¡±, dice el sargento Fil¨¢tiev, cuyo libro, titulado Zov, publica en espa?ol la editorial Galaxia Gutenberg con traducci¨®n de Andrei Kozinets. Zov significa ¡°llamamiento¡±, y alude a las letras inscritas en los veh¨ªculos militares de su pa¨ªs. Fil¨¢tiev, paracaidista en la 56 Brigada de Asalto Ae?reo, es tajante cuando se le pregunta c¨®mo terminar¨¢ todo esto: ¡°Si Putin muere ma?ana, la guerra se acaba. Es ¨¦l quien da el impulso para que contin¨²e¡±.
Zov ¡ªtraducido, adem¨¢s de en espa?ol, en franc¨¦s, alem¨¢n, ingl¨¦s y otras lenguas¡ª es la primera cr¨®nica de la invasi¨®n rusa de Ucrania en primera persona. El autor es hijo de militar. Tras pasar por el ej¨¦rcito en su juventud, abandonarlo y dedicarse 10 a?os a otros trabajos, se alist¨® de nuevo tras la pandemia. El estilo del libro es fluido, crudo, trepidante. No habla de batallitas ni denuncia cr¨ªmenes: retrata la guerra como un lugar ca¨®tico, cutre. M¨¢s Berlanga que Coppola. Nadie sabe qu¨¦ hace ah¨ª, el material es deficiente y la organizaci¨®n, absurda.
¡°Yo no sab¨ªa que una guerra iba a comenzar¡±, explica a EL PA?S en una entrevista por medio de int¨¦rprete. ¡°Y cuando me vi en el teatro del combate, al principio estaba un poco perdido, porque no ten¨ªa realmente informaci¨®n. Cuando las cosas empezaron de verdad, volaban los misiles y los combates eran reales y a una escala bastante importante, vimos que era la verdadera guerra¡±. Despu¨¦s, a?ade: ¡°En toda guerra hay caos y desorden. Es inevitable. Y los beligerantes intentan poner orden. Cuando mejor organizados est¨¢n el Estado y el ej¨¦rcito, menos caos hay. Pero siempre hay. Ah¨ª, visto el nivel de desorden en Rusia y en el ej¨¦rcito, el nivel de caos sobrepasaba los l¨ªmites¡±.
En el libro, Fil¨¢tiev describe interacciones con la poblaci¨®n ucrania: ¡°Mientras atravesa?bamos aquella aldea a toda velocidad, aparte de los ti?os desconcertados que formaban un corro, vi a varios ancianos que se acercaban a la carretera y nos recibi?an con la sen?al de la cruz. Tuve una sensacio?n ambigua: no estaba claro si nos estaban enviando al otro barrio o si nos estaban bendiciendo¡±.
En la ciudad fluvial de Jers¨®n presenci¨® escenas de pillaje. ¡°?Habe?is visto alguna vez las pinturas que representan el saqueo de Roma por los ba?rbaros? Seri?an la mejor ilustracio?n de lo que sucedi?a en el puerto. Todo el mundo estaba exhausto y ten¨ªa aspecto de salvaje. La gente merodeaba por los edificios buscando comida, agua, una ducha y una cama. Algunos empezaron a llevarse los ordenadores y cualquier otro objeto de valor que encontraran. Yo no fui una excepcio?n: me lleve? un gorro que encontre? en un tra?iler averiado, porque mi pasamontan?as no abrigaba en absoluto. Pero cuando vi que robaban electrodome?sticos, incluso yo, que estaba tan asalvajado como el resto despue?s de vivir a la intemperie, senti? vergu?enza ajena¡±.
Durante la entrevista, cuando se le pregunta si presenci¨® cr¨ªmenes de guerra, se pone serio: ¡°El problema recurrente era la falta de coordinaci¨®n. Si ve¨ªamos a gente armada en el techo de un edificio, se pod¨ªa ordenar disparar sin verificar si hab¨ªa civiles en el interior. E igual con los bombardeos a¨¦reos. Quiz¨¢ el reconocimiento no era suficientemente profundo. Pienso que eso pudo provocar muertes de civiles. Es una especie de negligencia criminal¡±. Y puntualiza: ¡°Si quiere saber si yo fui testigo de ejecuciones sumarias de prisioneros de guerra o civiles, no. Nunca las vi ni o¨ª hablar de ello en mi entorno¡±.
Fil¨¢tiev mide las palabras. No niega que Rusia haya perpetrado cr¨ªmenes en Ucrania ¡ªuna evidencia¡ª, pero asegura que ¨¦l en ning¨²n momento los presenci¨®. El libro no ha convencido a todo el mundo. Se ha subrayado que no todos los detalles pueden ser verificados: hay que fiarse de la versi¨®n del autor. The New York Times, en un art¨ªculo de septiembre, citaba al opositor ruso Ivan Zhdanov: ¡°Honestamente, soy esc¨¦ptico sobre su decisi¨®n, por qu¨¦ fue y luch¨® ah¨ª¡±.
Otra cr¨ªtica viene de Vlad¨ªmir Os¨¦chkin, fundador de Gulagu.net, que en verano public¨® la versi¨®n original de Zov, y presidente de New Dissidents Foundation, que ayud¨® a Fil¨¢tiev a huir de Rusia. ¡°He perdido la confianza en ¨¦l¡±, dice Os¨¦chkin desde Biarritz, donde reside. Y explica su versi¨®n de un complejo contencioso con Fil¨¢tiev que ha llegado a los tribunales franceses. Os¨¦chkin cuenta que Fil¨¢tiev hab¨ªa firmado un contrato para ceder los derechos del libro a la New Dissidents Foundation y a un fondo para Ucrania. Y asegura que, inopinadamente, el exsoldado denunci¨® el contrato ante un tribunal alegando que lo hab¨ªa firmado bajo presi¨®n. Cuando el libro era un texto que circulaba por redes sociales y webs, seguramente hab¨ªa poco en juego; ahora es un potencial bestseller internacional.
Os¨¦chkin, que figura en los agradecimientos de Zov, sugiere que Fil¨¢tiev simplemente ha querido quedarse con el dinero. Y desliza algo m¨¢s grave, sin aportar ninguna prueba: la posibilidad de que, al vivir la madre del exsoldado en Rusia, los servicios secretos de este pa¨ªs le hayan hecho chantaje para que rompa con la New Dissidents Foundation. ¡°He enviado una carta a su agente literaria¡±, afirma Os¨¦chkin, ¡°dici¨¦ndole que hay que hacer una pausa en la venta del libro y verificar toda la historia, todos los hechos¡±.
Fil¨¢tiev se ve como una v¨ªctima de su antiguo aliado. ¡°No se trata realmente de un contencioso. Yo lo veo como una tentativa de utilizarme, de estafarme¡±, dice en la entrevista. Y pone en duda la fiabilidad del fondo al que iba a donar los derechos del libro. ¡°Ahora intentan desacreditar mi libro y mi persona¡±, concluye. ¡°No s¨¦ si lo ha le¨ªdo, pero dice que lo que cuento son mentiras y que el libro no habr¨ªa tenido que ser publicado. Confi¨¦ en ¨¦l, pero me dej¨¦ enga?ar¡±.
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