La guerra entre tuaregs, yihadistas y el Ej¨¦rcito se extiende por el norte de Mal¨ª
La reactivaci¨®n del viejo conflicto con los separatistas y la intensificaci¨®n de los ataques terroristas tras la progresiva retirada de las fuerzas de la ONU provocan m¨¢s de 650 muertos en dos meses
El norte de Mal¨ª se ha vuelto a incendiar en los ¨²ltimos dos meses a ra¨ªz de los intensos combates entre las Fuerzas Armadas y los rebeldes tuaregs, que han reactivado el viejo conflicto en la regi¨®n tras una d¨¦cada de precaria calma. Estos enfrentamientos, unidos a una escalada de ataques yihadistas sin precedentes, han provocado al menos 650 muertos entre agosto y septiembre, seg¨²n los datos de la organizaci¨®n Acled.
La progresiva retirada de la misi¨®n de Naciones Unidas, que comenz¨® en agosto y culminar¨¢ el pr¨®ximo mes de diciembre, y la ocupaci¨®n de sus bases por las Fuerzas Armadas malienses y sus aliados rusos del grupo de mercenarios Wagner, han sido los desencadenantes de esta ola de violencia. Los soldados malienses y los rebeldes tuaregs, que aspiran a la creaci¨®n de un Estado propio al que denominan Azawad, se enfrentan por el control de las localidades estrat¨¦gicas. Y los yihadistas, tambi¨¦n descontentos con el avance hacia el norte de las Fuerzas Armadas, aprovechan la inestabilidad para hostigar al ej¨¦rcito.
Las hostilidades comenzaron a principios de agosto y se intensificaron a medida que la Misi¨®n de Naciones Unidas para la Estabilizaci¨®n de Mal¨ª (Minusma) se iba retirando de sus bases, tal y como exigi¨® la junta militar maliense en junio. En agosto, la Minusma cedi¨® cuatro cuarteles a las Fuerzas Armadas, en concreto los de Ogossagou, Ber, Goundam y M¨¦naka, que fueron r¨¢pidamente ocupados por el ej¨¦rcito e instructores rusos de la compa?¨ªa privada Wagner, con la que el Ej¨¦rcito maliense colabora desde finales de 2021. Los rebeldes tuaregs, reunidos en la Coordinadora de Movimientos del Azawad (CMA), consideran este movimiento una violaci¨®n de los acuerdos de paz de Argel de 2015 que pusieron fin a la anterior rebeli¨®n de 2012.
Tras las primeras escaramuzas en Ber, el 13 de agosto, los combates m¨¢s intensos han tenido lugar en Bourem y L¨¦r¨¦, a mediados de septiembre, y en Dioura y Bamba en los ¨²ltimos d¨ªas. En todos los casos, los separatistas tuaregs se hicieron con el control de las bases militares situadas en dichas localidades para abandonarlas horas m¨¢s tarde, evitando as¨ª los ataques a¨¦reos, llev¨¢ndose consigo prisioneros y numeroso armamento. El ataque a Dioura del pasado jueves cost¨® la vida a 81 soldados, seg¨²n aseguran los rebeldes, mientras que el Gobierno alega que fue un ¡°ataque terrorista kamikaze¡± sin especificar n¨²mero de v¨ªctimas.
Este lunes, una gran columna militar maliense con apoyo ruso, integrada por 119 veh¨ªculos y cobertura a¨¦rea, parti¨® de la ciudad de Gao rumbo a la regi¨®n de Kidal, el feudo hist¨®rico de los tuaregs. Otro convoy tom¨® la misma direcci¨®n desde la ciudad de Bourem. Todo ello apunta a una en¨¦rgica reacci¨®n por parte de las Fuerzas Armadas tras las sucesivas derrotas frente a los separatistas en el campo de batalla. ¡°El ej¨¦rcito maliense se desplegar¨¢ en todos los lugares donde estaba la Minusma¡±, dijo este lunes el coronel Souleymane Dembel¨¦, jefe de comunicaci¨®n de las Fuerzas Armadas, lo que incluye la conflictiva regi¨®n de Kidal.
¡°El ej¨¦rcito ha decidido pasar a la ofensiva en vista de la actitud de los grupos armados insurreccionales que lo hostigan en los ¨²ltimos tiempos¡±, explica el investigador Boubacar Ba, director del Centro de An¨¢lisis sobre Gobernanza y Seguridad en el Sahel. ¡°Seg¨²n varias fuentes, los combatientes tuaregs de N¨ªger aliados con los grupos armados de Kidal se han desplazado como refuerzo al norte de Mal¨ª para la batalla decisiva de Kidal. Un aut¨¦ntico escenario de guerra se est¨¢ poniendo en marcha. Las pr¨®ximas horas ser¨¢n determinantes. Las Fuerzas Armadas y sus aliados han iniciado una estrategia de guerra contrainsurreccional para reconquistar la regi¨®n de Kidal¡±. A juicio de este experto, el ej¨¦rcito pretende hacerse con el control de esta regi¨®n por la fuerza para posteriormente poner en marcha las conversaciones con la rebeli¨®n tuareg.
Las relaciones entre la junta militar que gobierna en Mal¨ª desde 2020 y los rebeldes tuaregs se han ido deteriorando con el paso de los meses. Los militares malienses se han mostrado siempre hostiles con unos grupos armados que en enero de 2012 lanzaron una violenta ofensiva contra el Estado, para la que se aliaron con grupos yihadistas. Ni siquiera la firma de los acuerdos de paz de Argel en 2015, que otorgaban una mayor autonom¨ªa a las regiones del norte y en particular a Kidal bajo control tuareg, cambi¨® el sentimiento de los militares y, en parte, el ¨¢nimo de revancha contra los independentistas est¨¢ detr¨¢s de su toma del poder.
En paralelo, el principal actor yihadista en el norte de Mal¨ª, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), ha aprovechado toda esta inestabilidad para lanzar tambi¨¦n una ofensiva contra civiles y las Fuerzas Armadas. Este grupo terrorista es responsable de violentos ataques en las ¨²ltimas semanas, como el protagonizado contra un barco lleno de civiles en el r¨ªo N¨ªger o contra el puesto militar de Acharane, donde hab¨ªa soldados malienses y mercenarios rusos. Ahora, intenta tambi¨¦n ahogar a la poblaci¨®n civil mediante el bloqueo de la ciudad de Tombuct¨², que dura desde agosto, y los anunciados esta semana contra Gao y M¨¦naka. Los yihadistas impiden la entrada de alimentos y combustible a las citadas localidades. El l¨ªder de JNIM, Iyad Ag Ghali, es un antiguo rebelde tuareg originario de Kidal.
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