Bolsonaro regresa a Brasil para liderar a la derecha en la oposici¨®n despu¨¦s de tres meses en EE UU
El expresidente ultra, cuyos seguidores protagonizaron un asalto golpista en enero, ha declarado tras aterrizar en Brasilia: ¡°Estoy sin cargo, pero no jubilado¡±
El ultraderechista brasile?o Jair Messias Bolsonaro, de 68 a?os, ha regresado este mi¨¦rcoles a su patria desde Orlando (Florida), donde ha estado instalado desde finales de diciembre. El expresidente vuelve con la intenci¨®n de liderar a la derecha brasile?a y encabezar la oposici¨®n a su sucesor al frente del Gobierno, el izquierdista Luiz In¨¢cio Lula da Silva, de 77 a?os, pero su margen de maniobra depender¨¢ de c¨®mo evolucionen las m¨²ltiples investigaciones que tiene abiertas. De entrada, la polic¨ªa lo ha citado el pr¨®ximo d¨ªa 5 para declarar sobre unas joyas regaladas por la familia real saud¨ª que se llev¨® a casa irregularmente. Bolsonaro ha aterrizado a primera hora en Brasilia a bordo de un vuelo comercial. Por primera vez en tres d¨¦cadas de carrera pol¨ªtica, no tiene inmunidad.
Horas despu¨¦s, Bolsonaro ha avisado: ¡°No tengo ning¨²n cargo, pero no estoy jubilado¡±. El ultra protagoniza una situaci¨®n in¨¦dita en Brasil porque lo m¨¢s habitual entre sus predecesores era lograr un segundo mandato y, una vez concluido, abandonar la primera l¨ªnea pol¨ªtica.
¡°Vamos a hacer que ese personal que por ahora, y por poco tiempo, est¨¢ en el poder, no pueda hacer lo que se le antoje con nuestra naci¨®n¡±, ha declarado en la sede de su partido, en Brasilia. El Partido Liberal, con el que el militar retirado se present¨® a las elecciones, domina el Congreso. Durante estos tres meses, el exmandatario se ha dedicado a hacer vida de ciudadano de a pie con visitas a hamburgueser¨ªas, tiendas y espor¨¢dicos actos p¨²blicos: uno junto a Donald Trump y el resto, dirigidos a sus compatriotas.
Bolsonaro, que nunca ha llegado a reconocer su derrota en las elecciones, se fue a Estados Unidos por sorpresa el 30 de diciembre en un viaje que nadie anunci¨® de antemano. As¨ª se evitaba participar de la solemne ceremonia de entrega del poder a su sucesor. Una semana despu¨¦s de la toma de posesi¨®n del l¨ªder de la izquierda brasile?a como presidente, una multitud de bolsonaristas protagoniz¨® el ataque m¨¢s violento sufrido por la democracia brasile?a en d¨¦cadas con el asalto a las sedes del Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo. Entre los diversos casos en los que es investigado por los tribunales y la polic¨ªa, est¨¢ la acusaci¨®n de haber alentado el asalto, que durante tres horas hizo tambalearse a la democracia brasile?a. Este jueves ha insistido en que la invasi¨®n de las instituciones ¡°fue espont¨¢nea¡±.
La acusaci¨®n m¨¢s reciente contra Bolsonaro tiene que ver con unas valiosas joyas de diamantes (valoradas en m¨¢s de tres millones de euros) obsequio de la familia real de Arabia Saud¨ª, que no declar¨® como deb¨ªa e intento quedarse, un gesto que ha empa?ado la imagen de hombre ¨ªntegro que conserva entre sus fieles. Pero tambi¨¦n es investigado en diversas instancias por difundir falsedades sobre las urnas electr¨®nicas, por la gesti¨®n irresponsable de la pandemia, por el supuesto genocidio de ind¨ªgenas, etc¨¦tera. En Brasil se considera m¨¢s probable que los tribunales lo inhabiliten durante ocho a?os para concurrir a las elecciones, que un encarcelamiento.
Unos cientos de seguidores, menos de los esperados y vestidos con camisetas de la selecci¨®n de f¨²tbol, se han acercado al aeropuerto para recibirle. El avi¨®n de Bolsonaro ha aterrizado a las 6.38 (hora local, cinco horas m¨¢s en la Espa?a peninsular), con algo de adelanto respecto al horario previsto. ?l y su partido quer¨ªan un recibimiento multitudinario en las instalaciones del aeropuerto, pero la polic¨ªa y las autoridades decidieron que por seguridad era mejor evitar cualquier tumulto. El ultraderechista ha abandonado el aer¨®dromo en un coche oficial y con escolta de la polic¨ªa en su condici¨®n de expresidente y ha puesto rumbo a la sede del Partido Liberal para encontrarse con sus hijos, con su esposa, Michelle Bolsonaro, que se acaba de embarcar en una incipiente carrera pol¨ªtica propia, y con parlamentarios afines. El jefe del clan ha dado a entender que las especulaciones de que su mujer pudiera ser su sucesora son desmedidas.
El expresidente Bolsonaro anunci¨® hace una semana que regresaba definitivamente este jueves. Es decir, ha desembarcado cuando Lula est¨¢ a punto de completar los primeros tres meses de un mandato que comenz¨® de manera extremadamente convulsa y que no acaba de ganar tracci¨®n. Lula se encuentra en Brasilia y no en China de visita oficial, como estaba inicialmente previsto, porque una neumon¨ªa le oblig¨® a cancelar en el ¨²ltimo minuto el viaje m¨¢s importante de los que ha realizado hasta ahora y que inclu¨ªa una reuni¨®n con su hom¨®logo, Xi Jinping.
En menos de 100 d¨ªas, Brasil ha asistido a un asalto a las instituciones en Brasilia por parte de bolsonaristas que parec¨ªa una copia del asalto al Capitolio, y que acab¨® con 1.500 detenidos. Aquella invasi¨®n fue seguida por la decisi¨®n de Lula de destituir al jefe del Ej¨¦rcito por falta de confianza. Y el actual presidente, que gan¨® por la m¨ªnima en las elecciones m¨¢s re?idas de la historia de Brasil, enfrenta notables dificultades para formar una mayor¨ªa parlamentaria y concretar los planes para reactivar la econom¨ªa. Adem¨¢s, este viernes ser¨¢ el aniversario del golpe militar de 1964, una fecha que cuando Bolsonaro lleg¨® a la presidencia pas¨® a ser conmemorada oficialmente en los cuarteles.
Fiel a su estilo, Bolsonaro ha hecho declaraciones ambivalentes sobre su futuro. ¡°No voy a liderar ninguna oposici¨®n¡±, declar¨® la v¨ªspera de su vuelta a CNN Brasil. Pero tambi¨¦n ha proclamado su intenci¨®n de ¡°recorrer Brasil, de hacer pol¨ªtica¡± enarbolando la bandera de la derecha conservadora, que durante su mandato fue un potente movimiento pol¨ªtico. Pero la derrota, por menos de dos millones de votos y tras sembrar sin pruebas un mill¨®n de dudas sobre el sistema de votaci¨®n, dej¨® a Bolsonaro en shock y deprimido. Desde la noche electoral y hasta el final de su mandato, desapareci¨® de la escena p¨²blica, se sumi¨® en un silencio casi absoluto mientras miles de sus seguidores acampaban a las puertas de cuarteles por todo el pa¨ªs reclamando a los militares que intervinieran para impedir que Lula asumiera las riendas del pa¨ªs para un tercer mandato.
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