George Santos, el congresista republicano que se invent¨® su curr¨ªculo, imputado por fraude y blanqueo de dinero
El pol¨ªtico estadounidense se ha declarado no culpable de los 13 cargos que se le atribuyen y ha quedado en libertad bajo fianza de medio mill¨®n de d¨®lares
La huida hacia delante de George Santos, el congresista republicano por Nueva York en la picota por inventarse buena parte de su curr¨ªculo, ha terminado este mi¨¦rcoles en un tribunal federal de Nueva York, donde ha sido imputado por siete cargos de fraude electr¨®nico, tres de blanqueo de dinero, uno de sustracci¨®n de fondos p¨²blicos y dos m¨¢s por hacer declaraciones falsas a la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos. Santos, que se ha declarado no culpable de los 13 cargos y ha quedado en libertad bajo fianza de 500.000 d¨®lares, fue elegido representante en las elecciones de medio mandato, en noviembre.
Despu¨¦s de que a finales de diciembre salieran a la luz las primeras mentiras ¨Del maquillaje de ciertos aspectos de su expediente acad¨¦mico y su experiencia profesional¨D, la cascada de fabulaciones sobre su vida creci¨® como una bola de nieve, lo que no impidi¨® que en enero jurara en el Capitolio como representante por el pr¨®spero distrito de Long Island. Aunque, cercado por las revelaciones de los medios, admiti¨® haber engordado algunas partes de su curr¨ªculo, insisti¨® en no renunciar al acta de diputado y solo se hizo a un lado de los dos comit¨¦s de la C¨¢mara que le correspondi¨® integrar.
A finales de abril, a¨²n se lo pudo ver en la bancada republicana en una solemne sesi¨®n conjunta del Congreso con el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol. Aunque para entonces ya era un apestado en su propio partido, algunos de cuyos miembros le hab¨ªan pedido que renunciara a su esca?o, Santos luci¨® ufano en la solapa la insignia que identifica a los congresistas. Varios correligionarios se han sumado este mismo mi¨¦rcoles al coro que solicita su renuncia, aunque por ley Santos puede seguir sentado en su esca?o aunque est¨¦ imputado y hoy mismo ha reiterado que no tiene intenci¨®n de dimitir. Sus movimientos, no obstante, quedan limitados a Nueva York y Washington, con obligaci¨®n de pedir permiso para trasladarse, ha ordenado la jueza del caso.
La cadena de informaci¨®n CNN inform¨® en la tarde del martes de que fiscales federales hab¨ªan imputado a Santos, de 34 a?os, sin especificar los cargos. Contactado telef¨®nicamente por un periodista de Associated Press, el republicano contest¨®: ¡°Esto es nuevo para m¨ª. Eres el primero que me pregunta por esto¡±. Este mi¨¦rcoles, el congresista se entreg¨® y pas¨® a disposici¨®n judicial mientras la Fiscal¨ªa del distrito este de Nueva York hac¨ªa p¨²blicos los posibles delitos de que se le acusa. Tanto el Departamento de Justicia como el FBI han trabajado de forma conjunta en la investigaci¨®n sobre la supuesta violaci¨®n de las normas de la campa?a electoral y las leyes federales sobre conflicto de intereses.
Posible pena de prisi¨®n
Adem¨¢s de estos delitos mayores desde el punto de vista institucional y pol¨ªtico, que podr¨ªan costarle una condena a 20 a?os de prisi¨®n en caso de ser declarado culpable, a Santos le persiguen acusaciones bizarras, por no decir rid¨ªculas: haber robado dinero recaudado en una campa?a en redes sociales para el perro moribundo de un veterano de la guerra de Irak; organizar una trama de fraude con tarjetas de cr¨¦dito o, incluso, haber sustra¨ªdo un perro en una lecher¨ªa amish. Nada glamuroso para una vida supuestamente brillante, gracias a inventarse licenciaturas de la Universidad de Nueva York y el Baruch College, as¨ª como experiencia profesional, igualmente falsa, en las importantes firmas de Wall Street Goldman Sachs y Citigroup. Dos fabulaciones que concuerdan con la imagen de un tipo v¨ªctima de ¡°delirios de grandeza¡±, seg¨²n la descripci¨®n que hizo de ¨¦l un compa?ero de habitaci¨®n.
Adem¨¢s, tambi¨¦n alarde¨® de una falsa herencia jud¨ªa, vinculada al Holocausto por parte, supuestamente, de sus abuelos, y de una madre v¨ªctima del 11-S, cuando ese d¨ªa de 2001 su progenitora ni siquiera se hallaba en Nueva York. Se da la circunstancia de que muchos electores de su distrito son descendientes de v¨ªctimas del Holocausto, lo que llev¨® al periodista Andrew Silverstein a investigar sobre la veracidad de su filiaci¨®n. Silverstein sac¨® a la luz el fraude, antes de ser recogido a finales de diciembre por The New York Times y de que, inmediatamente, las falsedades se convirtieran en un gran esc¨¢ndalo pol¨ªtico. Santos, que es abiertamente gay, enfureci¨® tambi¨¦n a la comunidad LGTBIQ por ocultar que hab¨ªa mantenido un matrimonio de conveniencia con una mujer hasta 2019.
Santos, cuya elecci¨®n contribuy¨® en parte a quebrar el tradicional dominio dem¨®crata en Nueva York, fue una de las estrellas invitadas al c¨®nclave de republicanos del ala dura que se celebr¨® en Nueva York en febrero y que reuni¨® a conspicuos antisemitas y supremacistas blancos. La suya parec¨ªa una carrera destinada a brillar, como representante de esa avanzadilla republicana en un Estado tradicionalmente dem¨®crata.
Ahora, con Santos en manos de la justicia, el Partido Republicano contiene al menos la mancha de aceite que amenazaba con extenderse en plena precampa?a electoral para las presidenciales de 2024, cuando su candidato mejor situado, Donald Trump, tambi¨¦n afronta reveses judiciales.
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