El republicano George Santos, acusado de suplantar la identidad de sus votantes y usar sus tarjetas de cr¨¦dito
El congresista por Nueva York que se invent¨® su curr¨ªculum, imputado ya por fraude y blanqueo de dinero, no ha renunciado a su esca?o y contempla presentarse a la reelecci¨®n
Como su jefe de filas, Donald Trump, el congresista republicano por Nueva York George Santos va camino de atesorar una abultada colecci¨®n de imputaciones. Santos, que ya se enfrentaba a cargos de fraude y blanqueo de dinero, ha sido acusado este martes de robar las identidades de donantes a su campa?a y luego usar sus tarjetas de cr¨¦dito para hacer decenas de miles de d¨®lares en cargos no autorizados. Los fiscales afirman que parte del dinero robado acab¨® en su propia cuenta bancaria. La nueva acusaci¨®n de 23 cargos sustituye a otra presentada anteriormente contra el republicano, en la que se le acusaba de malversaci¨®n de fondos de su campa?a y de mentir al Congreso sobre su riqueza, entre otros delitos.
Santos, de 35 a?os, fue elegido representante por un distrito de Long Island y Queens (Nueva York) en las elecciones de medio mandato celebradas en noviembre pasado, en las que los republicanos comieron terreno a los dem¨®cratas del Estado al hacerse con cuatro esca?os tradicionalmente azules. Gracias a una investigaci¨®n del periodista Andrew Silverstein de la que enseguida se hizo eco The New York Times, poco despu¨¦s empezaron a conocerse los bulos sobre los que hab¨ªa construido su curr¨ªculum y tambi¨¦n su biograf¨ªa personal. Los nuevos cargos presentados este martes se a?aden a los que se le imputaron en mayo, en los que se le acusaba, entre otras cosas, de robar fondos p¨²blicos y mentir en formularios federales de informaci¨®n. El legislador, que no ha renunciado a su esca?o pese a la demostraci¨®n de sus mentiras y contempla presentarse a la reelecci¨®n el pr¨®ximo a?o, se enfrenta hasta a 20 a?os de prisi¨®n si es declarado culpable de los cargos m¨¢s graves, fraude electr¨®nico y blanqueo de dinero, presentados en su d¨ªa por la oficina del fiscal federal de Brooklyn, Breon Peace.
Aunque admiti¨® haberse inventado cap¨ªtulos enteros de su biograf¨ªa, Santos se ha declarado inocente de los cargos y ha rechazado reiteradamente las peticiones de dimisi¨®n por parte de los dem¨®cratas y de algunos de sus correligionarios republicanos. S¨®lo se ha apartado temporalmente de las dos comisiones de la C¨¢mara de Representantes que le toc¨® integrar tras tomar posesi¨®n de su acta en enero. Y lo hizo, asegur¨® entonces, mientras durase la investigaci¨®n sobre su pol¨¦mico rastro de mentiras, ya ampliamente demostradas.
Los nuevos cargos incluyen acusaciones de que carg¨® m¨¢s de 44.000 d¨®lares a su campa?a durante varios meses utilizando tarjetas pertenecientes a contribuyentes sin su conocimiento. Una de las veces, gast¨® 12.000 d¨®lares de la tarjeta de cr¨¦dito de un contribuyente y transfiri¨® la ¡°gran mayor¨ªa¡± de ese dinero a su cuenta bancaria personal, seg¨²n la fiscal¨ªa.
A Santos tambi¨¦n se le acusa de informar falsamente a la Comisi¨®n Federal Electoral de que hab¨ªa prestado 500.000 d¨®lares propios a su campa?a en un intento de convencer a los responsables del Partido Republicano de que era un candidato serio y solvente, cuando en realidad ten¨ªa menos de 8.000 d¨®lares en el banco. Aunque durante la campa?a alarde¨® de una desahogada posici¨®n social y financiera, con la titularidad de varios inmuebles y cuentas, investigaciones period¨ªsticas derribaron la fachada de su supuesto ¨¦xito y mostraron que compart¨ªa casa con su madre y hermanos y otros inquilinos en un modesto enclave de Nueva York. Lo mismo puede decirse de su supuesta titulaci¨®n universitaria, as¨ª como de los primeros pasos de su carrera en Wall Street: todo fue producto de su fabulaci¨®n.
¡°Como se alega, Santos est¨¢ acusado de robar la identidad de personas y hacer cargos en las tarjetas de cr¨¦dito de sus propios donantes sin su autorizaci¨®n, mintiendo a la FEC [Comisi¨®n Electoral Federal, en sus siglas inglesas] y, por extensi¨®n, al p¨²blico sobre el estado financiero de su campa?a¡±, dijo el fiscal Peace en un comunicado.
Adem¨¢s de mentir a los votantes sobre una exitosa carrera profesional en Wall Street, sus logros acad¨¦micos y deportivos, su voluntariado en el rescate de animales e incluso su herencia jud¨ªa -lo hizo, adem¨¢s, en un distrito donde viven descendientes de v¨ªctimas del Holocausto, que enseguida le desenmascararon ante Silverstein-, el entramado de fabulaciones patol¨®gicas desde el que dio el salto a la pol¨ªtica constituye uno de los peores pecados que puede cometer un personaje p¨²blico -y en especial un pol¨ªtico-en EE UU.
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