Sin un lugar seguro para los refugiados de Gaza
El llamamiento al abandono del norte de la Franja por parte de Israel desborda cualquier capacidad de gesti¨®n de las ONG y no ser¨¢ visto con buenos ojos por la mayor¨ªa de las sociedades ¨¢rabes
Israel finaliz¨® en 2005 la ocupaci¨®n militar de Gaza, que hab¨ªa iniciado en 1967, aunque mantuvo el control de las fronteras externas de la Franja. Este control se endureci¨® a partir de 2007, cuando impuso un bloqueo terrestre, a¨¦reo y mar¨ªtimo tras el triunfo de Ham¨¢s en las elecciones parlamentarias. Desde entonces, nadie puede entrar o salir, ni importar alimentos, medicinas u otros bienes sin la autorizaci¨®n israel¨ª.
Asimismo, las diferentes operaciones militares israel¨ªes contra la Franja para contraatacar a Ham¨¢s han destruido viviendas e infraestructuras dentro y fuera de los campamentos de refugiados. Como consecuencia, Naciones Unidas calculaba que, hasta antes de la ¨²ltima operaci¨®n militar, el 63% de la poblaci¨®n gazat¨ª sufr¨ªa de inseguridad alimentaria, el desempleo rondaba el 46,6% y se elevaba hasta un 48,1% entre los refugiados de los campamentos. Tambi¨¦n estimaba que la pobreza en general alcanzaba al 81,5% de la poblaci¨®n. A ello se suma que el 95% del agua no es apta para el consumo humano y que la electricidad est¨¢ disponible apenas unas 11 horas al d¨ªa. Estas cifras son el antecedente directo del desastre humanitario que tanto las Naciones Unidas como m¨²ltiples organizaciones advierten estos d¨ªas como consecuencia de la ofensiva contra Gaza.
Aproximadamente, el 70% de los poco m¨¢s de dos millones de habitantes de la Franja son refugiados, descendientes de aquellos que huyeron de sus hogares tras la creaci¨®n del Estado de Israel en 1948. Junto a las poblaciones y ciudades gazat¨ªes, los campamentos de refugiados fueron creciendo hasta formar parte integral del paisaje urbano. Cuatro o incluso cinco generaciones conviven en viviendas construidas sobre los terrenos que en 1948 estaban destinados a casas de campa?a que se desmantelar¨ªan con el fin del conflicto.
Sin poder volver a sus hogares y sin un Estado propio, desde el inicio del conflicto los refugiados palestinos en Gaza han dependido de la ayuda humanitaria y de los servicios educativos y de salud que proporciona la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas creada para auxiliarlos hasta alcanzar una soluci¨®n a la cuesti¨®n palestina.
Conforme la situaci¨®n social, pol¨ªtica y econ¨®mica en la Franja se ha deteriorado, la dependencia de la poblaci¨®n en general y de los refugiados en particular de la ayuda humanitaria se ha incrementado a marchas forzadas. El llamamiento al abandono del norte de la Franja por parte de Israel en esta nueva fase de enfrentamientos ha desbordado cualquier capacidad de gesti¨®n de las organizaciones humanitarias. Los refugiados est¨¢n siendo expulsados nuevamente hacia el sur, sin un destino seguro. Sin agua, sin luz, sin alimentos y con el resto de los palestinos y ¨¢rabes en Oriente Pr¨®ximo atestiguando c¨®mo, nuevamente, deben huir para salvar la vida.
Las consecuencias sociales y pol¨ªticas de esta nueva cat¨¢strofe est¨¢n por verse. La cuesti¨®n del futuro de los refugiados sigue estando en el coraz¨®n del conflicto ¨¢rabe-israel¨ª. Junto con los refugiados de Gaza, aquellos de Cisjordania, Siria, L¨ªbano y Jordania, casi seis millones en total, conforman el 70% del pueblo palestino. Este nuevo desplazamiento de refugiados que parece alejarlos de su derecho al retorno no ser¨¢ visto con buenos ojos por la mayor¨ªa de las sociedades ¨¢rabes, todav¨ªa comprometidas con la causa palestina, pese a los movimientos de algunos de sus reg¨ªmenes para acercarse a Israel. El dinero que comienzan a ofrecer algunos reg¨ªmenes para ayudar a los palestinos puede que no sea suficiente de cara a sus propias opiniones p¨²blicas.
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