De las ¡®mamachicho¡¯ a un imperio paneuropeo
Berlusconi impuls¨® el gigante audiovisual MFE, con actividad en Italia, Espa?a y Alemania
A principios de los a?os noventa, Silvio Berlusconi revolucion¨® la televisi¨®n en Espa?a a base de livianos espect¨¢culos de entretenimiento, coloristas y transgresores, muchos de ellos importados de los canales que hab¨ªa lanzado con enorme ¨¦xito en Italia. Fueron los tiempos de las chicas Chin-Chin y las mamachicho, de los primeros talk shows y del pol¨ªgrafo de La m¨¢quina de la verdad. El empresario milan¨¦s no conceb¨ªa el medio como instrumento para hacer pol¨ªtica, sino como un mero divertimento. Sosten¨ªa que la televisi¨®n ¡°es solo un electrodom¨¦stico que da im¨¢genes¡± y su objetivo fue siempre la rentabilidad. Junto a los socios espa?oles, su grupo de comunicaci¨®n Fininvest obtuvo una de las tres licencias privadas que otorg¨® el Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez y que vinieron a romper el monopolio del anquilosado ente p¨²blico en Espa?a.
Telecinco comenz¨® sus emisiones en 1990 en medio de una gran expectaci¨®n por formatos impregnados de frivolidad y extravagancia y envueltos en una est¨¦tica destelleante. Ese canal fue el embri¨®n de Mediaset Espa?a, un conglomerado medi¨¢tico que creci¨® y se expandi¨® con la fusi¨®n de Sogecable, que aportaba al matrimonio emisoras como CNN+ y Cuatro. Actualmente, el grupo es, junto a Atresmedia, uno de los dos holdings audiovisuales que operan en Espa?a y se reparten casi a partes iguales la publicidad. Cuenta con siete canales de TDT (Telecinco, Cuatro, Factor¨ªa de Ficci¨®n, Divinity, Boing, Energy y BeMad), adem¨¢s de una plataforma de pago, una agencia de noticias, el diario digital Nius, productoras audiovisuales y cinematogr¨¢ficas y una potente divisi¨®n publicitaria. Un gigante que el a?o pasado obtuvo un beneficio de 178 millones de euros.
La ley de televisi¨®n privada limitaba la participaci¨®n de los accionistas extranjeros al 25%, pero incluso antes de obtener la concesi¨®n, Berlusconi predijo que en poco tiempo el mundo se reir¨ªa de esas normas restrictivas porque iban contra la historia. Y la historia le dio la raz¨®n. El Gobierno flexibiliz¨® de tal manera las condiciones que el grupo de la familia Berlusconi fue ganando peso dentro del accionariado hasta hacerse con el control absoluto.
Desde Fininvest, la sociedad que agrupaba el negocio audiovisual, Berlusconi vio siempre la televisi¨®n como un negocio. Su m¨¢xima era sencilla: hacer programas para vender publicidad. Durante a?os, Telecinco fue el canal m¨¢s rentable de Europa. Consigui¨® atinar con los gustos de un p¨²blico embrujado por la ¡°pantalla amiga¡± para poner en el aire una parrilla de bajo coste que, al mismo tiempo, cosechaba audiencias sorprendentes con programas de discutible calidad. Tanto baj¨® el nivel que el Gobierno lleg¨® incluso a abanderar un c¨®digo de autorregulaci¨®n para poner fin a la telebasura.
Ya a finales de los ochenta, Fininvest era el grupo con mayor volumen de negocio, solo por detr¨¢s de las tres todopoderosas cadenas privadas estadounidenses. Berlusconi hac¨ªa gala de que produc¨ªa 70 pel¨ªculas al a?o y ten¨ªa muy clara su ¡°vocaci¨®n europea¡±. Pensaba que solo mediante la cooperaci¨®n se podr¨ªa hacer frente al dominio de las empresas audiovisuales que operaban al otro lado del Atl¨¢ntico.
Ese es precisamente el esp¨ªritu con que impuls¨® la creaci¨®n de la compa?¨ªa europea transfronteriza de medios de comunicaci¨®n Media For Europe (MFE), cuyo principal ejecutivo es Pier Silvio Berlusconi, hijo del magnate. Esta nueva sociedad integra las actividades de Mediaset Italia, Mediaset Espa?a y la alemana ProSieben y ha fijado su sede social en Pa¨ªses Bajos. Con esta fusi¨®n por absorci¨®n, Mediaset ha dejado de cotizar en la Bolsa en Espa?a, aunque el plan de la compa?¨ªa es que funcione de manera aut¨®noma. MFE se configura como un gran conglomerado de productores y distribuidores europeos capaz de competir con las multinacionales del streaming como Netflix, HBO o Disney+ y con la vista puesta en dar el salto al mercado de Am¨¦rica Latina y, sobre todo, a las audiencias de habla hispana en Estados Unidos, para intentar hacerse un hueco en un negocio con una enorme capacidad de crecimiento. MFE aspira a competir en condiciones m¨¢s ventajosas tanto en Espa?a, donde mantiene una extraordinaria rivalidad con Atresmedia, como en el mercado global. Los expertos calculan que las sinergias y ahorros de costes tras la fusi¨®n de la divisi¨®n espa?ola e italiana de Mediaset supondr¨ªan unos 55 millones de euros.
Berlusconi confi¨® siempre en directivos italianos para llevar las riendas del negocio en Espa?a. En 1993, Fininvest envi¨® a Maurizio Carlotti y seis a?os m¨¢s tarde dej¨® las riendas en manos de Paolo Vasile, que tambi¨¦n hab¨ªa trabajado de cerca con ¨¦l. Tras 23 a?os como m¨¢ximo ejecutivo, Vasile ha sido relevado este a?o por Alessandro Salem, que fue director general de Contenidos de RTI-Grupo Mediaset, con responsabilidad en el desarrollo, producci¨®n, gesti¨®n y distribuci¨®n de contenidos televisivos. Anteriormente, dirigi¨® el ¨¢rea de Clientes de Publitalia¡¯80 y fue director general y consejero delegado de Publiespa?a. Tras la desaparici¨®n del magnate italiano, el grupo medi¨¢tico queda en manos de sus hijos, que mantienen posiciones divergentes sobre el futuro de MFE, un imperio codiciado por empresarios de la comunicaci¨®n rivales.
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