La caza silenciosa de fugitivos olvidados
El arresto de F¨¦licien Kabuga, acusado de haber financiado en 1994 el genocidio de Ruanda, reaviva el debate sobre la captura de otros acusados en paradero desconocido
El arresto de F¨¦licien Kabuga, un anciano de 84 a?os que sol¨ªa pasear por su barrio en Asni¨¨res-sur-Seine, cercano a Par¨ªs, ilustra el adagio de la justicia internacional que advierte a los fugitivos de que ¡°pueden correr, pero no esconderse¡±. Kabuga, nacido en Ruanda y de la etnia hutu, era uno de los hombres m¨¢s buscados del mundo, pero sus vecinos en Francia se asombraron al descubrir que hab¨ªa financiado supuestamente el genocidio perpetrado en 1994 contra la poblaci¨®n de origen tutsi. La tragedia cost¨® la vida a unas 800.000 personas, seg¨²n la ONU, y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) le acus¨® en 1997, de modo que su escapada ha durado 23 a?os. Aunque el tiempo transcurrido hab¨ªa inclinado su caso hacia el olvido, el TPIR sigui¨® su pista a trav¨¦s de ?frica y Europa hasta que el pasado d¨ªa 16 Kabuga abri¨® la puerta de su casa a la polic¨ªa. La detenci¨®n ha sido producto de la cooperaci¨®n entre diversos pa¨ªses e Interpol.
¡°Podr¨ªamos olvidar a estos grandes criminales, es lo normal cuando pasa el tiempo y sus delitos pierden inmediatez. Pero el genocidio no prescribe, y el Tribunal para Ruanda, cerrado en diciembre de 2015, dispone del llamado Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales para continuar su labor. El ciudadano de a pie puede distraerse, pero no as¨ª las v¨ªctimas, y en Ruanda todo el mundo sabe quien es F¨¦licien Kabuga¡±, asegura William Schabas, experto en Derecho Internacional y Humanitario en las universidades de Middlesex (Londres) y Leiden (Pa¨ªses Bajos).
Kabuga fue en su d¨ªa el hombre m¨¢s rico de Ruanda, y seg¨²n el pliego acusatorio, fund¨® la Radiotelevisi¨®n Libre de las Mil Colinas, que incit¨® al odio contra los tutsis, adem¨¢s de crear el Fondo de Defensa Nacional, para nutrir de machetes a la milicia interahamwe, responsable de las muertes en 1994. Protegido por su familia, ha sido localizado solo ahora. ¡°Creo que la lentitud del caso es una percepci¨®n, porque el TPIR ya juzg¨® a la mayor parte de los principales sospechosos. Kabuga era uno de los pocos que a¨²n quedaba, y para eso se cre¨® el Mecanismo Residual¡±, sigue Schabas. ¡°Se puede discutir si faltan integrantes en la lista de sospechosos, o bien que de los 90 se?alados en origen haya todav¨ªa seis huidos [el pasado viernes fue confirmado el hallazgo de los restos de otro de ellos, Augustin Bizimana]. Pero el mensaje del arresto de Kabuga es claro: siempre se les perseguir¨¢, como a los nazis¡±, a?ade.
Los seis pr¨®fugos restantes son Protais Mpiranya, antiguo comandante del batall¨®n de la guardia presidencial de las Fuerzas Armadas; Fulgence Kayishema, exinspector de la polic¨ªa judicial; Ph¨¦n¨¦as Munyarugarama, exteniente coronel del Ej¨¦rcito; Aloys Ndimbati, que fue alcalde de la ciudad de Gisovu; Ryandikayo, empresario y miembro del partido Movimiento Democr¨¢tico Republicano; y Charles Sikubwabo, alcalde de la ciudad de Gishyita. Todos est¨¢n acusados de genocidio y cr¨ªmenes contra la humanidad.
Criticada a su vez por su presunta lentitud, y por los problemas para obtener pruebas, Schabas no cree que la ausencia de Estados Unidos, Rusia, China o la India entre los miembros de la Corte Penal Internacional (CPI), la ¨²nica instancia permanente para juzgar el genocidio y los cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad, suponga un lastre a?adido. ¡°Volvemos a las percepciones. Lo malo ser¨ªa que esos pa¨ªses, dado su tama?o, pretendieran controlarla. Ahora, la mayor presencia en la CPI es la Uni¨®n Europea, y la fiscal¨ªa tiene sobre la mesa, entre otros, asuntos que afectan a Palestina, Irak-Reino Unido, Ucrania, Afganist¨¢n o Banglad¨¦s-Myanmar. Y todos ellos son susceptibles de generar problemas con Washington, Londres o Mosc¨², las capitales de pa¨ªses con veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero no en la Corte Penal¡±.
Hay un factor que puede contribuir a paliar el temido olvido, tanto en el caso de Ruanda como en el de la CPI, ambos sin polic¨ªa propia. Se trata de la necesidad de mantener su reputaci¨®n por parte de la comunidad internacional, un t¨¦rmino que engloba, y a veces difumina, a los Estados, que son los que tienen la responsabilidad de buscar a los grandes criminales. ¡°El caso de Kabuga es un buen ejemplo. Se ha informado de que permanec¨ªa desde hace un tiempo cerca de Par¨ªs ayudado por sus hijos, y ello lleva a especular sobre c¨®mo pudo vivir en Francia sin ser descubierto hasta su arresto. En particular, a la vista de las acusaciones de Ruanda sobre el hecho de que Francia ofrec¨ªa un lugar seguro a los sospechosos de genocidio", se?ala Juergen Schurr, jefe de la secci¨®n de Justicia Internacional de la Federaci¨®n Internacional para los Derechos Humanos (FIDH), que indica que ¡°hasta hace poco¡± las relaciones entre ambos pa¨ªses eran tensas por eso.
"Al final, lo que cuenta es que Francia no quiso ser vista como un santuario de acusados de genocidio¡±, a?ade. ¡°Es posible que a Kabuga no se le recuerde tanto en Europa, pero la justicia internacional funciona gracias a una combinaci¨®n de factores. Y es importante porque las v¨ªctimas nunca olvidan. Aunque la percepci¨®n externa tambi¨¦n cuenta, y es verdad que el Tribunal para Ruanda no incluy¨® los supuestos cr¨ªmenes cometidos por todas las partes, en particular, la guerrilla del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s, de mayor¨ªa tutsi¡±, admite.
Mausi Segun, directora ejecutiva para ?frica de Human Rights Watch (HRW), apunta que el paso del tiempo puede llevar a los fugitivos a cometer errores. ¡°Si creen que no los encontrar¨¢n, se equivocan. Se les buscar¨¢ siempre, y aunque el Gobierno ruand¨¦s est¨¢ comprometido a hacer justicia respecto al genocidio, puede haber problemas si alguna de las pruebas compartidas por los testigos choca con los intereses oficiales¡±. En su opini¨®n, el Mecanismo Residual tendr¨¢ que asegurarse de que v¨ªctimas y testigos hablen con libertad y est¨¦n protegidos.
La CPI comparte dicho reto, porque tiene tambi¨¦n fugitivos. Entre ellos, Joseph Kony, l¨ªder del Ej¨¦rcito de Resistencia del Se?or (LRA), buscado desde 2005 por cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad cometidos en Uganda. Es otro caso que parece haberse diluido, aunque Elise Keppler, experta en justicia internacional de HRW, advierte de que ¡°los tribunales internacionales no operan en el vac¨ªo¡±.
¡°Los Estados tienen que cooperar para llevar a los acusados ante el juez porque estas cortes carecen de polic¨ªa propia. Un arresto como el de Kony, por ejemplo, cambiar¨ªa la percepci¨®n de la gente sobre unos cr¨ªmenes que no ser¨¢n tolerados. El olvido de estos acusados es un peligro, y la contribuci¨®n de la justicia internacional a la sociedad es crucial para que se respete el imperio de la ley¡±, concluye.
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