Despu¨¦s de sufrir tres guerras, Derna vive sus momentos m¨¢s duros
Los habitantes de esta ciudad libia, la m¨¢s castigada por la tormenta ¡®Daniel¡¯, han sobrevivido al derrocamiento de Gadafi, a Estado Isl¨¢mico y al conflicto entre dos gobiernos enfrentados por el control del pa¨ªs
¡°Desde 2011 todo ha ido a peor. Llevamos m¨¢s de una d¨¦cada encadenando crisis y guerras¡±. Samia necesita hablar. Mientras la mayor¨ªa de las mujeres refugiadas en esta escuela situada a las afueras de Derna ¡ªla ciudad libia devastada la semana pasada por la tormenta Daniel¡ª no quieren ser entrevistadas ni fotografiadas, Samia responde largo y tendido a cada pregunta. Dice que lleva cubierto por completo el rostro con un niqab porque perdi¨® el cabello durante la guerra que se libr¨® con fiereza en esta ciudad contra el Estado Isl¨¢mico en 2016.
¡°Con los bombardeos, enferm¨¦. Me salieron manchas blancas por todo el cuerpo como las que ves en mis manos y me qued¨¦ sin pelo. Aqu¨ª no hay tratamiento para mi enfermedad¡±, explica sentada en una silla infantil, mientras la escuchan con atenci¨®n una decena de mujeres que, como ella, perdieron sus viviendas por la inundaci¨®n sufrida en Derna hace una semana. Se encuentran en uno de los refugios que el Gobierno del mariscal Hafter ¡ªel militar que controla la parte oriental del pa¨ªs¡ª y algunas organizaciones sociales han habilitado para darles cobijo. Apenas se ven mujeres por las calles de la ciudad desde que lleg¨®
¡°En 2011, las balas pasaban por encima de nuestras casas y aun as¨ª ten¨ªamos que salir a buscar qu¨¦ comer¡±, comienza Samia, en referencia al levantamiento popular que desembocar¨ªa en una guerra civil que, apoyada por una intervenci¨®n de la OTAN, acab¨® con el r¨¦gimen de Muamar el Gadafi. Dos a?os despu¨¦s, en 2014, ante el fracaso para conformar un Parlamento por parte de los partidos que hab¨ªan concurrido a las elecciones, crearon dos gobiernos y dos congresos, que permanecen operando hasta hoy con el apoyo de distintos pa¨ªses que libran sus pugnas geopol¨ªticas a costa del pueblo libio.
Tambi¨¦n a finales de 2014, el Estado Isl¨¢mico (Daesh, en su acr¨®nimo en ¨¢rabe) tom¨® posiciones en varias ciudades del pa¨ªs, incluida Derna. ¡°Ve¨ªamos c¨®mo ca¨ªan las bombas alrededor. Las mujeres ten¨ªamos que ir cubiertas, solo pod¨ªamos salir a la calle si ¨ªbamos con un hombre. Los soldados del Daesh rodearon la casa de nuestros vecinos, mataron a los hombres y ahorcaron a las mujeres. Y si se enteraban de que alguien hab¨ªa trabajado para el Gobierno, lo mataban¡±, contin¨²a explicando Samia. Muchos de los edificios da?ados por la tormenta Daniel conservan a¨²n en su fachada agujeros de metralla de las batallas que se sucedieron hasta finales de 2016. Durante ese periodo, adem¨¢s del ej¨¦rcito del mariscal Hafter, la ciudad sufri¨® bombardeos para acabar con el basti¨®n de los fundamentalistas de Egipto y de Estados Unidos.
¡°En los meses en los que vivimos bajo el Estado Isl¨¢mico, si quer¨ªamos conseguir gas o gasolina se la ten¨ªamos que comprar a ellos. Hasta con eso hac¨ªan negocio. Tuvimos que huir a las afueras de la ciudad para estar a salvo. Volvimos cuando el Ej¨¦rcito retom¨® el control de la ciudad. Y ahora nos pasa esto¡±, sigue explicando Samia. ¡°El Gobierno destina mucho dinero a Derna. Pero aqu¨ª no hemos visto ninguna mejora. ?Por qu¨¦ no arreglaron bien las represas? ?Por qu¨¦ no pueden volver los tiempos previos a 2011 cuando viv¨ªamos tranquilos?¡±, lamenta, mientras ni?os harapientos curiosean alrededor de la entrevista.
Las primeras estimaciones de las autoridades situaban el n¨²mero de v¨ªctimas en 20.000, entre muertos y desaparecidos. Sin embargo, la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios (OCHA), dependiente de la ONU, redujo este lunes la cifra de muertos a 3.958 y los desaparecidos a 11.000. En total, 15.000 v¨ªctimas.
La veintena de familias que viven en las aulas son las que no tienen a qui¨¦n acudir. Llevan ocho d¨ªas durmiendo sobre unos colchones en el suelo y compartiendo todas un solo ba?o. La falta de expectativas de que su situaci¨®n vaya a cambiar se suma a a?os de violencia, precariedad y falta de oportunidades.
Las ojeras de ?oriah dan cuenta del agotamiento que acumulan. La vida adulta de esta profesora de primaria de 30 a?os ha estado atravesada por la historia reciente de Libia. Cumpli¨® la mayor¨ªa de edad en 2011, cuando Libia se convert¨ªa en un tablero de intereses extranjeros. Acab¨® su licenciatura en Filolog¨ªa Inglesa el a?o en el que Estado Isl¨¢mico convert¨ªa su ciudad en un basti¨®n del autoproclamado Califato. ¡°En aquel tiempo, apenas pod¨ªamos salir a la calle. Es una ¨¦poca que prefiero no recordar. Vimos demasiadas cosas¡±, explica de manera parca y precisa. Cuando el Ej¨¦rcito del mariscal Hafter, que controla el este del pa¨ªs, tom¨® la ciudad, ella pudo empezar a trabajar. ¡°La vida sigue. No la puedes parar¡±, puntualiza con resignaci¨®n.
Sin embargo, las pesadillas que desvelan a ?oriah comenzaron con la riada que hace una semana se llev¨® por delante parte de Derna. ¡°Cuando el agua comenz¨® a entrar por las ventanas subimos hasta la azotea. Todo estaba oscuro, no nos pod¨ªamos ver los unos a los otros. El agua me llegaba por la mitad del cuerpo. Estuvimos as¨ª unas tres horas. Rezando. Hasta que la inundaci¨®n empez¨® a bajar¡±. Muri¨® su prima, que viv¨ªa en la primera planta, sus amigos, que viv¨ªan en la casa de en frente, muchos de sus alumnos. ¡°No ten¨ªamos d¨®nde quedarnos. As¨ª que nos trajeron aqu¨ª. Pero no podemos seguir viviendo m¨¢s tiempo en una habitaci¨®n con otras familias, sin un sitio donde ducharnos, donde lavar la ropa¡±, sigue explicando. Solo sonr¨ªe cuando recuerda su gran pasi¨®n: el dise?o digital. ¡°Al mundo le digo que nos ayuden. Solo eso¡±, concluye sin convicci¨®n.
Fatima Mohamed Jason, madre de seis hijos, y quien tambi¨¦n ha perdido a una sobrina y su casa por la inundaci¨®n, afirma: ¡°Todo el mundo sabe que Libia es un pa¨ªs sin futuro. Hay mucho desempleo entre la juventud. Estamos sufriendo mucho, especialmente en Derna, que ha sido destruida por la guerra¡±. Sorprende lo dif¨ªcil que resulta encontrar mujeres por las calles destruidas de la ciudad y su claridad y determinaci¨®n cuando tienen la oportunidad de expresarse. ¡°Con el salario de mi marido no podemos permitirnos alquilar una vivienda. Necesitamos que el Gobierno construya apartamentos para los damnificados urgentemente. Como lo hicieron con algunas de las personas que perdieron sus casas por la guerra del Daesh. Ahora somos nosotros los que no podemos volver. No nos queda nada¡±.
Mientras, en el centro de Derna, se cruzan bomberos, rescatadores y militares de Argelia, Emiratos ?rabes Unidos, Egipto y Rusia, los pa¨ªses que desde un principio han apoyado al Gobierno del mariscal Hafter, con otros de Italia, Espa?a, Turqu¨ªa, inicialmente aliados con el Gobierno de Tr¨ªpoli, respaldado por las Naciones Unidas. Pero, quiz¨¢s, lo m¨¢s significativo sea que los ej¨¦rcitos del oeste y del este del pa¨ªs est¨¢n trabajando conjuntamente en las labores de rescate y de reconstrucci¨®n de una ciudad arrasada por las guerras y las crisis humanas.
Las autoridades piden a la prensa que se marche tras una manifestaci¨®n
Las comunicaciones están cortadas en Derna y las autoridades han exigido a buena parte de la prensa que se marchen de la ciudad, después de que el lunes se registrase la primera protesta ciudadana que reclama resposabilidades tras el desastre humano de las inundaciones. Los responsables de la seguridad han impedido la entrada a la ciudad a un equipo de ayuda humanitaria de la ONU que viajaba desde Bengasi.
Una semana después de la rotura de las presas que provocó la catástrofe, vecinos de Derna salieron a las calles a protestar contra las autoridades por no haber prevenido el desastre. Los manifestantes mostraron su ira hacia los responsables políticos por el deficiente mantenimiento de las infraestructuras y por no evacuar a la población ante la llegada de la tormenta Daniel. La manifestación llegó a la casa del alcalde de la ciudad, a la que prendieron fuego. El martes por la mañana la situación estaba en calma, pero Internet y la comunicaciones por teléfono estaban caídas desde la una de la madrugada.
Hichem Abu Chkiouat, ministro de aviación civil de la Administración que gobierna el este de Libia aseguró a Reuters que se ha pedido a algunos periodistas que se mantengan alejados de las operaciones de rescate, pero negó que hubiera ningún motivo político o de seguridad.
En cuanto a las comunicaciones, un portavoz de la compañía nacional de Telecomunicaciones aseguró que el corte se debía a unos daños en la red de fibra óptica, que se investiga si ha sido accidental o un acto de sabotaje. AFP cita a analistas que creen que el corte es un intento de silenciar las protestas, que pueden extenderse a otras ciudades del país.
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