Trump recurre a los precedentes de Biden y Clinton para denunciar un supuesto doble rasero
El exmandatario republicano rechaz¨® devolver los documentos secretos que se llev¨® de la Casa Blanca, mientras que el presidente dem¨®crata colabora con la justicia y la ex secretaria de Estado nunca fue acusada


Promete ser uno de los motivos centrales de la inminente campa?a presidencial de Estados Unidos. El expresidente Donald Trump, que compareci¨® este martes en un juzgado de Miami para responder de 37 cargos relacionados con la retenci¨®n il¨ªcita de documentos clasificados, asegura que es la v¨ªctima de una caza de brujas pol¨ªtica. Sus compa?eros en el Partido Republicano repiten casi palabra por palabra sus alegaciones: que el Departamento de Justicia ha impuesto un doble rasero y a ¨¦l se le trata con una dureza indebida, mientras que al presidente Joe Biden y la antigua secretaria de Estado Hillary Clinton, ambos dem¨®cratas, se les aplica guante blanco en sus supuestos errores en la gesti¨®n de informaci¨®n secreta.
Ninguno de los casos tiene mucho que ver entre s¨ª. Y Trump no menciona el de su antiguo vicepresidente, Mike Pence, que contradice la tesis del doble rasero. Pence tambi¨¦n encontr¨® en su residencia privada de Indiana algunos documentos clasificados relacionados con su etapa en la Casa Blanca, que se hab¨ªa llevado por error. Los devolvi¨® de inmediato. El Departamento de Justicia determin¨® que el ahora aspirante a la nominaci¨®n republicana para las presidenciales hab¨ªa actuado de buena fe y no hab¨ªa cometido ning¨²n delito, por lo que cerr¨® la investigaci¨®n abierta en torno al caso sin presentar acusaci¨®n.
Pero, pese al precedente inmediato de Pence, las alegaciones de Trump, que guardaba cajas de documentos clasificados en su mansi¨®n de Mar-a-Lago recuperadas durante un registro judicial, parecen ir calando entre sus partidarios. El expresidente se mantiene como el candidato republicano favorito en las encuestas. Sus votantes citan una y otra vez los argumentos del magnate inmobiliario en foros de charla pol¨ªtica y en redes sociales. Las grandes figuras del partido, incluidos sus principales rivales en la carrera por la Casa Blanca, salen en su defensa: ¡°?Hay un rasero distinto para una secretaria de Estado dem¨®crata [en referencia a Hillary Clinton, investigada en su momento por el manejo de correos electr¨®nicos con informaci¨®n clasificada] y para un expresidente republicano? Creo que tiene que haber un solo rasero de justicia en este pa¨ªs¡±, ha afirmado Ron DeSantis, gobernador de Florida y gran oponente de Trump en las primarias.
No importa que la versi¨®n trumpiana sea inexacta o incluso roce la calumnia. ¡°Hillary [Clinton] destruy¨® 33.000 correos electr¨®nicos con BleachBit y destroz¨® sus tel¨¦fonos con un martillo. Biden fue a¨²n peor, pero no fueron imputados y, al contrario que ellos, yo nunca le di nada a ninguna potencia extranjera. Biden probablemente lo hizo. ?Le dio a China porque China le dio un mont¨®n de dinero?¡±, publicaba el expresidente hace tres d¨ªas en su red social, Truth Social. En otras entradas, adornadas con su estilo propio de abundantes may¨²sculas y exclamaciones, acusa al actual inquilino de la Casa Blanca de mantener 1.850 cajas de documentos secretos en la Universidad de Delaware.
Los argumentos de Trump vienen a mezclar peras con manzanas. El n¨²mero de cajas al que alude es el que Biden don¨® a su alma mater y contiene los documentos de su larga era como senador. La legislaci¨®n estadounidense considera ese material propiedad privada, que su due?o puede ceder a quien quiera. Los investigadores han repasado esos documentos, sin indicios de que contengan ning¨²n material secreto de la era de Biden como vicepresidente de Barack Obama.
S¨ª es cierto que Biden, como Trump, se encuentra bajo investigaci¨®n de un fiscal especial del Departamento de Justicia, Robert Hur. El equipo de este fiscal examina el hallazgo, entre octubre y enero pasados, de varios documentos clasificados de la ¨¦poca como vicepresidente del actual mandatario en su residencia privada en Delaware y en un despacho en Washington que ocup¨® tras dejar la Casa Blanca.
El caso a¨²n contin¨²a abierto. Pero desde el primer momento el presidente y sus abogados han asegurado que colaboran con los investigadores, les han permitido un acceso completo a todos los lugares que pudieran estar relacionados con el asunto y han devuelto todo el material encontrado. No hay indicios que apunten a que el presidente o sus ayudantes se llevaron documentos confidenciales intencionadamente. Ese requisito, el de la intenci¨®n, es fundamental para determinar que ha existido un delito.
¡°Si Trump hubiera hecho lo mismo [y hubiera devuelto los papeles cuando se los reclamaron los Archivos Nacionales], no habr¨ªa gran jurado, probablemente no habr¨ªa habido una orden de registro y probablemente hubiera evitado un potencial problema penal¡±, ha declarado el antiguo fiscal del caso Watergate Nick Akerman a la cadena de televisi¨®n ABC News.
La legislaci¨®n estadounidense obliga a los presidentes y vicepresidentes a guardar todos los documentos oficiales de su mandato y, al dejar el cargo, entregarlos a los Archivos Nacionales para su custodia. Para quedarse alguno en particular deben solicitar un permiso especial y justificar la raz¨®n. Pero no es infrecuente que algunos documentos se traspapelen y se devuelvan cuando se encuentran.
El caso de Clinton s¨ª se encuentra ya cerrado desde hace a?os. En 2016 centr¨® una de las grandes pol¨¦micas de la campa?a electoral, en la que la ex secretaria de Estado concurr¨ªa como candidata dem¨®crata contra Trump. Durante su etapa como jefa de la diplomacia estadounidense en la era de Barack Obama hab¨ªa utilizado una plataforma privada de correo electr¨®nico para sus comunicaciones. En 2015, los servicios internos de las agencias de inteligencia alertaron al FBI de que ese servidor conten¨ªa lo que pod¨ªan ser cientos de mensajes con informaci¨®n clasificada.
Los investigadores determinaron que de cerca de 30.000 correos, 110 incluidos en 52 cadenas de mensajes conten¨ªan informaci¨®n clasificada. El caso se cerr¨® en julio de 2016, sin presentar cargos, aunque volvi¨® a abrirse a 11 d¨ªas de las elecciones despu¨¦s de que el FBI encontrara otra tanda de mensajes. De nuevo, la polic¨ªa federal desestim¨® acusar a Clinton. ¡°No hubo pruebas de que los remitentes (de los mensajes) o la exsecretaria Clinton pensaran o fueran conscientes en esos momentos de que los correos conten¨ªan informaci¨®n clasificada¡±, explica el informe oficial sobre el caso.
Entonces, en plena efervescencia de la campa?a electoral, Trump lanzaba en sus m¨ªtines largas arengas sobre la importancia de preservar como es debido los secretos de Estado y los documentos confidenciales. Unas declaraciones que el fiscal especial Jack Smith, al frente de la investigaci¨®n sobre el caso de los papeles de Mar-a-Lago del expresidente, cita para reforzar sus acusaciones contra ¨¦l en el pliego de cargos, que contiene 37 cargos en relaci¨®n con 7 delitos federales.
Es la gran diferencia entre los casos. Smith s¨ª ve en el expresidente intenci¨®n de retener documentaci¨®n secreta en su residencia privada en Florida. El fiscal especial acusa al antiguo mandatario de obstrucci¨®n de la justicia y de haber violado la ley de espionaje, por tratar de mantener en su poder los documentos pese a los reiterados requerimientos de los Archivos Nacionales para que los devolviera.
La acusaci¨®n indica que los documentos cuya retenci¨®n il¨ªcita se le imputa presentan sellos que los caracterizan como clasificados, algunos de ellos como alto secreto. Tambi¨¦n detalla una grabaci¨®n, seis meses despu¨¦s de dejar la Casa Blanca, en la que Trump reconoce que un papel que tiene en la mano est¨¢ clasificado. ¡°Como presidente podr¨ªa haberlo desclasificado¡ pero ahora no puedo¡±, comenta, seg¨²n la transcripci¨®n incluida en el texto de la Fiscal¨ªa.
Trump, de momento, contin¨²a con su estrategia de presentarse como v¨ªctima del sistema, que considera que le da r¨¦ditos pol¨ªticos y dinero para su campa?a. Apenas tres horas antes de su comparecencia en los juzgados de Miami volv¨ªa a mandar uno de sus caracter¨ªsticos mensajes en Truth Social: ¡°?Examinar¨¢ el Enloquecido Jack Smith las miles de p¨¢ginas de documentos que Biden guardaba en Chinatown y que, cuando le pillaron, envi¨® r¨¢pidamente a Boston? Qu¨¦ pasa con las 1.850 cajas que Biden lucha por mantener secretas. ?Y qu¨¦ tal los 33.000 correos electr¨®nicos de Hillary que borr¨® y elimin¨® con ¨¢cido? ?Examinar¨¢ el soborno de 5.000.000 de d¨®lares que se le pag¨® a Biden pero que el Departamento de Justicia intenta ocultar?¡±.
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