El narco de R¨ªo de Janeiro, a la conquista de los barrios dominados por paramilitares
Las zonas controladas por grupos de polic¨ªas corruptos sufren hace meses embestidas del Comando Vermelho, la organizaci¨®n narcotraficante m¨¢s poderosa de la ciudad
Gard¨ºnia Azul es una barriada pobre de R¨ªo de Janeiro que tras su bonito nombre esconde una realidad un poco menos evocadora. Las flores aqu¨ª brillan por su ausencia, y lo m¨¢s parecido a un jard¨ªn son las malas hierbas que rodean una acequia maloliente que, a pesar de todo, es el eje central del barrio. Pero los vecinos est¨¢n contentos porque el Ayuntamiento acaba de poner bancos nuevos, un carril bici y unas coquetas casetas azules para los vendedores ambulantes. ¡°Antes era mucho peor¡±, explica un transe¨²nte. Tambi¨¦n est¨¢n algo aliviados porque, despu¨¦s de semanas muy tensas, en el barrio por fin se respira algo de calma. Esta es una de las regiones del oeste de R¨ªo hist¨®ricamente controladas por la milicia (grupos paramilitares normalmente formados por expolic¨ªas, bomberos o militares) que lleva meses bajo asedio del narcotr¨¢fico, por la expansi¨®n del Comando Vermelho (CV), la principal facci¨®n de la ciudad.
¡°Desde que tengo uso de raz¨®n, Gard¨ºnia Azul siempre ha estado en manos del poder paralelo¡±, explica un representante de la asociaci¨®n de vecinos del barrio que prefiri¨® no ser identificado en referencia al narco y la llamada milicia. ¡°Ahora estamos m¨¢s tranquilos, pero ha habido mucha guerra de un lado y de otro. Dicen que es una guerra entre la milicia y el narcotr¨¢fico, pero nunca sabemos realmente lo que est¨¢ pasando. Nosotros no paramos nuestros proyectos sociales, continuamos con todo¡±, dice.
En R¨ªo de Janeiro, dos millones de personas viven bajo el yugo del narcotr¨¢fico y otros 1,7 millones son rehenes de la milicia, seg¨²n un estudio del Geni/UFF del a?o pasado. Resistir como pueden en medio de ese enfrentamiento que nunca acaba es lo que hacen cada d¨ªa millones de cariocas. Es el caso de Marlene Dias, una vecina de Gard¨ºnia Azul que sale de su casa cada d¨ªa a las cinco y pico de la ma?ana con miedo de que una bala perdida se cruce en su camino hasta la parada del autob¨²s que la llevar¨¢ al supermercado donde trabaja. ¡°Mi miedo ahora es que se vaya la polic¨ªa y todo vuelva a ser como unas semanas atr¨¢s. Estamos en manos de Dios¡±, dice resignada.
Durante muchos a?os, este barrio estuvo dominado por Cristiano Gir?o, un miliciano que para asesinar a un rival contrat¨® a Ronnie Lessa, uno de los presos por el asesinato de la exconcejal Marielle Franco. Gardenia Azul tambi¨¦n fue el reducto electoral del antiguo edil Marcello Siciliano, que lleg¨® a ser investigado por la polic¨ªa tras ser acusado por un testigo de ordenar la muerte de la famosa activista. ?l lo neg¨® todo y dijo que estaban buscando a un cabeza de turco. Finalmente, no fue imputado.
En general, el dominio en estas barriadas se ejerce a base de la extorsi¨®n a los comerciantes, y cobrando tasas abusivas al ofrecer servicios como internet, gas y hasta viviendas enteras. El representante de los vecinos asume que eso existe, pero dice no conocer a nadie que lo sufra. ¡°No s¨¦ nada de eso¡±, afirma evasivo. La calma que normalmente se vive en los barrios dominados por estas mafias paramilitares es muy relativa, es una calma construida a base de amenazas y miedo.
En los ¨²ltimos a?os, las milicias que controlan ¨¦ste y otros barrios vecinos (como Rio das Pedras, Pra?a Seca o Campinho) han recibido duros golpes de investigaciones policiales y muchos de sus cabecillas est¨¢n entre rejas. Esa debilidad moment¨¢nea y las luchas internas por el poder explican, en parte, el avance del narcotr¨¢fico sobre estas ¨¢reas. Lo explica por tel¨¦fono Carolina Grillo, una de las coordinadoras del Grupo de Estudios de Nuevos Ilegalismos (Geni) de la Universidad Federal Fluminense (UFF): ¡°Es verdad que hay una tendencia m¨¢s acentuada de expansi¨®n territorial del Comando Vermelho, pero es que el CV siempre est¨¢ buscando espacio para avanzar, tiene una pol¨ªtica de guerra. Para ellos es una cuesti¨®n de honor y gloria. Para hacerte con una reputaci¨®n la conquista es algo importante¡±, apunta.
Algunos medios locales se?alaron como una de las causas de la expansi¨®n del narcotr¨¢fico algo tan aleatorio como que Doca, uno de los l¨ªderes de la c¨²pula, habr¨ªa pedido como regalo para celebrar su 53 cumplea?os la conquista de nuevos territorios, a ser posible que estuvieran en manos de la milicia.
La especialista desconf¨ªa de conclusiones tan dif¨ªcilmente comprobables y destaca que el Comando Vermelho, a diferencia de otras facciones m¨¢s verticalizadas y con una jerarqu¨ªa clara (como el Primer Comando de la Capital, nacido en S?o Paulo), funciona de manera m¨¢s dispersa. ¡°Cada favela hace su guerra, cada due?o de morro (colina) hace su guerra de expansi¨®n (¡) no se puede saber si es una acci¨®n articulada o si son cosas aisladas¡±, destaca.
Definir exactamente qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando tambi¨¦n es muy dif¨ªcil porque las relaciones entre tr¨¢fico de drogas y milicia son m¨¢s bien promiscuas. Al margen de que cada vez hay menos diferencias entre estas dos formas de crimen organizado (hay milicias que trafican con estupefacientes y narcos que extorsionan al comercio local), dependiendo del barrio y las circunstancias, pueden aliarse para derrocar a un enemigo com¨²n.
Para la especialista Grillo, de hecho, hay bastantes indicios de que los continuos tiroteos que tanto asustaron a los vecinos de Gard¨ºnia Azul ¨²ltimamente correspondieron a un ¡°golpe de Estado interno¡±: milicianos derrocando a otros milicianos con ayuda de los narcotraficantes de la vecina Cidade de Deus. Esta barriada, mundialmente famosa por la pel¨ªcula hom¨®nima, es una de las bases desde donde el CV lanza sus ataques.
Los dos barrios est¨¢n separados por una carretera y unos cientos de metros de distancia, una frontera que siempre ha sido un punto caliente. Ahora, en Gard¨ºnia Azul, un blindado del Batall¨®n de Operaciones Especiales (BOPE) de la Polic¨ªa Militar se exhibe en la plaza central como garant¨ªa de paz. Los vecinos agradecen la mayor presencia policial, pero en general las operaciones policiales siguen dejando el habitual reguero de sangre. A finales de marzo, una acci¨®n de los agentes para contener estas invasiones del narco en S?o Gon?alo dej¨® 13 presuntos delincuentes muertos. Preguntada la polic¨ªa por estos operativos recientes, responde en una nota que est¨¢ reforzando la seguridad en los barrios m¨¢s sensibles, y que desde finales de febrero ha detenido a 270 personas y ha confiscado 87 armas de fuego, incluidos 28 fusiles.
Para Grillo, en vez de ofrecer seguridad, estas operaciones sirven de combustible y acaban fortaleciendo a uno de los dos lados. ¡°Lo m¨¢s importante ser¨ªa que con las informaciones de inteligencia que ellos manejan protejan a la poblaci¨®n que est¨¢ en medio de ese fuego cruzado¡±, lamenta.
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