Ir¨¢n es el principal beneficiado de la escalada b¨¦lica en Gaza
Teher¨¢n se hab¨ªa opuesto a la normalizaci¨®n de relaciones entre Israel y los Estados ¨¢rabes y ahora gana notoriedad por su supuesto apoyo a Ham¨¢s
La firma de los acuerdos de Abraham entre Israel y varios Estados ¨¢rabes (Emiratos ?rabes Unidos, Bahr¨¦in, Marruecos y Sud¨¢n) en agosto de 2020 hizo prever, al menos para Estados Unidos, un futuro m¨¢s estable y pac¨ªfico para la regi¨®n. Estos acuerdos, patrocinados por Estados Unidos casi al final del mandato de Donald Trump, apuntaban a consolidar una paz duradera y estable para Israel en la regi¨®n. Adem¨¢s, la menci¨®n reciente del pr¨ªncipe heredero saud¨ª, Mohamed Bin Salm¨¢n, sobre la cercan¨ªa de una normalizaci¨®n de las relaciones con Israel en una entrevista para Fox News el 23 de septiembre, ratificaba ya durante la Administraci¨®n Biden que se segu¨ªa la estrategia correcta establecida por su predecesor para el reconocimiento pleno de Israel en la regi¨®n.
Por otra parte, el acuerdo firmado entre Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª en Pek¨ªn en marzo de 2023 aviv¨® las especulaciones, incluso dentro de c¨ªrculos iran¨ªes, sobre una posible distensi¨®n entre Ir¨¢n e Israel como concesi¨®n de contrapartida por parte de Ir¨¢n. Esto habr¨ªa sido una estrategia para evitar nuevos conflictos con las monarqu¨ªas ¨¢rabes de la regi¨®n, especialmente considerando la gradual normalizaci¨®n con Emiratos ?rabes Unidos y Arabia Saud¨ª tras la ruptura de 2016, y tras la reincorporaci¨®n de Siria a la Liga de Estados ?rabes despu¨¦s de su suspensi¨®n en noviembre de 2011.
Sin embargo, estas expectativas se desvanecieron r¨¢pidamente con los recientes sucesos en Gaza. No obstante, era previsible que esto sucediera. Desde el inicio de los acuerdos de Abraham, exist¨ªan fundadas preocupaciones sobre la creciente marginaci¨®n de la poblaci¨®n palestina ante el declive del apoyo ¨¢rabe a la causa palestina. La eventual inclusi¨®n de Arabia Saud¨ª en estos acuerdos intensificar¨ªa sin duda este sentimiento de desamparo.
La reciente crisis, aunque previsible por diversas razones, ha confundido no obstante a muchos expertos. Se han esforzado por entender c¨®mo no se anticip¨® este desarrollo y c¨®mo Ham¨¢s logr¨® organizar una operaci¨®n tan detallada bajo las condiciones de bloqueo en las que Gaza ha vivido durante a?os. Se han difundido acusaciones contra Ir¨¢n por supuestamente financiar y armar a Ham¨¢s. Sin embargo, el propio secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, declar¨® que no exist¨ªa evidencia directa de la participaci¨®n de Ir¨¢n en este ataque.
Asimismo, el portavoz de las Fuerzas Armadas de Israel, Daniel Hagari, reconoci¨® que no pod¨ªan afirmar que Ir¨¢n tuviera alg¨²n rol en la planificaci¨®n o entrenamiento de los involucrados. Y aunque las autoridades iran¨ªes celebraron el ataque y advirtieron sobre el posible fin del r¨¦gimen sionista en Israel, reiteraron enf¨¢ticamente tambi¨¦n que no hab¨ªan tenido parte en la decisi¨®n tomada por un movimiento que consideran independiente, y negaron las supuestas reuniones que The Wall Street Journal aseguraba se hab¨ªan realizado con la presencia del ministro de Asuntos Exteriores iran¨ª, Amir Abdolahian.
No obstante, es evidente que Ir¨¢n es el principal beneficiado con esta escalada b¨¦lica por distintos motivos. Primero, ha sido un firme defensor del ¡°eje de la resistencia¡± contra Israel, opuesto a los Estados ¨¢rabes que hab¨ªan normalizado o estaban en proceso de normalizar relaciones con Israel. Segundo, sin participar activamente en el conflicto, y sin tener que intensificar la batalla discursiva con otros pa¨ªses ¨¢rabes, ha ganado notoriedad por su supuesto apoyo a Ham¨¢s.
Al igual que en 2006, con el enfrentamiento entre Israel y Hezbol¨¢ en L¨ªbano, Ir¨¢n podr¨ªa obtener mayores beneficios pol¨ªticos que cualquier otro actor regional, lo que se suma a los recientes r¨¦ditos que el presidente Ebrahim Raisi ha obtenido tras la normalizaci¨®n con Arabia Saud¨ª, su inclusi¨®n en el BRICS y el intercambio de prisioneros con Estados Unidos. Esto se ha debido, principalmente, a que no necesita adaptar su discurso sobre su apoyo a Ham¨¢s para satisfacer a los gobiernos occidentales, o a las poblaciones ¨¢rabes, que, en general, muestran m¨¢s solidaridad con la causa palestina que sus propios gobiernos.
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