Gabriela Selser: ¡°El af¨¢n de poder ha impedido a Ortega dejar relevo¡±
La periodista argentina publica ¡®Cr¨®nicas de abril¡¯, un libro en el que relata el inicio de la represi¨®n orteguista en 2018 en Nicaragua, pa¨ªs en el que vivi¨® 30 a?os y del que debi¨® exiliarse.
Gabriela Selser (Buenos Aires, 62 a?os) llego a Nicaragua en 1980, con 18 a?os, para sumarse a las brigadas de alfabetizaci¨®n que el Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional estaba desplegando en las comunidades rurales. Viaj¨® desde M¨¦xico, el pa¨ªs que su familia hab¨ªa elegido como refugio de la dictadura argentina. Lo que era una aventura pasajera dur¨® 42 a?os. Selser se convirti¨® en corresponsal de guerra para distintos medios, entre ellos el diario Barricada, en Managua y arm¨® una vida en Nicaragua. Hoy, vive un nuevo exilio. Selser se sum¨® a los m¨¢s de 200 periodistas que han huido de la persecuci¨®n del r¨¦gimen de Daniel Ortega. Hace un a?o y medio regres¨® a M¨¦xico, a la casa de su primer exilio. Acaba de publicar Cr¨®nicas de abril. La verdad sobre la rebeli¨®n de 2018 en Nicaragua (un recorrido que inicia con las marchas estudiantiles de hace cinco a?os y desgrana paso a paso el fin de la ilusi¨®n revolucionaria.
P. ?Por qu¨¦ un libro como Cr¨®nicas de abril?
R: En 2018, en Nicaragua, yo era la corresponsal de la agencia alemana DPA y tomaba notas paralelas a las noticias que yo escrib¨ªa. Por ejemplo, me despertaba a medianoche pensando en los muchachos que estaban en la barricada, en la en los chavales atrincherados. Mandaba una nota en la noche a la agencia y luego no pod¨ªa dormir. Empec¨¦ a sentir que el mismo proceso que ocurri¨® con la Revoluci¨®n se estaba repitiendo. La gente en Nicaragua estaba viviendo otra vez acontecimientos que ten¨ªan que ser registrados a tiempo, no pod¨ªan volver a pasar diez, 15 a?os para que se escribiera sobre eso.
P. ?Los libros son un contrapeso al relato del Gobierno?
R. Sabemos que Daniel Ortega no estuvo en ning¨²n frente guerrillero porque estuvo preso siete a?os, entre 1967 y 1974. Sale libre en la acci¨®n del comando Juan Jos¨¦ Quezada, uno de cuyos integrantes, Hugo Torres, fue encarcelado por el propio Ortega, hasta que muri¨® en prisi¨®n. Sin embargo, en la historia oficial que se cuenta ahora de aquella ¨¦poca, Daniel Ortega y [su esposa] Rosario Murillo eran los h¨¦roes absolutos de Nicaragua.
P. ?C¨®mo lleg¨® Nicaragua al punto en el que se encuentra?
R. Por la ambici¨®n de poder de dos personas, Daniel Ortega y Rosario Murillo, y de la camarilla que ellos mismos involucraron en cr¨ªmenes de lesa humanidad. Por esa raz¨®n, esa camarilla no puede ni quiere tomar distancia. Hay que tener en cuenta que Ortega no es un l¨ªder de izquierda entre comillas, que se corrompi¨® y que se arm¨® de poder. La cosa no pasa ya por izquierda y derecha, sino por libertad y autoritarismo, por democracia y dictadura. Creo que es la condici¨®n humana y la enfermedad del poder lo que lo hace mantenerse a cualquier costo. Yo en el libro cito justamente aquella frase famosa de Tom¨¢s Borge, cuando dice ¡®todo puede pasar aqu¨ª, menos que el Frente Sandinista pierda el poder¡¯.
P. Usted cita a l¨ªderes de actualidad de diferentes pa¨ªses que han hecho la transici¨®n hacia un cambio de poder ?En Nicaragua podremos ver esa transici¨®n?
R. Un cambio para Nicaragua pasa por la unidad de las fuerzas de oposici¨®n que est¨¢n desarticuladas y enfrentadas. Pienso tambi¨¦n en la diversidad y la participaci¨®n espont¨¢nea de los autoconvocados de la rebeli¨®n de abril. El hecho de que no hubiera caudillos se fue convirtiendo en un problema. Los interlocutores en la comunidad internacional se preguntaban ?con qui¨¦n hablamos? ?a qui¨¦nes apoyamos? Y no hab¨ªa o eran distintos movimientos. Vimos en 2021 como las ambiciones de poder de algunos candidatos, candidatas o dirigentes de partidos supuestamente opositores llevaron al resto a esa debilidad que provoc¨® el arresto de lo de los principales aspirantes presidenciales. Y luego toda esa oleada de capturas que termin¨® con m¨¢s de 200 presos.
P. ?Falta unidad o falta organizaci¨®n?
R. Pienso que hay de las dos cosas. Hay desorganizaci¨®n, pero tambi¨¦n hay rivalidad entre algunos grupos opositores y eso s¨ª lo veo m¨¢s grave, porque eso no se ve¨ªa en 2018, sino que a medida que avanz¨® el proceso de la represi¨®n y el acoso y la persecuci¨®n de toda voz disidente, tambi¨¦n la oposici¨®n comenz¨® a desarticularse y a buscar sus propias.
P. ?C¨®mo eval¨²a la respuesta internacional a lo que ocurre en Nicaragua?
R. Reacciona a lo que ve. Hay personas que te dicen ?bueno, en Nicaragua ya todo est¨¢ permitido porque no hay manifestaciones¡¯. Y no saben que toda marcha opositora est¨¢ prohibida. El m¨¢s m¨ªnimo gesto, un like en las redes sociales te puede llevar a la c¨¢rcel. La comunidad internacional est¨¢ esperando quiz¨¢s la unidad de la oposici¨®n para poder actuar con m¨¢s energ¨ªa. Y no la hay, hasta el momento.
P. ?El orteguismo continuar¨¢ sin Ortega?
R. Es dif¨ªcil hacer pron¨®sticos, pero espero que no contin¨²e. Ortega ha manejado el partido y lo ha transformado en cualquier cosa, en un Frankenstein. Y al sandinismo lo ha destruido desde sus ideales iniciales y los principios que conocimos en los a?os setenta y ochenta. Ese af¨¢n de poder omn¨ªmodo, personal y exclusivo ha impedido a Ortega dejar relevos. Yo no veo a los hijos de Ortega, ni siquiera Rosario Murillo, porque las bases no la respetan.
P. ?C¨®mo se inicia este, su segundo exilio?
R. El 13 de enero viajaba a M¨¦xico para estar un tiempo con mi hija y me detuvieron en el aeropuerto de Managua. Al intentar salir me quitaron mi pasaporte nicarag¨¹ense. Pero como yo ten¨ªa el pasaporte argentino sal¨ª dos d¨ªas despu¨¦s por una gesti¨®n de la embajada de Argentina. Ahora somos m¨¢s de 200 periodistas que estamos exiliados y no podemos volver a Nicaragua, m¨¢s de 50 medios de prensa cerrados. La estrategia de apag¨®n informativo que el Gobierno se propuso le est¨¢ dando resultado. Contra eso estamos los periodistas peleando
P. En aquella Nicaragua revolucionaria, ?imagin¨® escribir un libro como Cr¨®nicas de abril?
R. No imagin¨¦ este desenlace, ni que iba a vivir un segundo exilio en M¨¦xico. Pensaba que iba a haber alg¨²n tipo de explosi¨®n social desde los j¨®venes, porque cuando yo presentaba el libro en las universidades se mostraban desencantados y enojados. Me dec¨ªan ¡°d¨ªganos c¨®mo hacemos otra revoluci¨®n, porque queremos salir de esto?. Y bueno, vino el episodio aquel en 2013, que fue una represi¨®n muy fuerte, tal vez la primera contra los j¨®venes que salieron a apoyar a los ancianos por el tema de las pensiones.
P. ?Cu¨¢les son los da?os que padece Nicaragua?
R. La demolici¨®n del sistema democr¨¢tico que se hab¨ªa logrado crear con much¨ªsimo esfuerzo y much¨ªsimo sacrificio. A partir del noventa, cuando Violeta Chamorro pacta la pacificaci¨®n con la contra, el ej¨¦rcito se reduce y es apartidista. Fueron pasos muy importantes, donde las instituciones ten¨ªan su autonom¨ªa. Hasta que en 1998 est¨¢ el pacto famoso entre Ortega y [el expresidente [Jos¨¦ Arnoldo] Alem¨¢n, y empieza a corromperse todo.
P. ?Falta algo por ver?
R. Nos dormimos pensando que hemos visto todo y al d¨ªa siguiente nos despertamos con algo m¨¢s atroz, Porque es un sistema perverso y cruel que rebasa todos los l¨ªmites.
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