F¨¦licien Kabuga, uno de los acusados de instigar el genocidio de Ruanda, no ser¨¢ juzgado por padecer demencia
Los jueces del tribunal de la ONU que juzga los cr¨ªmenes cometidos en 1994 proponen seguir adelante con un modelo alternativo de proceso para poder o¨ªr a los testigos, sin que pueda dictarse sentencia
F¨¦licien Kabuga, el empresario acusado de impulsar en 1994 el genocidio en Ruanda, no podr¨¢ ser juzgado porque tiene demencia. Aunque su edad real no ha podido averiguarse, se calcula que ronda los 90 a?os y, seg¨²n los informes m¨¦dicos aceptados por los jueces del tribunal de la ONU que todav¨ªa juzga los cr¨ªmenes cometidos en Ruanda, ¡°no est¨¢ capacitado para participar en el proceso¡±. Tampoco se espera que ¡°recupere su capacidad cognitiva en un futuro pr¨®ximo¡±. Es la primera vez que este tribunal toma una decisi¨®n de esta ¨ªndole, adoptada por mayor¨ªa, aunque cabe la posibilidad de apelar en el plazo de una semana. De momento, se ha propuesto seguir adelante con un modelo alternativo para que puedan declarar los testigos. En tal caso, no cabe una sentencia condenatoria al finalizar el proceso.
El Tribunal Penal Internacional para Ruanda cerr¨® sus puertas en 2015, y los casos pendientes est¨¢n a cargo del denominado Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales (IRMCT, en sus siglas en ingl¨¦s). Kabuga est¨¢ acusado de instigar y financiar el genocidio ruand¨¦s y fue arrestado en Par¨ªs en 2020 tras una huida de dos d¨¦cadas. Entre abril y junio de 1994, unos 800.000 tutsis y hutus moderados fueron masacrados, y cerca de un mill¨®n de personas se refugiaron en los pa¨ªses vecinos. La muerte, el 5 de abril de 1994, del presidente ruand¨¦s Juv¨¦nal Habyarimana, que era hutu, desat¨® el genocidio. El avi¨®n que llevaba al mandatario, y a su hom¨®logo de Burundi, Cyprien Ntaryamira, fue derribado por un misil tierra-aire. Horas despu¨¦s, las Fuerzas Armadas ruandesas y los milicianos extremistas hutu interahamwe empezaron las matanzas.
F¨¦licien Kabuga lleg¨® a ser el hombre m¨¢s rico de Ruanda y la Fiscal¨ªa le acusa de incitar al odio contra los tutsis desde la Radiotelevisi¨®n Libre de las Mil Colinas, fundada por ¨¦l mismo. Tambi¨¦n, de haber creado el Fondo de Defensa Nacional para proporcionar machetes a la milicia interahamwe. El pliego acusatorio se?ala que Kabuga, junto con otras personas, instig¨® los cr¨ªmenes en el curso de encuentros celebrados en varias regiones del pa¨ªs. La emisora de radio que presid¨ªa fue utilizada para proporcionar la ubicaci¨®n de v¨ªctimas y pedir la eliminaci¨®n de los tutsis. Un discurso de odio que alcanz¨® a toda la poblaci¨®n: hombres, ancianos, mujeres, ni?os y enfermos fueron destrozados a machetazos o quemados vivos.
En 2014, el diario suizo Le Temps revel¨® que Kabuga hab¨ªa hecho escala en Suiza en el verano de 1994 y lleg¨® a pedir asilo el 9 de agosto. ¡°El Departamento federal de Justicia y la polic¨ªa prefirieron deshacerse de ¨¦l, a pesar de que los responsables de Asuntos Extranjeros solicitaron que se impidiese su entrada. Fue expulsado el 18 del mismo mes, y puso rumbo a Kinshasa [capital de la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo] junto con su esposa e hijos¡±, se?alaba el rotativo, en una larga cr¨®nica publicada hace nueve a?os. En 2002, Estados Unidos hab¨ªa ofrecido una recompensa de cinco millones de d¨®lares por la informaci¨®n que llevase hasta su escondite, y a la detenci¨®n del resto de los acusados (13 en total) por el genocidio.
Detenido en Francia
Protegido por sus hijos, la escapada de Kabuga acab¨® en Francia en mayo de 2020. La polic¨ªa lo arrest¨® cerca de Par¨ªs despu¨¦s de haber seguido su pista a trav¨¦s de ?frica y Europa con ayuda de Interpol. Sus vecinos se asombraron al enterarse de la verdadera identidad del anciano que paseaba a veces por sus calles, pero la vigilancia de su piso hab¨ªa dado comienzo en 2020. Una vez ante los jueces franceses, y en silla de ruedas, sus abogados lo presentaron como una persona muy enferma. Extraditado a Pa¨ªses Bajos, sede del IRMCT, la defensa mantuvo los mismos argumentos, a?adiendo que ya no estaba en condiciones de tener un juicio justo debido a su deterioro cognitivo.
El papel de Francia en el genocidio ruand¨¦s es uno de los cap¨ªtulos m¨¢s oscuros de su pol¨ªtica exterior. En 2021, el presidente Emmanuel Macron admiti¨® ¡°la responsabilidad, aunque no complicidad¡± en la tragedia. Francia quiso mantener al pa¨ªs africano en su ¨¢rea de influencia y apoy¨® al Gobierno de Kigali. Macron asegur¨® hace dos a?os que ¡°no se escucharon las voces que alertaron [del genocidio]¡±, y que, por tanto, ¡°hay una responsabilidad abrumadora en el engranaje que condujo a lo peor¡±. En 1998, el entonces presidente de estadounidense, Bill Clinton, pidi¨® perd¨®n en nombre de Estados Unidos. Despu¨¦s lo hizo B¨¦lgica, antigua potencia colonial, que cre¨® una jerarqu¨ªa de car¨¢cter racial, favoreciendo a la minor¨ªa tutsi sobre los hutus para gobernar con m¨¢s facilidad. En 2014, Naciones Unidas reconoci¨® su fracaso durante el genocidio, y el papa Francisco pidi¨® perd¨®n en 2017 ¡°por los pecados de la Iglesia y por sus miembros que cedieron al odio traicionando su misi¨®n evang¨¦lica¡±.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.