Alexander Betts, de la Universidad de Oxford: ¡°El principio de asilo est¨¢ amenazado m¨¢s que nunca desde la II Guerra Mundial¡±
El director del Centro de Estudios sobre Refugiados de la universidad brit¨¢nica alerta sobre el endurecimiento de la pol¨ªtica migratoria en Europa
En un mundo cada vez m¨¢s conflictivo y autoritario crece el n¨²mero de personas que huyen de la violencia y la persecuci¨®n. Cambio clim¨¢tico, desigualdad y otros factores espolean grandes ¨¦xodos de poblaci¨®n que escapa de cat¨¢strofes naturales y miseria. Mientras, en las democracias avanzadas, se consolidan posiciones cada vez m¨¢s restrictivas en materia migratoria. Alexander Betts (Bristol, 1980), director del Centro de Estudios sobre Refugiados de la Universidad de Oxford, alerta, en una entrevista concedida en Ginebra, de que ¡°el principio de asilo est¨¢ amenazado m¨¢s que nunca desde la II Guerra Mundial¡±. La conversaci¨®n tuvo lugar el mi¨¦rcoles en el marco de la conferencia Cumbre para el Crecimiento organizada por el Foro Econ¨®mico Mundial.
Pregunta. Europa ha acogido en poco m¨¢s de un a?o, con cierta eficacia y sin grandes tensiones, a unos ocho millones de refugiados ucranios. Al mismo tiempo, unas 300.000 llegadas irregulares a la UE en 2022 bastan para que algunos consideren que hay una crisis. ?Hay alg¨²n s¨ªntoma de racismo detr¨¢s de esa diferencia?
Respuesta. Creo que debemos celebrar la respuesta de Europa a la crisis de Ucrania y reconocer la extraordinaria ola de solidaridad humanitaria. Por otro lado, debemos reconocer que Europa muestra un rostro muy diferente a los solicitantes de asilo y los migrantes irregulares que vienen de otras regiones del mundo. Hay un doble rasero. Algunos dir¨ªan que la diferencia radica en la proximidad geogr¨¢fica. Por supuesto, tenemos que abrir las puertas a los que vienen de nuestros pa¨ªses vecinos, hay una responsabilidad especial. Pero pienso que hay mucho de cierto en la afirmaci¨®n de que hay un elemento subyacente de hipocres¨ªa y que la diferencia se explica en parte por la raza, la religi¨®n y el g¨¦nero. En toda Europa, recibimos a muchas personas que, sin lugar a duda, son refugiadas de pa¨ªses perseguidores o afectados por conflictos. Sin embargo, Europa no solo no proporciona pasajes seguros para que esas personas lleguen, sino que, en muchos casos, tambi¨¦n est¨¢ cometiendo actos de devoluci¨®n, devolviendo por la fuerza a personas que llegan en barcos o por tierra, a pa¨ªses que no son seguros, como Libia. As¨ª que vemos estas dos caras de la moneda y la raza est¨¢ en el centro de la cuesti¨®n. La religi¨®n tambi¨¦n forma parte de ello.
P. ?Qu¨¦ opina de los planes de pa¨ªses como el Reino Unido, o tambi¨¦n Dinamarca, de rebotar a pa¨ªses terceros como Ruanda los solicitantes de asilo que lleguen a su territorio?
R. El plan brit¨¢nico de Ruanda es impracticable, cruel e ilegal. Se basa en precedentes como el enfoque de Australia para deslocalizar y procesar a los solicitantes de asilo en la isla de Nauru y Pap¨²a Nueva Guinea. Pero va un paso m¨¢s all¨¢. Australia tramita las solicitudes de asilo en esos pa¨ªses con la intenci¨®n de que las personas reconocidas como refugiadas sean devueltas finalmente a territorio australiano. La propuesta de Ruanda consiste en que a las personas que lleguen se les negar¨ªa el acceso a un proceso legal para determinar si son refugiadas y se las enviar¨ªa con un billete de solo ida a ese pa¨ªs africano con un historial imperfecto en cuanto a derechos humanos, pag¨¢ndole para que, en su caso, las integre. Es muy probable que resulte incompatible con la legislaci¨®n sobre refugiados y derechos humanos. Niega a las personas el acceso al derecho a solicitar asilo, que es fundamental para la legislaci¨®n sobre refugiados y derechos humanos. La ministra del Interior [Suella Braverman] ha dicho a los medios de comunicaci¨®n que sue?a con que las noticias de primera plana de un diario nacional, The Daily Telegraph, muestren una imagen de un avi¨®n despegando. Estas iniciativas tienen fuerte relaci¨®n con los debates pol¨ªticos nacionales.
P. Usted se?ala al Gobierno conservador brit¨¢nico. Pero observamos que los socialdem¨®cratas en el poder en Dinamarca tambi¨¦n adoptan pol¨ªticas muy restrictivas. Otros partidos de la familia progresista est¨¢n endureciendo su posici¨®n en materia de inmigraci¨®n. ?Cree que estamos siendo testigos de una tendencia general hacia la derecha al abordar este tipo de cuestiones?
R. S¨ª, creo que hay un giro a la derecha en materia de inmigraci¨®n entre los principales partidos de toda Europa. En Escandinavia, Dinamarca es quiz¨¢s el ejemplo m¨¢s extremo. Los partidos de centroizquierda de toda Europa se encuentran a menudo en una situaci¨®n muy dif¨ªcil, ya que necesitan atraer a votantes de la clase trabajadora, y esos son los grupos que suelen mostrar m¨¢s escepticismo con respecto a la inmigraci¨®n debido al efecto que la inmigraci¨®n poco cualificada tiene en los niveles salariales, los precios de la vivienda, el acceso a servicios p¨²blicos como la educaci¨®n y la sanidad. Y eso significa que, cada vez m¨¢s, sus partidos se mantienen alejados del debate sobre el asilo y la inmigraci¨®n, dejando que la derecha determine la agenda.
P. Usted ha hecho referencia a pr¨¢cticas de devoluci¨®n, m¨¢s o menos en caliente, que tienen lugar en distintos lugares. ?Este tipo de actuaciones son conformes al derecho internacional?
R. El derecho a solicitar asilo es un principio realmente importante y consolidado en el derecho internacional desde la Convenci¨®n sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. La idea central es que todos los Estados del mundo se comprometan rec¨ªprocamente a admitir a los refugiados en su territorio y a permitirles permanecer hasta que puedan regresar a sus hogares de manera segura. Si el Reino Unido o Dinamarca dicen que no van a acoger a refugiados, entonces, ?por qu¨¦ deber¨ªa hacerlo Kenia? ?Por qu¨¦ deber¨ªa hacerlo Turqu¨ªa? El principio de asilo est¨¢ amenazado m¨¢s que nunca desde la II Guerra Mundial. Y se debe en parte a que los Estados est¨¢n erosionando el derecho a solicitar asilo de forma espont¨¢nea. Hay un principio fundamental de no devoluci¨®n en la ley de refugiados y en la ley de derechos humanos. La idea de que no puedes devolver a alguien a un pa¨ªs donde puede ser perseguido. En Europa lo que se est¨¢ haciendo es alejar la frontera virtual de la real. Los Estados se han dado cuenta de que si pueden imponer restricciones y mecanismos de prohibici¨®n que dificulten cada vez m¨¢s la entrada al territorio de ese Estado, pueden as¨ª eludir sus obligaciones en virtud del derecho internacional. Lo hacen ya sea enviando oficiales de control de inmigraci¨®n a los aeropuertos o puertos de entrada de otros pa¨ªses, ya sea realizando operaciones navales que restrinjan la capacidad de cruzar aguas territoriales, ya sea trabajando para establecer vallas de concertinas que impidan que las personas crucen desde Marruecos a Espa?a.
P. ?Cu¨¢les son las consecuencias?
R. El control extraterritorial de la frontera dificulta cada vez m¨¢s el movimiento espont¨¢neo de los solicitantes de asilo. A menos que tengan un visado, no pueden subir f¨¢cilmente a un avi¨®n. Es eso lo que hace que ahora las redes de contrabando y las bandas criminales, demonizadas por los pol¨ªticos europeos en los medios de comunicaci¨®n, se hayan convertido en uno de los actores clave del asilo. Se han convertido en la ¨²nica forma realista en la que la mayor¨ªa de los refugiados pueden acceder al territorio europeo.
P. ?C¨®mo ve los intentos de la UE de configurar un nuevo pacto sobre asilo y migraci¨®n? ?Cree que es realista esperar alg¨²n cambio significativo en el corto y medio plazo?
R. El sistema europeo com¨²n de asilo no funciona y necesita actualizarse. El sistema de Dubl¨ªn que lo sustenta es problem¨¢tico porque asigna la mayor parte de la responsabilidad a los pa¨ªses de primera l¨ªnea. Significa que si llegas a Grecia, Italia o Espa?a, esos deber¨ªan ser los pa¨ªses que eval¨²en tu solicitud de asilo y asuman la responsabilidad. Genera un incentivo perverso para que algunos de esos pa¨ªses hagan la vista gorda ante sus movimientos, conocidos en otras partes de Europa. Y a trav¨¦s de eso crece la sospecha y la desconfianza entre pa¨ªses europeos. Las propuestas de la Comisi¨®n Europea sobre la mesa son buenas, pero la pol¨ªtica se interpone. Los Estados de Visegrado [el grupo formado por Polonia, Hungr¨ªa, Chequia y Eslovaquia] est¨¢n en una posici¨®n muy diferente a la de los del Mediterr¨¢neo. Estos, a su vez, alejados de la de los Estados de Europa occidental y septentrional. Lo que hace falta es un liderazgo serio y concertado para lograr una acci¨®n colectiva.
P. Muchos pa¨ªses europeos sufren graves declives demogr¨¢ficos y la inmigraci¨®n econ¨®mica ordenada es parte de la soluci¨®n. Alemania, por ejemplo, est¨¢ dando pasos en ese sentido, pero en otros muchos casos no se detectan grandes movimientos. ?Cree que habr¨¢ avances en este segmento o seguiremos atrapados en l¨®gicas restrictivas?
R. Est¨¢ muy claro que Europa necesita trabajadores. La demograf¨ªa y el envejecimiento de la poblaci¨®n significan que necesitamos importar mano de obra para abordar ese desequilibrio. Sabemos que todo el mundo se beneficia de la migraci¨®n cualificada. La poco cualificada beneficia a las empresas, pero tiene consecuencias redistributivas al ejercer una presi¨®n a la baja sobre los salarios y al alza sobre los precios de la vivienda. Sin embargo, el balance de conjunto de la migraci¨®n laboral poco cualificada s¨ª es beneficioso. Los retos son explicar bien que esta din¨¢mica traer¨¢ beneficios en conjunto y dise?ar pol¨ªticas para que los beneficios se redistribuyan entre quienes pueden sufrir un impacto negativo.
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